En menos de un mes en la Casa Blanca, el
Gobierno del Presidente Donald Trump está asediado por situaciones críticas. La
agencia de noticias AP da cuenta de las divisiones, disfunciones y bajas de
figuras clave que han dejado al joven gobierno estadounidense casi paralizado y
a los aliados preguntándose cómo resurgirá. El magnate ha bajado el ritmo
amenazante tras las osadas acciones que marcaron sus primeros días en el cargo,
un reconocimiento tácito de que el mandatario y su equipo no habían preparado a
fondo una agenda. La revista Time dedica la portada de su nueva edición al
magnate y a su “caos” en la Casa Blanca y este mismo día The Wall Street
Journal revela que los servicios de seguridad y espionaje en EU no le cuentan
todo al Presidente por temor a que filtre información, lo que revela la
magnitud de la desconfianza que ya se tiene al republicano.
Ciudad de México, 16 de
febrero (SinEmbargo).– A cuatro días de que se cumpla un mes de que Donald
Trump asumiera la Presidencia de Estados Unidos, la revista Time dedicó su
portada al magnate y a su “caos” en la Casa Blanca.
El semanario se refiere a las
principales polémicas como la renuncia de su asesor de Seguridad Nacional,
Michael Flynn, luego de que se dieran a conocer sus relaciones con un
diplomático ruso en tiempos de campaña; el rechazo de la justicia a la orden
ejecutiva de Trump de prohibir la entrada a inmigrantes a Estados Unidos y las
filtraciones destapadas por el New York Times relativas a supuestos vínculos
del entorno más cercano del republicano con miembros de la inteligencia rusa.
“En el primer mes de su
presidencia, el multimillonario de Nueva York ha sido testigo la lección de
Sansón: derribar el templo puede ser doloroso si tú tratas de hacerlo desde el
interior”, destacó la revista en su edición impresa publicada este jueves.
En su última portada, la
publicación escribe “no hay nada que ver acá” con una imagen del republicano
sentado tras el escritorio presidencial y con viento soplando simulando una
catástrofe natural.
No es la primera vez que la
revista Time dedica su portada a Donald Trump. A fines de 2016 cuando lo
catalogó como “la persona del año”, tras su sorpresivo triunfo en las
elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos y su irrupción en la
política de ese país.
Este mismo día, el diario The
Wall Street Journal reveló, citando fuentes de inteligencia anónimas, que los
servicios de espionaje estarían privando de información al Presidente de
Estados Unidos, su máximo superior jerárquico, por temor a que filtre datos
sensibles para la seguridad nacional.
“A Trump se le estarían
restringiendo detalles sobre fuentes y métodos de investigación, incluyendo las
vías de obtención de información sobre gobiernos extranjeros. “Nada indica que
esté teniendo un reporte adecuado de lo que se hace”, afirma una fuente no
identificada citada por el diario.
The Wall Street Journal
menciona que siempre ha ocurrido que los servicios de espionaje reserven parte
de sus investigaciones en sus informes a la presidencia, pero con objeto de
asegurar a sus fuentes o de no dañar sus estrategias de inteligencia, no por
desconfianza hacia el líder del país.
En menos de un mes en la Casa
Blanca, el Gobierno del Presidente Donald Trump está asediado por una gran
cantidad de situaciones críticas, refiere un análisis de la agencia de noticias
AP.
“Divisiones, disfunciones y
bajas de figuras clave han dejado al joven gobierno casi paralizado y a los
aliados preguntándose cómo resurgirá. Trump ha bajado el ritmo tras las osadas
acciones que marcaron sus primeros días en el cargo, un reconocimiento tácito
de que el mandatario y su equipo no habían preparado a fondo una agenda”,
describe.
Casi una semana después de
que el veto del Gobierno a la entrada de refugiados e inmigrantes de siete
naciones de mayoría musulmana fue bloqueado por una corte federal, la Casa
Blanca tiene aún problemas para reagruparse y definir su siguiente movimiento.
Han transcurrido seis días desde que Trump — que prometió un volumen de
acciones inmediatas sin precedentes — anunció su última directriz de política o
plan legislativo de gran calado.
Su equipo está hendido por la
división y plagado de distracciones. Esta semana, la controversia ha forzado la
salida de su principal asesor de seguridad nacional y la renuncia de su
nominado a Secretario de Trabajo.
“Otro día en el paraíso”,
dijo sarcásticamente Trump el miércoles después de que su reunión con empresas
minoristas fue interrumpida por preguntas de reporteros sobre los vínculos
entre su personal de campaña y funcionarios rusos.
Colegas republicanos han
comenzado a manifestar sus frustraciones y su nerviosismo porque la Casa Blanca
de Trump descarrile sus esperanzas de acciones legislativas.
El Senador John Thune exigió
el miércoles que la Casa Blanca “deje atrás la etapa de lanzamiento”.
“Hay cosas aquí que queremos
que se realicen, y queremos tener un enfoque claro de nuestra agenda; y esta
constante interferencia y ruido con estas cuestiones que siguen surgiendo es
una distracción”, se quejó Thune.
El Senador por Arizona John McCain explotó contra el enfoque de la Casa Blanca respecto a la seguridad nacional, que calificó de “disfuncional” y preguntó “¿quién está a cargo? No conozco a nadie fuera de la Casa Blanca que lo sepa”.
Tal nivel de crítica entre
los aliados es inusual durante este periodo, considerado la luna de miel de un
Presidente nuevo. Pero Trump, un personaje ajeno a la política que hizo casi
tanta campaña en contra como a favor de su partido, tiene sólo una pequeña
reserva de buena fe para protegerse. Su gobierno hizo accidentados intentos de
colaborar con legisladores y con sus propias agencias.
Los funcionarios han
comenzado a tratar de cambiar algunas tácticas y algunos escenarios con la
esperanza de estabilizar el barco. La Casa Blanca anunció el miércoles que
Trump realizará el sábado un mitin al estilo de los de la campaña en Florida,
el primero de su presidencia. El Presidente ha mencionado frecuentemente lo
mucho que adora el calor de las multitudes y el respaldo de sus partidarios.
Pasar de una crisis a la
siguiente no es algo sin precedentes, particularmente para una Casa Blanca que
aún está buscando sus cimientos. Pero las interferencias que se han
arremolinado en torno a Trump alcanzaron fuerza de huracán muy rápido y no han
disminuido.
El miércoles, su aspirante al
cargo de Secretario del Trabajo, el ejecutivo del sector de la comida rápida
Andrew Puzder, retiró su nominación. El Gobierno sufre aún las secuelas de la
forzada renuncia del asesor de seguridad nacional Michael Flynn, quien tuvo que
dejar el puesto después de descubrirse que engañó al Vicepresidente sobre sus
contactos con el embajador ruso.
La salida de Flynn marcó el
regreso a los titulares de un asunto que Trump probablemente no podrá hacer
desaparecer con rapidez. La relación del Presidente con Moscú continuará siendo
escudriñada e investigada, en ocasiones al parecer alimentada por filtraciones
dentro de su propio Gobierno.
Trump criticó el miércoles lo
que calificó de información “ilegal filtrada”.
Las filtraciones y los
problemas legales han hecho descarrilar las primeras iniciativas del
Presidente.
Después de que la Corte de
Apelaciones del Noveno Circuito rechazó su decreto presidencial sobre migración
la semana pasada, Trump tuiteó “¡LOS VEMOS EN LOS TRIBUNALES!” y su Gobierno se
comprometió a volver a apelar el bloqueo y a o bien revisar su orden ejecutiva
original o a redactar una totalmente nueva.
Pero pronto se generó
confusión. Tras indicar en un primer momento que no llevarían la orden de
bloqueo temporal a la Corte Suprema, se oyó discutir a los funcionarios del
ejecutivo, a puerta cerrada, sobre los relatos aparecidos en reportes
noticiosos.
Cuando la situación se calmó,
se imprimió y entregó a los periodistas un nuevo comunicado para “aclarar” que
todas las opciones estaban sobre la mesa. Pero a pesar de la promesa del
Presidente de que tendría un plan para el martes, no se presentó ninguno.
El colapso del veto
migratorio, que alimentó rivalidades latentes entre el personal gubernamental,
estuvo seguido de un periodo de inacción en una Casa Blanca que de pronto pasó
a la defensiva. Trump sí firmó una ley el martes que anulaba regulación
financiera previa, pero su equipo no ha emitido ningún decreto presidencial en
días.
Los representantes
republicanos han estado presionando a la Casa Blanca para que se sume a la
reforma tributaria del Presidente de la cámara baja, Paul Ryan, que incluye un
plan de ajuste de fronteras sobre el que Trump se ha mostrado escéptico.
Asesores del partido creen que están haciendo progresos, pero la iniciativa se
ha visto empañada por la marea de polémicas.
Se han difundido otras posibles órdenes ejecutivas, desde un grupo de trabajo para las acusaciones de supuesto fraude electoral a medidas para fortalecer la ciberseguridad, pero todavía no se han firmado. Asuntos legislativos clave como un plan masivo para reconstruir carreteras y puentes y la reforma de la ley tributaria siguen en desarrollo.
“Él es un hombre orquesta a
todos los efectos prácticos, es como dirigía su negocio”, dijo Bill Daley, ex
secretario general de la Casa Blanca con el ex Presidente Barack Obama. “Cuando
intentas eso y todo gira a su alrededor y él es el principio, el centro y el
final de todo, es un modelo difícil. Su campaña fue igual”.
El nuevo Gobierno de Trump
también ha estado plagado de controversias éticas que consumen tiempo y energía
de los miembros de los equipos legal y de comunicación.
En un incidente que provocó
críticas de los dos principales partidos y llamados a una investigación ética,
la asesora de la Casa Blanca Kellyanne Conway dijo en televisión que la gente
debería “comprar cosas de Ivanka”. El Presidente había criticado antes a
Nordstrom por cancelar la línea de ropa de su hija. Los republicanos del
Congreso también exigieron saber más sobre las medidas de seguridad en
Mar-a-Lago, la residencia de fin de semana de Trump, donde socios del resort lo
fotografiaron durante una reunión de estrategia de seguridad nacional tras el
lanzamiento de un misil en Corea del Norte.
“Cuando se está en la Casa
Blanca, todos los días hay una crisis. La crisis es la rutina”, apuntó Ari
Fleischer, que fue el primer secretario de prensa del ex Presidente George W.
Bush. “Pero cuando vienen una detrás de otra, especialmente al inicio de una
administración, se empieza a crear la sensación de que no saben cómo dirigir el
lugar”.
(SIN EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / FEBRERO 16,
2017 - 10:10 AM)
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