Un buen intento para litigar
en redes sociales a favor de Jorge Morales Borbón, ex secretario de
Comunicación Social de Guillermo Padrés, el que hizo su esposa Kathya Félix al
difundir una entrevista realizada por ella misma a un señor de nombre Alberto
del Cid Carmelo, que confiesa haber aceptado un pago de mil 400 pesos para
suscribir una denuncia contra el ex funcionario.
Mediáticamente, el video es
explotable. Se trata de un septuagenario, habitante de la franja de la pobreza
extrema, que no sabe leer ni escribir y acepta que por mil 400 pesos acudió,
llevado por personas que no identifica, a presentar una denuncia que firma con
una “X”, a oficinas que tampoco sabe dónde están ni a qué dependencia
pertenecen.
La entrevistadora, además, es
la esposa de Jorge Morales y sus preguntas, naturalmente inductoras hacia
respuestas obvias.
Kathya Félix publicó, además
de su entrevista en video, la primera hoja de la denuncia presuntamente del
señor Del Cid. Allí se lee que los delitos por los que se le acusa (junto con
Luis Enrique Montejano Martínez, el subsecretario en la gestión de Jorge Morales
y al que Kathya no menciona) son: enriquecimiento ilícito, falsedad de
declaraciones, tráfico de influencias, extorcion (sic), evasión fiscal y lo que
más resulte.
La señora se cuida, sin
embargo, de publicar el resto de las fojas, donde podría leerse a qué casos
concretos se refiere, pero lo que es un hecho es que el señor no parece tener
el perfil de quien sostuviera tratos comerciales con el secretario de Comunicación
y, como él mismo revela en la entrevista citada, realmente no tiene la menor
idea del caso en el que hoy aparece involucrado.
Eso, antes que abonar a la
presunción de inocencia de Jorge Morales Borbón, parece agregarle pruebas de
culpabilidad.
Si la memoriosa lectora no se
distrae en peteneras, si el olvidadizo lector hace un esfuerzo mínimo por
recordar algunas estampas del pasado, aparecerá Don Trini, aquel modesto
cantinero que saltó desde Navojoa, a la fama mundial como avezado operador de
bienes raíces, gestor ante instancias municipales y estatales y comprador de un
terreno de más de 30 hectáreas en el Vado del Río en Hermosillo, una zona de
altísima plusvalía.
Luego, el terreno aparecería
a nombre de Juan Bautista Valencia Durazo, el entonces dirigente estatal del
PAN, en un caso que le dio la vuelta al mundo.
O sea, si alguien le entiende
a eso de la usurpación de personalidad, la coacción o la compra de voluntades a
personas de muy escasos recursos, para camuflar grandes negocios, son precisamente
Jorge Morales y sus amigos del sexenio pasado.
La denuncia del señor Del
Cid, en quien se gastaron mil 400 pesos, se presentó en diciembre pasado,
cuando ya se estaban integrando las averiguaciones previas contra Jorge Morales
y se sabía que, por la cantidad de huellas que dejó en sus trapacerías, podría
ser el primer padrecista que caería a la cárcel, como efectivamente sucedió.
¿Quién indujo al señor Del
Cid a presentar una denuncia como esta? No se sabe todavía, porque él mismo
dice no conocerlos, pero de que hay gente con experiencia en el tema, es un
hecho. Y ahí está Don Trini el de Navojoa para documentarlo.
La propia Kathya Félix
comentó ayer, en su cuenta de Twitter lo siguiente: “Cuando la farsa es
instrucción, todo lo pueden hacer”. Y ella, como parte de la anterior
administración lo debe saber muy bien, tanto, como para localizar al señor Del
Cid y hacerle la entrevista ya citada.
No se trata de exonerar a la
actual administración en este caso que, de confirmarse, obligaría a la
gobernadora Claudia Pavlovich a dar un sonoro manotazo en la mesa y llamar a
cuentas a quienes resulten responsables.
Pero conociendo cómo se las
gastan aquellos que "suicidaron" en Guaymas a María Jesús Llamas
Coronado “La China”; los que mantuvieron presa cuatro años a Gisela Peraza y
todavía la querían mantener en la cárcel sembrándole droga; los que fabricaron
toda clase de pruebas contra Mario Luna y Fernando Jiménez, entre otras
“gracias”, pues también tendría que buscarse por ahí.
Y es que Jorge Morales no
está preso por la denuncia del señor Del Cid. El ex funcionario está preso por
la denuncia presentada por el apoderado legal del Grupo Larsa, quien lo acusa
de extorsión y lo prueba con documentos que acreditan la comisión del delito
vía transferencias bancarias. También hay denuncias similares de representantes
legales de medios de comunicación de Nogales y Ciudad Obregón.
La denuncia del señor Del Cid
no tuvo seguimiento. No acreditó nada, no ofreció pruebas y por lo tanto, no se
le dio valor y no tiene consecuencias jurídicas.
Lo que sostiene el proceso
contra Jorge Morales es la querella de los otros medios y esos sí acreditaron,
con pruebas (como las transferencias bancarias de esos medios a las cuentas de
Jorge Morales) que sí fueron extorsionados. Eso sí tiene un valor probatorio y
por eso está en la cárcel. Por los delitos que se le han comprobado.
Lo otro es fuego de
artificio, sobre lo que siempre hay que dudar, sobre todo viniendo de donde
viene.
Al respecto, la Fiscalía
Especial Anticorrupción emitió un boletín que a la letra dice:
La Fiscalía Especializada
para la Investigación de Hechos de Corrupción
hace público lo siguiente:
- Las acciones que se
realizan por parte de esta Fiscalía se fundamentan en la Ley y de acuerdo a los
procesos que se indican en ésta.
- Por tanto, la Fiscalía no
puede ni debe litigar en redes sociales o en medios de comunicación, procesos
legales a su cargo, ni emite opiniones.
- Efectivamente, uno de
varios denunciantes ante esta Fiscalía de delitos atribuibles al señor Jorge
Morales Borbón, en su calidad de Secretario de Comunicación Social en la pasada
administración estatal, lleva por nombre Alberto del Cid Carmelo.
- Sin embargo, el señor
Morales Borbón no se encuentra privado de la libertad por la denuncia del señor
Alberto del Cid Carmelo, sino por los hechos y las pruebas que con contundencia
nutrieron la consignación y que un juez determinó como suficientes.
- La Fiscalía Especializada
para la Investigación de Hechos de Corrupción invita cordialmente a quienes
tengan queja o deseen denunciar cualquier situación, a que lo hagan ante la
autoridad correspondiente y se determine lo que apegados a la Ley es
conducente.
II
Ayer por la noche circuló en
redes sociales la versión de que a Adrián Espinoza no le habían alcanzado las
firmas recabadas para lograr su inscripción en la contienda interna por la
dirigencia estatal del PAN.
Inmediatamente, fuentes de su
equipo negaron los hechos y aseguraron que se trata de una nueva maniobra de
los actuales dirigentes para descarrilar la campaña del cuervo apocalíptico de
la desesperanza, que va en fórmula con el ex alcalde hermosillense Alejandro
López Caballero.
Eso se sabrá hoy, con
versiones oficiales de los involucrados. Lo que es un hecho es que en el PAN
comienzan a cerrar filas, ahora sí, para posicionarse en cada una de las
trincheras aquellos que han entendido la necesidad de desmarcarse de la carga
negativa que representa el padrecismo.
Está de más decir que todos
tienen dificultades en ese tema, pues en cada uno de los equipos hay personajes
muy ligados, extremadamente ligados se puede decir, al ex gobernador de triste
memoria.
Carlos Tapia Astiazarán y
John Swanson en el equipo de Neto Munro; Agustín Rodríguez y Teresa Lizárraga
en el equipo de David Galván, y Roberto Romero López, Mónica Robles Manzanedo y
Alejandro López Caballero en el equipo de Adrián Espinoza, que él mismo es uno de
los más fervientes admiradores y defensores de Guillermo Padrés.
En el recuento, y
considerando lo que representa el ex secretario de Gobierno, Roberto Romero
López, el que parece salir perdiendo es Adrián Espinoza. Si en un equipo se
concentra lo más granado del ala dura del padrecismo, es en el suyo.
Con agregados interesantes
como el hecho de que al final del sexenio pasado, Ernesto Munro terminó
confrontado seriamente con Roberto Romero y con el mismo Padrés; de la misma
manera como Javier Gándara, a quien se ubica en el equipo de David Galván,
rompió con el ex gobernador porque éste montó en cólera cuando se enteró de que
el ex candidato a la gubernatura, al que apoyó desmedidamente durante tres años
para posicionarlo en el ánimo del electorado, en cuanto se enteró de que había
perdido ya estaba culpando de la derrota a Guillermo Padrés, por su carga
negativa.
Conviene volver sobre este
tema mañana, con más tiempo y espacio. Por lo pronto aquí la dejamos.
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(DOSSIER POLITICO/ Arturo Soto Munguía/
2016-07-08)
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