La jerarquía eclesiástica
mexicana trae la cara pintada de guerra. Es una afrenta al Estado laico que
pasa por el insulto abierto y grosero al Presidente de la República. Su
descalificación y agresión verbal contra Enrique Peña Nieto, un hombre formado
por el Opus Dei, atento a los mandamientos éticos de la Iglesia, y
probablemente el Ejecutivo más católico de todos los que se recuerdan en el
México posrevolucionario, es inadmisible. Sus ataques obedecen a que como
Presidente, Peña Nieto gobierna para todos los mexicanos bajo los principio del
Estado laico, y no de sus agendas bíblicas. La intolerancia a la discrepancia,
de quien sea contra cualquiera, es inadmisible. Pero en el caso de la Iglesia
Católica, la Constitución restringe sus derechos y haberes como institución.
Que no se les olvide.
Los portavoces de la
Jerarquía católica expresan la indignación del clero por la iniciativa
presidencial sobre matrimonios igualitarios, planteada por el Presidente dentro
el contexto de los derechos humanos. ¿Por qué lesbianas, homosexuales y
transexuales no pueden tener los mismos derechos que el resto de los mexicanos?
¿Por qué la Iglesia Católica dice que atentan contra el orden natural de las
cosas? Sus creencias, bajo las cuales rigen sus principios y su moral, no están
inspiradas en Darwin, sino en la Biblia. Respetable su posición, pero nada más.
Su fe no rige los Estados, salvo los fundamentalistas, como en la República
Islámica de Irán o el califato que pretende el Estado Islámico. Su fe aporta
soporte moral a los creyentes, pero en aquellas naciones donde el Estado está
separado de la Iglesia, su filosofía, doctrinas y orientaciones se quedan
dentro de los templos. Sus actividades públicas también están restringidas en
varios países, como México.
El inciso “e” del artículo
130 constitucional establece: “Los ministros no podrán asociarse con fines
políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o
asociación política alguna. Tampoco podrán en reunión pública, en actos del
culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso,
oponerse a las leyes del País o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier
forma, los símbolos patrios”. Sin embargo, tanto la Iglesia Católica como otras
iglesias, están violando este precepto y, en protesta por la iniciativa
presidencial sobre los matrimonios igualitarios, utilizaron el púlpito para
buscar la incidencia en el voto. No está claro aún si influyeron o no en él en
estados como Aguascalientes y Tamaulipas, pero lo que sí se encuentra en los
límites de la legalidad es la actividad política que realizaron y que,
explícitamente, reconocen.
En una entrevista con el
diario El Universal, el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar,
editor del semanario Desde la Fe, que lleva tres años y media en campaña
abierta contra el Presidente Peña Nieto, negó que los sacerdotes y prelados
hubieran realizado acto alguno de proselitismo. “Directamente no lo hubo”,
agregó. “Lo que sí hubo fue una serie de orientaciones de obispos y sacerdotes
que advertimos el peligro de estas iniciativas”. En una conferencia de prensa,
el presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas y
Evangélicas, Arturo Farela, añadió: “No hicimos proselitismo; llamamos al voto
responsable”.
Farela enmarcó la posición de
cristianos y evangélicos como un acto de libertad de expresión. “Mientras no se
fomente la discriminación, la homofobia, la falta de respeto a todos los
grupos, no se debe tener miedo al debate”, dijo. En los hechos, lo que
promovieron sus pastores fueron precisamente la discriminación, la homofobia y
una sociedad partida entre ellos y los que adoptan la Ley Natural como credo
ciego, y el resto. La Jerarquía católica es menos sutil. En el editorial del
domingo pasado en el semanario Desde la Fe, el sacerdote Valdemar escribió: “No
cabe duda que el hartazgo ante la corrupción, la ineficiencia y la impunidad,
así como la imparable violencia y la inseguridad en la que vive secuestrada la
ciudadanía, han sido los factores que llevaron a la derrota del partido en el
poder.
“Por eso... nos
preguntábamos... si el Presidente no tenía prioridades que atender antes de
hacer una propuesta legislativa destructora de la familia, de sus derechos y de
sus valores. Ante dicha agresión... la sociedad se ha movilizado...
manifestando un rechazo total a una iniciativa -que se pretende autoritaria-, y
detrás de la cual está el intervencionismo extranjero... que financia esta
perversión de los valores... No hay duda que la sociedad, inconforme con esta
imposición destructiva e inmoral, ha reaccionado, y ha emitido un voto de
castigo al Presidente y a su partido”.
La grey ha rebasado las
fronteras del respeto y la convivencia. Hace unos días, el Obispo de Culiacán,
Jonás Guerrero Corona, recordó la iniciativa de los matrimonios igualitarios,
antes de insultar: “¿No será que (el Presidente) anda buscando gavioto en vez
de gaviota?”. Nadie de la jerarquía eclesiástica lo desautorizó. Tampoco a
Valdemar. Por tanto, uno supone, están de acuerdo con lo que plantean. Las
iglesias se han pintado la cara de guerra. Si quieren hablar en el marco de las
libertades, que se quiten las sotanas y que dejen de lado sus privilegios
fiscales y económicos. Si no quieren que les quiten las prebendas, que respeten
el Estado laico en el que viven. Que recuerden que este debate no es sobre la
libertad de expresión, sino sobre leyes.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/
Raymundo Riva Palacio/ 16/06/2016 | 04:00 AM)
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