miércoles, 22 de junio de 2016

LA FALSA REFORMA EDUCATIVA AL DESNUDO

La falsa Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto, es una estrategia para borrar de un plumazo a toda la planta de maestros del sistema educativo, contratada de manera colectiva conforme a la Ley, y que se encuentra en el uso y goce de sus derechos fundamentales: jubilación a los 30 años, aguinaldo, vacaciones anuales pagadas, primas vacacionales, días de descanso obligatorio, servicio médico, apoyo para vivienda, y demás.

El verdadero propósito de la falsa Reforma, es pasar la educación pública a la iniciativa privada, que no oculta su ansioso interés por tomarla, pero que no quiere heredar el gremio magisterial, con todas las garantías laborales que goza por derecho. Como despedir al magisterio de base, sin más ni más, implica un serio problema jurídico y social para los artífices de la falsa Reforma, entre los que se encuentran los propios empresarios de Mexicanos Primero, se les ocurrió crear un mecanismo que les permitiera cumplir sus planes: diseñar un proceso de evaluación, cuyo propósito central es despedir, con ciertas variantes, a quien no acredite esa evaluación, diseñada con criterios unilaterales a favor del patrón. Así, el gobierno federal obligó legalmente al magisterio a entrar en este sendero de despido sin alternativas. Si acepta la evaluación, comienza a morir laboralmente por etapas; y si no, la muerte es fulminante: despido automático, sin responsabilidad para el patrón; es decir, sin un solo centavo por liquidación ni por cualquier otro concepto. 

Los dueños del poder político y económico tienen todos los recursos a su disposición, para cumplir lo que se propongan, ya sea a favor o en contra de los gobernados. Para obligar al magisterio a entrar en la soga y extirparlo del sistema educativo, se creó un conjunto de leyes, que emanó de una reforma al Artículo Tercero Constitucional. Le llamó Reforma Educativa, a pesar de que únicamente se refiere a nuevas disposiciones para la contratación de maestros de nuevo ingreso, y al despido de los que ya estaban laborando, en flagrante violación de la garantía constitucional de la no retroactividad. La Reforma diseñada no contempla nuevos planes ni programas de estudio, ni nuevo enfoque académico ni pedagógico, ni nuevos libros de texto, ni nada educativo, quedando reducida únicamente a aspectos laborales y administrativos.

Los empresarios de mexicanos Primero, con Claudio X. González a la cabeza, no han podido ocultar su desesperación porque la Reforma termine de implementarse, al grado de volverse evidente sus presiones contra el gobierno. A toda costa quieren ya comenzar a explotar el redituable negocio de la educación. Mientras tanto, el gobierno se empeña en negar tal hecho, alegando que las leyes no señalan la privatización de la educación. Claro está que la intención de privatizar no se encuentra de manera explícita, ya que es el verdadero fondo tácito de la estrategia.

 Las autoridades educativas se han delatado, al colocar en el centro de sus esfuerzos el concepto de Permanencia, poniendo especial énfasis en la evaluación, a través de presiones, amenazas, acoso y sobornos, para obligar a los maestros a evaluarse, y legitimar así los despidos. Al mismo tiempo, se aseguraron de establecer el mecanismo que les permitiera llevar al matadero a los rebeldes, estableciendo en la Ley General del Servicio Profesional Docente, que quien se resistiera a la evaluación sería despedido fulminantemente.

Fue así como miles de maestros en todo el país, aterrados por tanto acoso administrativo, que fue desde llamadas telefónicas amenazantes en la madrugada, hasta acciones directas de fuerza, a través de las diversas policías, con toda la parafernalia represiva, acudieron presos de pánico a los centros de evaluación, en contra de su voluntad. Sin embargo, un número importante de maestros se resistió al terrorismo de Estado, venciendo su miedo a las presiones, y se negó firmemente a evaluarse, evitando caer en la trampa del despojo de sus derechos laborales. El resultado fue el despido fulminante, sin derecho a nada, como escarmiento para los docentes que faltan por ser notificados para la evaluación.

No obstante que se ha publicitado como una reforma educativa, jamás se convocó al magisterio nacional para que realizara sus aportaciones, como actor principal del sistema educativo, y quien tiene el diagnóstico de primera mano de la realidad que vive el país en ese aspecto. El magisterio de las bases se encuentra ahora en abierta rebeldía contra las medidas aplicadas por negarse a participar en la evaluación tramposa. Ha avanzado en la concientización propia y de los padres de familia, y ha emprendido una jornada nacional de Resistencia Civil Pacífica. Con ella, busca revertir el atropello del gobierno federal de despojarlo de sus derechos fundamentales. Exige diálogo nacional y la abrogación de la injusta Reforma, a la vez que demanda la creación de una verdadera Reforma Educativa , en la que se incluya su participación activa. Sin embargo, el gobierno federal, lejos de escuchar los legítimos reclamos, ha optado por la represión sin límites, gastando miles de millones de pesos en el aumento de los cuerpos de policía y su equipamiento, su traslado, alimentación y alojamiento, para reprimir las manifestaciones pacíficas. A estas alturas del sexenio, el aparato represivo del gobierno tiene ya cesados a miles de maestros en todo el país, encarcelados en prisiones federales con delitos prefabricados a varios líderes magisteriales, amenazados con cárcel a otros tantos líderes más, poblaciones fumigadas con gases lacrimógenos, y lo más reciente: más de una decena de muertos, entre maestros y otros miembros de la sociedad,  por las balas de la policía federal.

¿Toda esta masacre contra el magisterio es por implantar una Reforma que pretende mejorar la educación, sin siquiera tratar temas académicos ni pedagógicos? Aunque la reforma fuera en realidad educativa, ¿se estaría colocando  el derecho a la educación por encima del derecho a la vida? Son obvios los fines perversos del gobierno federal por convertir la educación pública en un negocio altamente lucrativo, pisoteando los derechos laborales de los maestros y masacrando a la población. Urge detener esta barbarie. El empeño por sacar adelante la falsa Reforma Educativa debe ceder al diálogo, se deben tomar en cuenta las propuestas del magisterio, y seguir conservando la educación pública y gratuita como un patrimonio social intocable por los intereses capitalistas.


(DOSSIER POLÍTICO/M.C. IRENE RÍOS FIGUEROA / 2016-06-22)

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