La historia reciente de Tamaulipas
hermana a los hombres del poder –desde el mítico Juan N. Guerra hasta varios
gobernadores– con los cárteles de la droga oriundos de esa entidad: el de
Matamoros, primero, y luego el del Golfo y Los Zetas. El periodista Humberto
Padgett hurga esa historia y nos ofrece el libro Tamaulipas. La casta de los
narcogobernadores: un Eastern mexicano (Urano), de reciente aparición. Con
permiso del autor ofrecemos aquí fragmentos del primer capítulo.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-
Habla y habla un hombre de dos nacionalidades y tres lealtades: primero a la
Policía Ministerial de Tamaulipas, luego al Cártel del Golfo y, después, a la
DEA. Se llama César Eduardo García Martínez. Sus amigos le dicen Pollo Chicken,
porque es un ser de ambos lados de la frontera que, como agente, ganó
reputación con su participación en el asesinato de Guillermo González
Calderoni, un emblemático comandante de la Policía Judicial Federal que había
vendido su alma a Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, capo del Cártel
de Juárez, y a Juan García Ábrego, jefe del Cártel del Golfo, al que el mismo
Pollo pertenece.
En su calidad de sicario, el
Pollo adquiere notoriedad por funcionar como una especie de secretario
particular, un negociador personalísimo, de Osiel Cárdenas Guillén, jefe de la
organización presente en la primera línea de responsabilidad de la violencia
que define hoy a México.
Como informante de la agencia
antinarcóticos de Estados Unidos y testigo de la Procuraduría General de la
República (PGR), sus palabras retumban como la percusión de una metralleta
calibre 50 disparada contra la clase política tamaulipeca:
“Durante los meses de julio,
agosto, septiembre y octubre de 1998 se hicieron entregas a Jesús Vega Sánchez
[operador político y enlace del gobierno priista con el narcotráfico]para la
campaña de Tomás Jesús Yárrington Ruvalcaba [gobernador de Tamaulipas de 1999 a
2005]y las cantidades oscilaban entre 400 [mil]y 800 000 dólares cada vez que
se le entregó y los lugares donde se le hizo las citadas entregas fueron
diversos.
(…) “A principios de octubre
de 1998, Osiel Cárdenas Guillén me entregó 500 000 dólares para que a su vez se
los entregara a Juan José Muñiz Salinas, el Bimbo [otro policía judicial con el
doble pasaporte de agente de la ley y narcotraficante]. [El] dinero era también
para la campaña de Tomás Jesús Yárrington Ruvalcaba, por lo que hablé por
teléfono con el Bimbo y le dije que ya tenía el dinero que había mandado Osiel
para Yárrington, manifestándome que me pusiera de acuerdo con Juan Carlos
González Sánchez [la Torta, también policía ministerial y primo de Jorge
Eduardo Sánchez Costilla, el Coss, otro agente judicial y futuro líder del
Cártel del Golfo] para que se entregara el dinero a Jesús Vega Sánchez.
“Me trasladé junto con Juan
Carlos González Sánchez a la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, a la casa de
Tomás Jesús Yárrington Ruvalcaba, la cual se ubica en la calle de Nápoles
número 7, cerca de la calle Tamaulipas, en el Fraccionamiento Río, primer
sector. Afuera de la casa, nos abrieron la cochera e ingresamos y en una palapa
que se encuentra en el patio estaba Tomás Jesús Yárrington Ruvalcaba [que había
sido alcalde de la ciudad entre 1993 y 1995], Baltazar Hinojosa Ochoa [que
sería alcalde de la ciudad entre 2005 y 2007][…]. Yo fui el que entregó el
maletín a Jesús Vega Sánchez, el cual traía 500 000 dólares en billetes de cien
y veinte dólares, y le dije que ese dinero era enviado por Osiel Cárdenas
Guillén…”
Fragmento del reportaje que se publica
en la edición 2065, ya en circulación
(PROCESO/ REPORTAJE ESPECIAL/ HUMBERTO
PADGETT /28 MAYO, 2016)
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