Ernesto Canales parecía
totalmente confiado que la demanda por fraude de 65 millones de pesos que
interpuso en su contra Paula Cusi, la tercera y penúltima esposa de Emilio El
Tigre Azcárraga, de quien había sido su abogado en un litigio por su herencia
contra Televisa, no prosperaría. Así quedaba de manifiesto en la comunicación
que presentó su abogado Igor Trujillo al Sexto Tribunal Colegiado en Materia
Penal en el Distrito Federal el 15 de agosto del año pasado. Nunca hubo daño patrimonial a la señora Cusi
por parte de su cliente, alegó el abogado, y el pago de Televisa que reclamaba
como suyo, se le había hecho la televisora a Canales por promover la empresa en
el mercado europeo. “Sus agravios
-alegó-, son totalmente infundados”.
Trujillo dijo que los 65
millones que reclamaba la señora Cusi, eran pagos contemplados por un contrato
de prestación de servicios que habían firmado Televisa y Summer Stream, C.V.,
una empresa registrada en Holanda cuyo representante era Canales, firmado en
mayo de 2010. Con ese contrato en la mano, pedía el abogado Trujillo que el
tribunal ratificara el amparo concedido a Canales para que no se obligara a
Televisa a presentar los documentos de las transferencias bancarias a Summer
Stream porque, sugería, probaba que los 65 millones eran por los servicios de
promoción, y no como pago a la señora Cusi por la transferencia de su 16.6% de
acciones a Emilio Azcárraga Jean, presidente de la empresa. Por tanto, no
habría litis y tendría que ser desechada la denuncia.
La búsqueda para bloquear la
orden para que Televisa entregara los documentos al ministerio público comenzó
con una primera solicitud de amparo y protección de la Justicia Federal el 11
de marzo del año pasado. La batalla legal no iba a ser fácil. Durante casi 10
meses, los abogados de la señora Cusi presentaron recursos para evitar el
sobreseimiento del caso, que comenzó en 2011, cuando representantes de Televisa
le comentaron que Azcárraga Jean había dispuesto una contraprestación de seis
millones de dólares -65 millones de pesos al cambio de la época-, que habían
sido pagados en dos exposiciones en mayo de ese mismo año. La señora Cusi nunca
fue informada por Canales de ese pago, quien había hecho esa negociación, ni
entró a su patrimonio. La clave del caso eran las transferencias bancarias de
Televisa, que Canales buscaba no se integraran en la demanda de fraude.
Sin ellas, como alegó
Trujillo, el único documento válido ante el ministerio público era el contrato
de prestación de servicios de mayo de 2010. Cuando perdió el amparo y buscó una
revisión del fallo, incorporó al expediente una serie de notas periodísticas de
una fiesta que dio Televisa a magistrados del Tribunal de Justicia del Distrito
Federal, sugiriendo un acto de corrupción. La postura de la defensa de Canales
respondía a que la empresa había entregado la documentación de los pagos el 8
de septiembre de 2015, que mostraban las transferencias electrónicas del 17 y
el 27 de mayo de 2011 de tres millones de dólares cada uno, a las cuentas de
Summer Stream, y a la declaración ministerial del representante legal de
Televisa, Alejandro Bustos, quien había señalado los términos del pago de la
contraprestación. Trujillo cuestionó la validez de sus declaraciones porque la
negociación había sido durante los días en los cuales la señora Cusi estuvo en
la cárcel acusada por Televisa de declaraciones falsas –salió en libertad
porque no se probó el delito-, y puso en duda que Canales y César Francisco
García Méndez, que trabajó con Canales en el litigio contra Televisa, tuvieran
responsabilidad alguna, como los acusaban.
“Si pretendiera (el tribunal)
que la señora… Cusi…, tiene el derecho de cobro de los seis millones de dólares
a que hace referencia en su escrito de querella, en armonía con lo que dice su
mismo apoderado”, argumentó Trujillo en una comunicación escrita dirigida al
ministerio público el 22 de septiembre de 2015,
“sería tanto como establecer un derecho de cobro respecto de un hecho
ilícito pues ¿acaso estamos hablando de que se le daría una cantidad de dinero
por su desistimiento y liberación?”.
El 11 de noviembre el caso ya
se había inclinado contra Canales, quien decidió con Trujillo tácticas
dilatorias. El 19 de noviembre Trujillo pidió que se llamara a declarar a los
propietarios de Televisa, a los albaceas de El Tigre Azcárraga, a los abogados
y representantes de la empresa, entre los que se encontraban Azcárraga Jean,
sus hermanas Carla, Adriana y Alejandra, el responsable financiero de la
empresa, Alfonso de Angoitia y seis grupos morales. La petición fue rechazada
por improcedente. Un día después, perdió el recurso.
Cuarenta y ocho días antes
Jaime Rodríguez, El Bronco, había asumido la gubernatura de Nuevo León. Había
ganado la elección con una sola promesa de campaña clara, combatir la
corrupción, y con un mandato sin precedente en la historia del Estado, para
meter a la cárcel a cuanto funcionario de la administración previa de Rodrigo
Medina o sus familiares, les comprobara fechorías. En su toma de posesión
afirmó: “El poder siempre ha sido de los ciudadanos y dejamos que se ensuciara.
Gracias a ustedes, Nuevo León ha recuperado el camino de su destino”. El 7 de
diciembre, escasas dos semanas después de perder el juicio, El Bronco nombró a
Canales su zar anticorrupción.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(EJECENTRAL.COM.MX/ ESTRICTAMENTE
PERSONAL | La columna de Raymundo Riva Palacio/ 01 DE ABRIL 2016)
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