El
caso de un grupo de policías federales entregados en Tamaulipas a criminales de
Los Zetas y el de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa ponen en
evidencia la necesidad de una reforma de fondo que libere a los mexicanos de la
complicidad entre los delincuentes y las fuerzas locales.
El
problema de la policía trabajando directamente con los cárteles de droga
locales no es algo nuevo en México. Foto: Cuartoscuro
Por
Paul Imison
Ciudad
de México, 10 de abril (SinEmbargo/VICE).– Luego de ser secuestrados por
miembros de la policía municipal en el estado fronterizo de Tamaulipas, Liliana
y tres colegas fueron desvestidos y torturados durante tres horas. Después
fueron llevados a un área boscosa aislada.
“En
realidad pensamos que nos iban a matar”, dice Liliana, madre de dos hijos, y
quien pidió que su nombre verdadero no fuera publicado por miedo a represalias.
“Antes de que nos llevaran a la camioneta, un tipo se paró frente a nosotros y
se puso a preguntarnos: ‘¿Cómo quieren irse?'”
Mientras
los legisladores debaten una reforma trascendental del sistema de justicia
mexicano, casos como el de Liliana, revelan los extraordinarios niveles de
corrupción y falta de responsabilidad dentro de las fuerzas policiacas del
país.
El
hecho de que Liliana y sus compañeros formaran parte de las fuerzas de élite de
la Policía Federal cuando fueron raptados hace dos años y medio, subraya la
gravedad del problema. Y todo tiene más sentido, si sabemos que el equipo se
encontraba investigando una ola de desapariciones cuando fue presa del ataque.
El
problema de la policía trabajando directamente con los cárteles de droga
locales no es algo nuevo en México. La presión por hacer algo más para
solucionarlo se dio luego de que agentes municipales en la ciudad de Iguala,
Guerrero, atacaran y después secuestraran a 43 estudiantes en septiembre de
2014. El caso de los estudiantes de Ayotzinapa desparecidos provocó una ola de
indignación nacional e internacional, que obligó al Presidente Enrique Peña
Nieto a prometer una reforma de trascendencia.
Tres
meses después de este terrible suceso, el gobierno propuso reemplazar los mil
800 miembros de la Policía Municipal con una sola unidad para cada uno de los
32 estados — un sistema llamado “mando único”—. Después de casi un año de
discusiones políticas, el gobierno por fin está presionando para reabrir el
debate.
“Estamos
convencidos que la propuesta del Presidente de un ‘mando único’ es la solución
a la imposible situación que enfrentan muchos municipios”, expresó en enero el
Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
A
primera vista, el nuevo modelo parece estar hecho a la medida para abordar la
profunda corrosión de las fuerzas policiacas municipales, que han quedado
expuestas por la desaparición de los estudiantes, y por el escalofriante
secuestro de Liliana y sus colegas a manos de policías locales cuando se
encontraban en una misión para investigar la ola de secuestros en una ciudad
cercana a la frontera estadounidense.
“A
veces, le tenemos más miedo a la policía local que a los cárteles”, dice
Liliana.
Cuando
el equipo se adentró en el poblado, con ropa de civil y manejando un auto sin
insignias policiales, la policía local cómplice del famoso cártel de Los Zetas
detuvo el coche y rápidamente identificó a sus ocupantes como agentes
federales. Liliana y su equipo intercambiaron cumplidos y se les permitió
avanzar. Sin embargo, minutos después al detenerse en una gasolinera, una
camioneta color negro se estacionó junto a ellos. Varios hombres encapuchados
se bajaron portando AK-47 y AR-15.
“Estábamos
armados, pero no había algo que pudiéramos hacer”, explica Liliana. “Fueron muy
profesionales, y nos tenían rodeados”.
Posteriormente,
los cuatro oficiales fueron llevados al cuartel de la policía municipal donde
fueron golpeados e interrogados. “Querían saber qué hacíamos en la ciudad,
quién era nuestro jefe, y porqué nos habían enviado”, dijo Liliana. “Habíamos
sido advertidos de antemano de que la policía estaba profundamente involucrada
con el cártel, así que mentimos y les dijimos que estábamos investigando un
caso de pornografía infantil”.
Liliana
cree que los policías municipales que se encontraron a la entrada de la ciudad
eran “halcones” pagados por los Zetas para advertirles de la llegada de bandas
rivales o de agentes federales al pueblo.
Después
del interrogatorio, las cuatro víctimas fueron amontonadas en una camioneta y
llevadas al campo, afuera de la ciudad. Abandonados en una zona boscosa, sus
captores parecieron titubear, alejándose de la escena, para después regresar y
abrir fuego. Uno de los agentes federales murió; uno más quedó incapacitado.
Liliana y un tercer agente fueron capaces llegar a una carretera cercana y
resguardarse.
Durante
la actual administración del Presidente Peña Nieto, la Policía Federal ha
estado involucrada en varios incidentes de supuestas ejecuciones
extrajudiciales de civiles. Foto: Cuartoscuro.
POLICÍAS SIN CONFIANZA
De
acuerdo con la Encuesta Nacional de Víctimas realizada por el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 63 por ciento de los mexicanos
tienen poca o nula confianza en los miembros de la Policía Municipal, y también
el 63 por ciento los considera corruptos. Pero el enfoque reciente sobre los
ejemplos de colusión con cárteles de drogas y la Policía Municipal ignora lo
grave que pueden ser las cosas en los demás niveles administrativos.
Por
algo es claro que el público no ve a las fuerzas estatales o federales como una
respuesta a sus problemas. Cerca del 56 por ciento de la población tiene poca o
nula confianza es sus fuerzas policiacas estatales. La cifra para la Policía
Federal es del 42 por ciento.
“Los
problemas se pueden ver en varios grados en los tres niveles de gobierno
encargados de impartir la Ley, pero en particular en el nivel municipal”, dice
Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) a VICE News. “En el peor de los casos, vemos cómo los oficiales
son reclutados por las organizaciones criminales o participan activamente en
crímenes por sí solos”.
La
fuerza encargada de mantener la paz en el estado de Veracruz, ubicado en la
costa del Golfo de México, es una institución estatal que tampoco está a la
altura de las circunstancias.
La
semana pasada, expertos forenses independientes identificaron los restos de uno
de los cinco jóvenes que desaparecieron luego de ser arrestados por oficiales
de la Policía Estatal en una gasolinera en el poblado de Tierra Blanca. El
incidente fue captado por cámaras de seguridad, y algunos de los oficiales
supuestamente involucrados fueron arrestados después de que el caso comenzara a
llamar la atención en los medios. Uno de los oficiales detenidos dijo a los
investigadores que las víctimas habían sido llevadas a un rancho y entregadas a
los miembros de los cárteles, quienes los asesinaron.
Mientras
tanto, las fuerzas federales también han sido acosadas por acusaciones de
corrupción institucional y abuso de los derechos humanos, a pesar de numerosos
intentos, que datan de la década los 90, para colocar su profesionalismo,
probidad, y efectividad por encima de las dudas. Por ejemplo, Genaro García
Luna, Secretario de Seguridad Pública en la presidencia de Felipe Calderón, fue
señalado por periodistas por sus supuestos vínculos con el crimen organizado.
Durante
la actual administración del Presidente Peña Nieto, la Policía Federal ha
estado involucrada en varios incidentes de supuestas ejecuciones
extrajudiciales de civiles, o de individuos armados que se habían rendido.
Entre ellos se encuentra el ataque hacia los seguidores de grupos de
autodefensas en Apatzingán [Michoacán] en enero de 2015; además de la disputa
que dejó a 42 muertos, supuestos miembros de cárteles, cuatro meses después en
un poblado cercano llamado Tanhuato en el mismo estado.
Para
Elena Azaola, especialista en seguridad pública del Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social, los problemas dentro de la
aplicación de la Ley en México requieren mucho más que un simple cambio de
comando.
“México
necesita una reforma más fundamental que la actual propuesta”, dijo para VICE
News. “La policía necesita profesionalizarse y ser blanco de supervisiones por
órganos civiles y legislativos”.
Aunque
han existido numerosos programas en años recientes para profesionalizar a la
policía e investigar a los oficiales para la integridad personal, el entusiasmo
por la idea de una supervisión civil, en la cual los ciudadanos juegan un papel
en el desempeño de monitoreo, permanece ampliamente limitada al mundo de las
organizaciones no gubernamentales.
“Esto
sería algo completamente nuevo para México”, añadió Azaola. “Pero por el
momento, a mi parecer, no hay voluntad política, ni suficiente presión de la
sociedad civil, para hacerlo realidad”.
No
obstante, Azaola y Benítez citan las recientes mejoras en algunas de las
fuerzas municipales más grandes del país. La notable disminución de homicidios
en el famoso poblado fronterizo de Ciudad Juárez, la ciudad más violenta en el
mundo desde hace varios años, ha sido al menos atribuida a la reorganización de
la agencia municipal.
Mientras
los legisladores debaten los detalles de la reforma, Raúl Benítez cree que el
resultado más probable es un modelo mixto en el cual algunos de los estados podrán
implementar una estructura única de mando, pero en las ciudades más grandes y
municipios tendrán sus propias fuerzas. Aunque también añade que uno de los
principales obstáculos para mejorar la implementación de la ley en todos los
casos es la tendencia de los políticos para utilizar las fuerzas policiacas
primordialmente como un medio para proteger sus intereses políticos.
Liliana,
quien continúa trabajando para la Policía Federal en calidad de administrativa,
admite su profunda frustración. Cree que muchos oficiales agradecerían una
supervisión más estricta si ello significara que pudieran trabajar de forma más
segura y servir mejor a la comunidad, pero insiste que es casi imposible que
los individuos honestos desempeñen su trabajo dentro de la agencia.
“La
gente no se da cuenta que hay muchos policías tratando de realizar su mejor
esfuerzo en una mala situación”, dijo, “pero muchos terminan por rendirse y se
alejan de las instituciones”.
(SIN EMBARGO.MX/ VICE News en español
/abril 10, 2016- 19:09h)
No hay comentarios:
Publicar un comentario