El Papa Francisco criticó
severamente la conducta del clero mexicano en la Catedral Metropolitana y en
diversos momentos de su gira por el país, pero generalizó y dejó las acciones
para “el que le quede el saco o la sotana, que se lo ponga”.
El Arzobispo Primado de México Norberto
Rivera Carrera es señalado por algunos analistas como el destinatario de los
mensajes del Papa. Foto: Cuartoscuro
Ciudad de México, 20 de
febrero (SinEmbargo).- El Papa Francisco le habló a la jerarquía de la Iglesia
Católica en México como ningún otro antes, pero le faltó ser más directo y
presentar un proyecto evangelizador que se pueda poner en práctica
inmediatamente, coincidieron expertos entrevistados por SinEmbargo.
Pero, aunque le faltó
precisión y llamarle a cada quien por su nombre, las palabras del Pontífice no
pueden ser echadas “en saco roto” por el clero mexicano, porque tiene poder de
acción sobre él. En lo que va de su mandato ha realizado 25 cambios entre los
jerarcas católicos.
“Todo lo que dice está bien,
pero yo noto una insuficiencia, y eso que yo lo quiero, lo admiro. A los
obispos no les habla de forma explícita. Habla de la formación, pero de forma
genérica, no menciona la Aparecida Brasil, el documento de la Quinta
Conferencia Episcopal Latinoamericana, el último antecedente importante que
tenemos. Es importante que el Papa la retomara, porque es una teología
latinoamericana, tiene metodología, nos dice cosas importantes después de
presentar la crítica realidad del continente, pero también de la Iglesia
Católica”, dijo el padre Alejandro Solalinde Guerra, activista por los derechos
de los migrantes.
Para Solalinde Guerra el Papa
habló en México como un Jefe de Estado. Pero no le dio a la Iglesia mexicana,
un programa de evangelización y no cuestionó realmente la forma en la que está
trabajando en el país.
Hace una semana, el Papa
envió un primer mensaje crítico al clero mexicano. Durante su discurso a los
obispos, durante la reunión que sostuvo con ellos en la Catedral Metropolitana
de la Ciudad de México, les dijo: “No tengan miedo a ser transparentes”, y les
habló sobre la necesidad de que el Episcopado resuelva sus problemas de frente
y a la cara.
“No tengan miedo a la
transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen
para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la
mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las
ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa”, aconsejó Francisco.
El tema del narcotráfico
también fue mencionado en el encuentro que sostuvo con obispos mexicanos en la
Basílica de Guadalupe, a quienes pidió no desestimar los retos que este negocio
ilícito representa para México.
“Me preocupan particularmente
tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y
se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de
monedas que, al final, ‘la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los
ladrones perforan muros y roban’. Les ruego no minusvalorar el desafío ético y
anticívico que el narcotráfico representa para la entera sociedad mexicana,
comprendida la Iglesia”, dijo.
El domingo, después de la
misa en Ecatepec, Estado de México, se reunió en una comida privada con
seminaristas del Seminario Diocesano, en donde, de acuerdo con una fotografía
“tuiteada” por el padre italiano Antonio Spadaro, Francisco dejó un mensaje
escrito en el que pide a los seminaristas no ser “clérigos del Estado”.
“SEAN CHICOS BUENOS”
Pero para Alejandro
Solalinde, uno de los sacerdotes más críticos del país y de la Iglesia,
consideró que, en el discurso, al Papa Francisco le faltó cuestionar a los
obispos sobre sus fallas en la tarea de evangelización. La conclusión, dice,
fue decirles “que sean chicos buenos”, pero dejó de lado a la población y a la
misión de la Iglesia Católica.
“Con decirles no sean
príncipes, pero él lo está diciendo desde una posición de Jefe de Estado,
porque es una condición de él, es real. Toda la visita estuvo marcada por el
aprisionamiento de Jefe de Estado, quién estaba hablando es el Jefe de Estado,
cómo les dice que no sean príncipes, si él, está bien, está viviendo en una
hospedería, es un hombre sencillo, pobre, pero es Jefe de Estado y ese Estado
no lo fundó Cristo. Aquí lo que está en juego es la crisis de México, el cómo
surgió la impunidad, la violencia, la falta de derechos humanos en un país tan
católico. Acaso, ¿no hay obispos? ¿No hay sacerdotes? ¿No todos esos políticos
son católicos la gran mayoría? ¿No le besaron la mano al Papa? ¿Cómo pueden
explicar que tengan a un México así? ¿No fueron evangelizados?”, cuestionó
Solalinde.
Alberto Athié aseguró que al Papa le
faltó pronunciarse abiertamente sobre el tema de la pederastia en la Iglesia
Católica. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Con el padre Solalinde coincidió
el ex sacerdote Alberto Athié Gallo, quien desde hace años realiza activismo en
favor de las víctimas de pederastia clerical.
Athié Gallo resaltó que el
Papa se quedó en reflexiones genéricas cuando se dirigió a los obispos en la
Catedral Metropolitana, con temas simbólicos, pero difícil de llevarlas a la
práctica de forma puntual, pues el destinatario no fue preciso.
“Habría que esperar que los
apliquen entre ellos mismos. Eso es digamos el riesgo que tiene ese tipo de
discursos, en donde no hay líneas muy precisas, hay exhortaciones, ‘pónganse
las sandalias del pescador’, ‘dejen de ser burócratas’, ‘no hagan arreglos por
debajo de la mesa’, ‘no se suban a los carros de los faraones’, ‘peleen
abiertamente’. Esas cosas suenan bien, pero, ¿cómo se aplican en un momento
dado a todos? ¿A quién se lo van aplicar? Si me preguntas, creo que Norberto
Rivera es el destinatario de ciertos mensajes, pero si vas con él y le
preguntas, ¿qué va a contestar?, dirá: ‘No me dijo a mí, se lo dijo a todos’.
Estuvo hablando sobre las actitudes, y asumir un discurso basado en actitudes,
tiene su novedad, pero no sé si se vaya a considerar un llamado de atención a
todos y cada uno, o si están esperando que se lo apliquen al que se deba
aplicar”, opinó.
Alberto Athié destacó que una
acción concreta hubiera sido una reunión con las víctimas de pederastia y una
instrucción clara al clero mexicano a cooperar con la justicia civil en los
casos de curas pederastas. Pero no lo hizo. No habló ni en público ni en
privado.
Al final, cuando su gira
concluyó y volaba de México a la Santa Sede, habló sobre pederastia y dijo: “Un
obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia
es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.
Para Athié no fue suficiente.
“Aquí ya se puede relacionar
claramente esta afirmación del Papa con la conducta de los obispos, que actúan
en base a un protocolo del Vaticano, no hay que olvidarlo, pero imagínese esa
frase del Papa en Catedral, es una bomba. Entonces sí podrían preguntarle a
Norberto Rivera: sabemos que usted ha cambiado de parroquia a curas acusados de
abusar de niños, ¿va a renunciar?, o al Arzobispo de Oaxaca, al de San Luis
Potosí, al Obispo de ciudad Obregón, Sonora. Pero no hubo instrucciones ni
nada. Ni encuentros, ni determinaciones. Hubo un silencio brutal en el tema”,
dice.
Alberto indicó que el llamado
del Papa fue un: “a quién le quede el saco o la sotana, que se lo ponga”.
EL ANÁLISIS DEL MENSAJE
El Papa le contesta a Trump abordo del
avión papal. Foto: Especial
El Papa habló de la
pederastia en la Iglesia Católica, pero ya sobre el avión que lo llevó de
regreso a Roma. Foto: Especial
Para expertos como Ivonne
Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de
la Universidad Iberoamericana, el Papa hizo un “llamado a misa” a los obispos
mexicanos.
“El mensaje fue duro, faltó
el tema de la pederastia, por supuesto, pero el llamado que hizo a los obispos,
a los políticos y a la sociedad, será escuchado y seguido por quienes ya lo
hacen”, dijo.
Acuña Murillo explicó que en
México y el mundo existe una Iglesia que realiza trabajo pastoral, separada de
la jerarquía y de algunos obispos en particular, que están ligados a las élites
políticas, económicas y mediáticas del país.
“Una Iglesia separada de
aquellos que su vida se desenvuelve en palacios episcopales y lujos. Es claro
que su mensaje va dirigido a personajes muy en particular. Me parece que sí
tocó puntos nodales, él quiere vivar a su Iglesia al trabajo pastoral”,
detalló.
Aunque la jerarquía católica
mexicana no camina en la misma dirección del Papa Francisco, su mensaje no
puede ser “echado en saco roto”.
El Papa es el jefe de la
Iglesia Católica y tiene elementos para actuar. En lo que va de su pontificado
ha realizado 25 cambios en México.
Pero Francisco no tiene el
camino fácil para realizar sus cambios. Sólo el 20 por ciento de la curia
romana lo respalda, el 70 por ciento es indiferente y el 10 por ciento está en
su contra, dijo la investigadora.
“Finalmente le cuesta más
trabajo, pero es la cabeza del Estado Vaticano, ha estado haciendo movimientos
estratégicos. Al final los obispos en México quizás hagan no una lectura
religiosa y de fe, sino de hacia dónde les conviene moverse”, dijo.
Acuña Murillo aclaró que los
cambios que pueda realizar el Papa dependerán del poder real que pueda ejercer
sobre los obispos. El trabajo que el pontífice se ha propuesto, llevará décadas
y será concluido posiblemente por otro Papa, argumentó.
EL LLAMADO A MISA EN UN PUEBLO CATÓLICO
Jorge Navarrete, director del
Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), opinó que el mensaje
del Papa Francisco a la Iglesia mexicana, contrasta con el estilo y magisterio
de la jerarquía clerical en el país.
Pero indicó que está por
verse cuántos de esos mensajes serán asimilados y puestos en práctica por los
obispos, y también por los católicos mexicanos.
“Si hay mensajes generales,
pero también específicos, esperemos que serán tomados en cuenta o al menos
analizados por la jerarquía católica. Pero más allá de lo que diga el Papa, es
importante que la comunidad de la Iglesia participe, ayudando a los pastores a
que den este paso”, dijo.
El cambio no será radical,
opinó. No habrá un antes y un después de la visita del Papa Francisco. Pero
quizás habrá un ver, juzgar y actuar de acuerdo con el método de la doctrina
cristiana.
Aunque el Papa le habló a un
pueblo en su mayoría cristiano y 80 por ciento católico de acuerdo con la
encuesta más grande e importante realizada hasta hoy en México Percepción de la
Iglesia Católica y los Católicos realizada en 2013, sólo el 25 por ciento son
practicantes.
Los católicos mexicanos son
de “bodas y bautizos” y la mayor parte no conoce la doctrina cristiana.
La encuesta reveló que sólo
61 por ciento ha tomado clases de catecismo, pero entre los ocho y 15 años, es
decir, sólo para hacer la Primera Comunión.
“Les das la primera comunión
y les das las gracias”, dijo Navarrete.
Además que 80 por ciento de
los católicos no conocen su diócesis, y sólo 7 por ciento conoce a su obispo.
De acuerdo con la encuesta,
el 94 por ciento de los católicos contestó que no participa en ningún
voluntariado u organización civil sin fines de lucro.
“Eso significa que la fe en
México, no los ha llevado a ese compromiso social”, dijo.
(SIN EMBARGO.MX/ SHAILA ROSAGEL FEBRERO
20, 2016 - 00:05H)
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