El asesinato de Sergio Poblano Castro y
su familia, incluido un niño de 12 años, fue identificado por el Consejo
Estatal de Seguridad como resultado de un pleito interno del Cártel de Sinaloa
que se ha llevado por dos años en la sierra de Ensenada. Y como presuntos
responsables, ubican a gente de José Ramón Valencia Hernández “El Cepillo”.
Ambos grupos clasificados como traficantes de Ismael “El Mayo” Zambada
Una ceremonia fúnebre
tradicional del pueblo indígena Kumiai “La Huerta”, a 50 kilómetros al sureste
de Ensenada, marcó la despedida de las cuatro personas acribilladas el 10
octubre cuando éstas platicaban de ventana a ventana a bordo de dos camionetas,
sobre la calle principal de Ojos Negros. Todos eran originarios de esa
comunidad.
Registrado en la delegación
Real del Castillo, éste es uno de los incidentes más sangrientos de los que se
tengan memoria, desde el presentado en la ciudad en 1998, cuando en la
delegación El Sauzal, en el predio “El Rodeo”, 17 integrantes de una sola
familia fueron ejecutados por una supuesta venganza entre sicarios.
El día del homicidio en Ojos
Negros, el objetivo, dicen las autoridades, era Sergio Poblano Castro alias “El
Bibi”, de 36 años de edad, quien en 2007
fue detenido por portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército; en
septiembre de 2010 por comercio de droga
y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército; y en 2012 por
posesión de droga. En cada ocasión fue liberado.
Eran las seis de la tarde del
sábado y el sol todavía iluminaba el poblado, cuando los sierreños en dos
camionetas detenidas en medio de las calles Juan Castro y Teniente Miguel Guerrero,
convivían de carro a carro. “Los habíamos visto por aquí, sabemos que son de
aquí, pero no los conocemos”, narraron testigos de la sangrienta escena.
La tranquilidad de la
comunidad de pronto se vio alterada cuando un automóvil de modelo viejo, tipo Cherokee,
color verde, se aproximó a los vehículos estacionados y sin detener su marcha,
desde su interior dispararon con armas de fuego, asestando de manera certera a
los ocupantes de ambas camionetas. Después atravesaron el pueblo con más
detonaciones al aire, hasta salir por la carretera hacia San Felipe.
Pasaron incluso a unos veinte
metros del retén militar que mantiene el Ejército Mexicano en la entrada a Ojos
Negros, pero no hubo detenidos.
LOS VEHÍCULOS BALEADOS
Junto a “El Bibi” fallecieron
tres personas más, todos familiares del comisariado Víctor Arce Burgoin. La
víctimas fueron su hijo Víctor Arce Poblano, de 27 años de edad, quien se
encontraba en el asiento del piloto en una camioneta azul; su hijo de crianza,
Ángel Eduardo Rico Arce, de 12, en el asiento trasero de la misma camioneta; al
igual que su yerno, Adán Rojas Delgado, de 17, en el asiento del copiloto.
Sergio Poblano era su cuñado, éste ocupaba solo la otra camioneta, color
blanco, donde según información de la Procuraduría General de Justicia del
Estado (PGJE), encontraron el cuerpo inerte del hombre, empuñando un arma 9
milímetros en su mano derecha.
Testigos refieren que un
quinto hombre, que al parecer sobrevivió al ataque, bajó de la camioneta azul
en la que viajaban los dos menores de edad y abordó una Tundra color guinda,
con placas de Estados Unidos, misma que fue reportada como robada y localizada
más tarde en Puerta Trampa, en el trayecto que lleva directo hacia la comunidad
de La Huerta, en la sierra, donde residían los hombres y el menor baleados.
Algunos pobladores relataron
que tras la agresión optaron por mantenerse alejados. Nadie se acercó, a pesar
de que desde lejos era evidente que el joven Adán Rojas Delgado, estuvo
agonizando por casi 40 minutos.
“Movía y movía la cabeza, pero solo un
paramédico se acercó como un minuto y se fue. Un policía llegó, lo vio y se
fue, no se quedó”, relató un hombre que estuvo a escasos cinco metros de la
escena del crimen.
Dentro de las camionetas
quedaron botellas de agua, refrescos y algunos lubricantes de automóvil, además
de papeles regados e impregnados de sangre.
Orificios y rasgones
provocados por las balas se pueden ver aún
en las fachadas de algunas viviendas de la zona donde sucedió el ataque,
lo mismo en el cristal de un mini mercado, así como en la carrocería de otras
unidades que estaban estacionadas.
Al momento de los disparos,
la gente reaccionó agachándose y refugiándose dentro de las casas para evitar
una bala perdida. En cuestión de minutos, familiares de las víctimas llegaron
desconsolados al lugar, pero los agentes policiacos no les permitieron
acercarse.
JOSÉ RAMÓN VALENCIA HERNÁNDEZ "EL CEPILLO"

una balacera a las seis con
cinco minutos. Pero los cuerpos quedaron tendidos en la escena hasta entrada la medianoche, cuando
finalmente el Servicio Médico Forense se llevó los cadáveres tras realizar el
peritaje para la investigación que todavía lleva a cabo el Ministerio Público.
HERMETISMO DESDE LA SUBPROCURADURÍA
Decenas de personas fueron
testigos e incluso estuvieron dentro del fuego cruzado en una escena que describen como “horrible” y
“sangrienta”. El subprocurador de Justicia en la Zona Ensenada, Marco Chavarría
López, no ha dado declaraciones, se ha limitado a enviar escuetos comunicados de prensa en los que
solamente indica que los homicidios están en investigación y se ha negado a
entrevistas.
Integrantes del Consejo
Estatal de Seguridad de Baja California fueron consultados por ZETA y la
repuesta fue: “No traen nada, porque no quieren traer, desde hace dos años hay
un enfrentamiento entre dos células del Cártel de Sinaloa qua antes operó
unida, y la misma Procuraduría que hoy no muestra avances, ha abierto
expedientes por varios crímenes suscitados dentro de este enfrentamiento”.
Detallaron que la muerte de
Poblano Castro y parte de su familia, es resultado del enfrentamiento de “Los
Indios” o “Sierreños” contra la gente de José Ramón Valencia Hernández “El
Cepillo” en el poblado de Ojos Negros.
“SON HECHOS AISLADOS”
La presidenta del Consejo
Ciudadano de Seguridad Pública (CCSP) de Ensenada, Cristina Zamora Beyer,
lamentó el hallazgo y lo calificó como hechos aislados.
Sobre el hermetismo de las
autoridades, consideró que lo mejor es que éstas manejen la información con
cautela porque son datos muy delicados.
“El avance pone en riesgo el
que la investigación llegue a un buen término, son hechos aislados donde
desafortunadamente se perdieron vidas, y lo que más dolió es que dos menores se
vieran involucrados cuando era otra persona a la que buscaban”, indicó Zamora.
Opinó que la delincuencia no
actúa con respeto ni atiende ninguna regla:
“Ni moral, ni social, aquí el
punto es que se trataba de una persona que se involucra en ese tipo de
ilícitos. Por eso es tan importante cuidar con quién nos acercamos”.
EN EL SEPELIO DE LOS OCCISOS
A propósito, se refirió al
asesinato del funcionario de la Procuraduría General de la República, ocurrido
apenas una semana antes y a plena luz del día: “Pues ya había tenido un
atentado, se fue de Ensenada y apenas regresó, le sucedió”
Reiteró que como dirigente
del organismo de seguridad en Ensenada, insta a las autoridades a que cumplan en
tiempo y forma para esclarecer los delitos y que la sociedad esté tranquila,
pero insistió en que también el ciudadano tiene que cuidar lo que hace.
Descartó que sea necesaria la
presencia del Ejército Mexicano en las calles del puerto. “A estas alturas son
hechos aislados, no es necesaria la presencia del Ejército porque además,
siempre está actuando en zonas como Ojos Negros, solo nos queda instar a que la
autoridad haga su trabajo y que los ciudadanos nos mantengamos en un marco de
la legalidad”.
TODOS FAMILIARES DEL COMISARIADO
Los actos fúnebres de la
familia iniciaron el lunes 12 de octubre en Funeraria Ensenada, y continuaron
el martes 13, cuando los cuerpos fueron velados en una casita al pie de la
montaña rocosa de La Huerta. A las ocho de la mañana se escucharon rezos,
llantos y auténticos cantos de los indios Kumiai, al tiempo en que el tumulto
caminó con los féretros en hombros hasta el panteón que se encuentra a unos
metros de la casa de los Arce.
Tres de los cuerpos fueron
enterrados en fosas contiguas y a tan solo unos cuantos pasos del Jardín de
Niños “Libertad, Teodora Cuero”, mismo que mantiene una matrícula de diez
estudiantes que conviven al lado del camposanto. El otro menor, Adán, fue
enterrado en el cementerio de Ojos Negros.
Los Arce forman parte de la
historia del poblado, eran avecinados de Teodora Cuero, considerada la máxima
autoridad de la comunidad indígena Kumiai, impulsora de la conservación de la
lengua y quien murió por causas naturales a los 94 años de edad, en agosto de
2014. Los restos de ella reposan en el mismo camposanto. Teodora recibió la
visita de ex presidentes de la República, el último fue Vicente Fox Quesada,
además, su influencia la llevó a tener reuniones con el Papa Juan Pablo II.
Para llegar a La Huerta hay
que seguir un camino vecinal de terracería, entrando por la delegación de Real
del Castillo, aproximadamente a veinte kilómetros hacia la Sierra de Juárez, se
atraviesa un sendero desolado, sin iluminación y confuso, por la cantidad de
atajos. La zona se promueve como un destino ecoturístico.
DOS AÑOS DE ASESINATOS Y DESAPARICIONES FORZADAS
De acuerdo con información en
poder del Consejo Estatal de Seguridad, José Ramón Valencia Hernández (33 años)
alias “El Cepillo” y Sergio Poblano Castro (36 años) “El Indio”, “El Bibi” y
“El Poblano” -asesinado el 10 de octubre de 2015-, están identificados desde
2013, como operadores delictivos de Ismael
“El Mayo” Zambada.
En 2010, previo a la captura
de Fernando Sánchez Arellano, en sus detenciones, Poblano Castro fue ligado por
las autoridades al Cártel Arellano Félix.
Según el reporte de
inteligencia del Consejo de Seguridad, las células de Poblano y Valencia mueven
droga por aire, mar y tierra, además de sembrar para el sinaloense.
Informaron que en algún
tiempo, los dos grupos trasegaron enervantes juntos, pero desde 2013, los
grupos encabezados por ambos han llevado una disputa interna que ha cobrado
varias vidas de los dos lados.
Se trata de un pleito mortal
entre la gente de “El Cepillo y “Los Indios” de La Huerta, que ha tenido como
principal escenario el poblado de Ojos Negros en Ensenada.
Todo empezó con un
enfrentamiento a balazos frente a la casa de “El Cepillo” Valencia, a
principios de 2013. En aquel momento, Sergio Poblano y su gente se habían
presentado hacer un reclamo, no hubo muertos y la balacera no pasó a mayores.
Sin embargo, el 27 de marzo
de 2013, las autoridades recibieron el reporte por la desaparición de Santiago Almaraz Sandoval “El Jimmy”, cuñado
de Valencia y ubicado como uno de sus principales socios delictivos por las
fuerzas de seguridad.
En aquel momento, los
mencionados como posibles responsables de su privación ilegal de la libertad
fueron precisamente Sergio Poblano, y sus cómplices identificados, Héctor Hugo
Romero Castañeda “El Chupalodos” y Rogelio Arias Piña, medio hermano de Jesús
Bustillos, hasta ese momento ubicado como principal socio delictivo de “El
Bibi”, además de compadre.
El 12 de septiembre de 2013,
el nivel de violencia y exhibicionismo criminal subió. En el poblado de Piedras
Gordas, en la zona de Ojos Negros y en respuesta a un reporte, la Policía
localizó una camioneta Cherokee quemada,
y en el interior, los cuerpos de dos hombres calcinados. Eran el socio de
Poblano, Jesús Andrés Bustillo Soria, y su hijo, llamado Guadalupe.
Bustillos habría registrado
dos capturas previas a su muerte, una en abril de 2012 por posesión de 236
kilos de marihuana, y el 3 de octubre del mismo año cuando fue sorprendido en
el aseguramiento de dos plantíos de marihuana. En ambos casos fue capturado con
cómplices, y las dos veces, todos quedaron libres.
Con base en los primeros
indicios, el presunto homicida de Bustillos había sido uno de los
“trabajadores” criminales, identificado como Luis Alfonso Castro Moreno “El
Garrapatas”, quien al momento de quitarle la vida, evidentemente se habría
pasado al equipo de “El Cepillo” Valencia, y el supuesto motivo del homicidio
habría sido el presunto robo de 500 kilos de cristal.
Alfonso Castro es señalado
como perpetrador, no duró mucho, apareció asesinado la mañana del 26 de septiembre de 2013, su cadáver recibió
varios balazos, estaba en la entrada de una habitación que rentaba en una
cuartería en el poblado la Puerta Trampa en Ojos Negros.
EL SEPELIO
Como presuntos responsables
de este homicidio, la Policía Ministerial solicitó y obtuvo orden de
aprehensión en contra de Héctor Hugo Romero Castañeda “El Chupalodos” y Raúl Alejandro Vélez Figueroa “El Bebo”,
matones y trasegadores del fallecido Jesús Bustillos que siguieron delinquiendo
para Sergio Poblano
Pero la familia de Alejandro
Vélez “El Bebo” lo reportó como persona desaparecida el 27 de diciembre de 2013
y las autoridades no volvieron a saber de él. Personas cercanas a la víctima
señalaron como posibles victimarios a Benjamín Félix Franco “El Benja”,
presunto delincuentes cercano a “El Cepillo” Valencia.
En medio de esa sucesión de
asesinatos y desapariciones, entre finales de septiembre y principios de
octubre, las fuerzas de seguridad operativas del Estado intentaron capturar a
José Ramón Valencia Hernández “El Cepillo”, pero se dieron cuenta que huyó de
Baja California junto a su esposa y principales operadores.
El 14 de abril de 2014,
en el Centro de Comando, Control,
Comunicación y Cómputo reciben una llamada anónima, la cual informa que en una
taquería ubicada en la calle Lázaro Cárdenas y Felipe Chacón en Ojos Negros, estaba
un criminal buscado al que apodaban “El Chupalodos”. Que estaba armado.
Cuando Héctor Hugo Romero
Castañeda vio llegar las patrullas, se subió a una Cherokee robada que tenía en
posesión y huyó, los uniformados le dieron alcance hasta que llegó a Puerta
Trampa porque se detuvo y descendió del auto, apuntando a los oficiales; sin
embargo, decidió tirar su pistola cuando vio que los agentes lo encañonaron con
rifles. Así fue asegurado por la muerte de “El Garrapatas”, además de tener
menciones en por lo menos otro cuatro incidentes criminales.
Previo al asesinato de Sergio
Poblano y tres miembros de su familia, hubo otro hecho criminal: el 3 de
octubre, las autoridades reportaron haber localizado el cadáver de un hombre en
un plantío. Horas después informaron que se trataba de José Manuel Ríos
Uriarte, de 60 años.
Informes previos indicaron
que elementos militares habían estado en el plantío ubicado en las
inmediaciones del rancho Los Manzanos, en el Kilómetro 70 de la carretera al
Valle de la Trinidad, en Ojos Negros. En el operativo hubo disparos y dos
hombres huyeron.
Horas después, gente del
rancho reportaron el cadáver de Ríos Uriarte, como testigo de los hechos, el
reportante fue Antonio Bustillos, padre
del asesinado Jesús Bustillos, y José Dimas Ríos Uriarte, hermano del hombre
recién asesinado y propietario o encargado (autoridades aún no definen) del
rancho donde se localizó marihuana.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ/
INVESTIGACIONES ZETA / FOTOS. ESPECIAL PARA ZETA/ 19 DE OCTUBRE DEL 2015 A LAS 14:58:33)
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