Los vehículos que son remolcados y
rematados por el Ayuntamiento de Tijuana, caen, en su mayoría, en manos de los
dueños de los distintos corralones concesionados. Al no erogar costo de
arrendamiento y almacenamiento, pueden ofrecer las unidades en venta a mejores
precios. Los yonkeros, además afectados por el debilitamiento del peso, lo
consideran competencia injusta
Cuando las afectaciones de la
devaluación del peso frente al dólar empiezan a azotar al sector, surge el
reclamo por otros factores que también hacen que el trabajo de los yonkes
tradicionales se complique, aunque éstos no sean para nada nuevos.
Establecimientos que han
perdido hasta el 70 por ciento de sus ventas, que han tenido que disminuir el
número de sus empleados y que recurrentemente escuchan de los clientes que en
el corralón –o establecimientos que de los corralones se nutren— y en las metaleras,
encuentran precios ahora sí que de remate. Todo esto pasa en las empresas que
importan vehículos para venderlos en partes.

Para los primeros es difícil
ajustar sus precios a la situación económica del cliente, pues a razón de que
buscan productos con mayor calidad importándolos, la paridad peso-dólar no se
los permite. Para los segundos, basta con sacar la ganancia de lo invertido en
los remates del ayuntamiento.
Por ejemplo, un motor de un
automóvil sedán modelo 1996 o 1997, cuesta en un yonke –que importa mercancía—
alrededor de 500 dólares (8 mil 250 pesos), incluida la instalación y 3 meses
de garantía. Mientras que en una metalera o en un negocio con carros remolcados
–como Grúas Cajame, que también cuenta con venta de partes en un negocio
contiguo—, el precio es de 2 mil a 3 mil pesos con 15 días de garantía.
A la queja de los yonkeros
importadores se suma también la venta de partes en las metaleras, donde los
carros les cuestan según su peso, así como la venta ilegal de partes en
corralones, aunque no hay denuncia formal de ello ante el Ayuntamiento de
Tijuana, según la sindicatura.
“Yo no le puedo decir que en
tal corralón está pasando eso. Pero es claro que tiene muchos años”, comenta
José Rábago, presidente de los comerciantes de autos usados para desarme en
Tijuana.
Los propietarios inconformes
y entrevistados por este semanario, plantean algo curioso: aun cuando las
reglas prácticamente impiden la importación de vehículos para su circulación en
territorio nacional, y eso debería fomentar la venta de autopartes para arreglar
los carros viejos, el negocio “no levanta”.
SIEMPRE LOS MISMOS
Cuando un carro es remolcado
por orden de un oficial de tránsito, ya sea en un alcoholímetro, por falta de
documentos, vidrios polarizados o por alguna infracción que lo amerite, se envía
a uno de los seis corralones con autorización del municipio.
Según la Norma Técnica 22
municipal, los propietarios tienen hasta 45 días hábiles para recoger el carro
(se les requiere mediante publicaciones en el Periódico Oficial del Estado),
antes de que entre en un proceso de remate que deberá terminar a los 90 días,
aunque a decir de Adrián González, jefe del departamento de Almacenamiento y
Arrastre de Vehículos de la Sindicatura Procuradora, el tiempo “siempre” se
prolonga.
En el proceso se cruza información
con la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) para detectar
vehículos con reporte de robo, que no pueden entrar en el remate.
El anuncio de la subasta, que
de acuerdo al funcionario es abierto al público en general, se hace público en
el Periódico Oficial del Estado (POE), y en dos diarios de circulación local
para invitar a la ciudadanía en general a participar.
Sin embargo, cuando pudiera
ser una alternativa de adquisición para los yonkeros que tradicionalmente
importan, hay factores que lo impiden. El primero de ellos –y según lo
consultado—, es que no se enteran de dichos procesos. El segundo es que si
quisieran adquirir un lote de carros remolcados, tendrían que pagar costos de
arrendamiento y de almacenamiento al corralón –que siempre superará los 90
días— que equivalen –según un listado consultado— a casi al 70 por ciento del
precio final.
“El procedimiento lo marca,
tanto la norma técnica como la Ley de Hacienda Municipal, y pues lo damos a
conocer a través… Precisamente por eso son las publicaciones en los dos medios
y generalmente se presentan los postores, pero lo que sucede es que…si tú eres
la concesionaria (corralón), los vehículos están en tu yarda, y te ganan la
postura, te tienen que pagar al concepto
de arrastre y almacenaje de vehículos. Cuando se hace cálculo ya no le conviene
al externo”.
Es así como en los últimos 10
procesos, en los que se han rematado mil 185 vehículos, nueve han sido a favor
de empresas concesionarias de los corralones municipales. Al ahorrarse el costo
de arrastre y almacén, pagan por ejemplo: 173 mil pesos por 144 vehículos.
“No les cuesta nada. Su
trabajo es recibirlo y cobrar estacionamiento. Es muy difícil competir contra
ellos que no tienen costo para adquirir las partes, por eso lo tienen tan
barato”, insiste José Rábago.
— ¿Y a ustedes les
interesaría competir en estas subastas?
“Claro que sí, nos podríamos reunir por medio
de la asociación, de hecho eso queríamos hacer en la administración municipal
anterior, que fuera un remate donde realmente pudiéramos tener la opción de
comprarlos, y es más, hay carros que son hasta nuevos que le servirían al
municipio para vehículos oficiales”.
Sindicatura dice que no hay
reporte de ventas en corralones
Por otro lado, Adrián
González, jefe del departamento de Almacenamiento y Arrastre de Vehículos de la
Sindicatura Procuradora de Tijuana, afirmó que no hay ninguna denuncia en la
dependencia relativa al robo de partes de carros.
Sostuvo que por órdenes del
síndico procurador, Arturo Ledesma, se realizan inspecciones recurrentes en los
seis corralones concesionados
“Partes no se venden, ni
llantas, ni rines, ni puertas, no pasa eso. Eso no es algo que suceda porque
para empezar, el síndico quiere orden disciplina, en este tipo de problema no
estamos relacionados”.
No obstante, aunque una vez
que compran los automóviles, los corralones tienen 15 días para sacarlos de su
terreno, no hay un control de la autoridad municipal para garantizar que las
partes no son vendidas ahí.
MÍNIMO 50 POR CIENTO DE PÉRDIDAS
Gerardo, propietario de un
yonke ubicado en la colonia Murúa, inmediatamente reacciona cuando se le
cuestiona sobre las afectaciones al negocio por la venta de partes en otros
negocios.
“Dan precios más baratos,
pero están malbaratando. Finalmente la gente se va con ellos. Y sí, sí se
escuchan comentarios de los clientes, que ‘allá dan más baratos, que en las
metaleras’”.
La misma respuesta fue dada
en otros establecimientos en distintos puntos de la ciudad, donde comentaron
como por Ley, tienen que importar los vehículos para desarme, que sean modelos
2011 y anteriores. Además, que por los costos relativos a la importación, para
ellos es más viable trasladar a México tres o cuatro vehículos en un solo
trámite, lo que les cuesta entre 2 mil y 3 mil dólares (33 mil pesos), más el
precio del traslado a Tijuana.
José Rábago, representante de
los yonkeros, explica que aunque en el año 2014 “como que el negocio quiso
levantar”, para este 2015 la situación peso-dólar lo hizo imposible. Nada más
en estos 9 meses 10 yonkes han cerrado sus puertas.
(SEMANARIO ZETA/ EZENARIO/ Saúl
Alejandro Ramírez / Fotos. Jose Agustin Reyes Diaz de Leon/ 21 de Septiembre del 2015 a las 18:04:15)
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