
Julián
Leyzaola Pérez cuenta con detalles las veces que han querido matarlo. “No tengo
nada contra Usted, pero pues no deja trabajar”, le confesó uno de los
cabecillas del Cártel de Sinaloa en Tijuana, una vez detenido, y tras cinco
intentos de asesinarlo.
Describe
cuando sintió el metal del arma en la cabeza la última vez, y lo doloroso de
los disparos que impactaron su cuerpo el
8 de mayo de 2015, fuera de una casa de cambio en Ciudad Juárez,
Chihuahua:
“Eso que dicen en las películas, de que la adrenalina, de que no duele y eso, es una vil mentira. Duele, como martillazos que le pegan a uno”.
En
entrevista con ZETA, recuerda el día del atentado, del cual ya había sido
advertido por miembros del crimen organizado que le ofrecieron un video del
actual director de la Policía de Ciudad Juárez, Jesús Antonio Reyes Ramírez,
planificando con un grupo criminal el ataque.
“Por
septiembre de 2014, me hablaron por teléfono, una persona del cártel del
‘Chapo’”, rememora el también ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana.
El
día del ataque, tiene claro, cuando vio frente a su camioneta al gatillero
encargado de quitarle la vida: “Corre y, cuando corre, trato de buscar y no
traía yo ni un arma, y ya lo veo aquí enfrente a un lado mío, y ya con la
pistola… la tenía yo aquí. Fue cuando me dijo ‘mensaje del ‘Dire’ Reyes’, y le
jaló. Entonces ya yo nomás le hice… pues ya, se apagó la luz, (pero) se trabó el arma, no tronó. Entonces,
cuando yo veo que no truena, le tiro el agarrón con la mano izquierda”.
"El
atentado estuvo bien planeado, mal ejecutado"
Leyzaola
relata cuando llegó a Baja California, a Mexicali, a los cinco años de edad, y
cuando ingresó a las filas del Ejército también siendo prácticamente un niño. A
los 16 años, cargando su rifle militar “me aventé como nueve meses trepado allá
en la sierra” de Sinaloa, como soldado raso.
El
joven Leyzaola ingresó a la licenciatura en Administración Militar, continuó
con estudios de posgrado y terminó su maestría en Estados Unidos.
Con
los años, aquel chamaco que cargaba trastes y costales de azúcar en la sierra
se convirtió en un Teniente Coronel que combatió a los capos del narcotráfico
en los tiempos más violentos de Tijuana.
Actualmente,
el militar en retiro pretende convertirse en candidato a la presidencia
municipal por el Partido Encuentro Social (PES), pues cree que desde Tijuana se
puede dar el quiebre hacia el poderío del narcotráfico que azota el país.
Por
cierto, de la estrategia en materia de seguridad de Enrique Peña Nieto,
Leyzaola analiza: “No la conozco yo, ni la conoce el Presidente de la
República. Para ser más exacto, creo que no tiene una estrategia”.
Y
una muestra de ello, es la fuga de
Joaquín “El Chapo” Guzmán: “Define exactamente la incapacidad del
sistema de información mexicano… si yo hubiera sido el director (del penal
Altiplano), no lo dejo dormir dos veces en el mismo lugar”, sentencia.
A
cuatro meses del atentado, Leyzaola valora frente a los editores de ZETA:
“Bueno, me enojo nada más de que no puedo hacer cosas. Y me enojo con Dios… Tal
vez es una prueba de que soy vulnerable, de que soy estúpidamente humano, como
todos”.
La
entrevista, a continuación.
—
Teniente Coronel, ¿a quién culpa de su atentado? ¿A un cártel? ¿A una
organización criminal? ¿A un gobierno? ¿A una corporación policiaca?
“Pues
no tanto que la culpe, el que me agredió me dijo directamente que era mensaje
del ‘Dire’ Reyes (Jesús Antonio Reyes Ramírez), el director de Seguridad
Pública Municipal de Juárez, tal vez la persona que me disparó, no pensó que yo
fuera a quedar vivo todavía”.
—
¿Y a Reyes lo ve en alguna organización criminal, en algún cártel?
“Sí,
definitivamente, sí”.
—
¿En cuál?
“Cuando
llegué a la Secretaría de Seguridad Pública de Juárez, Reyes era policía
municipal comisionado en Tránsito. Junto con otro grupo de gente controlaban
Tránsito. El que era jefe de Tránsito vivía en el (hotel) Camino Real en Juárez
y los comandantes que tenía él de Tránsito, le pagaban su comida, su estancia.
Y uno de los que le pagaba la estancia era precisamente Reyes. Cuando yo me di
cuenta de esto, corrí al comandante. Le inicié un proceso administrativo para
comprobarle que le estaban pagando la estadía en el edificio, él renunció y se
fue de Tránsito. Reyes siguió ahí, le inicié proceso administrativo y renunció
inmediatamente también.
EL TENIENTE DESPUÉS DE UNA BALACERA
“Reactivé
el proceso porque estaban solicitando ingresar a la Policía Ministerial de la
Fiscalía del Estado de Chihuahua. En ese entonces, hablé con el fiscal Carlos
Salas, que era el fiscal general, y con el fiscal de la Zona Norte, que era
González Nicolás, hoy fiscal federal. Y le dije ‘oiga, tenga cuidado, a estos los
corrí’. Y les dije la leyenda que tenían en el Sistema Nacional de Seguridad
Pública, yo les puse ahí su leyenda de quiénes son estas personas. Pues me
dijeron ‘sí, está bien’. Entraron a la Academia, se graduaron, en la Fiscalía
General, e incluso, inmediatamente les dieron mando. Cuando yo termino mi
actividad en Juárez, el presidente municipal (Enrique Serrano), gente muy
cercana al gobernador, los mandos de la Secretaría de Seguridad Pública se los
dan a la Policía Ministerial”.
GENTE DE “EL CHAPO” LO ALERTÓ
—
¿Pero sabe que el atentado fue producto de una sola persona, o que hay una
estructura criminal detrás de esa persona?
“Hay
una estructura criminal. Se sabía desde hace tiempo que el personal de Tránsito
escoltaba al grupo de Los Aztecas o el Cártel de Juárez. Los transportaba en
sus propias patrullas. Ahí por septiembre de 2014, me hablaron por teléfono,
una persona del cártel del ‘Chapo’, un tal ‘Güero’, yo estaba en Mexicali y me
dijo: ‘Oiga Teniente Coronel, yo soy tal persona…’, hasta se identificó
conmigo, muy cortés, muy amable. Me dice, ‘yo trabajo para la gente del Cártel
de Sinaloa. Traigo un mensaje para usted’. ‘A ver, dígame’, le digo. ‘Traemos
un video en el que se ve al director Reyes, donde está pactando con la gente de
Los Aztecas su ejecución’, la mía. Dice, ‘tenemos el video’. Ah caray, comento,
¿y? ‘Se lo queremos dar a usted’. Y le digo, ‘a cambio de qué’. ‘No, eso lo
arreglamos después’. Le respondo, ‘no, ¿sabes qué?, gracias, no quiero tener
nada con ustedes, cada quién a lo que se dedica, ahorita yo no estoy en
funciones de ninguna autoridad, si ustedes se dedican a eso, pues es asunto de
ustedes, y si han sobrevivido hasta el momento, pues también quiere decir que
han hecho bien su trabajo. Mis principios son muy sólidos y en ningún momento
creo que pueda hacer trato con ustedes, aun cuando ese trato me beneficie en
ese sentido, lo que voy a hacer es cuidarme más y ya. Yo les agradezco que
tengan esas intenciones pero realmente no quiero llegar a eso’”.
PRIMEROS AÑOS EN EL EJÉRCITO
—
Teniente, Usted es sinaloense, ¿cómo llegó a Baja California? ¿Hubo algún
evento en su vida que lo llevó a combatir a los miembros del crimen organizado?
“Llegué a Baja California, específicamente a
Mexicali, en 1965, tenía cinco años de edad. Vivíamos en Jalisco. De repente se
le prendió el foco a mi papá y nos venimos a Mexicali. Le ofrecieron un terreno
en Mexicali, y somos dueños de un pedazo que no vale nada. Mis hermanos y yo,
desde el inicio, empezamos a trabajar en diferentes actividades, trabajamos
desde las yardas, donde llegan los camiones y descargan verduras. Yo trabajaba
limpiando, barriendo y cosas de esas. Entré al Ejército en Mexicali, como
soldado, estuve un año como soldado, realmente no me gustó ser soldado, ¡está
bien canijo!, y más yo que tenía 16 años en ese tiempo. Me encargaban todo. Me
mandaron a la Cóndor en Sinaloa, el Triángulo Dorado: Sinaloa, Durango,
Chihuahua, me aventé como nueve meses trepado allá en la sierra. Y chamaquillo.
Y SE TRABÓ EL ARMA...CUANDO VEO QUE NO
TRUENA, LE TIRO EL AGARRÓN CON MANO IZQUIERDA
“Estuvo
muy pesado, pero creo que estuvo bien, me forjaron el carácter también, y ahí
fue donde inicié a combatir el narcotráfico porque en el Triángulo Dorado pues
le pegamos a la amapola, a la marihuana, enfrentamientos… yo de 16 años, y ahí
empezamos.
Afortunadamente
había un Mayor, después ascendió a Teniente Coronel y Diplomado de Estado
Mayor, que me impulsó, me aventó para irme al Colegio Militar. Los militares
nos dedicamos a combatir el narcotráfico, casi siempre, en todas las
actividades militares diarias. Así inicié yo a los 16 años”.
—Cargando
azúcar, pero combatiendo al narco (se le pregunta entre risas).
“Sí,
pero con mi FAL a un lado. El FAL era un arma larga pesadísima, y luego me tocó
una especialidad dentro del pelotón donde yo andaba de compañero de armas de
apoyo. El FAL era de soldado artificiero, le pusieron un artefacto que pesaba
más que las otras armas, y yo traía granadas, además, chamaquito y así andaba.
Anduve nueve meses así cargando, flaco. Y a los nueve meses ya me bajaron de la
sierra, a Culiacán, la base de nosotros estaba en Badiraguato, de ahí me bajé a
Badiraguato y me fui a Culiacán, luego a presentar exámenes al Colegio
Militar”.
INCORRUPTIBLE
—
Teniente, si me permite, voy a simplificar las impresiones que pudiera tener la
gente sobre Usted. Por un lado, un hombre, incorruptible, que arriesgó su vida
por poner orden en Tijuana y perseguir a
los narcos; pero por otro, un militar que emplea la tortura como método, un
violador de los Derechos Humanos, con pactos insospechables. ¿Cómo se define
Usted?
“Totalmente
de acuerdo en lo primero. En lo segundo, creo que hay intereses oscuros en ese
tipo de acusaciones, nunca se ha podido comprobar una sola, ni una sola. Las
personas que me han acusado a mí de tortura, de violación a los derechos, yo
creo que tendrían que voltear a ver detrás de ellos qué es lo que hay,
principalmente son ex policías que fueron turnados a Ministerios Públicos
federales. A algunos los presenté yo directamente, a otros los detuvieron de
otras maneras. Los llevábamos al cuartel, porque en el cuartel estaba instalado
el grupo de delincuencia organizada de la PGR”.
“Me
hubiera dado las gracias porque no lo maté”
EN OPERATIVO EN ZONA CENTRO
—
¿Usted cree que esos elementos que se presentaron, eran realmente inocentes o
estaban involucrados?
“No
tengo idea. Había órdenes de presentación y órdenes de aprehensión. Yo no me
metí en las investigaciones. Otras personas, que yo los detenía, (por ejemplo)
cuando detuve a ‘El Balas’ (Manuel López Núñez, integrante del Cártel Arellano
Félix, detenido en 2008), después de que mataron a dos policías ahí cerca de la
Plaza Monarca, yo lo detuve personalmente. A ‘El Balas’ yo le ordené que bajara
el arma, traía una Magnum y no la soltaba. Entonces yo me tuve que bajar y tuve
que desarmarlo. Traía un arma en la mano, con toda la tranquilidad del mundo yo
le pude haber disparado a ‘El Balas’, lo hubiera matado y no hubiera pasado
nada, pero pues siempre hay que conservar la vida y eso fue lo que hice yo con
él. ‘El Balas’ me inició a mí una averiguación con Derechos Humanos porque dice
que yo lo golpeé. O sea, se me hace tan inverosímil, en cierta forma tan ridículo…
‘El Balas’ me hubiera dado las gracias porque no lo maté. Por eso tengo esas
quejas, esas recomendaciones.
“También
hubo intereses de otro tipo, oscuros diría yo, del entonces procurador de
Derechos Humanos, Heriberto García, a dedicarse a golpearme a todo lo que daba.
Yo le inicié a él una querella ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos por hostigamiento, por daño moral… porque me estaba dañando”.
—
¿Y esta situación es reconocida por los Estados Unidos? ¿Hubo un cambio en la
relación que Usted tuvo con los Estados Unidos a partir de estas denuncias ante
Derechos Humanos?
“Aquí en Tijuana trabajamos directo con FBI,
con DEA, con ICE, con CBP. Un excelente trabajo, con el Departamento de
Justicia de California, con la Policía de San Diego, con la propia Base Naval
de San Diego. Cinco veces me intentaron matar aquí en Tijuana y los que siempre
estuvieron avisándome, dándome la información para evitar mi muerte, siempre
fueron ellos.
“Cuando
me entregaron un reconocimiento que llegó el FBI al final casi de mi gestión,
yo les reconocí públicamente que si estaba hablando en ese momento era gracias
a la actividad de apoyo que me habían dado. Cuando llegué a Juárez,
inmediatamente desde acá de California, se fueron los de la DEA a darme el apoyo
a Juárez”.
—
¿A la fecha tiene relación?
“Pero
ahora ya desde un punto de vista particular, privado, porque hice amigos, nos
seguimos comunicando, hablando, sigo manteniendo una amistad”.
“EL TEO”
Y “EL MULETAS” INTENTARON MATARLO CINCO VECES
—
Teniente, Usted habla de cinco ataques, cinco atentados, cinco intentos, ¿de
qué grupos?
“Directamente del ‘Muletas’ y ‘El Teo’ (Raydel
López Uriarte y Teodoro García Simental, ambos detenidos en Baja California Sur
en febrero y enero, respectivamente, en 2010) porque ellos me lo dijeron. Me lo
dijo ‘El Muletas’ cuando lo trajeron para acá, cuando lo detuvieron en La Paz,
que lo trajeron aquí a Tijuana. Él me dijo que era cuestión de negocios, él me
dijo ‘no tengo nada contra Usted, pero pues no deja trabajar, y teníamos que
hacerlo a un lado’. Los cinco intentos de ataque fueron de ellos, hasta que
pasó una persecución la Vía Rápida, Insurgentes. En ese convoy iban los tres,
iba ‘El Teo’, iba ‘El Muletas’, iba ‘La Perra’, y me quedé yo solo, mis
escoltas no llegaron conmigo, nomás iba mi jefe de escoltas, un muchacho, y
pensamos que nos iban a emboscar, porque se empezaron a salir del convoy, pero
no nos emboscaron. Después me lo dijo ‘El Muletas’, que luego de esa
persecución ‘El Teo’ le dijo al ‘Muletas’ y a ‘La Perra’ (Filiberto Parra
Ramos): ‘Saben qué, vámonos de aquí, es un riesgo para nosotros vivir en
Tijuana, en algún momento nos van a topar y nos van a matar’. Y ese mismo día
se fueron a La Paz, ‘El Teo’ y ‘El Muletas’; ‘La Perra’ dijo que no se iba, que
él no me tenía miedo, y no sé cuánto tiempo pasó cuando detuve a ‘La Perra’.
Les hubiera hecho caso”.
Incapacidad,
la del gobierno federal.
ATENTADOS EN JUÁREZ
—
De los ataques, esos fueron los que se planearon y se evitaron, ¿pero
perpetrados nada más el de Juárez? O en algún otro momento lo atacaron.
“En
Juárez hubo dos agresiones, yo no sé si por tontos o porque realmente es el
estilo de trabajo de ellos allá. A los dos meses que llegué a Juárez, me
quisieron emboscar en la Zona Centro de Juárez, pues yo creo que ellos no
estaban acostumbrados a toparse con gente como yo. Fue una emboscada burda,
grotesca, o sea, va mi grupo de apoyo, mi seguridad, y voy yo también, ¡y salen
al paso y disparan! O sea, nada planeado, nada… hasta me da risa cómo lo
planearon. De inmediato respondió la seguridad, y fue una persecución muy
corta, de una cuadra nomás, y matamos a
dos personas, detuvimos a otros tantos, otros se dispersaron luego, luego. Me
pareció muy burdo, muy mal hecho.
“Otra
un poquito después. Me avisaron, yo vivía en el cuartel en Juárez, me avisó la gente
de la DEA que me estaban esperando a una cuadra de donde estaba, me dijeron
dónde, y que había un grupo como de 60 gentes esperando a que yo saliera del
cuartel. En ese momento hablé yo con el comandante del Batallón, eso fue en la
noche, en la mañana, le dije ‘yo voy a salir normal, como todos los días’. En
ese tiempo en el cuartel estaba una base de Fuerzas Especiales del Ejército,
helicópteros artillados y todo. Los helicópteros se levantaron a eso de las
siete de la mañana, y yo salía a eso de las siete y media. La intención era que
se llevara a cabo el enfrentamiento, pero no pasó.
No
sé qué pasó, pero pasamos por donde era el lugar y nada. Esa fue la segunda, y
la tercera pues los federales que me emboscaron, eso sí, la vi muy cerca porque
me deshicieron los vidrios de la camioneta. Pero nada más, esas fueron las
tres”.
—
Ocho. Cinco en Tijuana, tres allá (en Ciudad Juárez)…
“Y
el atentado” (nueve veces).
“PARA MÍ LOS CRIMINALES, SON CRIMINALES”
—
Hace rato mencionaba la alerta del Cártel de Sinaloa. Hay gente que piensa que
Usted combatió a una estructura criminal para beneficiar a otra, que combatió
al Cártel Arellano Félix para beneficiar al Cártel de Sinaloa…
“No,
no, no. Yo le voy a decir una cosa: para mí los criminales, son criminales. Cuando
hablo es porque todo mundo tiene que saber, que el Cártel de Sinaloa, que el
Cártel Arellano, que el Cártel de Juárez, pero yo realmente no los identifico
como ellos quieren que los identifique. Para mí son criminales todos, no tengo
ni preferencia ni aberración contra uno en particular; yo simplemente combato
criminales.
“Tal
vez por el sistema de operación que tengo yo, el plan o el programa que yo
aplico en una ciudad, como en el caso de Tijuana y de Juárez, que fue el plan
de sectorización, se pueda pensar en algo de eso. Por ejemplo en Tijuana, en
enero de 2009 inició la sectorización y avanzamos, el programa de sectorización
tenía que abarcar La Presa, La Presa Rural, no pudimos llegar.
“Yo
inicié la sectorización aquí en la Zona Centro, porque era el lugar más
sensible de la ciudad y donde estaban arraigados los Arellano. Era la zona de
operaciones, donde se planeaban los secuestros, las extorsiones… todo estaba
aquí en el Centro, más para parar el grupo más agresivo, que eran los Arellano
en ese tiempo. Y les pegamos. Luego entro, nos fuimos a Otay, creo, luego a San
Antonio de los Buenos, Playas, y así fuimos avanzando.
“El
proceso de sectorización es irle ganando espacios, irlos empujando. Yo los iba
empujando a la Zona Este, siempre dejándoles una salida, porque yo considero
que si cerraba los espacios, es como herir a una fiera: los efectos colaterales
de encerrarlos y atacarlos directamente sin dejarles movimiento, las
consecuencias iban a ser muy fuertes para la población. Iba a haber mucha
sangre, mucho derramamiento de sangre, muchos muertos, mucha gente inocente que
iba a morir aquí y mi intención definitivamente nunca era llegar a esos
términos. Ya cuando entramos acá a Centenario o a La Mesa, cuando ya me estaba
enfrentando con ‘El Teo’, ya era el conflicto directo. Claro que si hubiera
entrado a Cerro Colorado, a Los Pinos, a La Presa, el choque hubiera sido
superior, pero no alcancé a llegar.
“En
el caso de Juárez, parece que las dos ciudades están diseñadas igual, y en las
dos hay presencias de ‘El Chapo’. Allá el otro cártel era Los Aztecas o el
Cártel de Juárez. Igual que en Tijuana, en Juárez yo inicié en la Zona Centro,
también, que era la zona más concentrada de actividad criminal de Los Aztecas.
¿Por qué contra ellos? Porque era igualmente el grupo más agresivo de Juárez,
secuestraban, mataban, descuartizaban, la trata de blancas, las muertas de
Juárez… todo se daba en la Zona Centro de Juárez. Juárez estaba dividida en dos
partes: la zona norte y noroeste, la trabajaban Los Aztecas, y el sur-sureste,
lo trabajaban Los Chapos.
“Yo
empecé acá y seguí avanzando, igual en Juárez decían ‘ah, les está pegando a
Los Aztecas’, que por cierto, en ese tiempo, el fiscal, feliz de que yo le
pegara a Los Aztecas, quién sabe por qué, hasta me dieron patrullas del
Gobierno del Estado”.
ENFRENTAMIENTO CON OPERADOR DE “EL
CHAPO”
“Cuando
pasamos del Centro-sur de la ciudad, el choque ya fue directo con la gente
de Los Chapos. Allá en Juárez, al final
de la administración, tuve un enfrentamiento con el operador de Los Chapos en
Juárez, era ex ministerial. Me avisaron que estaba en una casa, llegamos a eso
de las tres de la mañana, lo rodeamos y yo mismo le dije ‘sabes qué, entrégate,
no tiene caso que te matemos’, pero no se quiso entregar. Lo matamos. Le dolió
mucho a la gente de ahí, y, dos meses después, hay una persona que era el que
controlaba el Cártel de Sinaloa en el Estado de Chihuahua, Gabino Salas. Me
avisaron, me dijeron ‘sabes qué, Gabino está en un restaurant, está comiendo
así y así, ten cuidado, están ministeriales cuidando el entorno de él’. Le
avisé yo al cuartel y le avisé a la PGR. Fuimos, pero como el cuartel estaba
vigilado y la PGR estaba vigilada, en cuanto vieron el movimiento (chasca los
dedos), se peló Gabino. Entonces llegamos al lugar, pero ya no estaba.
“Al
otro día, como a las once de la mañana, me vuelven a avisar: me dicen, ‘sabes
qué, Gabino está en tal lugar, está en un rancho cerca de Guadalupe de los
Bravo’. Ya estaba fuera de mi jurisdicción. Entonces le hablé al delegado de la
PGR, le dije ‘sabes qué, dame jurisdicción, pídeme apoyo’.
Me pidió apoyo y me mandó a los MP federales,
le dije a mi General: ‘Mi General, hay este asunto, me voy a adelantar, sabe
qué, no se mueva porque lo están vigilando; me voy a mover yo solo’. Y me moví
yo. Llegamos al rancho ese y sí estaba ahí Gabino y cuatro personas más. En
cuanto entramos, las cuatro personas se hincaron y se rindieron, luego, luego.
Pero Gabino sacó su cuerno y corrió hacia un cañaveral que estaba ahí, disparándonos
a nosotros, entonces, pues ni modo. Ahí se quedó también Gabino, gente del
Cártel de Sinaloa, los dos”.
—
Aquí también lo vigilaban...
“Me
ofrecían 18 mil dólares a la semana, por semana, en mi oficina, ¡de un
Teniente!, que trabajaba directamente para ‘El Chapo’. Inmediatamente lo detuve
y lo entregué”.
—
Teniente, ¿qué pasó con las ofertas de trabajo que recibió después que dejó de
ser jefe de la Policía de Ciudad Juárez?
“Me
ofrecieron trabajar, pero los lugares donde me ofrecían no eran muy adecuados
para mí. Me ofrecieron en Michoacán, en Guerrero y en Tamaulipas. Y medio
estábamos en pláticas con Nuevo León, ahí medio yo sí quería ir a Nuevo León,
pero no se concretó. No me interesaba porque estaban metidas las manos del
Gobierno Federal, directamente, completamente y cuando tiene el mando otra
corporación o alguien que no tiene conocimiento, únicamente se generan
rispideces y conflictos, y no vale la pena”.
PRESIDENTE MUNICIPAL O SER EL NÚMERO UNO
—
Usted quiere ser candidato a la presidencia municipal de Tijuana, ¿cuáles son
los requisitos? ¿Cumple con el de residencia?
“Sí.
Bueno, se ha hablado mucho directamente de que yo quiero ser presidente, que yo
ya estoy planeando una candidatura para el año que entra. Eso no lo podemos
siquiera comentar abiertamente porque se llaman actos anticipados de campaña”.
"El
narcotráfico es una consecuencia de la corrupción, ineptitud, de la apatía o de
la participación directa del gobierno".
—
Pero sí está pensando…
“Lo que me queda claro es que con lo que me ha
tocado vivir a mí, yo he estado cerca de los presidentes, presidentes de la
República. Me di cuenta de algo más, que a mí me hizo pensar en cosas más allá:
si tú quieres transformar realmente algo, nunca lo vas a lograr si eres dos.
Tienes que ser uno, para que tus decisiones influyan realmente, tienes que ser
uno.
“Como cuando era yo director de la Policía
Estatal, que venía a Tijuana a pegarles (al crimen), lo primero que me di
cuenta es que yo desde el exterior no podía hacer nada porque la Policía
Municipal estaba protegiendo a todos, y luego estaba aquí la Policía Federal, y
protegían a los convoyes, y la Municipal avisaba todos los movimientos míos. No
pude, con 400 policías estatales que tenía en ese tiempo, me concentraba en
Tijuana con 300 patrullas, con todo ese arsenal que llegaba y ¡no podía agarrar
a los canijos! ¿Por qué? Porque la estructura de Tijuana, la estructura de
seguridad de Tijuana, era una estructura de seguridad para proteger la estructura
criminal, y no pude penetrar esa estructura, hasta que vengo como director y
luego como secretario. Y a los mismos policías que dieron protección a la
estructura criminal, les cambiamos la ideología, les cambiamos su moral
completa, y los volteamos en contra de los mismos delincuentes. Ese fue el
logro de Tijuana, y de Juárez”.
TIJUANA,
PUNTO DE QUIEBRE
—
¿Y por qué Tijuana? Por la residencia, o por qué no a Juárez, o en Sinaloa.
¿Por qué aspirar a Tijuana?
“Me
gusta Tijuana. Es un punto emblemático. Tijuana, ha sido punta de lanza de
muchas cosas, dentro de la misma Baja California, un punto importantísimo de
economía, de migración, de cultura. Pero aquí también fue un punto muy
importante del inicio del narcotráfico, la escuela de los Arellano se regó
hacia el sur, porque ni el Cártel de Sinaloa hacía lo que hacían los Arellano
en aquel tiempo. Los Arellano fueron los que iniciaron con la integralidad del
crimen, que englobaron todo en el crimen, ya no era nomás el narcotráfico, se
metieron en secuestros, extorsiones, cobro de piso, indocumentados, trata de
blancas.
“Cuando
yo ocupé (la Dirección de la Policía) fue para mí tan difícil descifrar la
estructura de los Arellano… fue muy difícil, porque era una estructura muy
compleja, muy bien hecha, como una tienda departamental. O sea, su departamento
de secuestros, su departamento de levantones, su departamento de cobros, su
departamento de trata de blancas, de indocumentados… Todo bien definido y
compartimentado que entre ellos no se conocían. El problema fue que cuando
encontramos el hilo -estaban ellos tan confiados- nomás le jalamos y ¡fu!, se
cayó todo. Todo se cayó. Entonces, si Tijuana fue escuela para todo eso, aquí
puede ser también el punto de quiebre de la situación tan difícil que está viviendo
el país”.
—
No recordamos un caso de algún ex secretario de Seguridad que haya llegado a
una alcaldía. ¿Qué le hace pensar que Usted lo logrará?
“Porque
creo que tengo las capacidades suficientes para hacerlo. A mí me han encajonado
siempre en el asunto de seguridad, pero la realidad es que yo tengo una
preparación académica aparte, sí soy militar y todo, desde luego, pero yo tengo
una carrera de administración, distinta, que no me han dejado ejercer. Cuando
recibí la Secretaría de Seguridad Pública, y manejé los presupuestos de
Seguridad Pública”.
—
Sabemos que el principal problema de México en el combate al crimen organizado
y el narcotráfico, es la impunidad. ¿Cómo combatir la impunidad?
“No
creo, yo creo que el principal problema de México no es el narcotráfico. El
principal problema de México son los gobernantes que tenemos. El narcotráfico
es una consecuencia de la corrupción del gobierno o de la ineptitud del
gobierno, de la apatía, o definitivamente de la participación directa del
gobierno”.
—
La pregunta es, cómo combatir la impunidad. Porque Usted detuvo a tantos, hay varios que menciona
Usted, están libres, y eso es impunidad.
“Yo
creo que eso le toca al Presidente de la República, desde allá. Me doy cuenta
que el que llega a ocupar un puesto público, pues se vuelve arriba de dios y ya
nadie le puede decir nada, lo saben todo, se vuelven polifacéticos, se vuelven
de todo; y nadie puede decirles o criticarles, decirles algo. Se vuelven
intocables.
“El
siguiente paso es que los quitemos de ahí, o los enjuicien, como pasó en
Guatemala, tal vez, ¿por qué no puede pasar aquí?
—
Hace unos días el Padre Alejandro Solalinde estuvo en Tijuana y declaró a ZETA
que en México vivimos en un narcoestado. ¿Coincide con él?
“Tal
vez no de manera integral, pero definitivamente en algunos Estados de la
República se está viviendo: Chihuahua es un narcoestado, Veracruz es un
narcoestado, Tamaulipas, Sinaloa, Jalisco es un narcoestado.
—
¿Baja California es un narcoestado entonces?
“Yo
creo que tal vez antes lo fue, pero cuando llegué a trabajar con el licenciado
(Eugenio) Elorduy, me di cuenta que no, Baja California no, y después (José
Guadalupe) Osuna Millán… moralmente me impactó su estructura moral. A mí muchos
apoyos, aquí a Tijuana. Muchísimos apoyos, de veras. Cada vez que yo le hablaba
a Daniel (de la Rosa) o al ex gobernador, inmediatamente”.
—
Y en el ámbito nacional, ¿actualmente conoce la estrategia de combate a la
inseguridad o al crimen organizado, de Enrique Peña Nieto? ¿Cree que va por el
camino correcto?
“No la conozco yo, ni la conoce el Presidente
de la República. Para ser más exacto, creo que no tiene una estrategia. Creo
que andan como el bombero, apagando fuegos. Estamos en el tercer año de
gobierno y realmente no han definido el destino de la seguridad del país. Hacen
despliegues sensacionales, mucha parafernalia, mucho teatro; pero realmente sin
una esencia real, sin una estructura bien diseñada, un proceso, una política
criminal que tenga un objetivo estratégico de mediano y largo plazo”.
LA FUGA DE “EL CHAPO”
“Por
ejemplo la fuga de ‘El Chapo’ evidencia la ineptitud y la incapacidad del
gobierno, porque me dicen a mí, ‘¿y qué
hubiera pasado si tú hubieras sido el director del CERESO?’.
A
mí se me hubiera ido ‘El Chapo’ también, porque la manera en que se fue es una
manera increíble, hacer un túnel tan largo y llegar exactamente al punto donde
tenía que ser…”.
—
Pero Usted habría escuchado la obra o no.
“No
sé, habría que ver, yo no conozco ahí. Para empezar, yo si hubiera sido ‘El
Chapo’, si hubiera sido el director, si yo lo hubiera tenido, para empezar, no
lo dejo dormir dos veces en el mismo lugar.
“Eso,
la fuga de ‘El Chapo’, define exactamente la incapacidad del sistema de
información mexicano. El sistema de información del país, se supone que debe
estar dedicado las 24 horas a monitorear todo lo que pueda afectar en el asunto
criminal”.
—
Entonces también el CISEN necesita un cambio.
“Más
bien tienen que ser profesionales e investigar asuntos que realmente afectan al
país, asuntos como la fuga de ‘El Chapo’, y luego se les fugaron acá en
Culiacán, el mismo procedimiento que hicieron allá con ‘El Chapo’. Pues si ya
tenemos todo eso, si ya sabemos que ‘El Chapo’ ya se había fugado una vez, lo
menos que pudo haber hecho es mantenerlo vigilado”.
EL ARMA EN LA CABEZA
—
En Tijuana a Usted lo conocimos como un
hombre cuidadoso, incluso desconfiado y extremadamente precavido tratándose de
su seguridad. En el ataque que sufrió en Ciudad Juárez, ¿cree Usted que pudo
tomar alguna medida adicional?
NUEVE VECES HA EVITADO SU MUERTE
“Ya
analicé todo el proceso de cómo pasó (suspira). Cuando iba a Juárez me movía
muy rápido en mi vehículo para ver si alguien se pasaba el alto conmigo, si
alguien hacía cosas que me despertaran a mí la sospecha de que me pudiera pasar
algo. Yo creo que lo que pasó ahí es que estuvieron mucho tiempo, mucho tiempo,
esperando el momento preciso.
Cuando
yo crucé a Estados Unidos, es la única ocasión que yo andaba desarmado, siempre
traía hasta dos o tres armas conmigo, y esa ocasión que iba yo a cruzar, no
podía cruzar con las armas. Pero fue un trayecto de cinco cuadras donde yo dejé
las armas para cruzar. Entonces, me tuvieron tan monitoreado, no sé… Hasta el
lugar donde iba yo a cambiar dinero para cruzar, ahí es donde me estaban
esperando. Estuvo muy planeado. Mal ejecutado, pero bien planeado, porque debí
haberme quedado yo ahí, y no debían haberme dicho quién los mandó, pues. Pero
estuvo bien planeado, definitivo, porque nunca detecté a nadie que me fuera
persiguiendo, nunca detecté nada. Completamente nada”.
—
De Jesús Antonio Castañeda, ¿puede decir que era un gatillero profesional?
“¿Es
el que me disparó?”.
—
Sí.
“Sí,
él es de Los Aztecas, es del grupo de Los Aztecas, es un sicario de Los
Aztecas. Bueno, son asesinos de Los Aztecas, decirles sicarios es como ¡uy!, un
término muy elevado para una persona tan insignificante”.
—
Y falló.
“Si
falló, fue providencial, porque cuando yo lo vi, yo estaba sentado en mi
camioneta, me habló mi hija por teléfono y en ese momento contesté yo el
teléfono, volteo hacia el frente y lo vi ya a la altura del cofre del carro, me
acuerdo bien porque traía una sudadera azul, y lo vi y él me volteó a ver, pero
fue un intercambio de miradas nada más. Corre y, cuando corre, trato de buscar
y no traía yo ni un arma, y ya lo veo aquí enfrente a un lado mío, y ya con la
pistola… la tenía yo aquí. Fue cuando me dijo ‘mensaje del ‘Dire’ Reyes’, y le
jaló. Entonces ya yo nomás le hice… pues ya, ahí nos vemos, ¿no?, se apagó la
luz. Cuando le hizo (imita sonido de arma) y se trabó el arma, no tronó.
Entonces, cuando yo veo que no truena, le tiro el agarrón con la mano
izquierda, le alcanzo a agarrar la mano así, pero él se jala. Brinca hacia
atrás, se jala y vuelve a cortar cartucho. Y yo todavía vi cuando se rugió y
botó el cartucho que no tronó, pero él ya alejado de la ventanilla, me empezó a
disparar ya alejado de la ventanilla. Se abre y me empieza a tirar más”.
—
Pero falló los tiros.
“Sí,
lo que hice fue traer a mi hijo a un lado, entonces, me hice hacia enfrente
para que me disparara a mí, y los disparos no fueran a irse hacia un lado,
¿no?, entonces el volante yo lo tenía aquí, cuando yo veo que empieza a
disparar, me hago hacia enfrente”.
—
¿Traía el cinturón puesto?
“No, no lo traía puesto. Nunca me lo pongo. Yo
escuché cuatro disparos y me dicen que nomás fueron tres. Corren hacia atrás,
lo primero que hago yo es voltear a ver a mi hijo, porque estaba llorando muy
fuerte, y ver que no tuviera, que no haya recibido algún impacto de atrás. Me
quise voltear, pero ya no pude, me di cuenta que me había pegado en la columna.
“Alcancé
a voltear ya vi que (mi hijo) estaba llorando muy fuerte, pero no le vi daños.
En eso llega mi esposa, se para en la ventanilla de ese lado, llorando,
histérica, ‘¡¿qué hago?!’. Entonces yo le dije: ‘Háblale a la ambulancia’. No
había cortado la comunicación con mi hija todavía, entonces, cuando veo yo que
está abierta la comunicación, corto la comunicación y le digo ‘háblale a la
ambulancia’.
“Antes
de eso, después de que vi a mi hijo, me tocaba yo la cabeza a ver si no traigo impactos. Y no. Entonces
ya fue cuando dije ‘háblale a la ambulancia’. Llegó un muchacho de unos 28-30
años, del lado de donde yo estoy, y me dijo ‘jefe, ya tenemos detenidos a esos
cabrones, un civil’. Entonces ya como a los tres minutos llega la primera
patrulla, y se baja el policía municipal, y me dice ‘ya tenemos detenidos a los
dos’, y me quiere bajar de la unidad, y dice ‘lo vamos a llevar porque la
ambulancia no llega’. Y le digo ‘sabes qué, no me muevas, porque ya me pegaron
en la columna, si me mueves, me vas a lastimar más’. ‘Ah okey, está bien…’”.
—
¿Sintió dolor?
“Sí.
Eso que dicen en las películas, de que la adrenalina, de que no duele y eso, es
una vil mentira. Duele, como martillazos que le pegan a uno. Sí duele”.
—
¿Entonces su hija escuchó todo?
“Sí.
Escuchó todo”.
—
¿Cree que parte de la detención tan expedita es parte del atentado, ¿el atentado es parte del plan?
“No,
porque fueron las personas, los civiles que estaban ahí, los que los
detuvieron. Personas que no… ni se imaginaba uno que pudieran intervenir en un evento
de esos, ¿no? Detuvieron a los dos”.
—
En este tiempo, ¿ha investigado más sobre este hombre que detuvieron, Jesús
Antonio Castañeda? ¿Ha investigado más acerca de él?
“No.
Llegó gente de la PGR a ayudarme y todo, a tomar la declaración y todo, les
dije yo de la llamada que tuve antes, del video este que tenía que me estaban
ofreciendo, les dije yo de lo que me dijo el que me disparó. Hablé muchas veces
con el fiscal, con el MP que está encargado del asunto, muchas veces, el primer
y segundo mes estuve hablando y hablando y hablando…”.
—
¿En la Ciudad de México?
“De
México le hablaba yo a la Fiscalía de Chihuahua, me decían que sí, que si ya
estábamos… ‘ya van a ir a declararlo, no se preocupe, estamos…’. Ni me
declararon, ni a Reyes lo citaron. Nada”.
—
No ha avanzado la investigación.
“Totalmente
nada. Ya tienen a los ejecutantes materiales y ya cumplieron, ¿no?”.
—
¿Ya solicitó Usted el expediente para ver qué es lo que llevan, Usted como
afectado?
“No.
Yo me dediqué a mi salud, conozco a la gente de la Fiscalía, trabajé tres
años…”.
—
¿Entonces no busca justicia legal?
“No
me la van a dar. Por lo menos mientras esté el gobernador Duarte y la Fiscalía
esté con la gente que está ahí, al contrario de darme apoyo, me van a
obstaculizar. O hasta puede ser que me inicien averiguaciones previas patito,
si quieren ellos, porque cuando detuvieron a esta persona, al que me disparó,
no solo le creen lo que él dice, dice que me disparó porque era una venganza,
porque yo quise violar a su hermana. O sea, ¡por favor! Yo ni lo conozco ni a
él ni a su hermana, ni a su familia ni nada, pero la Fiscalía inmediatamente le
dio impulso a esa declaración.
Y
no solo a eso, fueron y lo grabaron, y sacaron una declaración donde él está
diciendo públicamente que por qué disparó y todo. Digo, no me han entrevistado
a mí, no me han declarado a mí, y le dan voz a la persona esta, a la que me
disparó, ¿no? Claro que me doy cuenta de las intenciones de la Fiscalía, desde
luego que sí. “Yo sé, o sea, quieren desvirtuar totalmente la situación,
desviar la atención a otros lados, a que el culpable haya sido yo de que me
hayan disparado. Desde luego que qué bárbaro, qué burda la forma de manejar el
asunto.
“Tienen
de director de Seguridad Pública a una persona que está señalada directamente
por ser el autor intelectual de mi atentado, y lo tienen ahí”.
—
¿Cree que el gobernador César Duarte tiene algo contra Usted?
“No
sé si el gobernador esté metido, pero pues la Fiscalía es del Estado, entonces,
qué puedo yo esperar”.
—
Ha visto fotos de los hombres detenidos por su atentado, ¿alguno de ellos es
quién le disparó?
“El
que me disparó, sí. Totalmente, sí es. Al otro no lo vi, pero el que me disparó
sí es”.
MOMENTOS EN EL HOSPITAL
—
Teniente, ¿qué tratamientos ha recibido y cuáles siguen para su rehabilitación?
“Desde
que fue el problema de la lesión, inmediatamente me operaron, directamente allá
en Juárez, un especialista en ortopedia, en cirugía de columna. Afortunadamente
él estaba ese día ahí, y me atendió inmediatamente.
“Yo
llegué consciente al hospital y todo, y me sacaron, me metieron el parche ese
(en el pecho), porque traía un pulmón colapsado, y me abrieron y me metieron un
tubo ahí, y estaba yo en vivo, a todo lo que daba. Podía respirar menos, apenas
alcanzaba a agarrar aire. Después que me ponen el parche ese (exhala), empiezo
a respirar, y llega el médico este y me dijo ‘Teniente, soy tal persona, y soy
especialista en columna, yo lo voy a operar… lo voy a anestesiar’. Y volteo y
le digo ¡por favor! Y ya me voltean y pum, perdí… ya cuando despierto, ya estoy
en terapia intensiva.
“Recuerdo
muy vagamente lo que pasó en esos tres, cuatro días que estuve en Juárez. Ya en
el DF me cuidaron muy bien, me dieron terapia física, pero yo hablaba con mi
médico de cabecera, allá en la Central Militar, otro Teniente Coronel, y
ortopedista también. Le digo: ‘oye, y qué va a pasar conmigo, ¿qué sigue?’. Ya
me explicó él: ‘Tú tienes una lesión de columna completa, lo que podemos hacer
nosotros aquí es ayudarte psicológicamente con terapia física, pero como
médico, te digo que estás inválido, no hay manera de recuperar tu movilidad ni
nada’. ‘Okey’, le digo.
Otras
personas me dijeron que había otras alternativas médicas, como las células
madre, independientemente de que yo sigo con la terapia física, ya me hicieron
una transfusión de células madre, células mesenquimales. Van a ser tres dosis
en tres meses, y tengo que combinarlo con mucho ejercicio y todo para que sean
efectivas. En otras personas han sido resultados maravilloso, que a veces rayan
en lo milagroso, y pues yo espero que eso tenga algún efecto también conmigo”.
—
Pero ¿se ha preparado, ha recibido tratamiento para aceptar que es probable que
no vuelva a caminar?
“No
he recibido. Yo sé que ya estoy dañado de la columna y que si no funcionan las
células madre, pues no voy a caminar, y ya. Lo tengo claro”.
—
¿Y ha tenido problemas para adaptarse a su vida diaria?
“Bueno,
me enojo nada más de que no puedo hacer cosas. Y me enojo con Dios, sí, porque…
creo que no merezco… esto. Como toda persona, he tenido mis errores en la vida,
decisiones mal tomadas, o acciones que tal vez no debí haber llevado a cabo,
pero en general creo que soy una persona honesta, soy un persona recta, de
principios morales muy, muy sólidos. Nunca he tratado de aprovecharme de otras
personas, soy idealista, no he recibido, no soy corrupto, no soy indicioso.
Creo que he llevado una vida bien, recta, pues. ¿Por qué me pasó esto? No lo
sé, tal vez fue un jalón de orejas, pero muy fuerte, sí.
Tal
vez hay otros planes para mí, y que yo, sordo y testarudo, no quería atender. Y
tengo que atender. Tal vez es una prueba de que soy vulnerable, de que soy estúpidamente
humano como todos, y yo ya me sentía superior. Y ya me ubicaron. Sí. Es duro,
pero ya me ubiqué”.
Muchas
gracias, Teniente.
Entrevista
realizada por los editores Adela Navarro Bello, Rosario Mosso Castro e Isaí
Lara Bermúdez
(SEMANARIO
ZETA/ REPORTAJEZ/ Editores ZETA / Fotos. Ramón Blanco/Mario Pelayo/ 14 de Septiembre del 2015 a las 12:35:25)
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