Ciudad de México, 14
de noviembre (SinEmbargo).- La desaparición y el aparente asesinato de los 43
estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “ha convertido a México en
un polvorín de protestas cada vez más violentas y volátiles”, publica este día
The Financial Times en la portada de su página web.
“Ya no hay sólo
vigilias pacíficas con velas. En los últimos días, un sindicato de maestros ha
bloqueado carreteras y el aeropuerto en la localidad occidental de Acapulco.
Los manifestantes han incendiado la sede del gobierno de Guerrero y edificios
del Congreso, así como la puerta principal de Palacio Nacional en la Ciudad de
México, la sede del el gobierno federal”, dice el artículo firmado por la
corresponsal del Financial Times, Jude Weber.
El diario, uno de
los más influyentes entre la prensa internacional, cita al exCanciller
mexicano, Jorge Castañeda, quien afirma que el país pasó del “Mexican Moment”
al “Mexican Mess” [el desastre mexicano].
“La imagen de la
violencia patrocinada por el Estado, el capitalismo de amigos y un gobierno
torpe ha eclipsado el retrato de un nuevo México, con mejor seguridad, reformas
transformadoras y un líder capaz de lograr esto”, dice el medio.
El medio británico
reseña cómo el escándalo por la licitación del tren México-Querétato y la Casa
Blanca de la familia presidencial ha dado la sensación de que la administración
de Peña Nieto “gira sin control”. Refiere que el Presidente mexicano desechó la
licitación del tren México-Querétaro en medio de las polémicas revelaciones de
que la Primera Dama, Angélica Rivera Hurtado, es propietaria de una mansión de
6 millones de dólares construida por un contratista favorecido que era parte
del consorcio del tren.
“[Peña Nieto] ahora
se enfrenta a un duro regreso a casa después de su viaje al extranjero del
G-20″, agrega el medio. Y pregunta: ¿Qué debe hacer el Presidente?: “Aprovechar
la oportunidad para demostrar que es tan serio sobre la reforma de los
intereses creados, el Estado de Derecho y el sistema de justicia, como lo ha
sido con los sectores de energía y telecomunicaciones del país”.
“El Presidente ha
hecho una promesa vaga para forjar un pacto entre partidos para fortalecer las
instituciones [...] ahora debe demostrar su compromiso con la transparencia al
exigir a los funcionarios a publicar sus declaraciones de impuestos; hacer procesos
electorales más corto y más baratos para que dejen de ser un imán para el
crimen; y poner en marcha la Reforma de justicia, comprometiéndose a la rápida
aplicación de los juicios orales federales”, dice el Times.
Ayer, la tunda de
los medios extranjeros al gobierno mexicano siguió.
La democracia en
México no se ha traducido en Estado de Derecho, dijo un nuevo artículo
publicado por el semanario inglés The Economist, el cual parte de la
desaparición de los estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, para analizar
la crisis de impunidad que vive el país.
“México se convirtió
en democracia apenas en el año 2000, cuando siete décadas de régimen del
Partido Revolucionario Institucional, la maquinaria política que elevó al
Presidente Enrique Peña Nieto, terminó con una derrota electoral.
Desafortunadamente, la democracia no trajo Estado de Derecho a México”, dijo el
artículo titulado La creciente crisis de México: Reforma y democracia, pero no
Estado de Derecho.
“Muchos en el PRI
siguen viendo el trabajo de la policía y de las cortes como una manera de
controlar el poder político, en lugar de usarlo para investigar a los mafiosos.
Los políticos corruptos están protegidos en lugar de ser castigados. El crimen
organizado y la corrupción siguen siendo parte de la vida cotidiana”, agregó.
Horas antes, el
también influyente medio norteamericano The New Yorker publicó otro artículo
también cuestionando el clima de impunidad y corrupción que, dice el texto
firmado por el escritor Francisco Goldman, ya tienen cansado al pueblo de
México.
“En estos días en
México es común escuchar o leer que Ayotzinapa fue la gota que derramó el vaso.
México es una tierra de narcofosas, llenas con jóvenes pobres asesinados porque
difícilmente alguien en posición de autoridad, incluyendo al Presidente,
considera su interés tratar de ponerle fin. (Y también por un nada disminuido
consumo de drogas y la irresponsaiblidad política en Estados Unidos)”, dijo el
artículo.
“Los mexicanos saben
que el caso de los 43 estudiantes, como muchas otras atrocidades en México, no
son un crimen local sino una manifestación de la impunidad y la corrupción
política que han estado atormentando al país por años. Ultimadamente, nadie
tiene más responsabilidad que el Presidente y su gobierno”, agregó Goldman.
(RIODOCE/ REDACCION/
noviembre 14, 2014)
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