México,
DF. La Procuraduría General de la República (PGR) presentó cargos contra cuatro
militares por el asesinato de ocho personas y por encubrimiento, en el caso
Tlatlaya que dejó 22 muertos.
Según
explicó el procurador Jesús Murillo Karam, la mayoría de los 22 presuntos
secuestradores murieron en el tiroteo con el Ejército pero que, al término del
choque, los tres militares acusados de asesinato –un sargento y dos soldados–
emplearon armas de los ya abatidos para rematar a los “ocho últimos”, que
habían quedado con vida.
“Con
las armas de los abatidos es con las que disparan a los otros ocho”, dijo en
entrevista con MVS.
“Ya
se hizo la consignación”, agregó.
El
sargento y los dos soldados fueron acusados de homicidio calificado, mientras
que el teniente que estaba al frente de la operación enfrenta cargos de
encubrimiento.
Murillo
Karam no descartó que haya más acusados.
La
historia sobre lo que pasó en la bodega ha tenido varios giros. En un primer
momento el Ejército informó que los 22 presuntos secuestradores habían muerto
en el enfrentamiento con militares. La fiscalía tuvo que informar de que estaba
investigando el caso a raíz de que una testigo aseguró a la prensa que en el
tiroteo sólo hubo un muerto y que los otros 21 fueron en realidad ejecutados a
sangre fría después de rendirse.
La
versión fue además cuestionada debido al resultado del supuesto tiroteo: la
Secretaría de la Defensa Nacional dijo que sólo uno de los soldados fue herido.
Periodistas
de la AP visitaron la bodega días después del incidente y encontraron pocas
evidencias de que se hubiera librado un enfrentamiento prolongado: en las
paredes había una serie de marcas de disparos a la altura del pecho de una
persona, lo cual sugería disparos a corta distancia.
Sin
embargo, el procurador aseguró ahora en MVS Radio que fue el propio ejército el
que le notificó unos días después del incidente que había detectado
irregularidades y violaciones a sus protocolos, por lo que se inició una
investigación.
A
finales de septiembre fueron arrestados ocho militares por este caso.
“Estos
ocho (asesinados), las balas que tenían no pertenecían a las balas del Ejército
y eso nos confundía mucho”, dijo Murillo Karam. “Descubrimos después que fueron
muertos con las armas de los propios muertos que estaban ya en el lugar”.
“Ha
sido una investigación muy difícil, los peritajes tardaron mucho tiempo”,
señaló.
(LA
JORNADA/ DPA, AFP Y AP/ VIE 10 OCT 2014 11:20)
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