Distrito Federal– La
industria de la ropa de paca deja millones de pesos de ganancias a mayoristas
en Estados Unidos, proveedores en México, sindicatos de tianguistas,
vendedores, revendedores de ropa usada... y al crimen organizado.
En el mercado que se
instala en Fray Servando, cerca de la plaza comercial Pino Suárez, en la Ciudad
de México, algunos vendedores afirmaron obtener ganancias superiores a los 30
mil pesos sólo los viernes, cuando abren las pacas procedentes de la frontera.
El tianguis es conformado
por al menos 260 locales fijos y establecimientos en la calle.
La paca de ropa tipo
1, que contiene pantalones y blusas seminuevas de marcas como Levi’s y OGGI
incluye de 300 a 350 piezas y cuesta de 12 mil a 15 mil pesos. Cada prenda vale
entre 50 y 150 pesos.
La ropa usada tipo 2
tiene imperfecciones como manchas, está descosida y, en muchas ocasiones huele
a humedad, por lo que el precio por paca va de los 7 a los 9 mil pesos,
dependiendo del lugar donde se adquiera.
Las prendas
clasificadas como tipo 3 son, en su mayoría, ropa de niño, tallas muy grandes
de mujer y de hombre, así como pantalones fuera de moda, telas sucias y prendas
fuera de temporada que van de relleno en las pacas tipo 1 y 2. El costo por
pieza es de 5 a 20 pesos.
Las cobijas y
cortinas tienen precios que oscilan de 100 a 200 pesos.
Según locatarios, el
mercado está controlado por el Frente Nacional del Comercio Informal (FNCI),
una organización que presume en su página de internet su apoyo a Enrique Peña
Nieto en la campaña presidencial de 2012.
Comerciantes
aseguraron que pagan 100 pesos diarios al FNCI por expender sus productos en
esta zona.
UN TIANGUIS DE NOCHE
Por su ubicación, el
tianguis de San Martín Texmelucan, Puebla, cada ocho días se convierte en un
punto estratégico para el comercio de ropa nueva y de paca en el sureste del
país.
Cerca del tianguis
se juntan las carreteras federal México–Puebla, la autopista México–Puebla y la
carretera federal a Tlaxcala.
Gracias a estas rutas,
al lugar llegan revendedores de Chiapas, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala a adquirir
su mercancía para expenderla en sus estados.
En el tianguis
operan unos 60 mayoristas de ropa usada, quienes arriban al lugar a bordo de
camionetas Ford Lobo y autos Nissan Sentra.
Los puestos son
instalados desde las 16:00 horas del lunes y son levantados a las 12:00 horas
del martes. “La economía está muy crítica y a veces ya no alcanza para comprar
una ropa nueva, que dilata menos. Ésta ( la ropa de paca) tarda un poquito más
y está más barata”, comentó Delfina Cerón, una compradora de San Martín
Texmelucan.
“Nada más le echas
una lavadita y luego, luego ya te la puedes poner”, dijo.
En este tianguis,
las pacas de ropa con 70 piezas cuestan entre 4 mil y 5 mil pesos,
principalmente ropa de mujer y de hombre.
Cada ocho días,
Mabel Juárez acude al tianguis para comprar ropa usada y revenderla en el
Municipio de San Miguel Xoxtla, Puebla. Adquiere piezas de 30 o 40 pesos y las
revende en un pequeño local a 60 u 80 pesos.
“Yo creo que le
ganamos como el 50 por ciento. Nosotros compramos muy poquita ropa. Si vienes
en la mañana, vienen a comprar lo que venden mucha”, dijo.
EL CRIMEN ORGANIZADO
Efrén Sandoval,
investigador del CIESAS Noreste, con sede en Nuevo León, sostuvo que el crimen
organizado empezó a intervenir en el comercio de ropa de paca entre 2009 y
2010.
Según sus
investigaciones, que incluyeron trabajo de campo en la frontera de Tamaulipas
con Texas, los principales mayoristas se encuentran en Hidalgo, Laredo y
McAllen, donde la mayoría de los comerciantes mexicanos adquiere la ropa.
En algunos casos,
los comerciantes compran directamente la ropa a los mayoristas, pero, en la
mayoría, son los llamados pasadores o fleteros los que compran la ropa, cruzan
la frontera hacia el sur y luego la revenden.
Según Sandoval,
cárteles mexicanos obligaron a los fleteros a trabajar con ellos. También
empezaron a exigir cuotas a los trabajadores de la aduana por cada cargamento
que dejaban pasar y obligaron a los comerciantes a comprar a un proveedor
designado por ellos.
“Lo que me han dicho
algunos comerciantes es que ellos creen que en todo caso sigue el negocio
siendo controlado por algún grupo o algunos grupos (del crimen organizado)”,
dijo el doctor en antropología.
“Suponemos que
siguen controlando o tratando de controlar ese paso. Si es un grupo (del crimen
organizado) quien lo controla, no lo sabemos, si son dos, no lo sabemos, y si
son varios grupos dentro de un mismo cártel, tampoco lo sabemos, pero suponemos
que sí hay un control todavía”, aseguró.
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Arcelia Maya/Agencia
Reforma | Sábado 26 Julio 2014 | 22:58 hrs)
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