MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Tal como lo adelantó Proceso hace cuatro meses en sus
ediciones 1933 y 1934, el gobierno de Enrique Peña Nieto está decidido a
investigar y sancionar la desmesurada corrupción panista en Petróleos
Mexicanos, principalmente a través de la empresa Oceanografía, S.A. de
C.V., proveedora consentida de Pemex durante las administraciones de
Vicente Fox y Felipe Calderón y oscuramente vinculada a los hijos de
Marta Sahagún, así como a Mario Alberto Ávila Lizárraga, alfil de
Calderón en la paraestatal.
En su
comparecencia ante la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, el
procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, expresó que se
actuará con prudencia y responsabilidad en busca de evidencias claras,
precisas y contundentes para evitar que los acusados como culpables
salgan en libertad. “No habrá impunidad”, aseguró el procurador.
Veremos.
El primer inculpado es Mario Alberto Ávila Lizárraga,
exsubdirector de Mantenimiento y Logística en la Coordinación de
Servicios Marinos de Pemex Exploración y Producción (PEP), contra quien
se ha impuesto un procedimiento administrativo por haber firmado una
adenda para favorecer a Oceanografía cinco días después de haber
abandonado su cargo en la paraestatal. Ávila Lizárraga, uno de los
colaboradores más cercanos a Calderón dentro de Pemex, dejó su cargo el
30 de noviembre de 2012 para contender como candidato del PAN a la
gubernatura de Campeche, en unos comicios que perdió. Igualmente, es
conocida la cercanía de Ávila con Juan Camilo Mouriño y su familia. El
expediente confidencial sobre el caso, obtenido por el reportero J.
Jesús Esquivel (Proceso 1933), identifica a Ávila como “MAL”, y da
cuenta detallada de su “inexplicable” fortuna.
La investigación en
torno a Oceanografía implica también a Juan Alberto y Manuel Bribiesca
Sahagún, hijos de la esposa de Vicente Fox, y a Guillermo Sahagún
Jiménez, hermano de la señora Marta, quienes cabildeaban en Pemex con el
fin de conseguir contratos para dicha empresa, como lo declaró el
propio Manuel Bribiesca a la revista Contralínea. ¿Se procederá contra
ellos?..
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1950 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
El
siguiente ejemplo ilustra los excesos cometidos en Pemex con el
propósito de favorecer a Oceanografía: en 2010 se asignó a esta empresa
un contrato inicial por 250 millones de pesos, el cual se cuadruplicó,
“por la asignación de tres convenios adicionales”, para sumar mil 326
millones de pesos. Este tipo de excesos fueron asimismo cometidos con
otras firmas y se tradujeron siempre en aumentos importantes de los
ingresos personales de los funcionarios firmantes de Pemex, lo cual
revela actos de corrupción que habrán de ser comprobados y castigados.
¿Cómo operaban?
“La señora (Marta Sahagún) es la que manda en
Pemex”, declaró Luis Ramírez Corzo, quien fungía como director de Pemex
Exploración y Producción (PEP), a Ana Lilia Pérez, el 7 de octubre de
2004, un mes antes de que el primero sustituyera a Raúl Muñoz Leos en la
dirección general de la paraestatal. En dicha entrevista, Ramírez Corzo
dijo a la reportera que la señora Sahagún los presionaba a él y a Muñoz
Leos para dar contratos a Oceanografía porque dos de los hijos y un
hermano de la esposa del presidente Fox los conseguían a cambio de una
comisión.
En esas fechas, PEP debía adjudicar un contrato por 154
millones de dólares, mediante licitación, para la contratación de un
barco grúa que daría servicio a las plataformas petroleras en la Sonda
de Campeche. Según el director de PEP, Marta Sahagún ordenó que fuese
otorgado a Oceanografía, a pesar de que no cumplía con las
especificaciones técnicas y cotizaba a un precio superior en 6% al del
resto de las navieras. El contrato fue otorgado a Oceanografía por un
monto de 168 millones de dólares, 14 millones de dólares más que lo
presupuestado. (Ana Lilia Pérez, Camisas azules, manos negras. El saqueo
de Pemex desde Los Pinos, pp. 135-141.) ¿Existirán pruebas “claras,
precisas y contundentes” para inculpar a la señora Sahagún de estos
abusos, así como a Vicente Fox por su pasiva complicidad ante los
excesos de su esposa, hijastros y cuñado?
El caso de Oceanografía
es paradigmático e ilustra claramente la forma de operar de empresas
proveedoras de Pemex para obtener contratos mediante licitaciones
manipuladas o asignaciones directas injustificadas, a cambio de relojes
Audermars Piguet de más de 40 mil dólares y otras compensaciones
millonarias para funcionarios corruptos e intermediarios con alto poder
de convencimiento. Todos los responsables directos e indirectos en esa
oceánica corrupción debieran ser procesados y sancionados como medio
ejemplar para eliminar la podredumbre que en buena medida explica los
rezagos y la falta de competitividad de Pemex.
El PAN pretende
condicionar la discusión y aprobación de la legislación secundaria de la
reforma energética con el caso Oceanografía, a fin de deslindar a
Calderón y a otros destacados panistas de su presunta responsabilidad en
actos u omisiones contrarios a lo establecido en el artículo 47 de la
Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos. ¿Lo
lograrán? ¿Será castigada la permisividad o el encubrimiento de los
altos funcionarios relacionados con la comisión del delito de peculado
por parte de sus subordinados?
¿Sigue siendo negociable la
justicia por consideraciones de orden político, como lo ha sido hasta
ahora? Durante la hegemonía priista sólo se condenó por corrupción a los
enemigos del presidente en turno. En contraste, los presidentes
panistas no tuvieron el poder ni la voluntad para procesar a ninguna
“tepocata” porque necesitaban al PRI para gobernar y para mantener la
estabilidad. Fox y Calderón no sólo pactaron y se sometieron al poder
del PRI, sino que hicieron algo peor: se volvieron como ellos.
Es
claro que la corrupción en Pemex no empezó ni terminó con los gobiernos
panistas. Aún más claro es el imperativo de prevenir, combatir y
sancionar la corrupción dentro de Pemex como condición ineludible del
éxito de la reforma energética, y de que sus beneficios lleguen a todos
los mexicanos en lugar de quedarse en los bolsillos de unos cuantos
truhanes que han lucrado cínica e impunemente con la riqueza petrolera
de la nación.
El presidente Peña Nieto no puede olvidar que la
corrupción fue una de las causas fundamentales de la derrota de su
partido en 2000, así como de la debacle del PAN a partir de 2012. No hay
duda: La corrupción ha dejado de ser el aceite de la maquinaria
gubernamental para convertirse en el principal obstáculo de la
gobernanza democrática eficaz. A combatirla sin doblez.
/ 18 de marzo de 2014)
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