José Gil Olmos
MÉXICO, D.F.,
(proceso.com.mx).- El vocero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN), el subcomandante Marcos, lanzó la tercera parte de su misiva “Ellos y
Nosotros” en la que denuncia el fracaso de los intentos de compra y coacción de
los indígenas rebeldes por parte de los últimos gobiernos, incluyendo al de
Enrique Peña Nieto.
Marcos advierte
también de los intentos de las autoridades de borrar a su movimiento del
escenario mediático mediante un cerco de control informativo y manipulación de
los medios.
Critica los
programas sociales contra la pobreza y asegura que a pesar de los intentos de
ignorarlos, las regiones zapatistas con sus formas de autogobierno han logrado
mejores resultados y tienen mejores índices de bienestar que aquellos que
reciben dinero y dádivas oficiales.
A continuación el
texto completo:
“Ellos y Nosotros.
“III.- LOS CAPATACES. ELLOS Y NOSOTROS.
“III.- Los Capataces.
“En algún lugar de
México.
“El señor golpea la
mesa, furioso.
“- ¡Aniquílenlos!
“- Señor, con todo
respeto, llevamos más de 500 años intentándolo. Los sucesivos imperios
encumbrados lo han intentado con todo el poderío militar de la época -.
“- ¿Y por qué siguen
ahí?
“- Err. todavía lo
estamos tratando de entender – el lacayo mira con reproche al que tiene
uniforme militar.
“El aludido se
levanta y, en posición de firmes, extiende su brazo derecho al frente, con la
mano extendida, y grita con entusiasmo:
“- ¡Heil.! perdón,
quise decir, lo saludo, señor – Luego de dirigir una mirada amenazadora que
calla las risitas de los demás comensales, continúa:
“- El problema,
señor, es que esos herejes no nos enfrentan donde somos fuertes, nos dan la
vuelta, nos atacan en nuestras debilidades. Si todo fuera cuestión de plomo y
fuego, bueno, pues hace tiempo que esas tierras, con sus bosques, agua,
minerales, gente, hubieran sido conquistadas y así usted hubiera podido
ofrecerlas en tributo al gran Mandón, señor. Esos cobardes, en lugar de enfrentarse
a nosotros sólo con sus heroicos pechos desnudos, o con arcos, flechas y
lanzas, y quedar como héroes (derrotados sí, pero como héroes), se preparan, se
organizan, se ponen de acuerdo, nos dan la vuelta, se esconden cuando se quitan
la máscara. Pero no estaríamos en esta situación si me hubieran hecho caso
cuando empezó todo -, y mira con reprobación al comensal en cuyo letrero en la
mesa se lee “chupa-cabras versión 8.8.1.3?
“El comensal
aludido, sonríe mientras dice:
“- General, con todo
respeto, no teníamos una bomba atómica. Y aunque pudimos haber conseguido una
de nuestros aliados (el comensal que tiene el letrero de embajador agradece la
mención), habríamos conseguido aniquilar a todos los aborígenes, pero también
habríamos destruido los bosques y el agua, además de que los trabajos de
exploración y explotación de minerales serían imposibles por, digamos, varios
siglos -.
“Otro de los lacayos
interviene:
“- Les ofrecimos que
a su muerte habría canciones y poemas alabando su sacrificio, corridos,
películas, mesas redondas, ensayos, libros, obras de teatro, estatuas, su
nombre en letras doradas. Les dijimos que si se empeñaban en resistir y seguir
vivos, íbamos a sembrar rumores y dudas sobre por qué no han desaparecido, por
qué no han muerto, y que diríamos que eran creación nuestra, que íbamos a
llevar adelante una campaña de desprestigio tal que incluso contaría con el
apoyo de algunos intelectuales, artistas y periodistas progresistas – Los
comensales aludidos hacen un gesto de aprobación, aunque más de uno lo hace de
desagrado por tantos ‘istas’.
“El señor interrumpe
impaciente:
“- ¿Y?
“- Nos contestaron
con una señal así – (el lacayo enseña la mano empuñada pero con el dedo medio
levantado).
“Los comensales se
revuelven indignados y claman:
“- ¡Proles! ¡Nacos!
¡Groseros! ¡Plebeyos! ¡Barrio! -
“El lacayo sigue con
la señal de la mano, mirando de frente al señor. Éste lo increpa:
“- ¡Ya entendí!, ya puede
bajar la mano.
“El lacayo baja la
mano lentamente, mientras hace un guiño a los demás comensales. Después
continúa:
“- El problema,
señor, es que estas personas no rinden culto a la muerte, sino a la vida. Hemos
intentado eliminar a sus líderes visibles, comprarlos, seducirlos.
“- ¿Y entonces?
“- Además de que no
lo hemos conseguido, nos hemos dado cuenta de que el problema mayor son los
líderes invisibles.
“- Ok,
encuéntrenlos.
“- Ya los
encontramos, señor.
“- ¿Y? -
“- Son tod@s, señor.
“- ¿Cómo que tod@s?
“- Sí, todas, todos.
Ése fue uno de los mensajes de lo que hicieron el día del fin del mundo.
Logramos que no se manejara eso en los medios de comunicación, pero creo que
aquí podemos decirlo sin temor a que alguien más se dé cuenta. Usaron un código
para que nosotros entendiéramos: el que está arriba del templete es el jefe.
“- ¡¿Qué?! ¿40 mil
jefes y jefas?
“- Err. señor,
disculpe, ésos son los que vimos, habría que agregar muchos más que no vimos.
“- Cómprenlos
entonces. Imagino que tenemos dinero suficiente – agrega dirigiéndose al
comensal con el letrero de ‘cajero no automático’.
“El llamado
‘cajero’, empieza a balbucear:
“- Bueno, señor,
tendríamos que vender algo del Estado y ya casi no queda nada.
“El lacayo
interrumpe:
“- Señor, lo hemos
intentado.
“- ¿Y?
“- No tienen precio.
“- Entonces
convénzanlos.
“- No entienden lo
que les decimos. Y a decir verdad, nosotros tampoco entendemos lo que dicen
ellos. Hablan de dignidad, de libertad, de justicia, de democracia.
“- Bueno, entonces
hagamos como que no existen. Así morirán por hambre, enfermedades curables, con
un buen cerco informativo, nadie se percatará hasta que sea demasiado tarde.
Eso, matémosles de olvido.
“El comensal que se
asemeja sorprendentemente a un chupa-cabras hace un signo de aprobación. El
señor agradece el gesto.
“- Ya, señor, pero
hay un problema.
“- ¿Cuál?
“- Aunque los
ignoremos, se empecinan en seguir existiendo. Sin nuestras limosnas, perdón,
quise decir sin nuestra ayuda, construyeron escuelas, hicieron producir la
tierra, levantaron clínicas y hospitales, mejoraron sus viviendas y su
alimentación, bajaron los índices de delincuencia, acabaron con el alcoholismo.
Y, además de que prohibieron la producción, distribución y consumo de narcóticos,
elevaron su esperanza de vida y casi la igualaron con la de las grandes
ciudades.
“- Ah, o sea que
sigue siendo mayor en las ciudades – el señor sonríe contento.
“- No señor, cuando
dije ‘casi’ es que la de ellos es superior. La esperanza de vida en las
ciudades se redujo gracias a la estrategia de su antecesor, señor.
“Todos voltean a ver
con burla y reprobación al personaje de corbata azul.
“- ¿Quieres decir
que esos rebeldes viven mejor que los que se venden a nosotros?
“- Completamente,
señor. Pero de eso no hay que preocuparse, hemos montado una campaña mediática
ad hoc para tapar eso.
“- ¿Y?
“- El problema es
que ni ellos ni los nuestros ven televisión, ni leen nuestra prensa, no tienen
tuiter, ni feisbuc, ni siquiera señal de celular. Ellos saben que están mejor y
los nuestros saben que están peor.
“Se levanta la
comensal con el letrero de ‘izquierda moderna’:
“- Señor, si me
permite. Con el nuevo programa de Solid. perdón, quise decir con la Cruzada
Nacional.
“El lacayo la
interrumpe impaciente:
“- Ya Chayo, no
empieces con discursos para los medios. Todos nosotros concordamos en que el
enemigo principal son esos malditos indios y no el otro innombrable. A ése lo
tenemos bien infiltrado y acotado con personeros del señor aquí presente.
“El del letrero
“chupa cabras” asiente con satisfacción y recibe agradecido las palmaditas que
le dan los comensales cercanos.
“El lacayo continúa:
“- Pero tú y yo, y
todos los que estamos aquí, sabemos que todo eso de los programas sociales es
una mentira, que no importa cuánto dinero se invierta, al final del embudo no
queda nada. Porque cada quien se lleva su tajada. Después del señor, con todo
respeto, tú agarras una buena parte, todos los aquí presentes también, luego los
señores gobernadores, los mandos de las zonas militares y navales, las
legislaturas locales, los presidentes municipales, los comisionados, los
líderes, los encargados, los cajeros, total, que para abajo ya queda muy poco,
o nada .
“El señor
interviene:
“- Pues hay que
hacer algo ya, porque si no el Mandón va a buscar a otros capataces y ustedes
saben bien, damas y caballeros, lo que eso significa: el desempleo, el
escarnio, tal vez la cárcel o el exilio.
“El personaje
rotulado ‘chupa cabras’ se estremece y hace un gesto afirmativo.
“- Y es urgente,
porque si esos indios pata-rajada. (la hija del señor hace una señal de asco,
la señora se siente súbitamente indispuesta y adquiere un color verde que
olvídate de Linterna ídem). La señora se retira argumentando algo de un
embarazo.
“El señor sigue:
“- Si esos pinches
indios se unen entre sí, estaremos en muy graves problemas porque.
“- Ejem, ejem, señor
– interrumpe el lacayo.
“- ¿Si? -
“- Me temo que hay
un problema más grande, es decir, peor, señor -.
“- ¿Más grande?
¿Peor? ¿Qué puede ser peor que toda la indiada insurrecta? -
“- Bueno, pues que
se pongan de acuerdo con l@s otr@s, señor -.
“- ¿L@s Otr@s?
¿Quiénes son? -
“- Mmh. deje veo.
bueno, pues campesinos, obreros, desempleados, jóvenes, estudiantes, maestros,
empleados, mujeres, hombres, ancianos, profesionistas, maricones y machorras,
punketos, rastafaris, skateros, raperos, hip-hoperos, rockeros, metaleros, choferes,
colonos, ong?s, ambulantes, bandas, razas, nacos, plebes.-
“- ¡Basta!, ya
entendí. creo.
“Los lacayos se
miran entre sí con una sonrisa cómplice.
“- ¿Dónde están los
líderes que hemos comprado? ¿Dónde los que hemos convencido de que la solución
de todo es volverse como nosotros?
“- Cada vez les
creen menos, señor. Cada vez controlan menos a su gente.
“- ¡Busquen a quién
comprar! ¡Ofrézcanles dinero, viajes, programas de televisión, registros,
diputaciones, senadurías, gobiernos! ¡Pero sobre todo dinero, mucho dinero!
“- Lo estamos
haciendo, señor, pero. – el lacayo duda.
“- ¿Y? – lo apremia
el señor.
“- Cada vez
encontramos más. -
“- ¡Magnífico! ¿Se
necesita más dinero entonces?
“- Señor, quiero
decir que cada vez encontramos más que no se venden.
“- ¿El terror
entonces?
“- Señor, cada vez
son más los que no nos tienen miedo, o que si lo tienen, lo controlan.
“- ¿El engaño?
“- Señor, cada vez
son más los que piensan por sí mismos.
“- ¡Hay que
acabarlos a todos entonces!
“- Señor, si
desaparecemos a todos, también desaparecemos nosotros. ¿Quién sembrará la
tierra, quién hará andar las máquinas, quién trabajará en los grandes medios,
quién nos atenderá, quién peleara nuestras guerras, quién nos alabará?
“- Entonces hay que
convencerlos de que nosotros somos tan necesarios como ellos.
“- Señor, además de
que cada vez más gente se está dando cuenta de que no somos necesarios, parece
que el Mandón está dudando de nuestra utilidad, y por “nuestra” me refiero a
todos nosotros.
“Los invitados a la
mesa del señor se revuelven incómodos en sus asientos.
“- ¿Y entonces?
“- Señor, mientras
encontramos otra solución, porque la del ‘Pacto’ no sirvió para nada, y viendo
que hay que evitar la vergüenza de refugiarlo de nuevo en un cuarto de baño,
hemos adquirido algo más conveniente: ¡un “cuarto de pánico”!
“Los comensales se
ponen de pie para aplaudir. Todos se arremolinan alrededor de la máquina. El
señor entra y se pone frente a los controles.
“El lacayo,
nervioso, advierte:
“- Señor, sólo tenga
cuidado de no oprimir el botón de ‘eyección’.
“- ¿Éste?
“-
¡Nooooooooooooooo!
“Las maquillistas y
titiriteros corren a dar los primeros auxilios.
“El lacayo se dirige
hacia uno de los camarógrafos que ha filmado todo:
“- Tienes que borrar
esa parte. Y dile al Mandón que vaya preparando un muñeco de repuesto. A éste
hay que estarlo ‘reseteando’ a cada rato.
“Los comensales se
arreglan la corbata, la falda, se peinan, tosen, buscando llamar la atención.
Los clicks de las cámaras y la luz de los flashes opacan todo.
“(continuará.)
“Desde cualquier rincón en cualquier mundo.
“SupMarcos.
“Planeta Tierra.
“Enero del 2013.
PROCESO/ José Gil Olmos/ 24 de enero de 2013
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