
Es un matón, un sicario, tal
vez su mayor vicio. Le dicen el Koala porque cuando fuma mariguana se queda
dormido. No sabe leer ni escribir.
Alguien lo vio llorar cuando
hablaba de haber asesinado al periodista Javier Valdez.
Heriberto “N” supo a quién
había matado después de ver cómo corrieron las noticias, no antes. Y tenía
miedo de que lo detuvieran o lo mataran sus mismos compañeros de banda.
Tenía un jefe que trabajaba
bajo las órdenes de los Dámaso, siempre para ellos. El padre y el hijo por
encima de todo; el rostro de Dámaso padre en un lado de una escuadra 9
milímetros y la de Dámaso hijo en el lado opuesto. Cachas de lujo según ellos.
Se fue de Sinaloa a mediados
de julio. Dámaso López Núñez fue detenido en Ciudad de México el 2 de mayo y
sus huestes fueron desarticuladas. Allá estaba también su hijo, el Mini Lic,
porque cinco días después fueron aprehendidos seis de sus escoltas.
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El Koala y sus cómplices
quedaron a la deriva y entonces salieron rumbo a Tijuana pero se movían hacia
Mexicali. Por allá, a finales de julio, se entregó Dámaso López Serrano en una
garita de Calexico.
Después de esto el Koala se
asentó en Tijuana. Trabajaba como peón y vivía con su suegro, un hombre de
bien.
Fue ubicado por policías
federales bajo el mando de la Fiscalía
Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión
(FEADLE) desde el año pasado. Registraron sus movimientos y hasta sus gustos
personales. Y sus actividades, un día de albañil, otro de ayudante de plomero,
todos trabajos conseguidos por el padre de su esposa.
FEADLE consiguió permisos de
un Juez de cargo para intervenir su teléfono celular, cuyo número había sido
proporcionado por un testigo protegido. Y durante semanas estuvo aportando
información sin saber que estaba siendo grabado.
En sus conversaciones, el
Koala decía que extrañaba matar, que quería regresar a su tierra porque allá no
se sentía a gusto; que no habría problema con la policía si regresaba, porque
según él no tenía orden de aprehensión en su contra.
Y era verdad, hasta que un
juez federal dijo que había elementos para librarla por el asesinato de Javier
Valdez.
Artículo publicado el 6 de mayo de 2018 en la edición
797 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ REDACCIÓN /8 MAYO, 2018)
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