Fotos: Archivo
Autoridades penitenciarias recibieron la
orden judicial de liberar a Manuel Martínez, pistolero de los Arellano Félix,
al tenerse por compurgadas simultáneamente dos sentencias. Estuvo condenado a
12 años seis meses de prisión por delincuencia organizada y otros siete años
seis meses de cárcel por lavado de dinero. Su estancia en penales de máxima
seguridad estuvo marcada por conflictos disciplinarios y su pretensión de leer
las “Cincuenta Sombras de Grey”
Justo antes de cumplir 16
años encerrado en cárceles de máxima seguridad, Manuel González Martínez “La
Mojarra”, hoy de 39 años, miembro del Cártel Arellano Félix, recuperó su
libertad al obtener un beneficio en la compurgación de sus sentencias que
sumaban un total de 22 años seis meses de condena.
Así lo notificaron
autoridades del Centro Federal de Readaptación Social Número 8 “Norponiente” de
Los Mochis a diversos juzgados y tribunales en el Estado de Sinaloa, en los que
el criminal tramitaba juicios de amparo, quejándose de las circunstancias
propias de su encierro.
El oficio
SEGOB/CNS/OADPRS/CGCF/CFRS8/DG/1398/2018 confirma la excarcelación de Manuel.
Otro documento, el 367, firmado en enero y pasado por el Juez Quinto de
Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, señala que el ex
colaborador del narcotraficante Benjamín Arellano Félix “compurgó su pena”.
Luego de la liberación, se
desconoce el destino y las actividades que desarrolla el personaje al que se le
atribuye el despiste que llevó a las Fuerzas Armadas a detener a su jefe “El
Min”, en marzo de 2002, en la ciudad de Puebla de los Ángeles, en un año
caótico para la entonces organización delictiva más poderosa de Baja
California, luego de la muerte, a manos de un oficial, de Ramón Arellano Félix,
en Mazatlán.
EN 2002 LO “PESCARON”
Manuel ingresó al CAF a
finales de los años noventa por influencia de su hermano Fabián Martínez
González “El Tiburón”, el pistolero de mayor confianza de los hermanos Benjamín
y Ramón Arellano Félix. Mientras que la destreza gansteril de Fabián era tan letal
como la de un escualo, al fraterno menor de edad le apodaron “La Mojarra”,
comparándolo con un pez chico.
Sin embargo, a la muerte de
“El Tiburón” en 1998, sucedida en Jalisco, considerado como un presunto
suicidio para no ser capturado por la policía de Zapopan que lo tenía rodeado,
Manuel fue cobijado por Benjamín. Fabián había sido fiel y antes de dispararse
en la cabeza, en una caseta de teléfono público, hizo una última llamada,
entendida de fidelidad a los dirigentes del clan delictivo.
Cuando el Gobierno Federal
dio muestras de perseguir realmente a los hermanos Arellano Félix a finales de
2001, tras años de simulaciones, llegó el fortuito homicidio de Ramón, en
febrero de 2002. “El Mon” que se manejaba con un bajo perfil en Mazatlán,
cometió una infracción de tránsito y se tiroteó con un policía. Ambos murieron
en el acto. Un mes más tarde fue detenido “El Min” en Puebla.
Elementos de inteligencia
militar pudieron detectar, desde 2001, que Manuel Martínez “La Mojarra” era el
encargado de llevar y entregar 30 mil dólares semanales a Ruth Serrano, la
esposa de Benjamín, que vivía en una residencia poblana cerca de donde su
marido se había refugiado al huir de Tijuana. El 9 de marzo de 2002, un pelotón
de soldados decidió ir por el jefe del cártel y lo detuvo junto con “La
Mojarra”.
Patrón y matarife fueron
enviados al penal de máxima seguridad del “Altiplano”, en Almoloya de Juárez,
Estado de México, donde quedaron a disposición del Juzgado Segundo de Distrito
de Procesos Penales Federales de esa entidad, acusados por delincuencia
organizada y portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército.
En su declaración ante el
juez, Martínez González manifestó tener 23 años de edad y ser comerciante de
vehículos. Se desligó de cualquier actividad criminal y aseguró no pertenecer
al llamado Cártel de Tijuana
Foto: Archivo.- Manuel Martínez
González, “La Mojarra”
En reclusión, en octubre de
2003, a “La Mojarra” le fue cumplimentada una orden de aprehensión por el
delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita (lavado de dinero),
junto a la contadora Ivonne Soto Vega “La Pantera” y los casacambistas Ruelas
Martínez. El Juez Quinto de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado
de México le inició proceso.
CONDENAS Y BENEFICIO
Con el tiempo, Manuel
Martínez recibió dos sentencias que sumaron 22 años seis meses de cárcel.
Primero, en el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales de
Toluca fue condenado a permanecer 12 años seis meses en prisión por
delincuencia organizada y se le absolvió el delito de portación de arma de
fuego. La pena fue confirmada en segunda instancia y quedó firme el 20 de abril
de 2006.
En el Juzgado Quinto llegó a
una segunda sentencia. Manuel fue declarado responsable en la comisión del delito
de lavado de dinero en la hipótesis de transportar, por interpósita persona,
recursos a sabiendas de que procedían de una actividad ilícita, con el
propósito de ocultar o impedir conocer su origen, localización y propiedad de
dichos bienes. La pena fue de 10 años de prisión, pero fue disminuida en
apelación a siete años seis meses de cárcel. Causó estado el 31 de mayo de
2007.
En 2010, el defensor público
asignado a “La Mojarra” promovió un incidente no especificado para promover que
se aplicara, a favor de su defendido, la reforma de los artículos 25 y 64 del
Código Penal Federal, para efectos de que en ambas condenas se computara la
prisión preventiva de forma simultánea, debido a que las dos causas penales
guardaban relación al emanar de los mismos hechos.
El Juzgado Quinto de Procesos
consideró fundado el incidente, en septiembre de ese año; sin embargo, aplicó
indebidamente -a consideración de la defensa- una tesis jurisprudencial para la
aplicación sucesiva de las penas, lo que le causa agravio, pues se pretendía la
simultaneidad del cómputo de la prisión preventiva (tiempo encarcelado antes
del dictado de las sentencias). El Quinto Tribunal Unitario del Segundo
Circuito confirmó el fallo.
Martínez González recurrió al
juicio de amparo en 2016. La pretensión del defensor de oficio era que la pena
de 12 años seis meses se tuviera por compurgada en su totalidad y por ende, la
segunda condena, la de siete años seis meses, también se tuviera por cumplida
en un plazo menor. Para entonces, “La Mojarra” ya había sido trasladado al
Centro Federal de Readaptación Social Número 8, “Norponiente”, en Sinaloa.
El Primer Tribunal Unitario
del Segundo Circuito, con residencia en Toluca, resolvió en el juicio de
garantías 5/2016 conceder el amparo y protección de la justicia de la unión a
Manuel Martínez, para el efecto de que el Quinto Tribunal Unitario dejara sin
secuela la resolución confirmatoria y en su lugar emitiera otra en la que se
atendiera de manera precisa, el análisis de los agravios expuestos por el
sentenciado y su defensor.
El Ministerio Público de la
Federación pretendía que “La Mojarra” cumpliera de forma sucesiva sus dos condenas
hasta marzo de 2022 e interpuso el recurso de revisión. Finalmente, el Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito confirmó el fallo y al
hacerse un nuevo análisis de la solicitud de la compurgación simultánea de
sentencias, se benefició al reo.
PRISIÓN ACCIDENTADA
La estancia de casi 16 años
en penitenciarías federales no fue placentera para Manuel Martínez González;
acostumbrado al libertinaje y las conductas anti y parasociales, el acotar sus
movimientos a una estancia de nueve metros cuadrados en un régimen de máxima
seguridad fue un choque muy duro.
La disciplina reclamada por
las autoridades penitenciarias llevó al preso a conflictuarse con compañeros de
encierro y celadores, siendo sancionado en diversas ocasiones, tanto en el
“Altiplano” como en el penal de Los Mochis, donde siempre expresó sus
inconformidades a través de demandas de amparo que generalmente no prosperaban
al no comprobarse la existencia de los actos reclamados.
Uno de los juicios de amparo
que más llamó la atención en épocas recientes fue el formulado en 2015, ante un
juez de Distrito en el Estado de Sinaloa, en el que “La Mojarra” exigía la
entrega de la colección de tres libros de la obra erótica “Cincuenta Sombras de
Grey”, de la autora británica E.L. James.
Familiares de Manuel le
llevaron las novelas hasta el penal federal de Los Mochis, pero el Consejo
Técnico Interdisciplinario determinó no entregar los libros, argumentando que
el material no cumplía con la normatividad aplicable y era impropio para la
reinserción social del interno.
Curiosamente, la notoria
trilogía de James también había llegado al penal de máxima seguridad de Puente
Grande para otro preso del Cártel Arellano Félix, Saúl Montes de Oca Morlett
“El Ciego”, quien tampoco pudo leer las ardientes páginas de esos libros.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / INVESTIGACIONES
ZETA/ LUNES, 5 MARZO, 2018 12:00 PM)
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