Estudiantes,
madres, esposas, trabajadoras: todas salieron a las calles después del
terremoto, y muchas siguen allí, hombro con hombro, ayudando a la capital de
México a ponerse de pie otra vez. La fortaleza y determinación de la mujer
mexicana volvió a sentirse en esta semana, en medio de la tragedia.
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre, Mariana Mancera, maquilladora de 35
años, posa para una foto ante un auto aplastado por el sismo en Ciudad de
México. Mancera, cuya familia posee un restaurante, dice que se ofreció como
voluntaria para llevar comida a los que buscaban sobrevivientes entre los
escombros tras el terremoto de 7,1 del 19 de septiembre. Foto: Natacha
Pisarenko, AP
Ciudad
de México, 26 de septiembre (AP).– Cuando un sismo de magnitud 7,1 remeció el
centro de México, derribando edificios y dejando a cientos de personas
atrapadas, los mexicanos organizaron con rapidez una enorme operación de
rescate con policías, bomberos, soldados y otros profesionales asistidos por un
ejército de civiles.
Hay
voluntarios de toda clase, incluido un gran número de mujeres, lo que subraya
unos cambios sociales de los últimos años que han permitido a las mujeres
mexicanas asumir papeles tradicionalmente restringidos a los hombres.
Ya
hubo mujeres en las labores de rescate tras el devastador sismo de 1985 que
dejó miles de muertos en Ciudad de México, pero eran relativamente pocas. Juana
Huitrón, una de las mujeres más famosas entre los “topos”, como se apodó a los
voluntarios mexicanos, ha dicho que entonces sufrió muestras de machismo.
Desde
entonces, y a pesar de que las mujeres siguen suponiendo un porcentaje menor de
la fuerza laboral que los hombres, se han convertido en líderes en educación,
negocios y artes.
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, Luna Zetina posa para una
foto ante un edificio derrumbado por un sismo mientras espera a saber de su
primo en Ciudad de México. Zetina trabaja para comparrtir la información de
primera mano con familiares sobre Ángel Javier Saucedo, de 27 años, que estaba
en el edificio de oficinas en la esquina entre las calles Álvaro Obregón y
Yucatán cuando golpeó el temblor el 19 de septiembre. También ayuda a
transmitir mensajes no relacionados con su primo para ayudar a los esfuerzos de
comunicación en general. Natacha Pisarenko, AP
En
esta imagen del 22 de septiembre de 2017, Ilya Monforte, maquilladora de 40
años, lleva fruta para los rescatistas en un edificio que se derrumbó por un
sismo en Ciudad de México. Monforte, es una voluntaria encargada de aliemntar a
los rescatistas y policías militares en el lugar. Durante los tres primeros
días tras el sismo, dijo, el dinero no hacía falta y el objetivo colectivo era
ayudar a otros. Foto: Natacha Pisarenko, AP
En
esta imagen del sábado 23 de septiembre de 2017, la voluntaria Abigail Carino
Marin cocina para personas sin hogar afectadas por el sismo en Atzala, México.
Miles de personas se quedaron sin techo porque sus casas o edificios de
apartamentos quedaron inhabitables. Foto: Natacha Pisarenko, AP
Y
desde el mortal temblor del 19 de septiembre, las mujeres trabajan junto a los
hombres excavando entre los escombros para buscar a posibles sobrevivientes,
liderando campañas para reunir comida y medicinas para los que se quedaron sin
hogar y consolando a los familiares de los fallecidos.
A
continuación, algunas de sus historias:
•••
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, la doctora Karen Pina Fragoso
posa para un retrato en la casa utilizada como casa segura para los objetos
personales encontrados entre los escombros en un edificio derruido al otro lado
de la calle, tras un sismo en el barrio de La Condesa, en Ciudad de México.
Desde la base de un edificio derruido de apartamentos, Pina se coordinó con
rescatistas, médicos y equipos de ambulancias para organizar atención médica
para los rescatados de entre los escombros. Foto: Natacha Pisarenko
KAREN
PINA: doctora de Cruz Roja
Desde
la base de un edificio derruido de apartamentos, Pina se coordinó con
rescatistas, médicos y equipos de ambulancias para organizar atención médica
para los rescatados de entre los escombros.
“No
saber qué decirle a los familiares de la gente atrapada me daba impotencia”,
señaló. “Saqué tres personas con vida, que valió todo el esfuerzo de esos días.
Lloraba cada vez que encontraba a alguien”.
•••
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, la rescatista voluntaria
Lizabeth Yazmín López posa para un retrato ante un edificio derrumbado en
Ciudad de México. Equipada con
un casco y un chaleco reflectante, López se sumó a la laboriosa búsqueda de
sobrevivientes, removiendo montañas de restos el primer día después del sismo.
Foto: Natacha Pisarenko, AP
LIZABETH
JAZMIN LOPEZ: voluntaria
Equipada
con un casco y un chaleco reflectante, López se sumó a la laboriosa búsqueda de
sobrevivientes, removiendo montañas de restos el primer día después del sismo.
“En
el terremoto del 85 tenía 14 años, era Girl Scout, trabajaba en el centro de
acopio ayudando, pero con miedo. En el 2017 tengo mucha fuerza y esperanza”,
dijo López. “Una tragedia te hace valorar la vida y que como sociedad juntos
podemos transformar un país de abajo hacia arriba con amor.
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En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, Frida Islas Rueda, estudiante
de 22 años, posa para una foto cerca de restos de un edificio derrumbado tras
un terremoto en Ciudad de México. Islas estaba estudiando cuando se produjo el
sismo, que cortó la luz en el edificio de su facultad. Caminó seis horas para
llegar a su casa y empezó a ayudar en los rescates de inmediato. Foto: Natacha
Pisarenko, AP
FRIDA
ISLAS: estudiante
Islas,
de 22 años, estaba estudiando cuando se produjo el sismo, que cortó la luz en
el edificio de su facultad. Caminó seis horas para llegar a su casa y empezó a
ayudar en los rescates de inmediato.
“Ayudo
porque es gente que necesita apoyo, no los conozco”, dijo. “Saco escombros,
traigo víveres, alimento cachorros asustados. Me siento triste por ver así la
ciudad, pero me reconforta la unión entre los mexicanos. Nunca había vivido un
terremoto”.
“No
podía estar en un casa sabiendo que la ciudad está así”, añadió.
•••
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, Verónica Aguilar Naranjo
abraza a su hija de 11 años, Verónica Villanueva, mientras miran a un edificio
derrumbado donde la gente busca sobrevivientes tras un sismo en Ciudad de
México. Aguilar dijo que había llevado a su hija para mostrarle la importancia
de ayudar siempre que fuera posible ante una tragedia. Aguilar estaba en un
supermercado en el momento del terremoto, y corrió a su casa para buscar a su
hija. Foto: Natacha Pisarenko, AP
VERÓNICA
AGUILAR: vendedora de computadoras
Aguilar
estaba en un supermercado en el momento del terremoto, y corrió a su casa para
buscar a su hija de 11 años. Al principio se quedó en casa, pero concluyó que
tenía que hacer algo. Llevó a su hija a un edificio derruido para ayudar y
mostrar a la niña la importancia de ayudar siempre que sea posible ante una
tragedia.
“Los
primeros días no había salido de mi casa por pánico. Pero decidí salir,
sensibilizar a mi hija, que vea lo que está pasando para que cuando pueda
ayudar, lo haga”, explicó. “Entre los mexicanos hay mucho amor, cuando pasa una
desgracia sabemos que todos debemos salir a ayudar”, dijo.
•••
En
esta imagen del viernes 22 de septiembre de 2017, Myrna Mogul se ajusta los
guantes durante las labores de búsqueda y rescate en un edificio derruido tras
un sismo en Ciudad de México. Tras el sismo del 19 de septiembre, esta
profesora independiente de teatro fue a trabajar en un escenario diferente: un
edificio de apartamentos en ruinas. Se puso un casco y empezó a cavar entre los
escombros para ayudar a buscar a personas atrapadas. Natacha Pisarenko, AP
MYRNA
MOGUL: actriz
Tras
el sismo fue a trabajar en un escenario diferente: un edificio de apartamentos
en ruinas. Se puso un casco y empezó a cavar entre los escombros para ayudar a
buscar a personas atrapadas.
“Más
allá de si eres hombre o mujer, uno tiene que ayudar como ser humano”, firmó.
“Encontrar gente viva o muerta, pero encontrarla para que (la gente) pueda
seguir con sus vidas. No tiene que ver con el género, la edad, clase social,
profesión, sino con cuáles son tus capacidades como ser humano para ayudar al
otro”.
–La
periodista de Associated Press Christine Armario contribuyó a este despacho.
(SIN EMBARGO/ AP/ SEPTIEMBRE 26, 2017,
10:00 AM)
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