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Cortesía
Armados,
pero sin disparar, Jesús Rafael Villa Coronel “El Chuy”, quien purgaba condena
por secuestro y homicidio; y Henry Froylán Rojas Ramírez “El Zopilote”,
encarcelado por portación de arma y delincuencia organizada, escaparon el
martes 19 de septiembre del Cereso de San José del Cabo. Las primeras
investigaciones arrojan que los reos tardaron entre 40 minutos y una hora para
salir del penal, y afuera, dos autos facilitaron su huida. Personal carcelario
ya había denunciado deficiencias graves
“El
informe que tenemos es que los reos recibieron visitas, ahí se cree que hayan
recibido el arma de fuego, jamás desarmaron a los custodios. Amagaron al de
servicio social y los dos salieron de ahí, ahí mismo salieron con total
cooperación del personal del penal”, expuso un agente de Seguridad Pública con
labores en Los Cabos.
A
las 4:50 pm del martes 19 de septiembre se registró la fuga de dos internos del
Centro de Reinserción Social (Cereso) de San José del Cabo, municipio de Los
Cabos.
Los
reos fugados son: Jesús Rafael Villa Coronel y/o Alejandro Montaño Ceseña “El
Chuy”, de 40 años de edad, originario de Culiacán, Sinaloa, quien purgaba
condena por secuestro y homicidio; además de Henry Froylan Rojas Ramírez “El
Zopilote”, de 31 años, originario de Morelia, Michoacán, acusado por portación
de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército y presunto miembro de Los
Caballeros Templarios en Baja California Sur a principios de 2014, donde conformó un grupo criminal denominado
Los Michoacanos.
Ambos
fueron sentenciados por delitos del fuero federal y común, respectivamente, e
internados en el penal hasta su fuga.
La
Subsecretaría de Seguridad Pública informó que “por estos hechos se ha iniciado
la carpeta de investigación correspondiente y se llevará a cabo una indagatoria
profunda al interior del penal, así como al personal de seguridad y custodia y
directivos, por lo que estarán sujetos a investigación para deslindar
responsabilidades”.
Dos
guardias cuidan la última puerta del CERESO de Los Cabos, dos más fueron
amagados en el interior, ambos desarmados, las torres no abrieron fuego contra
los fugitivos.
Pero
este suceso ya había sido anunciado por el propio personal que labora en el
Cereso de Los Cabos, un penal de mediana seguridad. El aviso se había dado a
conocer en la pasada manifestación realizada el 13 de junio de este año, cuando
empleados de gobierno denunciaron “la falta de seguridad en el penal, estamos
atendiendo a más de 400 internos entre 17 personas, esto es un riesgo de
seguridad pública, y más que es un Cereso de mediana seguridad, es mayor el
riesgo que del de La Paz”.
Esto
ocurrió después de que fuera ejecutado el subdirector del Centro, Carlos Paul
Hernández Cota, hecho registrado el 5 de junio.
Según
las primeras indagatorias, las cuales fueron reveladas a ZETA, en el área de
dormitorios se encuentra un canal de acceso por donde caminaron “El Chuy” y “El
Zopilote”, quienes ya planeaban abandonar el penal. Recibieron visita en el
Área de Visitas y Servicio Social, allí les fueron entregadas armas, al parecer
una a cada uno, el primero en ser amagado fue el representante social; de allí
se dirigieron al área de túneles de salida, donde hay filtros y cuartos
conyugales.
Corrieron
directo al portón de traslados e ingreso de mercancía, donde también se
encuentra vigilada; enseguida una camioneta de color guinda con frente verde,
que ya esperaba a los evasores, se aproximó y rápidamente se dirigieron al
primer acceso y principal punto de revisión.
“A
la entrada no les detuvieron el arma, si no lo hicieron dentro del penal, menos
la iban a detectar en el acceso, lo curioso es que nadie lo hizo, siempre es
muy riguroso en todos los penales, y digamos aquí era muy suelta la
vigilancia”, mencionó un elemento del Grupo de Coordinación.
La
duda razonable que se ha sembrado en las autoridades de investigación, las
cuales partieron desde La Paz en cuanto se enteraron hasta el Cereso, es que
hubo una clara participación de autoridades para que tanto Jesús Rafael y/o
Alejandro y Henry Froylan pudieran huir y evadir sus condenas.
“Para
salir del Cereso y llegar a la carretera tuvieron que haber pasado por muchos
puntos, muchos obstáculos que casualmente estaban alineados para que los reos
se fugaron con tranquilidad y sin ser molestados”, refirió el agente
consultado.
“Estamos
hablando de un kilómetro aproximadamente para que pudieran salir de la reja del
Cereso a la carretera”.
Pero
antes, los custodios y personal de servicio social debieron haber comunicado a
las autoridades la fuga y no se hizo al momento, parece que dieron un margen de
tiempo para que pudieran huir del sitio; además de la llegada a la carretera
condujeron más de 15 kilómetros sin ser molestados, hasta llegar a Caduaño,
donde abandonaron la unidad en que viajaban. Ahí los esperaban dos vehículos
para sacarlos del lugar.
Un
miembro del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública en Baja California Sur
expuso que, como primer obstáculo, destaca el aseguramiento del Área de
Visitación y Servicio Social.
Segundo,
las torres, donde desde un inicio debieron enterarse de que algo no cuadraba y
fueron omisos al no disparar. Además:
* Los túneles y canales de acceso a los
filtros y los cuartos conyugales para abandonar el área de mayor vigilancia.
* Una vez librados los túneles, se
toparon con la puerta de traslados e ingreso de insumos, la cual está cerrada
con candado y vigilada, además de resguardada por dos torres con perfecta
visibilidad.
Trabajadores
del Penal de SJC ya habían avisado que era necesario aumentar las condiciones
salariales del personal de custodia, además de incrementar el número de
elementos de seguridad.
* El estacionamiento adonde tuvieron
acceso dos vehículos de apoyo (uno de la visita y la camioneta en que salieron
del lugar), quienes accedieron frente a dos guardias que cuidan la reja de
malla ciclónica a poco más de 100 metros del portón.
* Para salir del centro a la carretera,
hay un tramo de un kilómetro y 13 kilómetros más al poblado de Caduaño,
Carretera San José del Cabo-La Paz. En esta ocasión no ocurrió una fuga como ha
acostumbrado a las autoridades Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, no fue por
túnel, ni escondido entre material de lavandería; con total complicidad, tanto
“El Chuy” como “El Zopilote” salieron caminando y por su
propia fuerza, siendo visibles a todo el personal.
Una
vez que dejaron las rejas atrás, la impunidad prevaleció.
LA COMPLICIDAD
Desde
el área de visitas y trabajo social existen muchas barreras, los túneles o
canales de acceso, los guardias que la vigilan, la reja de salida, pero para
llegar a la zona de vehículos aún estaban en la mira de los centinelas que
vigilan desde las torres. La duda es, ¿por qué no dispararon?
“Porque
seguramente compraron tiempo”, lamentó un agente de investigación concentrado
en el esclarecimiento de los hechos registrados en el Cereso de San José del
Cabo.
Para
salir del perímetro que contempla el terreno del centro penitenciario, los reos
derribaron la reja con el uso de la fuerza, donde además había dos custodios
más resguardando la reja, sospechosamente ninguno de los elementos de custodia
realizó un solo disparo para intentar contener la evasión de los internos.
Las
autoridades ya determinan un modus operandi, donde la principal actuación y
participación, o mejor dicho, la omisión de protocolos, fue conscientemente
ejecutada por personal del centro.
“Ya
los esperaban dos vehículos para sacarlos del lugar, para servir como apoyo;
despreocupados se encontraban los dos vehículos a alrededor de un kilómetro de
la carretera, cómo pudieron saber que no vendría un operativo o algo que echara
a perder el plan, ya sabían que iba a estar sólo, y esto por complicidad de la
propia autoridad”, lanzó el agente de investigación.
Lamentablemente,
los miembros de la delincuencia organizada ya conocen la manera de operar de
las fuerzas del orden en Baja California Sur, por ello lanzaron la carnada y
las propias autoridades cayeron.
“Se
recibió una llamada al C4 de La Paz, de una persona del sexo masculino que
reportó al 911, que hace aproximadamente de 40 a 50 minutos, les dio raite a
dos sujetos con uniforme amarillo, de pelo a rapa, y alcanzó a ver a uno de
ellos que traía fajada un arma de fuego, a la altura de Palo Escopeta,
dejándolos en un lugar donde se ubican unas lanchas abandonadas y una casa, a
dos kilómetros del Rancho Las Ánimas, pegado a la playa y que la única salida
era por mar”; el reporte fue retransmitido al C2 de Los Cabos.
Con
una pantalla, de nuevo la complicidad estuvo presente, mover a toda la fuerza
de seguridad pública a un punto como distracción y que los reos pudieran
avanzar por otro sitio sin problema alguno.
Por
lo menos 17 elementos de custodia están siendo investigados por presunta
complicidad en la fuga de “El Chuy” y “El Zopilote”. Principalmente indagan
sobre el encargado de despacho de la dirección del penal, a comandantes y por
supuesto “todo el personal”, informó la fuente consultada.
Existen
algunas líneas de investigación, contempladas en la carpeta de investigación
que se abrió a raíz de la fuga:
* Personal del Cereso de San José del
Cabo pudo haber colaborado por presuntas amenazas del crimen organizado,
surgidas a partir del deceso del subdirector.
* El pago por permitir que dos sicarios
abandonaran el penal, comprando tiempo, custodios y la omisión en el protocolo
de seguridad.
* La última y de menor fuerza, que la
nula capacitación del personal haya arrojado una distracción y que aprovecharan
para abandonar el centro, sin embargo, en el área de estacionamiento los
esperaban dos vehículos.
“Es
muy claro que les dieron toda la facilidad para la operación. Ese pedo lo
planearon, pero no sabemos aún si es por el tema de amenazas o económico, la
misma gente de aduana que permitió el acceso de armas y es claro que estaban
coludidos”, finalizó el agente que se encuentra en el penal.
LAS OMISIONES
“La
Gendarmería debería hacer algo, nomás se la pasan disfrutando de unas
vacaciones en hoteles que no les cuestan, donde les dispararon, les matan gente
y no hacen nada, son incompetentes. Mandarlos aquí al penal deberían para que
se atienda la seguridad, donde ya estamos rebasados”, denunció un empleado del
Cereso, quien ya se manifestó en pasadas ocasiones y, acusa, no han recibido
atención.
Filtros
pantalla han sido instalados en diferentes puntos de la ciudad, para ingresar a
La Paz no hay restricción alguna para la llegada de vehículos y la revisión es
nula.
Fue
una ventaja muy holgada, aunque la autoridad informó que el reporte oficial fue
recibido entre las 4:45 y las 4:50 pm, según la variación de tiempos, se estima
que hayan denunciado la evasión minutos después, “aún no sabemos cuánto, pero
sí fue mucho antes el escape”.
Uno
de los especialistas que ha tomado el caso hizo fuertes revelaciones respecto a
la forma de operar de los internos, como la gente de fuera y los involucrados.
“Tuvieron
entre 40 minutos y una hora para que se pudieran ir, la concentración de
elementos de seguridad fue en el Cereso, cuando ambos habían huido del sitio”.
Es
irónico cómo en un centro de reinserción como el de La Paz, absorbido por la
mancha urbana, haya mayor reacción para detener a evasores de la justicia,
siendo un Cereso común; mientras que el de San José del Cabo es de mediana
seguridad y debería contar con mayor vigilancia y por lo menos más medidas de
prevención en caso de fugas.
“Era
obvio que a los de arriba no les interesaba proteger la estabilidad del penal,
apenas mataron a un interno dentro del Cereso, y salvo cuando tuvieron a ‘El
Babay’ dentro del penal, ahí estaba bien resguardado, incluso con helicópteros
cuidaban la zona, pero nomás se l llevaron y como era petición de la misma
Marina el resguardo, se o llevan y regresamos a las andadas, otra vez
desprotegidos y guardias relajadas, por más que digan que sí recorrían”, se
informó a ZETA.
Hasta
el último día que Abraham Cervantes Escareaga “El Babay” estuvo interno en el centro, la seguridad se
acercaba más a la de un penal de máxima seguridad, con elementos dentro y fuera
resguardando la tranquilidad del centro penitenciario.
Desde
la madrugada del 19 de junio, cuando el ex líder de plaza fue capturado, estuvo
muy bien resguardado por cielo y tierra, con agentes de los tres niveles de
gobierno. “El Babay” permaneció hasta el 26 de junio, poco antes del mediodía,
hasta su traslado a La Paz en medio de un dispositivo de seguridad que lo
vigilaba rumbo a una audiencia en el Juzgado del Poder Judicial de la
Federación.
Entonces,
el penal de San José del Cabo quedó sin la seguridad máxima que había recibido.
El
propio personal del Cereso reconoce que “había más vigilancia cuando estaba ‘El
Babay’, ahora nos tienen trabajando a marchas forzadas, ellos ya sabían que
había carencias y lo quisieron ignorar”, señaló uno de los custodios fuera de
servicio en el momento de la fuga.
Incluso
apenas una semana antes de la fuga, la mañana del 12 de septiembre, se registró
una riña entre internos del centro, allí fue herido de muerte Max Daniel
Peralta Pacheco, de 25 años. Tras el suceso, el propio Álvaro de la Peña
Angulo, secretario general de Gobierno y vocero del Grupo de Coordinación fue
avisado -y a su vez alertado- de que
existía una carencia de seguridad dentro del penal.
Con
equis (X) marcadas torres de vigilancia, en recuadro (rojo) área de visitación,
línea punteada (verde) barandilla con guardias, líneas paralelas (azul) túneles
resguardados por custodios, la salida principal por donde ingresan insumos y
puerta de traslados, al final la reja de salida del perímetro del CERESO
custodiada por dos guardias.
“Estamos
haciendo una vigilancia con las diferentes corporaciones del Grupo de
Coordinación, Sedena, Marina, Policía Federal, la Estatal y Policía Municipal
está haciendo recorridos constantes en la periferia de los CERESOs,
principalmente en Los Cabos, que es donde tenemos que observar mucho más”,
indicó el funcionario estatal.
Aun
así queda en duda si la orden fue
instruida a Ismael Sigala Páez, siendo este el punto donde hubo omisión de
reforzamiento de seguridad, aun cuando las autoridades en el ramo de seguridad
han conferido “un aumento en prestaciones para los empleados del centro, para
buscar una mejora en su labor”.
Un
agente ministerial amplió: “Para encontrar a los responsables se aseguraron los
teléfonos celulares de todos los elementos, incluidos los administrativos, lo
que seguramente buscan los involucrados, es que no se sepa cómo llegaron las
armas a los reos, ya que los custodios no fueron desarmados”.
Y
es que aún se sigue el camino para revisar por dónde, cómo y por qué llegó un
arma a los internos, ya que es difícil y casi imposible que se cuente con esas
herramientas dentro del penal sin que sean detectadas, pero es obvio que el
arma no fue arrebatada al personal. Versión que fue corroborada por el propio
Ismael Sigala Páez.
“Se
está integrando la carpeta de investigación, entregando los datos al Ministerio
Público para que deslinde la responsabilidad del personal de custodia. No
tenemos registro de que sea un arma que perteneciera al Centro de Reinserción,
pero no desarmaron a los custodios en ese momento, vamos a ver qué arroja la
investigación si es que los internos contaban con un arma”.
De
igual forma, exhortó a la población a denunciar en caso de ser vistos, a fin de
que se llegue a datos fidedignos que den como resultado la detención de los dos
fugitivos.
PERFILES DE LOS FUGITIVOS
Jesús
Rafael Villa Coronel y/o Alejandro Ceseña Montaño “El Chuy”.- Tiene 40 años de
edad y nació en Culiacán, Sinaloa. Ingresó al penal de San José del Cabo el 7
de mayo de 2011. Hay tres procesos abiertos en su contra: 070/2011, 267/2011 y
50/2012, por los delitos de secuestro calificado, homicidio calificado con
premeditación y alevosía, así como portación de arma; delitos del fuero
federal. Su estatus es procesado.
Mide
1.70 metros de estatura, pesa 73 kilogramos, de complexión regular. Ojos color
café oscuro, tez morena clara.
Folio:
1446.
En
abril de 2011 se dio a conocer el secuestro de la niña Ashley Madeline Ruiz
Avendaño, de 5 años, la cual días después fue encontrada en el Arroyo “El
Tule”, en el tramo carretero San José del Cabo-Cabo San Lucas, con dos balazos
en la cabeza.
Según
los hechos denunciados, sus padres fueron amagados con armas de fuego y
amordazados con cinta, después los presuntos plagiarios se pusieron en contacto
con la familia, a quienes solicitaron 2 millones de pesos para recuperar a la
menor.
“Sin
embargo, algo salió mal, la niña resultó con dos tiros en la cabeza, algo
inhumano, bestial y sin escrúpulos, se detuvo a cinco personas aún recuerdo,
entre ellos ‘El Chuy’, expuso uno de los agentes de investigación encargado de
ese caso en 2011.
Después
de ser arraigado, “El Chuy” fue puesto tras las rejas en el penal de mediana
seguridad, donde permaneció hasta el día de su fuga.
Se
le considera un reo despiadado y capaz de realizar cualquier cosa por mantener
su libertad, incluso “se investiga al grupo criminal al que pueda estar
sirviendo, incluso a la raíz que traían, lo cual la autoridad está en busca de
erradicar esas conductas que afectan también a la población que vive su vida de
manera honrada”, indicó un agente.
Henry
Froylan Riojas Ramírez “El Zopilote”.- De 31 años, originario de Morelia,
Michoacán, ingresó al centro penitenciario el 27 de octubre de 2015. Se le
abrió un proceso por portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército,
Armada y Fuerza Aérea Nacional; el número de proceso es el 89/2014 y es un
delito del fuero común.
Mientras
que servidores públicos encargados de la seguridad afirman que reforzamiento de
la vigilancia, el personal y los hechos demuestran todo lo contrario, la
complicidad ha sido descubierta.
Asimismo,
fue identificado como presunto líder de plaza de Vizcaíno en Mulegé, donde era
conocido principalmente como “El Zopi” o “El Zopilote”, líder de aquella
localidad y presunto miembro de Los Caballeros Templarios. Conformó una banda
criminal al norte del Estado, a la cual
fuerzas de inteligencia denominaron Los Michoacanos.
El
aseguramiento de las células criminales afines a “El Zopilote” se dio en
Mulegé, donde se le encontró en su posesión de armamento de uso exclusivo de
las Fuerzas Armadas:
* Un arma larga tipo carabina
semiautomática, calibre 30, modelo M1.
* Un arma larga tipo fusil de asalto
AK-47 semiautomática, calibre 7.62×39.
* Fusil de asalto AK-47 semiautomático,
calibre 7.62×39.
*
Arma larga tipo carabina semiautomática, calibre .223.
* Carabina semiautomática, calibre .223.
* Arma larga, calibre .223.
* Escopeta semiautomática, calibre 12.
* Arma larga tipo rifle, calibre .22.
* Arma corta tipo pistola
semiautomática, calibre 45.
* Pistola semiautomática, calibre .380.
* Arma corta tipo pistola, calibre 9
milímetros.
* 15 cargadores de diversos calibres.
* 173 cartuchos útiles de diversos
calibres.
* Dos paquetes de tamaño regular con na
sustancia cristalina y granulada con las características de la droga conocida
como cristal, correspondiente a 31 mil750 dosis.
Todo
fue encontrado enterrado a finales de enero de 2014 en el Ejido Gustavo Díaz
Ordaz, a un costado de la carretera que conduce a Bahía Tortugas.
“El
Zopilote” fue puesto a disposición de la autoridad federal, desde ese entonces
estaba en el centro como procesado.
Mide
1.61 metros, pesa 65 kilos, es de complexión robusta. Tiene ojos café oscuro,
tez morena oscura.
Folio:
2431.
Según
el subsecretario de Seguridad Pública, los dos internos no se consideran de
alta peligrosidad, sin embargo, ambos cuentan con experiencia en manejo de
armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, uno de ellos se encuentra
vinculado con el homicidio de una menor, por lo que son peligrosos y, de
acuerdo con las indagatorias, están armados.
De
acuerdo a las autoridades, las dos posibilidades de operación serían:
* Que hayan huido a bordo de
embarcaciones menores con destino a Sinaloa, única salida sin retenes y filtros
de seguridad.
* Que se hayan enlistado con grupos
criminales para operar al servicio de capos y, por su experiencia, combatan en
la pugna por el control de la venta y distribución de estupefacientes.
EL DESPLOME DE LA SEGURIDAD
Alrededor
de las cuatro de la tarde del miércoles 20 de septiembre, 80 elementos del
Mando Mixto, conformado por las policías Estatal y municipales, se manifestaron
en las instalaciones del Palacio de Gobierno. En primera instancia, los agentes
del Estado solicitaban la destitución del comisario, Capitán de Navío Arnulfo
González Mireles, militar con experiencia en la Secretaría de Marina; así como
la homologación de sueldos, Bono de Riesgo de Trabajo y aumento al salario.
La
principal denuncia la externó un elemento estatal para los medios allí
presentes:
“Es
una persona que no se le puede tratar, no se le puede hablar. Desde que entró
el Comisario Mireles se vio la hostigamiento hacia la Policía Estatal”.
Desde
luego que ha sido una molestia para los agentes para operar en la corporación,
pues de acuerdo a datos extraoficiales, Mireles aplicó como primera acción que
personal con sospechas de colusión fuera removido a actividades administrativas
y así determinar si era alguien malintencionado.
“Para
poder tener a los mandos que realmente merece la Estatal, y que sean personas
de la Estatal porque llegan nomas a experimentar, nos toman como laboratorio,
como conejillos de Indias, llega un mando, quita y pone, y el caso es que la
Policía no puede ser lo que debe de ser”, expuso el agente estatal.
Con
esta aseveración quedó muy claro que el problema ha sido y reside, según la
información obtenida por ZETA, que los enroques que ha realizado el Capitán
Mireles han causado descontento entre los elementos.
Por
otro lado, durante la manifestación, uno de los comandantes de la Municipal
llegó al sitio y ordenó a los agentes retirarse a operaciones institucionales.
“Desde
este momento se acaba el Mando Mixto, hay que abordar las unidades e irnos a la
Dirección, la causa que tengamos diferente, la causa de nosotros la vamos a ver
nosotros, es una causa diferente, desde este momento se acaba el Mixto. Desde
ahorita se acaba y vámonos para allá Policía Municipal, es orden de arriba, no
crean que yo me mando solo”, reveló el Comandante de la Dirección General de
Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz.
Aunque
el subsecretario de Seguridad Pública, Ismael Sigala Páez, dijo que el Mando
Mixto continúa, es obvio que hay una ruptura entre la Municipal y la Estatal.
“Fueron
comisionados siete elementos al municipio de Los Cabos, desarmados”, indicó
Sigala, lo cual llevó a la molestia de los agentes y a la manifestación.
Es
claro el desplome de la seguridad en Baja California Sur, algunos ejemplos son:
* La fuga de dos reos del Cereso de San
José del Cabo, ocurrida la tarde del
martes 19 de septiembre.
* Por lo menos seis asaltos a mano
armada registrados entre las diez de la
noche del martes 19 y las cuatro de la mañana del miércoles 20 de septiembre.
Destacan dos atracos simultáneos a unidades de transporte público.
* La mañana del miércoles 20, en el
fraccionamiento Costa Dorada de San José
del Cabo fue baleada la patrulla DTS-336, propiedad de un comandante de la
Policía Municipal de Los Cabos.
* Cerca del mediodía, agentes federales
detuvieron a un municipal de La Paz en Abasolo y Algodón; al parecer no llevaba
bien identificada su unidad (motocicleta de color verde).
* A la par, en el fraccionamiento Camino
Real de La Paz, fue robada una patrulla de la Ministerial; posteriormente se le
localizó volcada en la colonia Primero de Mayo.
* La tarde del miércoles 20, elementos
del Mando Mixto se manifestaron, de ahí el posible colapso.
(SEMANARIO ZETA/ DESTACADAS BCS /
INVESTIGACIONES ZETA/ MARTES, 26 SEPTIEMBRE, 2017 12:00 PM)
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