En apenas tres semanas, la
administración de Donald Trump en Estados Unidos se convulsiona en una serie de
escándalos que se han agudizado en los últimos tres días. La renuncia de su
asesor de seguridad nacional, por sus contactos con funcionarios del Gobierno
ruso –durante la campaña y luego de la toma de posesión de Trump– y el que éste
le mintiera al FBI, han regresado a la memoria otro caso de espionaje interno:
Watergate, que le costó el puesto a Richard Nixon en 1974, convirtiéndose así
en el único Presidente de Estados Unidos que ha renunciado a ese cargo… hasta
ahora.
Ciudad de México/Washington,
15 de febrero (SinEmbargo).– Rex Tillerson salió este miércoles en su viaje
inaugural como Secretario de Estado hacia Bonn para encontrarse con sus
homólogos de las principales economías del G20 en un momento en que muchos se
preguntan hasta dónde llegará el “América Primero” del Presidente Donald Trump.
Es un viaje lleno de
problemas. Se realiza en un momento en el que la Casa Blanca está sometida a
una fuerte tormenta por novatadas, problemas de staff y filtraciones que hacen
suponer, a más de un analista, que un “Watergate” está en camino.
En 1974, Richard Nixon fue
forzado a renunciar por una serie de filtraciones, y es el único Presidente en
la historia de Estados Unidos que ha dimitido al cargo hasta ahora.
De las provocaciones de Corea
del Norte a los informes recientes de que Rusia tiene diálogos secretos con
miembros de inteligencia o que ha desplegado un nuevo misil crucero; de las
agresiones de China en el Mar Meridional y los conflictos en Yemen, Siria y
Ucrania, los desafíos globales son muchos. Los aliados se preocupan por la
impredecibilidad de Trump y hasta qué punto va a advertir a China e Irán sobre
su comportamiento. O que se retracte de tratados de larga duración, o que rompa
el acuerdo nuclear con Irán, o que construya un muro fronterizo con México, que
ha sido su aliado durante al menos un siglo.
Los pocos días de Trump en el
poder han dejado claro incluso entre los aliados que es un hombre peligroso e
impredecible que puede actuar “según lo que esté pensando en ese momento”. En
el ambiente diplomático internacional, de acuerdo con la prensa de Estados
Unidos y de Europa, hay desconcierto y desesperación con Washington.
Tillerson participará en una
serie de sesiones sobre un orden mundial cambiante, la cooperación con África y
la prevención de conflictos. Será un preludio a la cumbre de líderes del G20 en
Hamburgo, Alemania en julio, a la que Trump debe asistir.
Trump supo de las mentiras de su asesor
de Seguridad sobre Rusia y no lo dijo al Vicepresidente: WP
TRUMP ALEGA CONSPIRACIÓN DEMÓCRATA
Este miércoles, Trump volvió
a atacar a sus propias agencias de inteligencia, acusándolas de información que
filtró ilegalmente a los medios de comunicación, en un día de nuevas
revelaciones sobre sus relaciones con Rusia durante y después de la campaña
presidencial.
En una ráfaga de mensajes de
la madrugada en Twitter, Trump revivió su acusación de que las acusaciones de
una “conexión rusa” no eran más que una conspiración demócrata, alimentada a
una prensa receptiva para distraer de los errores cometidos por Hillary Clinton
durante la campaña.
El Presidente Trump sabía
desde hace tiempo que su asesor de seguridad nacional no le había dicho la
verdad a su Vicepresidente sobre los contactos que tuvo con funcionarios rusos,
y esperó casi tres semanas antes de despedirlo, dijeron fuentes a The Associated
Press.
Trump se enteró de las
respuestas evasivas de su asesor Michael Flynn apenas seis días después de ser
juramentado, dijeron los funcionarios.
Flynn fue interrogado por el
FBI sobre sus conversaciones telefónicas con el embajador ruso ante Estados
Unidos, indicio de que los contactos con los rusos habían atraído la atención
de las agencias de seguridad.
Sin embargo, al parecer lo
que ofendió a la Presidencia no fue que Flynn tuvo esos contactos con los rusos
y quizás habló de la posibilidad de derogar las sanciones económicas impuestas
a Moscú —lo que sería una violación de una ley rara vez aplicada— sino el hecho
de que lo negó durante varias semanas, engañando al vicepresidente Mike Pence y
a otros funcionarios sobre el contenido de los diálogos.
La Casa Blanca dice que
revisó minuciosamente las interacciones de Flynn, incluyendo transcripciones de
conversaciones telefónicas clandestinamente grabadas por las agencias de
inteligencia, y no hallaron nada ilegal.
Michael Pence, quien había
defendido a Flynn en una entrevista televisada, estaba dolido y enojado,
dijeron las fuentes.
¿ESTÁ EU EN CAMINO A OTRO WATERGATE?
El Presidente Richard Nixon y su esposa
se despiden del personal de la Casa Blanca, el 9 de agosto de 1974. Fue el día
que dimitió al cargo y en el que Gerald Ford entró al relevo. Foto: Archivo
El camino hacia Watergate y
la renuncia de Richard Nixon comenzó en abril de 1969, tres meses después de su
toma de posesión, cuando el Presidente ordenó a Henry Kissinger que espiara a
los miembros de su propio personal en un esfuerzo por detener las “embarazosas
averías” causadas entonces por la filtración de información secreta, recuerda
Tim Weirner este miércoles en su columna de opinión de The New York Times, que
fue destacada en la portada del diario de la Gran Manzana.
“Una cosa llevó a otra hasta
que al Comandante en Jefe [Nixon] se le comprobó la violación a la Constitución”, añade el también ex
corresponsal del periódico y experto en seguridad nacional.
“Han pasado apenas tres
semanas desde que el equipo de Trump asumió el cargo y un aroma distinto ha
comenzado a salir de Washington, lo que Kissinger llamó ‘el olor odioso de la
verdad’”, plantea Weiner basado en los hechos que se han revelado tras la
renuncia de Michael Flynn al Consejo de Seguridad Nacional.
Esta renuncia, agrega el
especialista, puede parecer sin precedentes, pero no lo es. Sin embargo, las
consecuencias de su conducta pueden llevar a Estados Unidos hacia “aguas
inexploradas”.
Recuerda que dos de los
consejeros de seguridad nacional del Presidente Ronald Reagan, Robert McFarlane
y John Poindexter, cayeron también en desgracia por intrigar en la venta
secreta de armas a Irán y entre las fuerzas rebeldes en Centroamérica, violando
la política exterior estadounidense.
Tampoco las conversaciones
privadas del Flynn con el Embajador Sergey Kislyak son un acontecimiento
inaudito. El consejero de seguridad nacional más famoso de todos, Henry
Kissinger, habló con un espía de la KGB en la Embajada soviética en Washington
18 días antes de la toma de posesión de Richard Nixon, en 1969. El Kremlin,
explica Tim Weiner, quería “canales abiertos de comunicación”, de acuerdo con
lo que dijo el entonces Presidente electo. En su juramento, recuerda, Nixon se
dirigió a Moscú de la siguiente manera: “Nuestras líneas de comunicación
estarán abiertas”.
Pero, dice, comparadas con la
era Trump estas historias divergen. “Se puede decir lo que quieran del señor
Kissinger y sus menos ilustres predecesores, pero ellos sólo estaban cumpliendo
órdenes. En el caso del señor Flynn, sin embargo, surgen estas preguntas: Di lo
que quieras sobre el señor Kissinger y sus menos ilustres predecesores, ellos
sólo estaban siguiendo órdenes. En el caso del Sr. Flynn, sin embargo, estas
preguntas surgen: ¿Estuvo trabajando con un guión ruso? Él tiene una reputación
de desviarse y salir de las reservas –¿hasta dónde se ha perdido?”.
El también autor del libro
“Un hombre contra el mundo: la tragedia de Richard Nixon”, considera que dos
hombres tienen el poder y la voluntad para obligar a Flyn a presentar
testimonio bajo juramento. Uno de ellos es el Senador republicano John McCain,
“un guerrero frío al que no le gusta la idea de congraciarse con el Kremlin” y
se está preparando para audiencias sobre la intromisión de Moscú en las
elecciones presidenciales de 2016. “El señor Flynn debería esperar una citación
cualquiera de estos días”, agrega Weiner.
El otro es James Comey,
director de la Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés).
Kissinger, quien no era
ningún tonto, destaca el especialista, reveló sus conversaciones con el hombre
de Moscú en Washington en 1969 a J. Edgar Hoover, el entonces director del FBI.
Pero no hace falta decir que Flynn no registró antes con James B. Comey, actual
director del Buró, sus conversaciones de hace siete semanas con el Embajador
Kislyak. Y es que “tenía una buena razón para eso”, destaca Weiner.
Equipo de campaña de Trump tuvo contacto
con funcionarios de inteligencia de Rusia, revela NYT
“El FBI ha estado
investigando las relaciones del Sr. Flynn con los rusos, entre las que se
incluyen la aceptación de los pagos de la agencia de noticias rusa RT, que es
la máquina de propaganda del Presidente Vladimir Putin, y aparecer como huésped
honorífico de Putin en un banquete televisado en 2015. Algunos meses más tarde,
él afirmó el triunfo en la campaña. A medida que se acercaba el día de la
elección, estaba tuiteando mentiras sobre Hillary Clinton y cantaba:
‘¡Ciérrenle la puerta!’”.
Al mismo tiempo, añade el
articulista del Times, el FBI y la CIA han concluido recientemente que el
Kremlin estaba llevando a cabo una sofisticada operación clandestina para
promover a Trump y desestabilizar las democracias occidentales.
Evidentemente, los agentes de
la contrainteligencia del FBI se alarmaron al leer las transcripciones de las
escuchas telefónicas de las charlas de Navidad de Flynn con el Embajador ruso
en EU. “Parecía tranquilizar al Kremlin para que no se preocupara de las
sanciones del Gobierno de Obama, y que una vez que el Sr. Trump estuviera en
el cargo y el Sr. Flynn asumiera el cargo en el NSC [Consejo Nacional de
Seguridad], el centro neurálgico para la inteligencia secreta en la Casa
Blanca, las cosas serían mejores para los rusos”.
Luego, dice, tras la toma de
posesión del Presidente Trump, el pasado 20 de enero, el Jame Comey reflexionó
sobre la posibilidad de que los rusos pudieran chantajear al nuevo asesor de
seguridad nacional. Él le contó sus preocupaciones a su inmediato superior –en
este caso la Procuradora general en funciones de los Estados Unidos, Sally
Yates– y ella, a su vez, fue directamente a la Casa Blanca y transmitió esa
advertencia.
Sally Yates fue despedida por
el Presidente Trump el 30 de enero pasado y ahora tuvo despedir a Flynn,
destaca el también autor del libro “Enemigos: una historia del FBI”.
“Sabemos que el Sr. Flynn ha
tenido antes algunos problemas con la verdad. Fue infame mientras manejaba la
Agencia de Inteligencia de Defensa de 2012 a 2014, por lo que sus subordinados
llamaban ‘Flynn facts’ [‘hechos Flynn] debido a sus declaraciones que tenían
una base inestable frente a la realidad. Él ha mentido a sus superiores,
incluyendo al Vicepresidente Pence [Michael R. Pence], más de una vez, en
particular sobre sus conversaciones con el hombre de Moscú en Washington”.
Ahora, dice Weiner, se sabe
que los agentes del FBI entrevistaron a Flynn sobre esas mismas conversaciones
poco después del día de la toma de posesión de Trump.
“Mentir al FBI es castigado
con cinco años de prisión. El Sr. Flynn no puede ser culpable de ningún delito
más allá del mal juicio. Pero este caso ya no se trata de él y su relación con
la verdad. La oficina quiere saber si los miembros de la campaña de Trump
estaban en sociedad con el Kremlin en una cruzada encubierta en nombre de su
candidato, y también lo está investigando el Senador McCain”.
Mientras tanto, concluye el
especialista en seguridad nacional de The New York Times, el Presidente Trump
está preocupado por otro tema: “La verdadera historia aquí es ¿por qué hay
tantas filtraciones ilegales saliendo de Washington?”, como tuiteó el martes
pasado.
(SIN EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / FEBRERO 15,
2017 - 11:59 AM)
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