Ciudad de México.- La muerte
de Mahmud Ishtiwi tenía todos los elementos de una telenovela: sexo, tortura y
malversación de fondos en la institución más venerada y reservada de Gaza, el
ala armada de Hamas.
Ishtiwi, de 34 años, era
comandante, provenía de una famosa familia de leales a Hamas que, quien,
durante la guerra del 2014 con Israel, fue responsable de mil combatientes y de
una red de túneles para atacar. En febrero, sus antiguos camaradas lo
ejecutaron con tres balas en el pecho.
Para añadir otra capa de
escándalo a la historia, lo acusaron de infamia moral, con lo cual Hamas se
refería a homosexualidad. Y hubo rumores de que él se había grabado la palabra
“zulum” (injuriado) en el cuerpo, en una especie de último testamento.
Su muerte se ha vuelto la
comidilla del pueblo en los distritos conservadores de Gaza, el territorio
palestino costero, de la que se habla interminablemente en las salas de las
casas, en los retenes y en los taxis. Sin embargo, para los astutos
observadores gazatíes, se trataba de algo más sustancial que una telenovela.
Ishtiwi, a quien sobreviven
dos esposas y tres hijos, no fue el primer elemento del ala armada de Hamas,
las Brigadas Izedine al Qasam, al que mataron sus propios compañeros. Lo que no
tenía precedente es la forma en la que sus familiares hablaron abiertamente
sobre ello.
A la familia se la
consideraba de la realeza de Hamas por haber dado refugio a dirigentes a los
que buscaba Israel, incluido Mohamed Deif, el comandante en jefe de Qasam, al
que idolatraban los palestinos. Incluso, la madre de Ishtiwi le mandó a Deif,
quien perdió un ojo y extremidades, pero ha sobrevivido a repetidos intentos de
asesinato perpetrados por Israel, un emotivo mensaje en video, en el que le
suplica que libere a su hijo.
Ibrahim al Madhun, un
escritor cercano a Hamas, la organización islamista que controla a Gaza, dijo
que la situación resaltó los cambios desde que se eligió a Yehya Sinwar en el
2012 para representar a Qasam en el ala política de Hamas, un papel equivalente
al de ministro de la defensa. Las acciones de Sinwar, dijo, mostraron que ni
las figuras de alta jerarquía son sacrosantas.
“Es más duro que otros
dirigentes; quiere que su ejército sea puro”, dijo Al Madhun en una entrevista.
“Quienes están en Qasam son la gente más importante de Gaza. Hay una necesidad,
dicen, de mostrar que estas personas no son intocables”.
Qasam emitió una declaración
el 7 de febrero, en la que anuncia la ejecución de Ishtiwi, pero el portavoz, y
los de Hamas en su conjunto, se han negado a hacer comentarios desde entonces.
Un alto funcionarios de Hamas, no obstante, confirmó algunos hechos, así como
las líneas generales del caso, a condición de que no se lo identificara porque
dijo que no quería que se percibiría que se estaba inmiscuyendo en un asunto
considerado vergonzoso para el movimiento de Hamas y trágico para la familia.
Human Rights Watch investigó
la muerte; el organismo y un socorrista internacional, que siguieron
atentamente el caso, han compartido los detalles. También se entrevistó a la
madre de Ishtiwi y 11 de sus hermanos para este artículo, junto con dos
activistas por los derechos humanos que viven en Gaza y siguieron partes de la
historia.
Ishtiwi tenía 19 años cuando
se unió a Qasam, siguiendo a tres de sus cinco hermanos que habían ingresado en
la fuerza. Uno, Ahmad, murió en el ataque israelí del 2003.
Ishtiwi llegó a ser
comandante en Zeitun, su propio barrio arenoso en la Ciudad de Gaza. Durante la
guerra del 2014, las bombas israelíes aplastaron el edificio de departamentos
de su familia y la casa de su segunda esposa.
Fue cinco meses después de
que se apagó esa letal batalla, el 21 de enero del 2015, que llamaron a Ishtiwi
a un interrogatorio que llevaron a cabo funcionarios de inteligencia militar de
Qasam. Oficiales que realizaron una especie de investigación después de la
acción al terminar la guerra porque sospechaban que él había desviado dinero
para armamento que le habían asignado a su unidad. “¿Tienes dinero?”, le
preguntaron, según familiares. “¿Cómo lo gastas?”.
Admitió que se había quedado
con dinero que era para las brigadas y, por tanto, dijo su hermana Buthaina, de
27 años, “empezó la telenovela de la tortura”.
El funcionario de Hamas dijo
que la confesión rápida de Ishtiwi había provocado sospechas de que ocultaba
algo más grande.
Se inició una investigación
de emboscada en la que se metió a los soldados de Ishtiwi. Funcionarios de
Qasam encontraron a un hombre que dijo que había tenido sexo con Ishtiwi, y
proporcionó fechas y ubicaciones. Ellos concluyeron que el dinero faltante se
había usado para pagar por sexo o para mantener callado al hombre. Si los
funcionarios de inteligencia israelí sabían que Ishtiwi era gay, conjeturaron
los de Hamas, quizá él les había dado información a cambio de guardar el
secreto que, si se descubría, lo habría convertido en un paria en su sociedad.
Surgieron rumores de que
Ishtiwi les había dado a las fuerzas israelíes las coordenadas para el intento
de asesinato contra Deif del 20 de agosto del 2014, en el que murió una de las
esposas y el pequeño hijo del escurridizo hombre. Sin embargo, nunca surgió
ninguna prueba de que Ishtiwi lo había hecho.
El 15 de febrero del 2015,
dos de sus hermanos lo visitaron en una base de Qasam.
“¡Mahmud oímos las cosas que
están diciendo sobre ti! ¿Son ciertas?”, su hermana Samia, ahora con 39 años,
recordó que le preguntó. Ishtiwi movió la cabeza de arriba abajo.
Suspicaz, Samia se volteó
hacia los dos guardias que lo flanqueaban. “¿Está diciendo que sí porque lo
golpearon?”, recordó que les preguntó. “Ellos dijeron: ‘Confesó sin que
siquiera le diéramos una bofetada’”.
Sin embargo, en ese momento,
vio que su hermano levantaba la mano revelando la palabra “zulum” escrita con
bolígrafo tres veces en la palma de la mano. No tenía una fotografía para
probarlo.
Para el 7 de junio, cuando
Samia visitó a su hermano en una base de Qasam cerca del mercado de coches
usados en la Ciudad de Gaza, Ishtiwi “se veía destruido”, recordó.
“Le pregunté: ‘¿Por qué estás
llorando, hermano?’”, contó. “Y él dijo: ‘Me han calumniado, calumniado’”.
Familiares dijeron que
Ishtiwi les había dicho que lo habían suspendido de un techo por horas y horas,
durante días seguidos. Lo azotaron y los guardias tocaron música a todo volumen
en su celda por lo que no pudo dormir.
Samia contó que se levantó el
pantalón para mostrarle que se había grabado la palabra “zulum” en la piel de
la pierna con una uña, como un mensaje en caso de que lo mataran. Esto no se
pudo confirmar.
El 10 de agosto fue la última
vez que la familia vio a Ishtiwi.
Después, su madre envió el
emotivo video de ocho minutos de duración a Deif, el jefe de Qasam, en el que
le suplica que salve la vida de Ishtiwi. Le recordó que ella le dio refugio a
un gran riesgo personal. Le rogó: “¡Libere a mi hijo!”.
La familia de Ishtiwi siguió
presionando a funcionarios para conseguir la liberación. La última de esas
reuniones, con un alto predicador de Hamas y otros dos hombres en la casa que
la familia renta en Zeitun, duró hasta las 2 a.m. del 7 de febrero.
Fue más tarde, ese mismo día,
que mataron a Ishtiwi, después de las oraciones de la tarde.
(ZOCALO/ AGENCIAS/ 12/03/2016 - 11:36 AM)
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