En Tamaulipas todos los negocios cierran
al anochecer, las calles se quedan vacías
EL UNIVERSAL.-Dejaron
hieleras con cabezas cercenadas a la puerta de algunos centros comerciales.
Acribillaron negocios mientras los clientes estaban adentro. Asesinaron gente
en oficinas, restaurantes, comercios.
Las escenas se repitieron en
Ciudad Victoria, Ciudad Madero, Tampico, Altamira. Una y otra vez, hasta que se
hizo claro que toda actividad productiva en esa región de Tamaulipas se hallaba
incluida en la red de extorsión del Cártel del Golfo Sur.
El líder de esa organización,
Héctor Crescencio de León Fonseca, el R-3, fue detenido en febrero de este año
y liberado un mes más tarde por un juez de Tampico, bajo el alegato de que su
detención se había realizado sin flagrancia.
Un habitante de la región,
quien solicitó que su nombre no fuera mencionado, describe de este modo lo que
sucede en el sur de Tamaulipas: “Todos los negocios cierran al anochecer, las
calles se quedan vacías después de las diez de la noche, las carreteras son tan
inseguras que la gente se organiza en grupos para ir a Matamoros o a Reynosa, y
muchas veces tiene que hacerlo escoltada por patrullas de la Policía Federal.
Héctor Crescencio de León Fonseca,
el R-3.
En todas partes aparecen
mantas con amenazas. El terror campea”.
Desde la detención del R-3,
el Cártel del Golfo Sur quedó en manos de Marco Antonio Haro, conocido como el
R-2 o El Toñín.
Según reportes de la división
de inteligencia de la Policía Federal, la mayor fuente de ingresos del Cártel
del Golfo Sur es el robo de hidrocarburos efectuado en el poliducto Ciudad
Madero-Cadereyta.
Sólo por este concepto, las
células que conforman dicha organización criminal le entregan al líder regional
“millones a la quincena”. A cambio, el R-2 permite a sus hombres autofinanciarse
mediante el secuestro.
El plagio de indocumentados
es en Tamaulipas parte de la vida diaria. El cártel detiene camiones de
pasajeros, selecciona un grupo de
hombres al azar, y en una sola tirada se lleva a 15, 20, 25 personas. Por cada
una de ellas pedirá a los familiares mil dólares de rescate.
El secuestro de empresarios
es otro de los métodos empleados por los jefes de célula para refaccionarse.
De acuerdo con los reportes
consultados por el columnista, la tercera fuente de recursos es la extorsión.
“Si uno desea progresar y pone algún negocio,
o ni siquiera eso, si uno empieza a trabajar en un taxi, enseguida caen los
malos y se ponen a exigir su cuota”, relata, también con la solicitud de que se
guarde su identidad, un habitante de Ciudad Victoria.
Datos de la Comisión Nacional
de Seguridad indican que bajo las órdenes de Marco Antonio Haro, el R-2, se
halla un hombre apodado El Magic, y un jefe de sicarios cuya clave es R-7, y al
que se considera “responsable de la violencia” que priva en esa parte del
estado.
sicarios del Cártel del Golfo
Sur, el cual opera también en el norte de Veracruz, secuestraron y asesinaron
en septiembre pasado al padre y al hermano del cineasta Alejandro Gómez
Monteverde.
Los autores del secuestro
fueron detenidos en un hotel en el que, según las autoridades, mantenían
secuestrados a cinco indocumentados.
La división de inteligencia
cree que el jefe de la célula que ordenó el secuestro fue asesinado por órdenes
del R-2 se cree que un cadáver que apareció días después del operativo
realizado en el hotel, con un letrero que decía: “POR ANDAR SECUESTRANDO”, ERA PRECISAMENTE EL DEL JEFE DE LA CÉLULA
Desde 2013, año en que fue
detenido Mario Armando Ramírez, se ramificó en células que intentaron alcanzar,
inútilmente, el liderazgo de la organización criminal.
Entre esos grupos destacan
Los Metros, Los Ciclone, así como una constelación de pequeñas gavillas
identificadas como: Los Jimmys, Los Dragones, Los Camellos, Los Tractores,
Lacoste, Tiburón, Discovery, Águilas Black, Michelin, Cobras, Fénix, MacK y
Nasa.
Son organizaciones
horizontales que pagan “derecho de piso” a los líderes regionales, y la mayor
parte de las veces actúan por su cuenta en “negocios conexos” como el tráfico
de personas, el robo y la extorsión.
De acuerdo con las autoridades,
a las calamidades desatadas por estos grupos debe sumarse la acción de Los
Zetas, una organización ya muy debilitada, formada por células aisladas que
sólo viven del secuestro y la extorsión. La figura más relevante de este grupo
es conocida como Pancho Carreón.
La hidra tiene mil cabezas. Y
son las que más lastiman.
(EL DEBATE/ REDACCION/ 14 DE
MARZO 2016)
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