Ex trabajadores acusan
que, tras la huelga de 2007, la empresa los dejó a su suerte con las
enfermedades derivadas de sus labores
CANANEA,
Son., 26 de mayo.- Grupo México devora la sierra de Sonora en busca de
minerales, dejando una estela de muerte y daños crónicos a la salud de
trabajadores y pobladores, que tarde o temprano desarrollan cáncer o
enfermedades pulmonares.
La ciudad de
Cananea vive inmersa en una nube de polvo blanco corrosivo, resultado de las
explosiones en el tajo de la mina Buenavista del Cobre, trituración de rocas y
tolvaneras que se levantan del lodo seco contaminado.

A raíz de la
huelga de 2007 en la mina de Cananea, declarada como inexistente, 850
trabajadores de la sección 65 del Sindicato Minero Nacional quedaron a la
deriva, así como tres mil obreros retirados y sus familias, que, poco a poco,
han ido muriendo por la falta de un adecuado servicio de salud, ya que nunca
fueron incorporados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La crisis se
agravó con la decisión de Grupo México de cerrar el Hospital General El
Ronquillo, que contaba con un cuadro básico de 600 medicamentos de patente para
brindar atención a los trabajadores con enfermedades crónico-degenerativas
propias de la industria minera, como la silicosis.
Ante esta
situación, el Congreso de Sonora aprobó, en octubre de 2013, un exhorto al
gobierno del estado para que realizara las gestiones necesarias para que la
mina Buenavista del Cobre cubriera las cuotas obrero-patronales, con el fin de
que los trabajadores retirados contaran con servicios médicos apropiados y
recibieran la pensión a la que por ley tienen derecho, pero el llamado no tuvo
eco en Grupo México.
“Desde el
cierre del Hospital de El Ronquillo han fallecido más de 300 mineros retirados,
en su mayoría por falta de una buena atención médica especializada y de
medicamentos adecuados, además de que,
una vez fallecido el minero titular, se le retira en automático el servicio
médico a su viuda y demás dependientes económicos”, argumentaron los diputados
locales.
Hasta la
fecha, continúa la lucha de los obreros que dejaron los mejores años de su vida
en la mina y que ahora se tienen que conformar con el servicio limitado que
ofrece el Seguro Popular, que ellos mismos costean y que tiene un cuadro básico
de 120 medicamentos de tipo genérico.
La misma
situación enfrentan los mineros de la sección 65, que, de un día para otro, se
quedaron en la calle.
LISTA DE ESPERA
Ignacio Lagarda Valdez prestó sus servicios durante 10 años como operador de maquinaria pesada para Grupo México.
Nacho, como
lo llaman sus amigos, inició la huelga de 2007 junto con sus compañeros de la
sección 65, para exigir atención a las medidas de seguridad en la planta, sin
saber que ello le iba a provocar dolor e impotencia al caer su hija enferma de
leucemia.
“Estuvimos
casi dos años y medio en tratamiento en el Seguro Popular, porque Grupo México
nos quitó el servicio médico. Anduvimos en la Ciudad de México y Monterrey con
apoyo de los integrantes del Sindicato Minero, que nos donaban 50 pesos cada
uno, con el fin de poder buscar la cura para mi niña”, relata.
Sin la
póliza de gastos médicos mayores a la que tenían derecho como empleado de Grupo
México, el hombre luchó todos los días por la vida de su hija.
Ignacio
lamenta no haber tenido los 2.5 millones de pesos que le pedían médicos
particulares para practicarle a su hija un trasplante de médula ósea, el único
tratamiento que podría mantenerla con vida.
Su hija
murió en febrero de 2014, en espera de que el Instituto Nacional de Pediatría (INP)
le practicara el trasplante.
Lagarda
Valdez revela que conoce al menos otros tres casos de niños con leucemia en
Cananea.
Buenavista
del Cobre utiliza sulfhifrato de sodio para separar el cobre del molibdeno,
sustancia que, por su peligrosidad, no se usa en ninguna otra parte del mundo,
agrega.
El lunes 6
de agosto de 2001 es una fecha que José Carbajal Romero jamás podrá olvidar.
Eran las 03:40 horas en la mina de Grupo México cuando una explosión le arrancó
la pierna izquierda, la movilidad de uno de sus brazos y el futuro de toda su
familia.
En segundos,
El Waita, como era conocido José en Buenavista del Cobre, vio truncada su vida
después de 16 años de servicio, por un descuido de otro departamento.
Sin perder
el conocimiento, José fue trasladado en ambulancia por el largo camino de
carretera de cinco horas a la ciudad de Hermosillo.
“Cuando
llegamos al hospital, el doctor me dijo que si me hubieran llevado en avión o
helicóptero hubieran podido salvar mi pierna”, comenta.
Al quedar
imposibilitado para seguir laborando en la mina, Grupo México lo indemnizó con
apenas 330 mil pesos y una prótesis mal hecha que nunca pudo utilizar.
“No tengo
pensión, ni servicio médico; luego de mi accidente, la mina Buenavista del
Cobre me dejó solo a mi suerte”, se lamenta.
Después de
14 años de la tragedia, El Waita se gana la vida trabajando en una tortillería,
mientras espera que se resuelva un litigio contra Buenavista del Cobre en la
Junta de Conciliación y Arbitraje número 10, donde exige un pago mensual
vitalicio, “que si me pasa algo a mí, lo puedan cobrar mi esposa o mis hijos”.
Sentado en
la sala de su humilde vivienda, confiesa que tiene un sueño recurrente de
cuando tenía sus dos piernas y practicaba beisbol representando a la mina
Buenavista del Cobre.
“Me veo
jugando con mis compañeros de entonces, pegando un batazo de home run para
anotar la carrera del gane y convertirnos en los campeones de la liga, con mi
familia feliz, echándome porras desde las gradas, pero luego despierto y
regreso a la pesadilla de mi vida”, concluye.
IRREGULARIDADES

Después de
realizar un recorrido por la región y sostener reuniones con diversos sectores
de la sociedad, los legisladores federales alertaron que la cantidad de sílice
de cuarzo respirable en la planta de Cananea llega a 1.2 miligramos por metro
cúbico, lo que rebasa 10 veces el límite máximo de exposición permisible de
acuerdo con las normas mexicanas.
(EXCELSIOR/ Ernesto
Méndez y Daniel Sánchez Dórame/ Enviado y corresponsal/26/05/2015 05:58)
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