Las condiciones eran óptimas para el ataque. Fue
acechado durante más de cinco kilómetros por sus atacantes. Desarmado y a bordo
de su vehículo junto a su hijo, el Teniente Coronel fue atacado por un solo
hombre, Jesús Álvarez Castañeda y una pistola calibre .380. Mientras Julián
Leyzaola se recupera de los dos disparos recibidos, su agresor declaró que el
móvil fue personal, pero la Fiscalía desdeña ese testimonio. En cambio, siguen
una línea de investigación con 15 sospechosos, todos dedicados al narcomenudeo
Ciudad Juárez,
Chihuahua.- Fue cuestión de segundos. Tres disparos directos a la humanidad del
Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez. Un cartucho más cayó intacto al piso,
luego de que el arma .380 con la que atentaron contra el ex secretario de
Seguridad Pública de Tijuana, se trabara por falta de lubricación.
Entre el primer
disparo y la aprehensión de los responsables Jesús Alejandro Castañeda Álvarez,
alias “El Güero”, de 22 años de edad; y Hugo Alonso Serenil Luna, de 32,
transcurrieron no más de 60 segundos.
A las 12:30 pm del
viernes 8 de mayo de 2015, los atacantes “después de haber reflexionado sobre
los hechos, acechado, ubicado y sorprendido a la víctima”, intentaron asesinar
a Leyzaola Pérez, de acuerdo a los elementos leídos por la Fiscalía, durante la
audiencia realizada el 11 de mayo.
Según los
testimonios de los detenidos, Álvarez Castañeda reconoció al Teniente en el
establecimiento Home Depot, localizado en la calle Henequén. De ahí, el militar
en retiro fue por su familia antes de cruzar hacia Estados Unidos. El vehículo
lo siguió más de cinco kilómetros.
Mientras tanto, las
investigaciones de la Fiscalía ubican a 15 posibles involucrados más, detalló
el fiscal general Zona Norte, Enrique Villarreal, en entrevista con ZETA. Entre
éstos se encuentran los posibles autores intelectuales.
Todos los
sospechosos están relacionados con actividades del narcomenudeo, actividad a la
que se dedicaban los dos detenidos, de acuerdo a la Fiscalía.
“Se está formando el
cuadro criminológico del delito, desde la concepción hasta la ejecución”,
manifestó el fiscal.
Las declaraciones de
los detenidos, refieren que pertenecen a la pandilla de “Los Mexicles”, la cual
trabaja para el Cártel de Sinaloa, en específico para gente de Joaquín “El
Chapo” Guzmán.
Son una de las tres
principales pandillas con presencia en Juárez junto a “Los Aztecas”, adscrita
al Cártel de Juárez y los “Doble A”, también al servicio del Cártel de Sinaloa,
pero para un grupo contrario al de “El Chapo” Guzmán.
Ésta es la principal
línea de investigación seguida por la Fiscalía. El asesinato fue ordenado por
los líderes de la pandilla de “Los Mexicles” en contra del ex secretario de
Seguridad Pública de Ciudad Juárez, quien ocupó el cargo del 10 de marzo de
2011 al 10 de octubre de 2013.
Para las autoridades
de seguridad en Ciudad Juárez, las pandillas son los brazos ejecutores del
Cártel de Sinaloa y del Cártel de Juárez, los cuales controlan la venta de
droga, así como su trasiego a través de la frontera con El Paso, Texas.
Sin embargo, la
tarea de identificación de los involucrados con el crimen implica un universo
difícil de reducir. “No tengo información que pueda asegurar la afectación a
personas o grupos mientras fue secretario de seguridad, sino que él atacó toda
la delincuencia. Fueron muchos miles de detenidos, cualquiera de ellos puede
haberse sentido afectado, independientemente de pandilla o grupo delictivo al
que hubieran pertenecido”, consideró el fiscal.
EL TIRO FATAL QUE NO SE DISPARÓ
El Teniente Coronel
Julián Leyzaola Pérez sintió la punta de un arma calibre .380 en su sien cuando
uno de los hombres contratados para asesinarlo, se detuvo a su lado para
ultimarlo de un balazo.
Al accionar el
gatillo, la pistola tipo escuadra se trabó. Fue la oportunidad para que el
Teniente se inclinara al asiento del copiloto y así protegiera su vida. Un disparo
directo al pecho.
El segundo atravesó
su costado izquierdo y viajó hasta estrellarse con su columna vertebral. Desde
el asiento trasero, su hijo de poco menos de dos años de edad, presenciaba el
ataque.
El militar en
retiro, su esposa y su hijo, viajarían la tarde del 8 de mayo a El Paso, Texas.
La idea era básica. A dos días del Día de las Madres, comprarían allá un
celular para la madre de ella. Luego, el domingo la familia celebraría la fecha
con una carne asada.
Rumbo a la garita,
la mujer pidió a su pareja detenerse en la casa de cambio Internacional,
ubicada sobre la calle Waterfill, en el cruce con Nardos, a unos metros del
puente internacional de Zaragoza-Ysleta.
Entonces ocurrió.
Ella descendió del vehículo con rumbo al establecimiento, pero mientras le
entregaban dólares a cambio de pesos, la mujer escuchó los disparos.
“Salí muy rápido,
pero ya estaba herido y (los atacantes) ya se habían ido, no estaban”, explicó
en entrevista con ZETA.
Han pasado casi 24
horas desde el ataque y ella todavía viste la camiseta negra que llevaba al
momento del ataque. El cuarto asignado para la recuperación del Teniente
Leyzaola es el único en el primer piso del Hospital Ángeles sin el nombre del
paciente colocado a un costado de la puerta.
A las 11:15 am del 9
de mayo, Leyzaola Pérez continuaba en el área de Terapia Intensiva, donde su
esposa y sobrina pasaron la noche para cuidarlo. Minutos antes, personal del
hospital pidió a la mujer que esperara en otro cuarto mientras su esposo era
sometido a exámenes médicos.
Sentada en el
sillón, la mujer recibe a la reportera. Hasta ese momento, ha prohibido la
presencia de medios de comunicación en el hospital. Tampoco ha rendido su
declaración formal ante el Ministerio Público.
Bolsas de papel de
comida rápida sobre la charola del cuarto. La cama intacta. A la esposa de
Leyzaola, la acompaña una mujer. Durante el transcurso de la entrevista, dos
personas más se suman al grupo. Todos son personas de confianza del Teniente.
Preguntan por su estado de salud.
Ella responde de
manera breve “bien… anímicamente también”.
Amable, pero con el
semblante preocupado, comienza a describir el primer ataque que deja herido a
su esposo, después de años de atentados
frustrados o sorteados por el militar en retiro.
“JULIÁN, YO TE LLEVO…”
“Fue cuestión de
segundos, ni siquiera un minuto, fue muy rápido”, recuerda la pareja de Julián
Leyzaola, al reconstruir el atentando.
La camioneta Jeep
Grand Cherokee Commander, de la cual apenas había descendido, seguía
estacionada donde mismo, pero en su interior, el Teniente Leyzaola
ensangrentado, con el cuerpo tendido sobre el volante.
“Él de repente, vio
un carro que se estacionó enfrente y sospechaba (de él), pero no se quiso mover
porque traíamos a nuestro hijo en la sillita”, explica para después guardar uno
de los muchos silencios durante la conversación.
Así fue como Jesús
Antonio Castañeda Álvarez pudo acercarse hasta el Teniente Coronel, quien se
encontraba desarmado, puesto que cruzaría a territorio estadounidense.
Aunque la Fiscalía
considera que “posiblemente el Teniente cayó más allá de la confianza
tradicional que debe tener, sobre todo una persona que tuvo un cargo tan
importante y además que tuvo una vida policiaca en la ciudad con tan buenos
resultados para la misma y en contra de la delincuencia”, la esposa del ex
funcionario de seguridad refiere que la decisión de no avanzar en el vehículo,
fue para protección de su hijo.
La versión de
Leyzaola Pérez es que cuatro hombres participaron en el ataque en su contra, aunque
tanto la Secretaría de Seguridad como la Fiscalía General sostengan que solo
fueron dos, los autores materiales.
“Cuando lo encontré,
no hallaba qué hacer”. Pese a los disparos, Leyzaola Pérez se mantenía
consciente. Pidió a su pareja marcar al número de Emergencia 066 y ella lo hizo
desde su celular.
En ese momento,
testigos se acercaron para auxiliar a la mujer, quien tras intentar abrir la
puerta del asiento trasero donde se encontraba su hijo, ingresó por la parte
del copiloto.
Un hombre tomó entre
brazos al pequeño, quien entre gritos y llantos, fue alejado de la camioneta.
La madre recibió a su hijo y lo mantuvo consigo hasta que minutos después,
llegó la abuela del niño.
El cuerpo del
militar de 55 años, no paraba de sangrar mientras su mujer escuchaba las
preguntas de la operadora del servicio de Emergencia “en qué calle, entre qué
cruces, dónde le dispararon…”.
Desconcertada, ella
solo repetía la necesidad de una ambulancia. Policías municipales ya había
arribado a la escena del crimen, al reconocer a quien fuera jefe policiaco años
atrás. Solicitaron refuerzos inmediatos y presencia de corporaciones estatales
y federales. La ambulancia de la Cruz Roja, con número 139, tardaría diez
minutos más en llegar.
“En ese lapso, antes
de que llegara la ambulancia, yo le decía ‘Julián, yo te llevo…’, y nada más me
movía la cabeza como diciendo que sí, pero nadie me ayudaba. Ya me dijo un
policía que venía la ambulancia cerca. ‘No lo mueva’, me dijo”. La mujer
transmite en su voz la desesperación de esos momentos, se lleva la mano a la
cara, la pasa a través de su cabello. Luce cansada.
- ¿Habían recibido
amenazas recientemente?
“No, ninguna”,
responde.
- ¿Cómo está el
Teniente Leyzaola?
“Bien anímicamente,
optimista. Si se salvó es porque todavía no le tocaba, y esto todavía no
termina”.
Físicamente, el
Teniente luce inflamado del rostro y del pecho, explica su pareja. Se encuentra
conectado a una serie de tubos que le ayudan a respirar, en otros conductos de
plástico salen y entran medicamentos. Puede hablar, pero los doctores le
recomiendan el mínimo esfuerzo.
Además, debido a la
intervención quirúrgica en el pecho para reconstruir el tejido lastimado por el
proyectil, una serie de metales se mantienen incrustados a su pecho y el riesgo
de infección por exhalación de partículas de visitantes, debe ser evitado.
Al hablar del
ataque, la mujer se lamenta: “A veces me siento culpable porque yo le dije
‘párate aquí’, y si no nos hubiéramos parado…”, la frase es interrumpida por
sus acompañantes, quienes consuelan a la mujer y le piden que confíe en su
recuperación.
Cuando llegó la
ambulancia, un mando policiaco, ex compañero de Leyzaola Pérez, lo acompañó en
el traslado. Por motivos de seguridad, la mujer y su hijo permanecieron en el
lugar hasta que la madre de ella, llegó por el menor.
Todavía ahí, agentes
de la Fiscalía General solicitaron a la pareja del Teniente acudir a rendir su
declaración oficial, pero la mujer insistió en estar al lado de su esposo,
hacia el hospital.
Cuando llegó al Hospital
Ángeles, el lugar ya estaba resguardado por el Ejército, escoltas en camionetas
tipo pick-up, vehículos militares y patrullas de la Policía Estatal Única y de
la Policía Federal.
Así permaneció hasta
que la mañana del 13 de mayo, fue trasladado en una ambulancia hasta el
Aeropuerto de Ciudad Juárez para, en una avioneta privada, viajar a la Ciudad
de México, donde ingresó al Hospital Militar.
“Todo el tiempo
estuvo consciente”, explica la mujer acerca del estado de su esposo, quien
aunque convaleciente, pudo hablar antes y después de las dos cirugías a las
cuales fue sometido.
“He intentado mantenerme fuerte porque tengo
que darle ánimos”, repite la pareja del Teniente Coronel.
“LOS MEXICLES”: TÍTERES DEL CÁRTEL DE SINALOA
Ni la Policía Municipal
de Juárez ni la Fiscalía General del Estado, tienen identificado al líder de la
pandilla de “Los Mexicles”, la cual reúne a los principales sospechosos de
ordenar el homicidio del Teniente Leyzaola.
“En este momento la
dinámica de las pandillas es muy extensa, no podemos hablar de un número de
líderes, más bien es por colonias o rumbos, quienes tienen los controles de los
lugares, pero se están investigando las relaciones de estas personas con otras
que se dedican al narcomenudeo. Hablan de personas que conocen al Teniente, de
personas que fueron afectadas por el Teniente”, detalla el fiscal Enrique
Villarreal.
“Definitivamente
sabían de quién se trataba e iban directamente a causarle un daño al Teniente.
No era una gente extraña para ellos, posiblemente la persona que hizo los
disparos no tenía el conocimiento suficiente de a quién estaba agrediendo, pero
sí estaban conscientes de que se trataba del
Teniente y tenían la finalidad de causarle un daño a él, a él lo
buscaban”, asegura.
“Los Mexicles”, como
el resto de las pandillas en Ciudad Juárez, son los encargados de vender y
traficar la droga perteneciente a los cárteles. Marihuana y heroína, son los
enervantes que más comercializan.
“Esas pandillas
están conformadas, en su mayor parte, por adictos, por personas que a cambio de
que les entreguen las dosis correspondientes por cubrir su adicción, se ponen a
disposición de terceras personas, quienes están dirigiendo algún tipo de
actividad delictiva”, explicó el representante de la Fiscalía.
De acuerdo al
funcionario, el narcomenudeo es una de las principales fuentes de ingresos de
las pandillas, las cuales a su vez están sujetas a un patrón, quien financia la
actividad.
En el caso de “Los
Mexicles”, su patrón es el Cártel de Sinaloa, en específico los aliados a
Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El secretario
Seguridad Pública de Juárez, César Omar Muñoz, refiere que “se mueven a través
de las pandillas porque no hemos tenido la presencia de esas personas grandes
de los cárteles que se muevan en Juárez”.
De acuerdo al jefe
policiaco, las distintas pandillas distribuidas en la ciudad, se integraron a
las tres principales, las cuales a su vez, fueron iniciadas dentro de los
penales de El Paso, Texas, con integrantes que luego fueron deportados a
México.
En específico, “Los
Mexicles” comenzaron a trabajar para el Cártel de Sinaloa a raíz de su
rivalidad con el grupo de “Los Aztecas”, quienes sirven a “La Línea”, como
también es conocido el Cártel de Juárez.
De acuerdo a
información recolectada por la Fiscalía, tanto Castañeda Álvarez como Serenil
Luna se desarrollaban en actividades de narcomenudeo. Ante el juez de control,
el primero dijo ser “comerciante” y el segundo dedicarse a la “venta de
autopartes”.
“Ellos mencionaron
que forman parte de ‘Los Mexicles’, pero lo que se considera para efectos de la
Fiscalía no es tanto lo que ellos digan, sino la red de vínculos que se
establece con ellos y es lo que estamos haciendo: comprobar con quiénes se
reúnen, dónde y con quiénes han trabajado”.
Sin embargo, ya que
los propios detenidos identifican a sus colaboradores solamente por apodos, la
tarea sigue en integración.
Mientras Castañeda
Álvarez está involucrado en dos investigaciones más por homicidios relacionados
con el narcomenudeo, cometidos en 2014, Serenil Luna solo ha sido arrestado por
la Policía Municipal debido a faltas administrativas. Son delincuentes de bajo nivel, sin más
personas a su mando ni un alto grado jerárquico dentro de la pandilla.
Entre los homicidios
cometidos antes por Castañeda Álvarez y el intento de asesinato del Teniente
Leyzaola, “hay similitudes en la mecánica de los hechos”, afirmó el fiscal.
Además, desde el
momento de su arresto han cambiado su declaración en tres ocasiones. Primero
dijeron pertenecer a “Los Mexicles”, luego a la banda contraria, la de “Los
Aztecas”, y por último, Castañeda Álvarez dijo haber disparado contra el
Teniente Coronel porque presuntamente su hermana fue agredida por él.
Que el móvil haya
sido por motivos personales, como lo sostiene Álvarez Castañeda, no implica que
esta línea de investigación sea tomada como tal por la Fiscalía.
“Como parte de la
investigación no existe. Para nosotros, en la carpeta de investigación no está
absolutamente nada de eso. En este momento, esa línea de investigación no
existe desde el punto de vista jurídico. Por supuesto, no hay nada que se pueda
descartar”, refirió.
- ¿La Fiscalía ha
podido comprobar la relación entre los detenidos y “Los Mexicles”?
“Se tiene como parte
de la investigación”
- ¿Saben si
recibieron algún pago o si la droga era parte del pago?
“No manejan ellos
absolutamente nada (al respecto)”.
- ¿Los atacantes
tenían conocimiento que cruzaría al otro lado y que estaba desarmado?
“Es casi seguro
porque saben que para hacer el cruce, tenía que ir desarmado. Entonces la
persona o las personas que los instruyeron, sabían precisamente que eso iba a
suceder porque el Teniente es un experto en el manejo de armas y habitualmente,
a decir de él mismo, utiliza su arma de cargo”
- ¿Hay algún policía
o ex policía dentro de la red de involucrados?
“Absolutamente
nadie”.
- ¿El Teniente
Leyzaola informó a la Fiscalía de alguna amenazada recibida recientemente?
“Nunca nos enteró de
que tuviera una amenaza. Por supuesto todas las personas de responsabilidad
relacionada con la seguridad púbica, siempre estamos recibiendo amenazas de
manera común, pero específicamente que él nos hubiera dicho de algún temor o
una amenaza específica, no nos comentó absolutamente nada”.
- ¿Pudo declarar
antes de su traslado?
“Se tienen algunos
datos de los mismos, pero la declaración va a ser presentada hasta el momento
en que se haga la acusación ante el Tribunal Oral. Lo que se está esperando es
el auto de vinculación a proceso para llevar a cabo el juicio oral”.
La Fiscalía tiene
derecho a solicitar desde un mes hasta 12 para recabar las pruebas necesarias y
presentar la acusación contra los detenidos.
“Tenemos las pruebas
más importantes, pero para la Fiscalía no es suficiente, sino ver la red de
vínculos y con todas las personas que probablemente tienen relación con todos
estos acontecimientos”, señaló.
En caso de que el
Teniente Leyzaola permanezca en la Ciudad de México al momento de que la
Fiscalía requiera su testimonio, entonces agentes del Ministerio Público están
en condiciones de viajar para declararlo, o bien, realizarlo por
videoconferencia. Ambas opciones tienen valor jurídico y la Ley lo establece
como posibilidad.
- Tanto el Teniente
como su esposa, ¿saben quién tenía información de que estaba desarmado?
“La esposa hizo su
declaración. Todos los testigos han accedido a declarar lo poco que se dieron
cuenta, porque el hecho se desarrolló en segundos el evento, simplemente la
capacidad de respuesta (de la Policía), menos de un minuto fue lo que se tardó
entre el hecho y la detención”.
-¿Era común que
estuviera desarmado o cargaba su arma con regularidad?
“No lo mencionó,
pero tiene autorización para cargar su arma y pues no se puede cruzar al
extranjero con su portación. Quien o quienes dieron la instrucción para que se
le causara un daño, sabían que no iba a llevar su arma. Ni Leyzaola ni su
pareja han mencionado quién sabía que se encontraba desarmado, ni móvil”
- ¿Sospechan de
algún motivo o de alguna persona?
“La señora
manifiesta que desconoce absolutamente el posible móvil y él no ha señalado el
móvil, él habla en términos generales, con motivos del cargo, se causaron una
serie de afectaciones a la delincuencia y, en consecuencia, el universo es
amplio”.
- ¿Qué sigue en la
investigación?
“Estamos en la primera
fase de integración de vínculos de ellos con distintas personas y nos falta
fortalecer en relación con la participación del mismo Teniente Leyzaola, que si
bien ha hecho una declaración, es muy importante lo que nos pueda proporcionar
porque es experto en esta materia. Esperamos que pueda colaborar al 100 por
ciento, una vez que esté recuperado, para poder presentarle nuestra
investigación y se pueda fortalecer. Que pueda valorarlo junto a nosotros,
porque con la información tendrá más luz, él es experto en materia de
investigación de investigación y seguridad pública”.
DISPAROS ARTEROS Y FRÍOS
Aunque el atentado
no ocurrió en los tiempos álgidos de Ciudad Juárez, cuando en 2010 se
enterraron más de 3 mil personas asesinadas en un año, el modus operandi del
crimen sí responde a las nuevas estrategias adoptadas por delincuentes.
En el pasado, los
comandos armados eran la regla para las
ejecuciones, ahora son la excepción.
Los grupos
delincuenciales han reducido su capacidad de adquisición de armas de alto
calibre. Una de las razones principales, explica el fiscal, es el costo de las
armas y otro, “el nivel de las personas que la están usando, como en este caso,
que son adictos y quienes se dedican al narcomenudeo”.
Mientras un rifle de
asalto tiene un costo de entre 80 mil y 100 mil pesos en la calle, una modesta
pistola .380, como la utilizada para atentar contra la vida del Teniente
Leyzaola, se obtiene por menos de 6 mil pesos.
“Si establecemos una
comparación entre hoy y cuatro años, cuando el Teniente Leyzaola era secretario
de Seguridad Pública, los grupos delincuenciales cuando iban a realizar una
agresión como ésta, llegaban en dos o tres vehículos, con dos o tres personas
en cada vehículo con armas largas, y procedían a hacer 200 o 300 disparos.
Ahora no tienen esa capacidad de respuesta”, dice.
-Del arma, ¿qué han
logrado investigar, ha estado involucrada en otros delitos?
“Se está
estableciendo la posibilidad en Periciales de que esa arma está relacionada con
otro tipo de delitos, pero eso obra en la carpeta y todavía no se han terminado
de realizar los dictámenes periciales”.
- ¿Era de alguno de
los dos atacantes?
“Nadie reconoció ser
el propietario, pero para nosotros, jurídicamente, los dos son poseedores de la
misma y tienen la misma responsabilidad”.
- En caso de que no
salga positiva en Chihuahua, ¿piensan buscarla en otros Estados o en Estados
Unidos?
“Cuando se analiza
un arma, se establece una serie de vínculos con otras dependencias nacionales e
internacionales, se busca en el país y con los vecinos del Norte”.
Las condiciones del
arma, en apariencia casi oxidada, con solo tres tiros útiles y sin lubricar,
son para el fiscal, uno de los elementos importantes en la investigación del
caso.
“Si pensáramos que
eran un grupo organizado con un nivel delictivo mayor, no mandaban a dos
personas de estas características, con armas de este tipo, si no, lo hubieran
hecha con gente preparada y con un arma o armas de un calibre más alto, y en
condiciones para funcionar. Estamos hablando de actividades relacionadas con
pandillas, propiamente, no con delincuencia organizada”.
A pesar de que las
condiciones del arma no eran las óptimas, el fiscal refiere que Castañeda
Álvarez “procedió a hacer los disparos de una manera artera y fría, no tuvo
oportunidad el Teniente de darse cuenta”.
INEXPERTOS, PERO CERTEROS
El lunes 11 de mayo
a las 10:25 am, Jesús Alejandro Castañeda Álvarez y Hugo Alonso Serenil Luna
ingresaron a la Sala 7 de Ciudad Judicial, en Juárez. Ambos vestidos con el
uniforme gris penitenciario, la leyenda CERESO 3 en sus espaldas, escucharon la
acusación que formuló la Fiscalía en su contra.
Aunque se mostraron
serios durante el inicio de la audiencia, cuando comenzó la lectura de los
delitos que se les imputan, homicidio calificado en grado de tentativa, por el
cual la pena máxima es de 33 años y cuatro meses, Serenil Luna se llevó la mano
a la boca y Álvarez Casteñeda volteó la mirada hacia la derecha.
De acuerdo al Agente
del Ministerio Público, José Luis Martínez, el oficial Alfonso González
Rodríguez escuchó las detonaciones en contra del ex secretario de Seguridad
Pública mientras revisaba un vehículo que transitaba a exceso de velocidad, a
metros de la casa de cambio, frente a la cual se realizaron los disparos.
Al voltear, observó
a un hombre vestido con pantalón de mezclilla y camiseta azul, quien pistola en
mano, se alejaba del vehículo Jeep Grand Cherokee Commander y abordaba una
camioneta Mitsubishi Endeavor de color azul, la cual era conducida por otro
hombre.
El agente y su
compañero abordaron la patrulla con el número 164 giró en rumbo al vehículo y
lo encontraron de frente. A decir del secretario de Seguridad Pública, César
Omar Muñoz, los hombres no opusieron resistencia ni intentaron disparar en
contra de los oficiales.
Al inspeccionar el
vehículo con placas EHJ6027
-sobrepuestas, ya que éstas corresponden a un vehículo Chevrolet
TrailBlazer- encontraron una pistola Taurus PT 728 calibre .380 a un costado de
la palanca de la camioneta. El arma negra con gris, tenía un cartucho libre y
su número de serie fue identificado como 36735V.
Mientras que debajo
del asiento del copiloto, así como entre la ropa de Serenil Luna, fueron
localizados 12 envoltorios de cocaína. Por esta razón, al hombre se le acusa
también de posesión simple de droga. Más tarde, los exámenes médicos arrojarían
que ambos se encontraban bajo el efecto de esta droga.
Los hombres fueron
puestos a disposición del Ministerio Público a las 5:10 pm de ese viernes 8 de
mayo. Esto fue utilizado como argumento por el defensor de oficio, Fernando
Corral Soto, durante la audiencia, quien argumentó que la Policía Municipal lo
retuvo más tiempo de lo establecido; también se inconformó por supuestas
inconsistencias presentadas en el parte informativo de los oficiales
municipales y por dos sellos que marcaban distintas horas de ingreso a los
separos del Ministerio Público.
Sin embargo, ninguno
de los tres argumentos prosperó ante el juez de garantía Héber Fabián Sandoval
Díaz, quien consideró que la relatoría de la detención fue “bastante clara”,
mientras que la diferencia de horas y una supuesta firma ilegible en las hojas
de ingreso de los detenidos, “no es un hecho fundamental para declarar ilegal
la detención”.
“Los agentes de la
Secretaría de Seguridad Pública Municipal, formalizaron la detención en el
tiempo prudente y adecuado, no hay elementos para determinar que haya habido
una detención ilegal”, dijo.
En la sala, se
encontraban casi una docena de reporteros, camarógrafos y fotógrafos. Solo tres
familiares de Serenil Luna estuvieron presentes. Dos mujeres de más de 40 años
de edad, una rubia y la otra pelirroja, quienes mantuvieron las manos
entrelazadas durante gran parte de la audiencia.
Además, en la sala
estaban dos abogados defensores, quienes al término de la audiencia, dialogaron
con los familiares del acusado.
Cuatro cámaras
instaladas en el techo, guardaron registro de la audiencia de casi una hora de
duración, tiempo marcado por el péndulo de un reloj de color café, situado en
la pared derecha de la sala.
En esa primera
audiencia, ambos se reservaron su derecho a declarar, siguiendo la
recomendación de su representante legal.
"Sí,
señoría", fueron las únicas palabras que Serenil Luna y Castañeda Álvarez,
pronunciaron en dos ocasiones y al unísono, durante la audiencia.
Los dos hombres
permanecerán en el CERESO 3 de Ciudad Juárez, conforme avance el juicio en su
contra, puesto que la Fiscalía pidió al juez dictaminar prevención preventiva
como una medida cautelar para evitar que huyeran de la ciudad.
Así, proseguirá la
causa penal 1301/2015 de la Fiscalía General de Chihuahua, una de las más de 4
mil carpetas de investigación iniciadas con 5 mil detenidos.
A los detenidos, les
fueron localizados además dos teléfonos celulares, y sobre las investigaciones
al respecto, el fiscal comentó: “La Policía Cibernética está realizando la
revisión de los teléfonos celulares, de los números que llamaron, los tiempos,
los mensajes y es parte de la investigación. No tuvieron oportunidad de borrar
los registros”.
Aunque tanto el
fiscal como el secretario de Seguridad Pública, coinciden en que debido a las
actividades que desarrolló al frente de la Secretaría de Seguridad Pública,
Leyzaola Pérez corría riesgo de sufrir un ataque.
Sin embargo, en
2013, meses antes de que finalizara la administración del alcalde Héctor
Murguía, el Cabildo negó escoltas tanto para el presidente municipal como para
Leyzaola, una vez que salieran de funciones.
AUNQUE INCONFORME, LEYZAOLA ACEPTÓ LA DECISIÓN
- Desde que entró a
funciones, ¿le fueron solicitados escoltas para el Teniente Leyzaola?
“Jamás”, responde el
actual secretario César Omar Muñoz, quien se desempeñaba como jefe de la
Policía Ministerial en Juárez, mientras Leyzaola dirigía la Policía Municipal.
En la tropa circulan rumores de la rivalidad entre ambos.
Al secretario se le
cuestiona al respecto. “Jamás ha habido una indiferencia entre uno y otro, o
por lo menos, de mi parte no existe”.
Dos días después de
llegar a la Secretaría, en marzo de 2011, Leyzaola recibió su primera amenaza
en un mensaje abandonado al lado de un hombre torturado.
“Bienvenido a
Juárez, Julian Leysola (sic) este es tu primer regalito y esto va a seguir
pasando a toda la bola de peynetones. Atte. El cartel de Sinaloa”, se leía.
No fue la única
ocasión. Casi un año después, en enero de 2012, diez mantas aparecieron en la
ciudad, bajo la autoría del Nuevo Cártel de Juárez. La intimidación también era
dirigida a Leyzaola. Un agente de la Policía muerto hasta que renunciara, así
como ocurrió cuando estuvo al frente de la seguridad pública en Tijuana, entre
2008 y 2011.
Este ataque, sin
embargo, no fue anunciado. Ocurrió cuando el Teniente ya no estaba involucrado
en cargos públicos, ni siquiera continuaba con la empresa de seguridad pública
que había fundado junto al ex alcalde Héctor Murguía.
Desde principios de
2015, Leyzaola Pérez había sido contratado como asesor de seguridad pública
para el Partido Encuentro Social (PES), esta actividad lo había llevado a
viajar frecuentemente por el país.
Un elemento más que
sorprende a su esposa cuando piensa en el ataque. Eran pocos los días desde que
el Teniente había regresado a Juárez, el 11 de mayo viajaría a Guanajuato para
continuar instruyendo a los candidatos.
Las secuelas del
ataque todavía no son determinadas por personal médico. Si bien, salvó la vida,
existe la posibilidad de que la movilidad de sus piernas se vea afectada. El
Teniente Coronel fue sorprendido.
(SEMANARIO
ZETA/REPORTAJEZ/ Inés García Ramos
/ 18 de Mayo del 2015 a las 12:00:00)
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