Puede decirlo el taxista, la señora de la casa, el que atiende el bar
de la esquina, pero no el gobernador. Hacerlo es exponerse públicamente
como un incompetente. Me refiero al lamento —auténtico o fingido— de
Mario López Valdez, cuando fue cuestionado sobre el ataque que sufrió
una familia por la carretera Culiacán-Sanalona la noche del miércoles
pasado.
“Eso es precisamente lo doloroso, pero es que antes los delincuentes
se suponía que tenían códigos de ética: respetar los lugares públicos,
de respetar a las familias, a respetar a los niños, y hoy no tienen
ningún respeto por nada”, dijo.
¿De qué códigos habla el gobernador? ¿De qué ética? ¿Respetar los
lugares públicos? La calle es un lugar público ¿Y cómo decir que un
narcotraficante respeta a las familias cuando mete las drogas hasta sus
casas? O, visto desde otro ángulo, podría decirse que el gobernador está
de acuerdo que se maten entre sí, pero en lugares alejados de la
ciudad, sin mucho ruido… con ética. Tal vez que levanten a sus víctimas
silenciosamente, les metan un tiro en la cabeza y las tiren en La
Primavera… como se observa desde hace años. O que los dejen por montones
arriba de una camioneta a la orilla de alguna carretera de San Ignacio…
siempre y cuando sean mayores de edad. Ya encontrará la procuraduría de
justicia elementos para decir que alguno de ellos “contaba con
antecedentes penales” y con ello cerrar el caso.
En algo tiene razón: los delincuentes no tienen respeto por nada: ni
por el Gobierno. Por el contrario, se ríen del Gobierno, lo amenazan, lo
atacan, lo humillan… lo corrompen. Y, si es necesario, lo exhiben… lo
cual es una falta de respeto.
El mismo día que Malova hizo esta absurda declaración dijo,
durante un acto de supervisión de las instalaciones del Centro de
Comunicaciones, Control, Cómputo, Comando e Inteligencia C4i (por nombre
no queda el elefante), que su Gobierno nunca ha eludido el tema de la
seguridad y que en coordinación con los otros niveles administrativos se
ha recuperado el control de zonas específicas donde hasta hace cuatro
años la delincuencia se paseaba impunemente, y se han atacado los cotos
de poder que ostentaban grupos delincuenciales.
¿A cuáles cotos de poder se refiere el gobernador y a cuáles zonas recuperadas? ¿A los del Chapo Isidro
en la zona norte, donde están de vuelta las decapitaciones? ¿A Sinaloa
municipio, cuya elección pasada estuvo dominada por el narcotráfico al
grado de que desmovilizó al candidato de la alianza PAN-PRD, Esteban
López Beltrán —su primo hermano, por cierto— bajo amenazas de muerte? ¿O
se refiere a los cotos de poder del Cholo Iván en Mocorito y
Salvador Alvarado, donde los gavilleros se dan el lujo de atacar al
Ejército cada vez que les da la gana? ¿O a los de Dámaso López Núñez en
el Valle de San Lorenzo, que controla no solo el crimen organizado, sino
sindicaturas completas, módulos de riego, policías y hasta parte del
Cabildo a través de familiares? ¿De cuáles cotos de poder habla si el
narcotráfico está representado hasta en el Congreso estatal y controla
la mayoría de las policías municipales y las del estado?
La inseguridad sigue siendo, ahora y aquí, la preocupación más
importante de los sinaloenses, igual que hace tres o cuatro lustros y
esto no ha cambiado un ápice. Como tampoco la corrupción gubernamental
que la ampara y alimenta.
Si el gobernador quiere creer otra cosa, por autocomplacencia o por
lo que sea, es su problema, pero sus discursos no engañan a nadie. Por
el contrario, son ofensivos a la inteligencia de los ciudadanos. Y eso
denota, además de su probada ineptitud, cierta desvergüenza.
Bola y cadena
DENTRO DEL OPTIMISMO de nuestro gobernador puede que esté considerando también a los penales como zonas recuperadas, aunque cuando no se fuga uno del Cecjude Mazatlán, se fugan tres del penal de Culiacán, o matan a uno aquí y a otro allá, en un juego de poderes donde el del Estado no existe más que para brindar explicaciones que nadie se traga.
Sentido contrario
OTRO QUE CANTA EN EL mismo tono es el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, cuando presume que hay una reducción en la cantidad de asesinatos respecto de los registrados en el último año de gobierno de Felipe Calderón, así como la cantidad de delincuentes que “ya no representan una amenaza”.
De acuerdo con el jefe del Ejecutivo, en lo que va de su gobierno, al
menos 82 de los 122 delincuentes más peligrosos y buscados dejaron de
serlo y, en el primer cuatrimestre de 2014, la cantidad de ejecuciones
se redujo en 24 por ciento respecto del mismo período de 2012, lo que
destacó como un avance en materia de seguridad.
“Hoy los datos revelan que en el país se han reducido la violencia y
el número de homicidios dolosos”, aseguró. Igual que Malova, toma como
referencia el último año de su antecesor para sacar cuentas alegres,
aunque el país y la entidad se sigan desangrando.
Humo negro
NO ES UN BUEN AUGURIO que el nuevo titular de la Auditoría Superior del Estado de Sinaloa haya sido electo en el Congreso con tan abrumadora mayoría. Así que Antonio Humberto Vega Gaxiola no debe esperar mucho para demostrar que llegó al cargo para encontrar y exponer cómo realmente se manejan las cuentas en las entidades públicas de Sinaloa. Y si así fuere… ojalá no le ocurra un lamentable accidente.
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