+Nunca
imaginó que ésta sería la última foto con su esposa, Rocío del Carmen
Lizárraga, en su fiesta de Los Cabos.
+Luis Antonio
López “El Mimoso”, ex vocalista de la Banda El Recodo, amenizó la fiesta de
Rafael Arellano Félix “El Menso” o “El Pelón”
+El ex
futbolista y máximo anotador de la Selección Mexicana, Jared Borguetti, estuvo
presente en la fiesta, y fue presumido entre los invitados. “Orgullo de
Culiacán”, decía cuando lo llevó mesa por mesa en el salón de fiestas Ocean
House.
+ Otro atleta
festejando: el boxeador Omar Chávez, hijo de la leyenda del boxeo, Julio Cesar
Chávez
+Según los
testigos, el homicida actuó en dos etapas, cuatro balazos mientras Arellano
estaba de pie y uno cuando cayó al piso. Nadie pudo identificarlo, todos
describieron a un sujeto con peluca multicolor, con una nariz de pelota roja y
una camisa de rayas azules y moradas.
El día que un sicario disfrazado de payaso asesinó en
Los Cabos a Rafael Arellano Félix, no había seguridad alrededor. El salón de
fiestas privado y con control de acceso, estaba abierto al público sin
necesidad de identificarse o saberse en una lista de convidados. El homicida
entró sin problemas, mató de cinco disparos al mayor de los Arellano Félix y
salió igual, sin inconvenientes. La autoridad presume una conspiración para
asesinar al hermano de Enedina Arellano Félix. Horas después, en la Ciudad de
México, fue detenido por la Policía Federal “El Caballo”.
Se presumen dos vías de información para su captura:
una delación de una banda rival, o una venganza del CAF, por haber descuidado a
Rafael Arellano
Gerardo
Zúñiga Pacheco, Luis Carlos Sáinz Martínez y Adela Navarro Bello del semanario
ZETA. de Tijuana.
La secuencia de
escenas denota una operación orquestada.
Un sicario
disfrazado de payaso logra entrar a la fiesta privada en la que celebraba su 63
cumpleaños, Rafael Arellano Félix, y lo mata de cinco disparos.
Veinticuatro horas
después, mientras comía en un vistoso restaurante de Lomas de Chapultepec en la
Ciudad de México, Manuel Aguirre Galindo “El Caballo”, fue detenido por
elementos de la Policía Federal.
Los dos hombres,
añejos integrantes del Cártel Arellano Félix, que durante más de 20 años
delinquió en Baja California, perdieron la vida y la libertad en la semana que
concluye.
Si en política no
hay coincidencias, en crimen organizado y narcotráfico, tampoco. Los ataques al
CAF, la ejecución de Arellano y la detención de Aguirre, tienen todos los visos
de haber sido planeadas en su conjunto, para asestar un golpe profundo a la
lánguida organización criminal.
Aunque Manuel
Aguirre, el prófugo más notorio del CAF estaba -según información de la DEA y
el FBI- en la estructura del Cártel de Sinaloa, su aprehensión en la Ciudad de
México denota una vida impune aun dentro de la criminalidad. De igual manera,
Rafael Arellano Félix, quien había sido juzgado por delitos menores en términos
de crimen organizado, y purgó una condena de siete años de prisión para
recuperar su libertad, era un empresario y productor musical llamado “Mauro
Vázquez”.
En estas
condiciones, la conspiración de otra organización criminal para acabar con dos
visibles miembros del CAF, es una de las hipótesis ante lo sucedido.
La otra teoría, es
que la detención de Aguirre está relacionada a la ejecución de Arellano. Dos
vertientes de la hipótesis:
1.
En los
interrogatorios posteriores al asesinato, familiares o invitados podrían haber
proporcionado información de la ubicación de “El Caballo”.
2. Manuel Aguirre
Galindo, financiero del CAF y cercano a la familia, era el encargado de
proteger la seguridad de Rafael Arellano, el mayor de los hermanos. Al
descuidar su labor, abrió la puerta a los asesinos y fue entregado a la Policía
Federal, por otros miembros del Cártel Arellano.
Mientras la Policía
Federal de la Comisión Nacional de Seguridad que dirige el doctor Manuel
Mondragón, no ha ofrecido detalles de la detención, de hecho no fue en
colaboración con autoridad alguna, ni siquiera con la Procuraduría General de
la República, que deberá presentar los cargos a partir de la Subprocuraduría
Especializada en Delincuencia Organizada (SEIDO).
En efecto, los
federales lo localizan y lo aprehenden sin un disparo. Después de
identificarlo, le presentan una orden de aprehensión que llevaban. Así fue
detenido uno de los fundadores del CAF, experto en lavado de dinero y prófugo
desde hace más de 20 años.
Manuel Aguirre
Galindo fue trasladado de inmediato al penal de Máxima Seguridad del
“Altiplano” en Almoloya de Juárez. Cuenta con tres órdenes de aprehensión
vigentes por delitos contra la salud, operaciones con recursos de procedencia
ilícita y delincuencia organizada. La orden de aprehensión por la que lo
detuvieron, se vincula con la causa penal 20/2004-IV.
Un día antes, a
Rafael Arellano Félix lo cazaron.
Hasta su fiesta,
celebrada en un salón privado, con carretera para acceder al mismo y control de
ingreso con una aguja de seguridad, se infiltró el sicario disfrazado de
payaso.
Después de asestar
cinco disparos a la cabeza del mayor de los Arellano, uno impactó incluso
cuando ya el cuerpo inerte tirado en el piso. El homicida salió sin
inconveniente alguno del lugar de la celebración.
Nadie intentó
detener al sicario. Tampoco fue capturado al momento de registrar su salida, y
con toda comodidad huyó.
La conspiración para
asesinar a Rafael contó con muchos elementos a su favor. Para empezar, la falta
de seguridad en torno a la figura de Arellano Félix.
La ausencia de
respuesta por parte de invitados y organizadores, y la ausencia de un protocolo
de defensa, de hecho la no respuesta violenta contra el payaso asesino, indican
que Rafael Arellano no contaba con un equipo de seguridad a su alrededor. Como
tampoco lo traían los invitados especiales y personalidades en el convite, ex
futbolistas, boxeadores, empresarios, hombres de negocios, políticos.
Entrar al lugar para
asesinar a Arellano debió ser fácil. El disfraz de payaso le cubrió la
identidad y no desencajó del contexto festivo de la tarde. El problema pudo
haber sido, pero no lo fue, salir del salón tras la ejecución. Dado que era un
lugar cerrado, con barda, con rejas de metal, a más de cien metros de la
carretera, con portón de acceso controlado y guardias de seguridad, se
esperaría la aprehensión -por parte de alguno de los convidados o de la seguridad-
del ejecutor. Pero ello no sucedió.
La camioneta en que
se trasladaba el payaso, probablemente con al menos otra persona, salió sin
problema alguno. La conspiración había funcionado.
LA DETENCIÓN DEL “CABALLO”
Dos décadas tuvieron
que pasar para que fuera detenido el presunto narcotraficante Manuel Aguirre
Galindo “El Caballo” o “El Galán”, cerebro financiero del CAF, quien es
reclamado por el gobierno de los Estados Unidos.
ZETA confirmó la
privación de la libertad del fundador del cártel, al conocer de dos amparos
formulados por familiares del capo.
El mafioso fue
capturado el sábado último en la Ciudad de México, un día después de que en
Baja California Sur fue asesinado Francisco Rafael Arellano Félix “La Pancha”,
reunión a la que habrían acudido diversas personalidades del narcotráfico.
Aguirre Galindo
cuenta con diversas averiguaciones previas en su contra en México por su
probable responsabilidad en la comisión de delitos contra la salud,
delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita,
algunas de las cuales se han consignado con la consabida solicitud de orden de
aprehensión.
De aproximadamente
70 años de edad, “El Caballo”, que también se hace llamar Estanislao Olmos
González “El M-17”, es señalado como uno de los principales lavadores de dinero
para el clan arellanista, y autoridades norteamericanas ofrecen una recompensa
de 2 millones de dólares por su detención.
Tanto la SEIDO como
las instituciones ministeriales que le precedieron, consideran al ahora
detenido como uno de los fundadores del CAF, al lado de los hermanos Benjamín y
Ramón Arellano Félix, así como Jesús Labra Avilés “Don Chuy”.
De acuerdo a la
autoridad federal, desde la década de los ochenta, el capo se ocupó de las
finanzas, operaciones de lavado de dinero y relaciones con empresarios
tijuanenses por parte de la organización criminal.
“El Caballo” cuenta
con antecedentes penales desde 1981, cuando se le capturó por su presunta
participación en delitos contra la salud en las inmediaciones de San Felipe,
Baja California, por descargar droga en una pista de aterrizaje clandestina.
Además, es señalado de lavar dinero a través del complejo turístico Oasis
Resort Playa Mar, asegurado en 1998.
También se le
vinculó en los años noventa como uno de los encargados del CAF, de abrir la
plaza de Chihuahua y del intento de cohecho al General José Luis Chávez,
entonces delegado de la PGR en Baja California, a través del también militar de
alto rango Alfredo Navarro Lara.
Después de la muerte
de Ramón Arellano, en 2002, y las detenciones de Benjamín en ese mismo año,
Javier en 2006 y de Eduardo en 2008, autoridades estadounidenses y mexicanas
aseguraron que “El Caballo” seguía respaldando con sus maniobras al CAF,
encabezado por Enedina Arellano y Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”.
En julio de 2003, el
Departamento de Estado de los Estados Unidos, ofreció la recompensa de 2
millones de dólares a quien aportara datos para la localización del criminal, y
por el que los norteamericanos solicitaron una orden de detención provisional
con fines de extradición por narcotráfico.
Tomó más de veinte
años localizar al ahora detenido, que se dijo, operaba inicialmente en todo
Baja California, después se mudó a la zona de Chihuahua, y hace un par de años
se le ubicaba en el sur del Estado de California. A últimas fechas, se afirma
que se movilizaba en el sureste del México, con fuerte presencia en Oaxaca,
para la recepción de cocaína procedente de Sudamérica.
Debido a la supuesta
privación de la libertad de Manuel Aguirre Galindo el sábado 19 de octubre por
parte de personas fuertemente armadas, familiares y abogados del capo acudieron
a diversas dependencias federales en busca de información, sin éxito alguno.
Por ello, el mismo
sábado, Elizabeth Aguirre Ramos, pariente directa del “Caballo”, presentó una
demanda de derechos fundamentales en el Juzgado Decimosegundo de Distrito de
Amparo en Materia Penal del Distrito Federal, señalando como actos reclamados
la detención y la incomunicación, y como autoridad responsable al secretario de
Seguridad Pública Federal (autoridad que ya no existe).
El juez ordenó la
suspensión de cualquier tipo de vejación hacia el presunto narcotraficante,
aunque finalmente, la promovente del juicio dijo desconocer realmente dónde
pudiera estar su familiar.
El martes 22 de
octubre, la señora Marian Berenice Álvarez Chávez interpuso un segundo juicio
de amparo ante el Juzgado Quinto de Distrito especializado en la materia, pero
ahora demandando incomunicación, tortura, malos tratos y desaparición forzada
por parte de la SEIDO.
Personal de dicho
tribunal envió al actuario judicial a verificar la presencia de Manuel Aguirre
a las instalaciones de la SEIDO; el miércoles 23 se informó que no estaba ahí,
por lo que el juzgador solicitó información a la dependencia federal por
escrito.
El jueves 24 de
octubre se conoció que Aguirre Galindo ya se encuentra recluido en el Centro
Federal de Readaptación Social Número 1 “Altiplano”, en Almoloya de Juárez,
Estado de México, a disposición de un juez federal en materia de Procesos
Penales Federales con residencia en Toluca.
A la fecha,
continúan prófugos otros líderes del CAF, como Enedina Arellano Félix y
Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”.
LA EJECUCIÓN DE
RAFAEL ARELLANO
Al momento de ser
asesinado, Francisco Rafael Arellano Félix “El Menso” o “El Pelón”, en el salón
de fiestas Ocean House en Los Cabos, Baja California Sur, estaba acompañado de
su esposa Rocío del Carmen Lizárraga Lizárraga, y tres de sus hijos: una niña
de 12 y dos jóvenes, uno de 25 y otro de 31 años.
El creador del
Cártel Arellano Félix, y mayor del clan, celebraba el 18 de octubre sus 63 años
a lo grande. Acompañado de políticos, empresarios y figuras del espectáculo y
el deporte nacional.
Durante las primeras
indagatorias, se determinó como una línea de investigación que el asesino
material y los intelectuales provenían de Sinaloa. Que en aquel estado se
enteraron de la exposición pública de Rafael Arellano, por la indiscreción de
uno de los invitados que refirió que viajaría a Baja California Sur para
asistir a la fiesta, que el ahora occiso había pagado el pasaje aéreo de
decenas de personas. Seguirlos fue fácil.
El día que lo
asesinaron, Rafael Arellano estaba desarmado y solo. No traía escoltas o
guardias de seguridad porque “tenía cinco años que se había retirado del
negocio del crimen organizado y desde entonces vivía tranquilamente en el
puerto de Cabo San Lucas”.
El convivio, que
había empezado alrededor de las cuatro de la tarde, alcanzó su máximo apogeo a
las ocho de la noche, cuando una camioneta Chevrolet TrailBlazer de color
negro, entró por un portón -el cual no tenía en ese momento elementos de
seguridad- y continuó avanzando cerca de 100 metros hasta llegar al salón de
fiestas.
En el asiento
delantero -según testigos- iban dos personas. Por la puerta trasera, descendió
un hombre disfrazado de payaso. Se encaminó hacia el salón por la parte del
estacionamiento. Recorrió unos 80 metros y llegó el área de la cocina. Ahí se
detuvo y observó a los invitados.
El payaso identificó
a Rafael Arellano casi al centro del salón. Se abrió paso entre los invitados y
caminó directo hacia él. A poco más de un metro de distancia de su blanco, sacó
de entre su disfraz un arma y disparó cuatro veces a la cabeza de Arellano.
Cuando éste cayó al piso ya muerto, el sicario disparó una vez más. También a
la cabeza.
El cuerpo quedó a
escasos uno o dos metros de la puerta principal, y el sicario corrió hacia el
lado de la playa; rodeó el salón por la parte trasera hasta regresar al área de
la cocina. Según testigos, ahí se paró y lanzó cuatro disparos al aire, porque
el hijo mayor del narcotraficante iba corriendo tras él y el matón trato de
detenerlo o asustarlo.
El criminal apresuró
el paso y se subió a la camioneta -que ya lo esperaba con la puerta trasera
abierta, el chofer arrancó a alta velocidad, salieron de las inmediaciones del
salón y tomaron la carretera federal rumbo a San José del Cabo.
Así, el capo
Francisco Rafael Arellano Félix, se convirtió en el primero de la dinastía en
ser ejecutado. Ramón murió en una balacera en el año 2002 en Mazatlán, Sinaloa,
y Benjamín, Eduardo y Francisco Javier “El Tigrillo”, purgan condenas en
prisiones de Estados Unidos. En tanto, las hermanas Karely, Alicia y Enedina,
viven a salto de mata en la Unión Americana.
LA ESCENA DEL CRIMEN
El cuerpo de la
víctima, vestido completamente de blanco, quedó en medio de un charco de
sangre.
Al momento de los
disparos todo fue confusión: unos gritaron, otros se tiraron al piso e incluso
otros se metieron debajo de las mesas.
Después de la
balacera, los entre 80 y 100 invitados, inmediatamente salieron corriendo del
salón, se subieron a sus vehículos y se fueron, quedando solo cerca de 20
personas, entre familiares, músicos y personal de servicio, así como
trabajadores del salón de fiestas.
Según el dictamen de
la necropsia de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), el capo
recibió cinco disparos en la cabeza, uno de ellos cuando el cuerpo yacía en el
suelo.
En la escena del
crimen, los peritos de la PGJE encontraron cuatro cartuchos percutidos y otros
cuatro más por el lado de la cocina, los cuales -según el resultado del estudio
de balística- eran calibre 5.7 x 28 milímetros.
El arma homicida era
una llamada “mata-policías”, cuyas municiones perforan chalecos y cascos
blindados hasta una distancia de 100 metros, y se fabrican en Bélgica.
Los primeros en
llegar hasta el lugar fueron agentes de la Dirección de Seguridad Pública,
Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos, quienes dieron aviso al
Ejército Mexicano, Secretaría de Marina, Policía Federal Preventiva,
Procuraduría General de la República, Policía Estatal Preventiva y Policía
Ministerial del Estado.
Los primero que hizo
la esposa de Arellano fue sacar a su hija de 12 años de la zona, la cual -según
familiares- no supo realmente qué había sucedido y solo preguntaba por su padre.
En tanto, los otros dos hijos se quedaron en el lugar y apoyaron en todo
momento a la viuda.
El agente del
Ministerio Público del Fuero Común Especializado en Homicidios Dolosos, abrió
la averiguación previa CSL/027/HOM/2013, y hasta el cierre de esta edición,
había recabado alrededor de 40 declaraciones de testigos presenciales, cifra
que representa solo el 30 por ciento de la lista de invitados al convite fatal.
Rafael Arellano
Félix utilizaba el nombre de Mauro Vázquez, pero tras ser ejecutado, fue
descubierto de forma espontánea por su propia esposa; en medio del llanto y del
dolor, reveló que la verdadera identidad de su pareja era Francisco Rafael
Arellano Félix.
La noticia del
asesinato se desperdigó, y en solo una hora ya se sabía que el miembro de la
familia de narcotraficantes había sido asesinado en la costa de oro de Los
Cabos.
LAS HIPÓTESIS
Después del crimen,
fuerzas militares, federales y estatales, implementaron un dispositivo para
rastrear y dar con el paradero de la unidad en que se transportaron los
asesinos. Sin embargo, no rindió resultados.
Al cierre de esta
edición, los tres presuntos sicarios permanecían prófugos.
Las líneas de
investigación, son dos, conspiración de un cártel enemigo y ajuste de cuentas.
Los sujetos de
investigación:
1. Una célula de los
Beltrán Leyva.
2. Ataque por parte
del Cártel de Sinaloa.
3. Una posible
venganza de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cuando un denunciante anónimo hizo una
llamada y delató a la DEA la presencia del capo sinaloense, ofreciendo santo y
seña de tres propiedades donde posiblemente estaba refugiado. Estuvo a punto de
ser capturado en un fallido operativo de la Policía Federal Preventiva. Los
investigadores creen que la persona que hizo la llamada pudo haber sido el
asesinado.
Aunque oficialmente-según
la PGR- Rafael Arellano estaba en el estatus de parado, es decir, inactivo
después tras haber pagado condenas en cárceles de Estados Unidos y México, y
haber recuperado su libertad el 4 de marzo de 2008, no se descarta que haya
dejado alguna rencilla con organizaciones criminales rivales, e incluso por la
lucha que libran las tres organizaciones delictivas por el control de Mazatlán,
Culiacán y Tijuana.
El modus operandi
del crimen fue de un ataque de la mafia, en el cual “los sicarios dispusieron
de cuando menos dos vehículos y tres armas que ya estaban esperando la llegada
de los sicarios desde Sinaloa”, refieren las autoridades, así como la
colaboración de personas dentro la organización Arellano Félix, pues no había
guardias de seguridad y, a pesar de siempre estar controlados los accesos, ese
día las puertas del salón de fiestas se abrieron para que entrara quien lo
deseara, ignorando la privacidad del festejo y la lista de menos de cien
invitados.
En base a
indagatorias, los asesinos “no eran del estado y solo tuvieron apoyo logístico
de criminales de la región que entregaron muy posiblemente el disfraz, los
vehículos y las armas, y quienes actualmente son rastreados”.
Actualmente, según
el último mapa delictivo elaborado por autoridades federales y militares, los
cárteles de Sinaloa y Beltrán Leyva tienen actividades criminales en Los Cabos,
La Paz, Comondú y Loreto.
La
investigación-informó la PGJE- será complicada, ya que la mayoría de los
testigos abandonaron la escena del crimen, y que aunque coinciden en que “el
sicario iba vestido de payaso”, todos reconocieron “no haber puesto atención,
porque pensaban que era parte del programa de la fiesta hasta que lo observaron
disparando”.
Los testigos dijeron
“no recordar siquiera cómo iba vestido”, pero solo cinco atinaron a decir que
“iba con una camisa entre azul y morada, una peluca multicolor y nariz roja”.
Cuando fueron
cuestionados si el payaso traía el rostro pintado, o que proporcionaran rasgos
físicos como complexión física, color de piel y estatura, ninguno de los
testigos pudo responder, porque no se habían fijado y solo pensaron en
esconderse o correr fuera del lugar.
No obstante, la PGJE
revisa la lista de pasajeros que ese día arribaron al Aeropuerto Internacional
de San José del Cabo desde Culiacán, Sinaloa, y también buscan rastros en la
compra de los aditamentos de payaso y de la camioneta en que el asesino escapó.
LA INVESTIGACIÓN
En entrevista con
ZETA, el procurador Gamill Arreola Leal expuso que el caso está siendo
investigado por la PGJE, porque “se trata de un crimen”, y hasta ahora “no
tenemos elementos jurídicos que puedan permitir que el caso sea atraído por la
PGR”.
De acuerdo al
funcionario, Francisco Rafael Arellano Félix no tenía abierta -hasta el cierre
de esta edición- ni una sola investigación por delincuencia organizada,
asociación delictuosa, narcotráfico o lavado de dinero.
“Lo que debía, lo
pagó”, aseveró Arreola.
Efectivamente, en
diciembre de 1993, Arellano fue detenido por la desaparecida Policía Judicial
Federal, y sentenciado a 10 años y tres meses de cárcel en la penitenciaría de
Almoloya de Juárez, Estado de México, bajo los cargos de narcotráfico y
posesión ilegal de armas.
En 2004, y a punto
de salir de prisión, fue requerido vía extradición por Estados Unidos para ser
juzgado por el delito de narcotráfico y asociación delictuosa, y el 4 de marzo
del mismo año, un juez federal aprobó la solicitud de extradición tras haber
evaluado las pruebas del gobierno norteamericano. El 16 de septiembre de 2006
fue trasladado y sentenciado a siete años de prisión.
Sin embargo, el 4 de
marzo de 2008, Rafael Arellano fue liberado y repatriado por buena conducta,
fue entonces que regresó a vivir a Mazatlán, Sinaloa y, tras pretender ser
asesinado ese puerto, según el testimonio de un familiar que obra en el
expediente, finalmente se fue a vivir a Cabo San Lucas.
Según datos
recabados por ZETA, el narcotraficante vivía con su esposa y su hija en la
calle de Isla Santa Margarita Manzana 6, Lote 1, de la colonia Cumbres del Tezal,
en el puerto sanluqueño.
El conjunto
residencial es de mediano estatus económico, las viviendas alcanzan un valor de
entre 1.5 y 2.5 millones de pesos, y están localizadas en la cima de un cerro
desde donde se puede apreciar la inigualable belleza del Arco de Cabo San
Lucas.
La morada de
Arellano es una vivienda de doble piso, tres recámaras, tres baños, sala,
comedor, estudio, recibidor, garaje para dos vehículos y acabados en granito y
acero inoxidable. Tiene 195 metros cuadrados de construcción y 106 de terreno,
parte de un conjunto de viviendas con espacios de uso compartido como gimnasio,
jardines, dos piscinas y una zona de juego para niños. Las viviendas fueron
construidas por la firma Homex.
Según un reporte de
inteligencia federal, Rafael Arellano manejaba un bajo perfil para aparentar
ser una persona de trabajo; adquirió una vivienda en la populosa colonia El
Caribe, en Cabo San Lucas -Manzana 2, Lote 1-, justo a la entrada de la
invasión conocida como “Caribe Alto”. No obstante, la PGJE investiga a qué se
dedicaba o de qué vivía, sobre todo su entorno de negocios y familiar en Los
Cabos.
Un integrante del
Grupo de Coordinación de Seguridad Pública, expuso que “en estos momentos sería
muy aventurado pensar siquiera que pueda registrarse una espiral de violencia
en el estado a raíz del crimen del narcotraficante, porque hasta donde tienen
conocimiento la víctima ya no estaba operando actividades delictivas y
criminales, y por lo tanto, no significaba problema alguno para nadie; ni
siquiera para Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, que era acérrimo enemigo de los
hermanos Arellano Félix”.
El miembro de este
grupo interinstitucional dijo que la disputa más fuerte entre los Arellano
Félix y los Beltrán Leyva se libra en Mazatlán, Sinaloa -donde los primeros
tienen su bastión-, en tanto en Tijuana, otro de sus bastiones, la guerra es
entre el CAF y el Cártel de Sinaloa.
Por lo pronto, el
cártel sigue en manos de Enedina Arellano Félix y su sobrino, Fernando Sánchez
Arellano “El Ingeniero”.
Políticos,
empresarios, ex futbolistas, boxeadores, entre los invitados
La última fiesta de Rafael Arellano
Los Cabos, Baja
California Sur. Notablemente delgado, ya con los estragos del tiempo en el
rostro, y una figura que se notaba ejercitada, Francisco Rafael Arellano Félix
festejaba su cumpleaños número 63, cuando fue ejecutado a tiros por un sicario
disfrazado de payaso.
Seleccionó para el
jolgorio el salón de fiestas Ocean House. Desde las cuatro de la tarde se
mantuvo en la puerta de acceso al lugar, ubicado en el Kilómetro 17 del
corredor turístico entre San José del Cabo y Cabo San Lucas.
Arellano recibió
personalmente a sus invitados, el 18 de octubre de 2013, a la que sería su
última celebración de cumpleaños.
La esposa del mayor
de los hermanos Arellano Félix, y organizadora de la fiesta, estaba con él. La
lista de convidados no superó las cien personas. Todos felicitaron a Mauro
Vázquez, el alias que el miembro de una de las familias mafiosas más notorias
de México, utilizó durante su estancia de tres años en Baja California Sur.
Realmente el ex presidiario
cumpliría 63 años el 24 de octubre, pero por cuestiones de fechas del
arrendamiento del local, adelantaron el festejo para el 18. El salón de fiesta,
rentado en mil 200 dólares, lucía repleto de globos con la leyenda “Fue niño” y
estaba decorado con manteles de color azul; además se contrató un equipo de luz
y sonido.
Las fotografías
tomadas el día de la fatal celebración, muestran a Rafael Arellano, a su esposa
y amigos, de pie en el imponente jardín frente al salón de fiesta, y como fondo
la privilegiada vista al mar.
Entre los invitados
de Arellano Félix, había celebridades locales y hombres de la función pública y
la política. Según reportes de los investigadores, ahí se encontraba, por
ejemplo, el ex procurador general de Justicia del Estado y actual Notario
Público Número 22, Francisco Karim Martínez Lizárraga. También el empresario y
dueño de la concesión de la firma de motocicletas Harley Davidson en Cabo San
Lucas, David Comartin Riee, quien previo a la Semana de la Moto en Mazatlán,
Sinaloa -del 3 al 7 de abril de 2013- y de acuerdo a investigaciones, había
vendido una motocicleta al festejado, a razón de 27 mil dólares.
En el festejo no
podían faltar “Los Harleros” -como dicen que el ex convicto llamaba a sus
amigos de aventuras en motocicleta-, entre los que destaca el arquitecto Mario
Maldonado, con quien -explica la autoridad investigadora- pudo concretar
negocios en común.
También se presentó
el ex futbolista Jared Borgetti, originario de Culiacán, Sinaloa, y máximo
anotador de la Selección Mexicana con 46 goles, arriba de Cuauhtémoc Blanco,
Luis Hernández y Carlos Hermosillo. Otro atleta festejando: el boxeador Omar
Chávez, hijo de la leyenda del boxeo, Julio Cesar Chávez, acompañado de su
equipo de alrededor de 10 personas, quien un día después pelearía contra el
canadiense y ex campeón mundial de peso superwelter, Joachim Alcine, en el
gimnasio municipal, en el marco de las fiestas de fundación de Cabo San Lucas.
Suponen quienes
oficialmente reconstruyen la línea de acción de Arellano ese día, que por la
mañana acudió a la ceremonia del pesaje previa a la pelea de Chávez, y ahí lo
invitó a su fiesta de cumpleaños.
Comentaron los
investigadores a ZETA, que en la misma ceremonia de pesaje, se encontraba el
alcalde de Los Cabos, José Antonio Agúndez; que ahí saludó al mayor de los
Arellano Félix, y que éste también lo convidó al festejo, pero el perredista no
asistió al acto donde fue ejecutado el ex preso.
La fiesta fue
ambientada por la banda La Cabeña, y posteriormente por El Mariachi de Los
Cabos, hasta que llegó el ex vocalista de Banda El Recodo, Luis Antonio López
“El Mimoso”, para poner más ambiente a la fiesta.
El festejado, aparte
de su esposa, la ex reina del Carnaval de Mazatlán en 1990, Rocío del Carmen
Lizárraga Lizárraga, estaba acompañado de la hija de ambos, de 12 años, y de
dos de sus hijos del primer matrimonio: Francisco y Benjamín Alberto Arellano
Barrionuevo, de 25 y 31 años, quienes de acuerdo a las investigaciones,
llegaron procedentes de Phoenix, Arizona.
Después de la
ejecución, en el salón de fiestas todo fue silencio, solo quedó un pastel de
chocolate en la cocina. Los invitados prácticamente huyeron, y algunos como el
boxeador Omar Chávez, tuvieron que ir a declarar a la Agencia del Ministerio
Público de la PGJE. El pugilista lo hizo un día después de su pelea, es decir,
el 20 de octubre, donde declaró que “únicamente había pasado a saludarlo y
comer”, que cuando se despidió e iba saliendo, escuchó detonaciones de arma de
fuego. Y se fue.
Reportaje de
Gerardo Zúñiga Pacheco, Luis Carlos Sáinz Martínez y Adela Navarro. Publicado
en octubre 28, 2013 12:01 PM por el semanario ZETA.
Posted octubre 28, 2013 12:01 PM by Adela
Navarro.http://www.zetatijuana.com/ZETA/reportajez/caf-crimen-y-traicion/
(SEMANARIO ZETA/ Gerardo
Zúñiga Pacheco, Luis Carlos Sáinz Martínez y Adela Navarro Bello del semanario
ZETA. de Tijuana./ 01.11.13 |
04:00. )
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