Bonificaciones como funcionario, sueldo y sobornos de proveedores le habrían dado para amasar su fortuna
Saltillo,
Coahuila.- Además de los bonos que asegura haber obtenido durante la
pasada administración, con lo cual busca justificar su fortuna ante
autoridades estadounidenses, el extesorero de Coahuila Javier Villarreal
también se dio la “pura vida” pidiendo “moches” a proveedores del
Estado, pues tenía acceso a las obras de todo tipo que se realizaban en
la entidad.
Villarreal Hernández declaró ante una Corte Federal de
Texas, en el proceso que se le sigue por lavado de dinero, que sus
recursos provienen de las “bonificaciones sustanciales” que recibió para
complementar su salario base, que era de 100 mil pesos mensuales como
funcionario de Coahuila.
Pero además, según declaraciones de
exfuncionarios de la pasada administración, la fortuna que obtuvo
Villarreal es presuntamente fruto de actos de corrupción, pues tenía
amplias facultades en la contratación de obras y servicios, recibendo
sobornos de proveedores.
También de 2007 a 2008, con Javier
Villarreal y Jorge Torres al frente de la Secretaría de Finanzas, el
crecimiento en el gasto de nómina en la dependencia fue de más del 200
por ciento, sin aumentar el número de plazas ni colaboradores en más del
8 por ciento de un año a otro, por lo que se especula que buena parte
de esos recursos fueron repartidos en las “bonificaciones” del
tamaulipeco.
Por si fuera poco, como VANGUARDIA dio a conocer en
enero de 2012, dos días antes de firmar su renuncia como titular del
desaparecido SATEC en 2011, Javier Villarreal repartió más de 5.5
millones de pesos entre él y otros ocho funcionarios, aunque esos
recursos parecen pocos comparados con la fortuna que logró amasar.
Los
recursos presuntamente eran parte de bono por eficiencia recaudatoria
del Gobierno Federal, pero estaban destinados a funcionarios de “a pie”,
que hacen en campo el trabajo de fiscalización a las empresas, pero
Villarreal hizo efectivo su bono por fiscalización por la cantidad de un
millón 500 mil pesos; los otros funcionarios recibieron cerca de 500
mil pesos cada uno.
Así, los premios, moches y su salario llegaron
a generarle una fortuna cercana a los 30 millones de dólares, mucho
mayor que la del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuyo
patrimonio se estima en 10 millones de dólares.
En 2012 el
gobierno estadounidense incautó al extesorero de Humberto Moreira
propiedades en San Antonio y Valle del Río Grande, Texas, las cuales
estaban a nombre de Lorenzo Shuessler y Teresa Botello, concuño y esposa
de Villarreal Hernández, respectivamente, con una valor superior a los
20 millones de dólares. Además le congelaron cuentas por más de 6.5
millones de dólares y se sabe de otras propiedades en Brownsville,
Texas, a nombre de otros familiares.
La cultura del ‘diezmo’
El
llamado moche o “diezmo” es una de las leyes no escritas del sistema
político mexicano, y en las últimas semanas casos como los legisladores
señalados de exigir moche a alcaldes para “bajar” recursos federales y
aplicarlos en obras públicas, han puesto sobre la mesa este tipo de
actos de corrupción.
En casos dados a conocer a nivel nacional se
involucra a legisladores de los 3 principales partidos políticos con el
cobro de moche para asignar presupuesto a municipios, sin que hasta el
momento haya castigo alguno.
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