Robert Wilson era un
magnate de Wall Street con una fortuna personal calculada en alrededor de 800
millones de dólares -aunque recientemente dijo a sus amigos que había donado
todos, menos 100 millones, a organizaciones de caridad.
Al parecer no pudo
regalar el resto debido a que el dinero estaba invertido a largo plazo.
Wilson saltó el
pasado lunes desde su apartamento situado en un 16avo piso del lujoso edificio
San Remo en la zona poniente de Manhattan.
Sus amigos vieron
indicios de que podría tomar medidas drásticas cuando hace aproximadamente un
mes sufrió una apoplejía que lo debilitó y empezó a regalar a montones su
fortuna.
El multimillonario
no tuvo hijos y su matrimonio de 35 años llegó a su fin mucho antes de su
muerte.
“Su plan era regalar
todo su dinero.
Hace poco me dijo,
‘nada más me quedan como 100 millones’”, dijo a The New York Post su amigo
Stephen Viscusi.
El periódico informó
que Wilson había donado más de 100 millones de dólares a cada una de cuatro
organizaciones de beneficencia pública distintas: La Conservación de la
Naturaleza, el Fondo para la Defensa Ambiental, la Sociedad para la
Conservación de la Vida Silvestre y el Fondos para los Monumentos Mundiales.
“El era la persona
más comprometida que yo he conocido”, dijo a The Post la presidenta del Fondo
para los Monumentos Mundiales Bonnie Burnham.
“Más que sus
contribuciones financieras, aportó a la organización una mente astuta y una
inteligencia despierta. Vamos a extrañarlo mucho y por mucho tiempo lo
recordaremos como un donador visionario”.
La idea de salvar el
medio ambiente fue una sobre la que Wilson había hablado con anterioridad y, en
una entrevista del 2011, dijo a The Financial Times que gran parte de los 600
millones que hasta entonces había donado a organizaciones caritativas iban
dirigidos a esos grupos.
“Es atractiva la
idea de que mi dinero desaparezca para siempre”, dijo en ese momento.
(EL DIARIO,
EDICION JUAREZ/ Agencias | 2013-12-27 | 22:11)
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