Alán Aviña
El bloqueo iniciado el 10 de junio por miembros de la tribu yaqui
tiene detrás dos intereses en juego. El primero de los agricultores del
Valle del Yaqui, quienes buscan evitar el trasvase de agua de la presa
El Novillo a Hermosillo, y el otro, de las otras autoridades
tradicionales reconocidas por el Gobierno del Estado, quienes defienden
su legitimidad como autoridad y denuncian la supuesta manipulación del
otro grupo que mantiene el bloqueo liderado por el representante yaqui,
Tomas Rojo Valencia.
En 1910, John Kenneth Turner, periodista norteamericano, escribió que
los yaquis eran una raza de un admirable físico, casi un gigante. Esas
cualidades, manifiesta, son la razón por la que no ha doblado la cabeza
para someterse a la voluntad de los amos de México.
A esta raza de hombres curtidos se les atribuyen verdaderas hazañas. En su libro México Bárbaro,
Turner relata que era tanta la valentía y osadía de los Yaquis, que
preferían lanzarse del buque que los llevaba prisioneros hasta las
haciendas henequeneras en Yucatán. El 17 de mayo de 1893, un contingente
de yaquis era trasladado a cargo del general Otero cuando se lanzaron
al mar, incluyendo mujeres y niños. Se suicidaron antes que rendirse
ante el poder del Estado mexicano que los exterminaba con la anuencia de
Porfirio Díaz.
Después de siglos de lucha, los yaquis aún continúan en la batalla.
Sin embargo, los motivos del alzamiento actual, con la toma de la
carretera México 15, a la altura de Vícam, no están claros para la
mayoría de los miembros de la etnia.
El conflicto por el agua que se ha presentado en Sonora desde que se
anunció la construcción del Acueducto Independencia, no tan solo ha
dividido a la opinión pública y la ciudadanía de Obregón y Hermosillo.
Sino ya ha llegado a la tribu yaqui, que se ha dividido entre dos
intereses de gran envergadura económica en el estado.
El actual bloqueo carretero que mantiene la etnia, para algunos
representa el gran ímpetu de la tribu por defender sus derechos, pero
otros, con mayor escepticismo, piensan que en realidad son manipulados
por “los ricos” de Obregón.
El conflicto por el agua y el divisionismo en Sonora
Desde el anuncio en 2010 del Acueducto Independencia, en Sonora se ha
percibido un ambiente de división, muchas veces exacerbado por las
decisiones del Gobierno estatal. Y a partir de la creación del
movimiento ciudadano No al Novillo, el repudio a la obra hidráulica, corona del sexenio encabezado por Guillermo Padrés, se ha intensificado.
El movimiento, que está conformado por ciudadanos, agricultores,
empresarios y miembros de la etnia yaqui, ha pugnado por detener la
construcción del acueducto y posteriormente el trasvase de agua hacia la
capital del estado.
En mayo de 2012 la colocación de un tubo de acrílico en la capital
provocó la ira de los hermosillenses. El Pabellón del Agua fue ideado
para celebrar la llegada de 75 millones de metros cúbicos anuales que
estaría trasladando el acueducto a Hermosillo.
El repudio fue manifiesto: “En Kino no tenemos prepa y gastaron 450
mil pesos en este tubo. Gracias Sr. Gobernador”, escribió en su hoja de
protesta un joven preparatoriano de Bahía de Kino en el Monumento al
Tubo, donde después se convertiría en el lugar por excelencia para la
protesta.
No obstante, cada vez con mayor fuerza, la opinión pública se ha
polarizado. Desde eventos de beisbol donde habitantes del sur de Sonora
se burlaban de los habitantes de la capital por haberles “construido” un
estadio para ganar la Serie del Caribe, como sucedió en febrero de este año cuando el equipo Yaquis de Obregón
ganó el clásico caribeño en el estadio Sonora de Hermosillo, hasta
comentarios de columnistas, quienes aseguran tener la solución al
conflicto del agua.
La fuente en la pugna entre Obregón y Hermosillo que se ha
intensificado, es el trasvase de agua de 75 millones de metros cúbicos
anuales que se hará desde la Presa de El Novillo a Hermosillo. La
capital actualmente tiene un rezago importante de agua. “No podemos
arriesgar a Hermosillo a padecer una situación catastrófica”, afirmó
Felipe Calderón el 9 de mayo 2012 en una gira por la entidad.
Pero la lucha entre Obregón y Hermosillo fue iniciado por el Gobierno estatal y los principales empresarios del sur de Sonora.
El destape
Durante 2012, el gobernador Guillermo Padrés publicó cinco
desplegados exponiendo la “verdad” sobre el conflicto del agua, donde
terminaba diciendo que detrás de las protestas se encuentra Ricardo
Bours Castelo, quien desea contender por la gubernatura en 2015.
Un año después de esta acusación, el conflicto se intensifica con el
segundo bloqueo que mantiene la tribu yaqui desde el 10 de junio a la
altura del poblado de Vícam, Sonora. El primero duró apenas cuatro días.
Del 6 al 9 de septiembre de 2010, productores y usuarios del Distrito
de Riego número 41, pertenecientes a este movimiento, mantuvo bloqueada
la carretera México-Nogales a la altura del poblado de Vícam. Sin
embargo, fueron desalojados el día 9 por elementos policiacos estatales y
federales. El actual bloqueo ya tiene 50 días.
División en la tribu: las sombras del bloqueo
El 28 de junio, seis de los ocho gobernadores yaquis denunciaron que
los que mantenían el bloqueo en Vícam eran un “grupo de choque” que se
habían aliado para defender los intereses de “los ricos” de Ciudad
Obregón.
Los gobernadores de Potam, Huirivis, Belem, Torim, Raúm y Vícam,
quienes estuvieron presentes en la reunión con periodistas de
Hermosillo, se unieron para hacer patente su rechazo al bloqueo. Tras
las sombras de este, denuncian, están los grandes agricultores del sur
de Sonora.
Para Alejandro Valenzuela, profesor de Economía de la Universidad de Sonora, y director del periódico Vícam Switch,
“la tribu yaqui está muy dividida. En el mismo pueblo hay dos y hasta
tres autoridades acusándose unos a otros de ilegítimos. En esa división
han tenido protagonismo central los gobiernos de todo tipo porque al
reconocer a unos y no a otros, solo atizan la hoguera del divisionismo.
En estos momentos, unas autoridades tradicionales están influenciadas
por los agricultores de Cajeme y otras por el Gobierno del Estado”.
Existen dos conflictos importantes por los cuales la tribu se
encuentra luchando. La lucha por el territorio y por el agua. Para
Valenzuela la tierra es el principal problema padecido por la tribu. Por
decreto del presidente Ernesto Zedillo, más de dos mil hectáreas en el
Valle del Yaqui fueron expropiadas. Estas tierras fueron otorgadas
mediante decreto por el presidente Lázaro Cárdenas en la época de los
40. Las hectáreas entregadas por Cárdenas abarcan desde el Cerro de Boca
Abierta hasta el puente del río Yaqui en Cócorit, y desde el cerro del
Moscobampo, en la sierra del Bacatete, al mar. “La tierra expropiada en
1997 se le asignó a agricultores (privado y ejidales) del valle y el
pleito está ahora en una corte interamericana de derechos humanos
esperando resolución”, puntualiza el académico.
El mismo presidente Cárdenas otorgó a la tribu yaqui la mitad de los
862 millones de metros cúbicos que puede captar anualmente la presa La
Angostura.
El economista de la Universidad de Sonora refiere que, “la captación
histórica promedio de esa presa es de alrededor de 500 millones de
metros cúbicos, por lo que a las comunidades yaquis les corresponderían
250 millones de metros cúbicos de agua al año. Sin embargo, el canal
construido en los años cincuenta para llevar el agua a las comunidades
tiene una capacidad tal que solo le permite acarrear 150 MMC en
promedio. Es decir, al menos 100 MMC no están llegando a las tierras
comunitarias. Esa agua se ha ido, históricamente, hacia el Valle del
Yaqui, siendo los agricultores de esa comarca quienes la han
usufructuado.
“La actual lucha por el agua —explica el catedrático— no es
propiamente la lucha de la tribu yaqui, sino que es la lucha de los
agricultores de Cajeme por impedir que una parte del agua de El Novillo
vaya a Hermosillo. El Acueducto Independencia se llevará tan solo el uno
por ciento de toda el agua captada por esa presa, pero esa agua no será
la de la tribu yaqui, sino la de los agricultores del Valle del Yaqui.
Sin embargo, la lucha en contra del Novillo tiene sentido para la tribu
yaqui si con ello promueven sus verdaderos intereses, que son que les
regresen las tierras expropiadas y que les den el agua que falta y que
nunca les han dado. Debe decirse que para ello se tendría que construir
un canal que tenga capacidad de llevar el agua total que les
corresponde”.
—¿Cuál cree que sea la solución que debe adoptar el Gobierno,
tanto como la tribu para liberar la carretera México-Nogales en el corto
plazo?
—El menor camino es la negociación. Yo creo que el Gobierno no va a
cancelar el Acueducto Independencia por dos razones: la primera porque
ya ha gastado mucho dinero en ello y sería como tirarlo a la basura; la
segunda es que en realidad es muy poca el agua que hay en Hermosillo.
Nomás por dar un dato: los escurrimientos de la cuenca del río Sonora le
allegan una tercera parte del agua que necesita la ciudad (unos 40
millones de metros cúbicos al año).
“El agua que hoy se usa no viene, como dice Guillermo Padrés, de El
Novillo (el gobernador dice que el 80 por ciento del agua que llega
actualmente a Hermosillo viene del acueducto, pero eso se puede poner
seriamente en duda). El resto del agua viene de pozos que sobreexplotan
los acuíferos y el acueducto es la solución más barata. Por su parte, la
tribu yaqui debe salir de este conflicto con el proyecto de un nuevo
canal que lleve toda el agua que les corresponde y la apertura de más
tierras al cultivo. Si no gana esto, la lucha habrá sido inútil”,
finaliza Alejandro Valenzuela.
Al día 20 de julio, la tribu mantiene un bloqueo de las 5:00 de la
mañana hasta las 6:00, cuando abrirán y cerrarán intermitentemente para
desfogar el acumulamiento de automóviles y autobuses. El bloqueo, según
Tomas Rojo Valencia, podría “durar otros 50 días o más”, dijo en
entrevista el líder yaqui.
Sin embargo, Miguel Ángel Osorio Chong advirtió, que mediante el
subsecretario de la Secretaría de Gobernación, Luis Enrique Miranda
Nava, se trabaja con los manifestantes para llegar a un arreglo a la
obstrucción de la rúa México-Nogales.
Se ha difundido en los medios que el agotamiento de la tribu es
evidente. Comentarios informales de transportistas que a diario recorren
esta ruta, afirman que agricultores han comenzado a presionar a
miembros de la tribu.
Sin bloqueo no hay renta de sus tierras.
Actualmente, como escribe en su artículo La lucha por el agua y los intereses históricos de la Tribu Yaqui,
el economista Alejandro Valenzuela, solo el 7 por ciento de las tierras
son sembradas por yaquis (el resto es rentado por particulares, muchos
de ellos de Cajeme). Esto es en opinión del académico, “una de las
causas de la pobreza de la comunidad”.
(RIODOCE/ Alán Aviña / julio 28, 2013)
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