Redacción
Monclova, Coah.- La Noche Buena del 2009 en la colonia Obrera
Norte, un doble homicidio consternó a la sociedad y ensució el espíritu
navideño, al ser inmoladas ferozmente las hermanas Ana María y Elsa
López de la Torre, de 59 y 54 años de edad respectivamente, cuyos
cuerpos fueron descubiertos por su sobrino Neftalí López Mata, quien
dijo fue a visitarlas el 25 de diciembre y vio las puertas del domicilio
abiertas.
Sin embargo, a tres años de los sucesos ocurridos en plena Navidad, los
abogados Miguel Ángel Reyna Adam y Sergio Elizondo Narváez reiteran que
el asesinato de quienes eran Testigos de Jehová sigue siendo un misterio
no resuelto, porque no existen pruebas científicas, ni periciales, como
manchas de sangre o huellas dactilares para inculpar a sus clientes
Abdiel García Rodríguez, de 21 años y David Santiago Ortega López, de
20.
Ambos, desde el 13 de marzo anterior, fueron detenidos y arraigados por la Procuraduría de Justicia luego de ser declarados formalmente presos el dos de abril por el juez Hiradier Huerta Rodríguez e internados desde entonces en la cárcel de Seguridad Pública del Estado en Frontera.
En contraste, para la Procuraduría de Justicia la hipótesis del doble crimen perfecto quedó desbaratada el 13 de marzo del 2012 después de 2 años, 2 meses y 18 días de suspenso con la detención y confesión de Abdiel, que laboraba en venta y reparación de teléfonos celulares y David Santiago, vecino de la colonia Las Flores, obrero en Gunderson, quienes confesaron sin presiones que el móvil fue el robo de un lote de joyas de 45 mil pesos y cinco mil pesos en efectivo.
DOLOROSA DESPEDIDA
El 27 de diciembre del 2009 al menos mil personas asistieron al cortejo fúnebre de Elsa y Ana María López de la Torre, y se estimó que casi 300 coches formaron una fila de tres kilómetros de longitud desde una agencia mortuoria del Bulevar Pape hasta un panteón particular.
El escenario de los homicidios fue la casa marcada con el número 222 de la calle Secundaria 1, donde Ana María recibió un hachazo y 14 navajazos en el tórax y su hermana Elsa murió al ser estrangulada con un cable eléctrico, recibiendo además 132 heridas con arma blanca, y la punta de la madeja para ubicar a los supuestos autores fue el “pitazo” de una persona que aseguró le ofrecían en venta joyas robadas que pertenecían a las víctimas.
El abogado Miguel Ángel Reyna señaló que existe una máxima de jueces y fiscales; “prefiero tener un delincuente en la calle, que un inocente en la cárcel”, por lo cual consideró que este criterio debe aplicarse porque la confesión de Abdiel y David Santiago fueron arrancadas con tortura sicológica, pues los policías les advirtieron que matarían a sus novias si no confesaban su responsabilidad.
“Que en un juicio de amparo contra el Auto de Formal Prisión, dictado el 2 de abril, el Juzgado de Distrito, al dudar de la responsabilidad de Abdiel y David Santiago, ordenó al magistrado Miguel Ángel Ramírez Ramos reestudiar el caso”.
Ambos, desde el 13 de marzo anterior, fueron detenidos y arraigados por la Procuraduría de Justicia luego de ser declarados formalmente presos el dos de abril por el juez Hiradier Huerta Rodríguez e internados desde entonces en la cárcel de Seguridad Pública del Estado en Frontera.
En contraste, para la Procuraduría de Justicia la hipótesis del doble crimen perfecto quedó desbaratada el 13 de marzo del 2012 después de 2 años, 2 meses y 18 días de suspenso con la detención y confesión de Abdiel, que laboraba en venta y reparación de teléfonos celulares y David Santiago, vecino de la colonia Las Flores, obrero en Gunderson, quienes confesaron sin presiones que el móvil fue el robo de un lote de joyas de 45 mil pesos y cinco mil pesos en efectivo.
DOLOROSA DESPEDIDA
El 27 de diciembre del 2009 al menos mil personas asistieron al cortejo fúnebre de Elsa y Ana María López de la Torre, y se estimó que casi 300 coches formaron una fila de tres kilómetros de longitud desde una agencia mortuoria del Bulevar Pape hasta un panteón particular.
El escenario de los homicidios fue la casa marcada con el número 222 de la calle Secundaria 1, donde Ana María recibió un hachazo y 14 navajazos en el tórax y su hermana Elsa murió al ser estrangulada con un cable eléctrico, recibiendo además 132 heridas con arma blanca, y la punta de la madeja para ubicar a los supuestos autores fue el “pitazo” de una persona que aseguró le ofrecían en venta joyas robadas que pertenecían a las víctimas.
El abogado Miguel Ángel Reyna señaló que existe una máxima de jueces y fiscales; “prefiero tener un delincuente en la calle, que un inocente en la cárcel”, por lo cual consideró que este criterio debe aplicarse porque la confesión de Abdiel y David Santiago fueron arrancadas con tortura sicológica, pues los policías les advirtieron que matarían a sus novias si no confesaban su responsabilidad.
“Que en un juicio de amparo contra el Auto de Formal Prisión, dictado el 2 de abril, el Juzgado de Distrito, al dudar de la responsabilidad de Abdiel y David Santiago, ordenó al magistrado Miguel Ángel Ramírez Ramos reestudiar el caso”.
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