“Democracia
no
es silencio”
Fernando
Villa Escárciga

Dos
acontecimientos sacudieron esta semana a la militancia del PRI: la declinación
de Manlio Fabio Beltrones y la
visita de Susana Corella Platt a las
oficinas del partido.
Tras
varios meses de ausencia la Presidenta del tricolor se apersonó en la casa de Plutarco Elías Calles ante el asombro
de algunos militantes que la vieron como una aparición.
La
declinación de Beltrones reacomodó las piezas del tablero y ahora medio mundo,
como Antonio Astiazarán, se asume
ridículamente cercano al “peñanietismo” y lo divulga.
Sobre
la presencia de Susana en la sede del partido que nadie se equivoque, pues antes
que su afán de iniciar la urgente tarea de restañar heridas acudió a un llamado
de su gurú. Ah, también platicó con jóvenes.

Se
trata, claro está, del diputado Roberto
Ruibal Astiazarán quien solicitó el apoyo de Corella para invitar o acarrear
militantes a su Segundo Informe en Hermosillo.
Ruibal,
derrotado dirigente del PRI durante el gobierno de Eduardo Bours, jamás se paró con esa
investidura en el edificio del partido, menos aún durante la campaña de Carlos “Cacho” Zaragoza.
Los
operadores del diputado llegaron hace días a Guaymas más despistados que un
esquimal en la selva Lacandona, pues preguntaban con desesperante afán por Alfredo Ortega López.
Ignoran
los insulsos operadores que Ortega hace veinticinco mil años se pasó a las filas
del PAN e, incluso, contendió sin éxito bajo las siglas azules por la diputación
contra Otto Claussen
Iberri.
Respecto
a la impugnación de varios ex líderes priístas a la designación del Consejo
Político Municipal que entra en funciones en diciembre, de las filas de Toño y
Susana se rebosa optimismo.
“Ya
les dieron palo a los berrinchudos”, se asegura con la certeza de que el PRI
estatal avaló el considerado procedimiento sucio, ilegal y gandalla como se lo
hicieron saber a Claudia
Plavovich.
Sobre
esa versión, el abogado priísta Edgar
Allan Jaramillo dice no dudar que la Comisión de Justicia Partidista
determine sobreseer los juicios de protección para los derechos del militante
que presentaron.

De
ser así, expone, parte del problema es que nuestras instancias partidistas en
algunas o en la mayoría de las ocasiones
prefieren tapar el sol con un dedo antes
que poner en práctica los estatutos.
“Las normas que nos rigen y la democracia
partidista no es el silencio, es la claridad y la libertad con lo que se exponen
los problemas y toca al partido resolverlos”, cuestiona.
En
esta defensa de los derechos político-electorales del militante, Jaramillo
adelanta que podría acudir a otras instancias, lo que presupone que el caso
llegaría al Tribunal Federal Electoral. Ya se verá.
A
propósito de dudas y de Claudia, quién sabe si ayer sábado pudo recomponer al
PRI de Sonora en eso de las alianzas para candidaturas locales con el PVEM y el
PANAL.
De
la dirigencia nacional ya habían consultado a sus pares de los estados pero el
delegado que envió la Pavlovich de plano no entiende lenguajes políticos de
altura.
A
ver qué sale…
fdovilles@hotmail.com
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