Foto: Cortesía
Rogelio Ruiz fue detenido por agentes municipales
de Tecate al “hacer maniobras innecesarias” en su vehículo. Ese episodio lo
llevaría al final de su vida. El director de Seguridad Pública dice que “nadie
lo golpeó” y que fue liberado a la una de la tarde, dos días después de ser
detenido, pero su cuerpo presenta heridas en la mayor parte del mismo y fractura
de costillas, nariz y cráneo; un testigo afirma que el occiso siguió preso ese
día hasta entrada la noche
De acuerdo al certificado
médico que le practicaron antes de ingresarlo a las celdas municipales el día
de su detención, Rogelio Ruiz Mendoza no tenía lesiones físicas, ni síntoma de
enfermedad. Solo que de ambos oídos no escuchaba del todo bien. En la
exploración médica estaba consciente, orientado y con ebriedad incompleta. No
requirió hospitalización alguna.
Horas después de haber salido
de las celdas de la Policía Municipal de Tecate, una mujer del Hospital General
llamó para avisar a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, de la muerte
de un hombre “desconocido”, encontrado a metros de las oficinas de la
Municipal.
Se trataba de un hombre de
entre 55 y 60 años, que murió a causa de “traumatismo” -fractura de huesos en
la cabeza-, que estaba poli contundido, palabra que describe a una persona con
lesiones de diversa gravedad en todo el cuerpo.
De estar conduciendo su
vehículo con unas copas encima, Rogelio terminó en la morgue, con rostro y
cuerpo amoratado, sucio, con una fractura de cráneo y tres juegos de esposas
dibujadas en sus brazos y muñecas. Un cuerpo que, especialistas consultados
refieren, evidencia horas de violencia y descuido.
A pesar que emisarios de la
alcaldesa Nereida Fuentes niegan que se trate de un familiar de ella, Rogelio
fue tío político de la hija mayor de la pareja sentimental de Fuentes.
DÍAS DE PESADILLA
El domingo 30 de julio,
Francisco Castro Trenti dio la versión sobre los hechos a diversos portales de
noticias tecatenses, mientras la Procuraduría General de Justicia del Estado
(PGJE) Zona Tecate había iniciado una investigación, donde existen documentos y
registros oficiales que comienzan a esclarecer lo sucedido. De entrada, un
formato que se llenó en la Dirección de Seguridad Pública para el ingreso del
fallecido.
A decir de la Policía, el
hombre de 59 años fue detenido por alterar el orden, estar ebrio y ser impertinente.
Fue reportado conduciendo en mal estado en la carretera de Tecate hacía
Ensenada, de hecho frente a la estación de la Policía Federal de Caminos.
En teoría, a la una de
madrugada del viernes 28 fue presentado ante una juez calificadora que ordenó
24 horas de arresto como sanción administrativa. Pero su detención fue pasadas
las once de la noche del jueves 27.
Con el Nuevo Sistema de
Justicia Penal ya no depende de los jueces municipales la turnación de un
delito ante los ministerios públicos, es directamente la policía quien debe
dirigir.
No hay parte de su cuerpo sin heridas y
moretones
En la revisión médica, el
detenido presentaba aliento alcohólico, fallaba su coordinación y su
equilibrio, pero se descartó cualquier lesión aguda o crónica. Tampoco se
asentó en el certificado lo que refiere la familia del occiso, que padecía
diabetes.
Pasaron 18 horas de encierro,
a las seis de la tarde del mismo viernes, para que la salud del detenido
preocupara a los policías, a esa hora pidieron la presencia de la Cruz Roja. Un
médico explicó que más de 19 horas sin comer, sin tomar agua, estar encerrado y
la temperatura agresiva de Tecate, puede llevar a una persona con diabetes a
alterar sus niveles de azúcar y entrar en un estado mental alterado.
Los paramédicos encontraron a
un hombre acostado en el suelo, esposado y con el reporte de enfermo.
Intentaron revisarlo pero rechazó la atención médica, se encontraba agresivo.
Esa sería la primera de tres atenciones que recibiría Rogelio Ruiz por parte de
los socorristas durante las siguientes horas.
Según Francisco Castro
Trenti, director de la Policía, el hombre presentó “un comportamiento muy
agresivo por el estado de ebriedad incompleta, pero parece también bajo el
influjo de alguna droga. Desprende la taza sanitaria que estaba saturada de
excremento o materia fecal, la desprende, se voltea la taza sobre su cabeza,
cubriéndose con materia fecal, comienza a aventarla a los demás internos en la
celda. Ellos mismos refieren que en un momento dado, come o ingiere parte de la
materia fecal”.
De este episodio no existe
hora de registro, pero sí un reporte escrito a mano sobre la boleta de ingreso
anteriormente elaborada. Los paramédicos tampoco reportaron excremento sobre la
persona. Pero con ese argumento, otro juez municipal aumentó el encierro de 24 a
36 horas.
Según Castro, faltaban seis
horas para cumplir el arresto cuando a Rogelio se le esposó por el episodio de
la taza de baño, pero en todo caso debió ser turnado al Ministerio Público por
daños en propiedad, y no sucedió. El funcionario agregó que al ahora occiso lo
liberaron 36 horas exactas después de su arresto, a la una de la tarde del
sábado 29 de julio. Lo que sí quedó registrado en el C4 es que a las 3:10 de la
tarde, Rogelio seguía dentro de las instalaciones de la Policía. Fuera de los separos
pero dentro del terreno que comprende la comandancia.
La versión del titular de
Seguridad en Tecate, donde asegura el hombre fue liberado a la una de la tarde,
no solo contradice el reporte de Cruz Roja, también la de uno de los compañeros
de celda de Rogelio, quien lo conocía y acudió a declarar ante el Ministerio
Público (NUC: 0203-2017-03328), que todo el sábado lo vio dentro de los
separos, que efectivamente lo vio agresivo y que fue golpeado y esposado. Que
la última vez que lo vio fue aproximándome a las nueve de la noche del sábado
29. A las 11:30 pm, a unos metros de la comandancia, los paramédicos lograron
reanimar el cuerpo sin signos vitales de Rogelio Ruiz, quien minutos después
moriría.
En el reporte de las tres de
la tarde, Rogelio estaba desorientado y combativo, consciente pero no alerta ni
ubicado, nuevamente se vio con los paramédicos, se encontraba tirado en el
suelo, con lesiones a simple vista, lleno de tierra con varios golpes, un
herida de varios centímetros arriba de la ceja, las manos inflamadas y las
esposas marcadas en brazos y muñecas. Había tres uniformados y frente a ellos,
rechazó la atención médica. Así quedó asentado en reportes oficiales. A las
3:33 pm la ambulancia se retira, pero antes un policía de nombre Arnulfo firma
el reporte.
Hubo otra atención a Rogelio,
se le habían inflamado tanto las manos por lo apretado de las esposas que ya no
pudieron abrirse. Uno de los tres juegos que le colocaron en muñecas y
antebrazos tuvo que ser sacado por bomberos, quienes utilizaron aceite de
cocina.
En las celdas no hay cámaras,
no hay personal de Sindicatura, no hay acceso a nadie que no autorice Castro
Trenti o sus dos comandantes.
ENFERMO O DROGADO
Hasta el cierre de esta
edición, el Servicio Médicos Forense no había confirmado lo que Castro aseguró:
que el fallecido se encontraba bajo el influjo de una droga.
Su última foto. El momento de su
arresto.
ZETA consultó a un
especialista en medicina interna y planteó posibilidades científicas: “Si el
diabético empieza a tomar alcohol, se le sube demasiado el azúcar porque
normalmente no toma su medicamento. Eso haría primero pensar que el azúcar se
puede subir, sobre todo arriba de 400, las personas se ponen agresivas, hay
alteraciones, al principio se ponen un poquito agresivas, alteradas, náuseas,
vómitos, muy agresivas y luego caen en coma”.
Según los resultados de la
necropsia, Rogelio murió de fractura en el cráneo provocado por un fuerte
golpe. El doctor opina que “cuando a una persona la golpean, sobre todo a nivel
del cráneo, se hace un hematoma, que es una colección de sangre, va presionando
el cerebro y eso también lo puede poner muy agresivo. Es muy común. Esas serían
las dos opciones. Tanto el azúcar alta como el golpe”.
Es decir, el comportamiento
agresivo y renuente, tal como se lo advirtieron los paramédicos a los policías,
pudieron haber sido síntomas de sus padecimientos o golpes. La resistencia de
Rogelio coincide: “En realidad no es que tengan más fuerza, pero si tienes el
azúcar muy alto o estás drogado, o golpeado en el cerebro, no se percibe el
dolor. El cerebro, cuando tiene mucha azúcar, cuatro o cinco veces los niveles
normales, se comienza a confundir y se ponen agresivos, cuando no funciona
bien, el cerebro básicamente funciona con azúcar y agua. Puede hacer cualquier
fuerza porque no percibe el dolor y eso no lo detiene”, concluyó el doctor
consultado.
“NADIE LO GOLPEÓ”, ASEGURA CASTRO TRENTI
Aparte del traumatismo en el
cráneo que le causó la muerte, el cuerpo de Rogelio presentó al menos dos
costillas fracturadas, el tabique nasal muy lastimado, frente, espalda,
esternón y cuello con lesiones. Brazos inflamados, muñecas severamente marcadas
por las esposas, lo mismo que los antebrazos. En pies y pecho, cortadas y más
contusiones, las piernas, desde los glúteos hasta los tobillos, amoratadas por
golpes.
Arriba del ojo derecho, una
lesión abierta de aproximadamente seis centímetros, y un hematoma en un ojo
producto muy probablemente de la fractura de cráneo. Prácticamente el cuerpo
cubierto de marcas. Uno de los médicos legistas entrevistados por ZETA no tiene
duda: “Se ejerció fuerza con intenciones violentas”.
Aun así, el director de la
Policía afirmó: “Nadie lo golpeó”, pero tuvo altercados con algunos de los
internos. En franco estado de ebriedad, “bajo el influjo de algún enervante”.
En todo caso, otra fuerza le causó daño: “La persona presenta algunas lesiones
en un pie, las orillas y un ojo, probablemente causadas por el estado de
agresividad que tenía”.
LA MUERTE
Mientras Rogelio se
encontraba enfermo, lastimado y preso, su familia estuvo buscándolo. Lo
reportaron como desaparecido desde el jueves 27 ante la Secretaría de Seguridad
Pública del Estado. El sábado 29 de julio, su esposa y una de sus hermanas
fueron a la comandancia a buscarlo. Ahí les dijeron que estuvo detenido pero
que ya había sido liberado y que el personal de la Policía “ya no supo de él”
desde la una de la tarde. Siendo que a las tres estaba aún lesionado y tirado
en las mismas instalaciones, según el reporte del C4.
El acceso a las celdas está restringido.
Solo Castro Trenti decide quién entra
Solicitaron el número de
teléfono celular de Castro Trenti y se los negaron. Les entregaron las
pertenencias de su familiar: una cartera, un celular y unas llaves. Todo esto
quedó en el número de reporte 138404 del Sistema de Emergencias 911. Su
hermana, quien levantó el reporte de desaparecido, narró que a las once de la noche
fue a la Cruz Roja, ahí un paramédico la orientó, le avisó que habían atendido
a su hermano a las tres de la tarde en los patíos de la comandancia.
Minutos después de que la
familia se retiró de Cruz Roja, entró el tercer y último reporte a C4 de una
persona infartada, tirada en el estacionamiento de la Estación de Bomberos,
frente a las oficinas de la Policía. El hombre se desvaneció frente a los
bomberos, por eso recibió maniobras de reanimación cardiopulmonar (o RCP) para
estimular su corazón. Luego llegaron dos unidades de la Cruz Roja, lo entubaron
para ventilarlo, continuaron las maniobras de reanimación y le administraron
soluciones médicas. A las 11:40 pm salió del paro cardiorrespiratorio y fue
trasladado y entregado al Hospital General de Tecate. Casi una hora más tarde
sería declarado sin vida.
La familia lo recuerda como
un hombre afectuoso, nació en Guanajuato, tuvo residencia en Estados Unidos, de
poco estudios pero trabajador, vivía en las afueras de su rancho en el Ejido
Nueva Colonia Hindú, rumbo a Ensenada, donde muy seguido se reunía con su
familia, entre ellos sus sobrinos, la hija y esposa de Marco Lizárraga, hoy
pareja de Nereida Fuentes.
A la fecha, hay una denuncia
por privación ilegal y abuso de autoridad en el Ministerio Público y una queja
(que se suma a las 23 que van en la administración actual) en la Comisión
Estatal de Derechos Humanos contra la Dirección de Seguridad Pública y del
Ayuntamiento del Pueblo Mágico.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA /ISAÍ LARA BERMÚDEZ /LUNES, 7 AGOSTO, 2017
12:00 PM)
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