Las
estaciones de radio comunitarias de ArgentinaCreditAnita Pouchard Serra/Hans
Lucas
En
esta época, la gente se comunica de manera instantánea mediante mensajes de
texto o ve las transmisiones noticiosas más recientes en su computadora, pero
algunas personas en Argentina han adoptado un medio de comunicación que no
cuenta con tecnología de punta: la radio. Desde que ocurrió la crisis económica
de principios de la década de 2000, decenas de estaciones de radio comunitarias
han surgido en aldeas remotas y barrios sobrepoblados para ofrecer a los
radioescuchas una fuente alternativa de noticias e información, en contraste
con las radiodifusoras comerciales y tradicionales del país.
Durante
los últimos años, Anita Pouchard Serra ha documentado a varios colectivos argentinos
que ayudan a que los grupos comunitarios monten estaciones de radio de baja y
mediana potencia. Los proyectos no solo ofrecen información, sino también una
manera de unir a los residentes en torno a un proyecto común conforme aprenden
a montar, dirigir y programar una estación.
Martín,
uno de los fundadores de DTL!, durante una larga asamblea en la que se
discutieron temas políticos y sociales, así como planes para nuevos proyectos
de radios comunitarias. 2015. Credit Anita Pouchard Serra/Hans Lucas
“Estas
estaciones pueden tener un gran impacto en la vida cotidiana de las personas
porque les dan la opción de elegir qué escuchar”, dijo Pouchard Serra, quien
divide su tiempo entre Buenos Aires y París. “En zonas rurales donde no hay
internet ni servicio de celular, ofrecen una manera de comunicarse entre aldeas
y organizaciones para enterarse de lo que está pasando”.
Su
serie fotográfica es resultado de su curiosidad sobre los efectos remanentes de
la crisis de Argentina en los procesos políticos y sociales del país, por la
cual comenzó a cubrir manifestaciones callejeras. Durante una de ellas, conoció
a miembros del colectivo DTL!, uno de los grupos que ayudan a otras
organizaciones a montar estaciones alternativas de radio. Después de visitar su
taller, les propuso seguirlos en el proceso de montaje de un transmisor y un
estudio.
“Son
agentes invisibles en su lucha”, comentó. “Su trabajo estaba oculto, así que
propuse ir con ellos para documentar el proceso”.
El
colectivo proporciona el transmisor, la antena y otros equipos —que pueden
costar cerca de 1300 dólares, una suma que ayudan a recaudar a través de
sorteos, fiestas y otros métodos— y reclutan a la comunidad para poner la
estación en marcha. En las ciudades, su señal podría limitarse a algunas
cuadras, mientras que en el campo puede llegar a lugares que se ubiquen hasta a
40 kilómetros de distancia.
Miembros
de DTL! durante la construcción de una torre de radio, en 2014 Credit Anita
Pouchard Serra/Hans Lucas
La
programación es variada dependiendo de las diferentes ubicaciones y estaciones,
que operan en su mayor parte de manera ilegal. En las ciudades, dijo, la
programación se enfocaba en temas de política, problemas sociales y cultura. En
algunos casos, las organizaciones que patrocinaban la estación la usaban como
medio para promover su trabajo en el contexto de las circunstancias políticas y
económicas del país. En algunas localidades, los programas incluso se transmitían
en lenguas indígenas.
Su
impacto puede ser especialmente profundo en áreas remotas donde los
funcionarios intentan controlar la información, dijo la fotógrafa. Durante un
conflicto en torno a un proyecto minero en la región norte del país, el alcalde
de un pueblo estuvo promoviendo de manera enérgica el controvertido plan a
pesar de la oposición local a la destrucción del paisaje y su resultante
contaminación. Pouchard Serra dijo que una estación de radio alternativa fue
capaz de ofrecer programación en contra en la que se presentó el punto de vista
de la oposición.
A
lo largo de los años, las estaciones se han unido bajo una red central que les
permite compartir programas. Otro grupo de cerca de diez estaciones se reúne
semanalmente para establecer qué temas abordarán durante la semana.
Matías
y Leonardo, de DTL!, durante una asamblea semanal en Buenos Aires en 2014
Credit Anita Pouchard Serra/Hans Lucas
Aunque
el colectivo ayuda a instalar la estación, son grupos de lugareños los que la
dirigen. Esto puede ser un desafío porque la gente se cansa o pierde el
interés. Aun así están surgiendo más estaciones, dijo la fotógrafa.
“A
veces lo que se transmite no es tan importante como el efecto que tiene en los
residentes”, explicó Pouchard Serra. “La radio es un proyecto visible que une a
la gente para participar como productores o técnicos. En esos barrios, la radio
funciona como un centro donde la gente se reúne y se une. Se crean vínculos
para generar solidaridad, donde la gente se conoce”.
(THE NEW YORK TIME EN ESPAÑOL/ DAVID GONZALEZ/ 15 de
julio de 2017)
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