Trabaja sin descanso para hallar a su hijo
Claudia y la fotografía de su hijo.
Foto/El Debate Kiko Guerrero
Los Mochis, Sinaloa.- “Contra
la realidad no se puede, sé que mi hijo no está vivo y no descansaré hasta
encontrarlo, me quitaron el tesoro más grande, pero no busco culpables, sólo
aliviar el dolor por el que pasamos la familia y tenerlo con nosotros”. Quien
así se expresa es Claudia Rosario Rosas Pacheco, madre de una de las 230
personas que el grupo Desaparecidos de El Fuerte y Las Rastreadoras tienen
registradas como desaparecidas en la zona norte de 2010 al 17 de junio de 2016,
aunque la cifra pudiera ser mayor toda vez que hay casos que no son denunciados
por temor a algunas represalias.
Claudia Rosario decidió
unirse al grupo de Las Rastreadoras y cada semana recorre con ellas zonas
enmontadas, basureros, predios agrícolas, bordos de drenes y canales, así como
parajes con la esperanza de recuperar el cuerpo de su hijo Javier Fernando Quezada
Rosas, quien fue privado de la libertad por sujetos armados el 11 de abril de
2013 cuando se encontraba con unos amigos en un domicilio ubicado en la colonia
12 de Octubre en Los Mochis.
“Donde sea lo busco, en
cualquier terreno puede estar, en un basurero, un monte o a orilla de un
dren pero yo no pierdo la esperanza de
encontrarlo, ahora que me uní al grupo de Las Rastreadoras me pude dar cuenta
de lo fuerte que es encontrar en esas condiciones a las personas desaparecidas,
es un dolor muy fuerte, terrible, que no se lo deseo a nadie. La gente muchas
veces critica nada más por criticar, pero nadie está exento de pasar por lo que
yo estoy pasando”.
PETICIÓN
Con el paso del tiempo
Claudia Rosario perdió la esperanza de ubicar con vida a su hijo.
Conforme avanzaban los días,
la posibilidad de que estuviera vivo se fue desvaneciendo. Ya han transcurrido
3 años de la privación de la libertad de Javier Fernando, pero su madre
mantiene viva la esperanza de recuperar su cuerpo.
“Yo no dejaré de luchar, he
recibido mucho apoyo de Mirna Nereyda Medina y las compañeras que integran el
grupo de Las Rastreadoras, pero también a través de este medio hago un llamado
a la gente que pudiera saber dónde está mi hijo para que nos lo diga de forma
anónima, no buscamos culpables sino aliviar nuestro dolor, que envíen un
mensaje o hagan una llamada a los medios de comunicación para que señalen el
lugar donde está, no pido más”. Tras la privación de la libertad de su hijo
Claudia Rosario confiesa que sintió mucho temor de que a una de sus tres hijas
les pudieran hacer algún daño y por eso permaneció mucho tiempo callada.
“Yo no temía a que me
hicieran daño a mí sino por mis tres hijas, una de ellas acaba de tener a su
bebé y le vamos a poner el nombre de mi hijo en honor a él”. Claudia Rosario
recibió información de que su hijo pudiera estar enterrado en la zona del campo
pesquero Paredones, ubicado al suroriente de Los Mochis. “Hay mucho terreno que
recorrer ahí, pero estoy segura que algún día voy a dar con él, yo me retiré
unos días de las actividades que realizan Las Rastreadoras porque mi hija fue
operada y dio a luz, pero ya me voy a reincorporar y lo buscaremos como se ha
hecho con otras personas”.
SE PIERDEN AMIGOS
Como si la pérdida de su ser
más querido no fuera suficiente, Claudia Rosario se lamenta que cuando suceden
hechos como pasó con Javier Fernando al ser privado de la libertad, se pierden
amigos y a veces hasta familiares que se retiran en vez de acercarse y dar
muestras de apoyo.
“Cuando pasó el problema de
mi hijo yo me sentí sola y me encerré a no saber nada”. Ahora, la situación es
muy diferente, Claudia se armó de valor y fortaleza como muchas madres que
tienen a su hijo desaparecido y que no pierden la esperanza de encontrarlo
algún día.
Ella ya se resignó a que no
está vivo, pero cada día, al despertar, se aviva más en ella la esperanza de
localizar a su tesoro, de tener su cuerpo en el lugar en que debe estar y
reposar.
(EL DEBATE/ Andrés Mariscal/ 20 DE JUNIO 2016)
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