La clase política espera con aprensión
los estragos que pueda provocar la confesión del heredero de la empresa sobre
la que gira en escándalo de corrupción que sacude Brasil
La denuncia de todas las
denuncias en el caso Petrobras se acerca lentamente, de forma amenazadora, a
Brasilia. Se trata de una "colaboración definitiva" con la Justicia
anunciada por la mayor constructora de Brasil, implicada en la trama de
corrupción, en marzo. Sus consecuencias son imprevisibles.
Todos los ojos están puestos
en el heredero de la empresa, Marcelo Odebrecht. El ejecutivo, encarcelado desde
el 19 de junio del año pasado, fue condenado a 19 años y 4 meses por
corrupción, blanqueo de dinero y formación de organización criminal. Ahora,
cuando está a punto de revelar todo lo que sabe a cambio de una rebaja de la
condena, la clase política espera con aprensión el estrago que puede causar en
todas las siglas: el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido del
Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el Partido Progresista (PP) y el
Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Un reportaje de la revista
brasileña Istoé, publicado este fin de semana, asegura incluso que la confesión
de Odebrecht puede afectar a Dilma Rousseff, ahora apartada de la presidencia y
que sale, por el momento, prácticamente ilesa de las investigaciones. Según la publicación,
Odebrecht ha confesado que Rousseff le pidió 12 millones de reales (unos 3,4
millones de dólares) para su campaña electoral de 2014 durante una reunión
privada. El dinero fue destinado, según Istoé, al jefe de campaña del PT, João
Santana, y al PMDB, el partido del presidente interino Temer.
El juez Sérgio Moro pretende
cerrar el caso Petrobras, destapado en marzo de 2014, en diciembre de este año,
por lo que la confesión de Marcelo Odebrecht puede ser el cierre apoteósico de
la operación.
Las noticias sobre el acuerdo
entre el ejecutivo y la Justicia que es secreto y cuya existencia no ha sido
confirmada oficialmente por la Fiscalía, informan de que el expresidente de la
empresa, Emilio Odebrecht, padre de Marcelo, también puede ser llamado a declarar.
Están en cuestión principalmente las contribuciones de la empresa para campañas
políticas a presidente y gobernador. Según un comunicado divulgado por la
empresa en marzo, la intención es tratar sobre “un sistema ilegal e ilegítimo
de financiación del sistema partidario-electoral del país”. Un día después de
que la empresa informara sobre sus intenciones de cerrar un acuerdo judicial,
se filtró a la prensa una lista con nombres de casi 300 políticos de 22
partidos relacionados con la constructora. En las elecciones de 2015, 15
partidos recibieron donaciones de la empresa.
Tras la filtración, el juez
Moro decretó el secreto del documento, que no dejaba claro si la relación de
los políticos con Odebrecht era ilícita. Sin embargo, la cantidad de nombres
mencionados quedó como muestra de la amplitud de las relaciones políticas de la
constructora, que actúa fuera de Brasil desde los años 70. Durante los años en
que el PT ha estado en el poder, la compañía (que actúa en el sector público
desde los tiempos de la dictadura) ha expandido sus actividades hacia países
africanos y latinoamericanos.
"DUEÑO DE
BRASIL"
No es por casualidad que
Sérgio Machado, el expresidente de Transpetro (subsidiaria de Petrobras), que
también llegó a un acuerdo para confesar a cambio de una reducción de pena, se
refiere a Marcelo Odebrecht en una de las grabaciones filtradas estos días como
“el dueño de Brasil”. La estrecha relación de Odebrecht y su padre con el poder
nunca ha sido un secreto para nadie.
En las grabaciones de Machado
(que ya han derribado a dos ministros del Gobierno interino de Michel Temer)
también el expresidente de la República, José Sarney, menciona a la presidenta
Dilma Rousseff con relación a una posible irregularidad con la constructora.
“Los de Odebrecht (...) lo van a contar todo. Van a salvar a Lula y se van a
cargar a Dilma. Porque quien trató directamente sobre el pago de João Santana
[el publicista que ideó las campañas electorales de Lula y Rousseff] fue ella”.
Según Sarney, la delación de Odebrecht sería una devastadora “ametralladora del
calibre 100" para el mundo político.
“Esperamos que las aclaraciones
de la colaboración ayuden significativamente a la justicia brasileña y a
construir un Brasil mejor”, dijo la empresa Odebrecht en marzo, cuando anunció
que pretendía colaborar con la justicia. Una vez se homologue la confesión de
su ejecutivo, la empresa podrá llegar a un acuerdo para ablandar las sanciones.
Eso puede darle un respiro y permitirle volver a participar en licitaciones
públicas y obtener créditos en los bancos. Actualmente, la empresa intenta
deshacerse de activos multimillonarios en Brasil y en el exterior para pagar
las deudas que se acumulan mientras su presidente está en prisión y los
empleados están siendo despedidos.
Según el periódico Valor Económico,
el grupo acumula una deuda de casi 100.000 millones de reales, que puede llevar
a la empresa a pedir suspensión de pagos. Solo la división de agricultura tiene
deudas de 13.000 millones de reales (casi 3.700 millones de dólares). La
compañía tiene negocios en el área petroquímica, logística, de infraestructura,
entre otras. Un acuerdo podría ayudarla, pero también podría significar el
ocaso de la élite política en la que la constructora basó su éxito en la última
década.
(DOSSIER POLITICO/ Tomado de: Rodolfo
Borges / El País/ 2016-06-04)
No hay comentarios:
Publicar un comentario