El
Pontífice concede la indulgencia plenaria a la orden mexicana tras su derrota
en el Sínodo de la Familia
El
papa Francisco ha anunciado este miércoles la indulgencia plenaria a la Legión
de Cristo y a su movimiento seglar Regnum Christi durante el próximo Jubileo y
por su 75 aniversario. La Orden fue fundada en 1941 por el mexicano Marcial
Maciel, acusado de pederastia, fraude, extorsión, abusos sexuales y padre de
varios hijos con al menos dos mujeres. ¿Por qué Bergoglio, que hasta ahora
había mantenido una postura progresista al frente de la Iglesia, ha decidido
otorgar la indulgencia a una congregación tan polémica? “Los Legionarios de
Cristo son un poder paralelo a El Vaticano y no han mostrado remordimiento alguno
por lo que hizo su fundador ni por lo que han hecho hasta ahora. Al contrario,
han hecho una exhibición de poder”, asegura Elio Masferrer, presidente de la
Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones y profesor e
investigador emérito de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. “[La
Orden] es uno de los problemas más graves del catolicismo. Maciel fue un
impresentable, un criminal, y es el paradigma de una Iglesia corrupta, alejada
de los feligreses”.
Masferrer
recuerda que los primeros —y únicos— pasos que se han tomado para restar poder
a la Legión de Cristo han sido bajo la supervisión del papa Benedicto XVI. “Y
renuncia porque el ala más conservadora de la Curia le hace la vida imposible”,
explica. ¿Qué ocurrió con el papa Francisco? “Ha preferido elegir una batalla
sobre otra”. Bergoglio había promovido que los divorciados vueltos a casar
pudieran recibir de nuevo la comunión o la aceptación de los gays en la
Iglesia. Sus propuestas toparon con pared en el concluido Sínodo de La Familia
donde el Papa acusó a los cardenales y obispos más conservadores de utilizar
“métodos no benévolos” para promover una “agenda por encima de la
misericordia”. La indulgencia a los Legionarios, una de las piedras
fundamentales del ala más dura de la Iglesia, se interpreta como un guiño para
que la Orden baje la presión sobre las propuestas del papa Francisco. “El papa
Francisco es un pragmático y ha optado por promover su agenda aun sobre lo que
implica reconocer a la Legión de Cristo”, explica una fuente cercana a los
círculos de la orden fundada por Maciel pero que declina dar su nombre.
Los
Legionarios de Cristo son una de las congregaciones más poderosas de la Iglesia
católica por la enorme cantidad de dinero que gestionan. Sus activos en todo el
mundo (entre los que se encuentran hospitales, inmuebles, centros educativos,
orfanatos y "sociedades sin fines de lucro") suman más de 43.600
millones de dólares. “Si fueran una empresa, estarían sin duda entre los grupos
corporativos más importantes del mundo”, calcula Raúl Olmos, periodista de
investigación y autor de El Imperio Financiero de los Legionarios(Grijalbo,
2015). “No hay nada nuevo en el perdón que el papa Francisco ha otorgado este
miércoles. Nadie se ha atrevido a tocarlos por el tamaño del poder económico
que manejan”. Olmos recuerda que los Legionarios de Cristo gestionan, hoy por
hoy, un “regalo” que les otorgó Juan Pablo II: el Instituto Pontificio Notre
Dame en Jerusalén, un centro “de naturaleza religiosa, cultural, caritativa y educativa”
pero donde la habitación más barata vale al menos 230 dólares. “La mejor
elección para quedarse en Jerusalén”, describe un huésped en TripAdvisor. Todas
las ganancias de este sitio son gestionadas por la Legión de Cristo.
Otro
factor es la relación del Papa Francisco con la Arquidiócesis mexicana,
presidida por el cardenal Norberto Rivera, un íntimo amigo y férreo defensor de
Marcial Maciel aun cuando muchas de las acusaciones ya habían sido probadas. El
diario La Nación asegura que Rivera está entre los firmantes de una carta en
que se criticaba las propuestas de Francisco en el Sínodo de La Familia. “Un
clima de intrigas que, según los vaticanistas más veteranos, también existió
durante el Concilio Vaticano II”, glosa el periódico argentino. Los Legionarios
de Cristo, además, tienen un papel fundamental en la visita que el Papa ha
anunciado para el próximo año a México. Todas las giras papales de Juan Pablo
II y de Benedicto XVI a territorio mexicano han sido organizadas por la
congregación.
El
sacerdote Pablo Pérez Guardado ingresó a la Legión de Cristo en 1974 y trabajó
en la sede de la Orden en Roma entre 1986 y 2006. “Marcial Maciel siempre decía
que no había mejor negocio que los pobres”, explica. Pérez Guardado, que
actualmente reside en Quintana Roo, detalla el modus operandi de la
congregación en Roma. “Regalos, tráfico de influencias, desvío de dinero
destinado a obras de filantropía y de evangelización”, enumera. El dinero,
explica, proviene de muchos de sus feligreses más adinerados y de sus negocios
como el banco Compartamos, un modelo que está basado en teoría en el de los
microcréditos del premio Nobel Muhammad Yunus pero que en la práctica, en
México, llega a cobrar tasas de interés por encima del 70% a los más pobres.
Recuerda también que Maciel mantuvo su desenfrenado tren de vida aun cuando el
papa Benedicto XVI le había ordenado ya que guardara “penitencia”, ya que las
acusaciones lo habían esquinado. “Maciel murió en los brazos de su amante y de
su hija Norma, que vive en Madrid y que tiene propiedades millonarias en varias
ciudades de España”, sostiene.
No
oculta su decepción por la decisión que ha tomado Francisco —“se indulta la
obra de un pederasta y no ha sido el problema de un individuo sino un esquema
repetido en toda una estructura que generó”— y no escatima en detalles. “La
Iglesia obtuvo de San Ignacio los ejercicios espirituales; de los dominicos, el
Rosario; de los franciscanos, el Belén o el nacimiento y de los Legionarios, la
corrupción”. La Orden nunca ha ocultado su cercanía con los más poderosos.
"A los más ricos de México no los casa ni los bautiza cualquier obispo o
cardenal: los casa un legionario de Cristo", comenta Pérez Guardado.
Masferrer
resume que la indulgencia otorgada por el jesuita Bergoglio es un gesto
político que no es nuevo dentro de las intrigas de la milenaria Iglesia
católica y que no es, bajo ningún concepto, una capitulación. "Usted no
conoce a los jesuitas", responde. "Son la orden que mejor conoce la
Iglesia católica y saben que esta es una partida de larga duración. Esto no es
la II Guerra Mundial, aquí nadie va a tomar Berlín. Esto es una estructura y lo
que está en disputa son los símbolos. Bergoglio, hasta ahora y pese a todo, ha
conseguido posicionar los suyos".
(DOSSIER
POLITICO/ Tomado de: Veronica Calderón / El País/ 2015-10-29)
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