O
salieron de piel bastante delgadita los señores Agustín Rodríguez y Roberto
Romero López, o aprovecharon los últimos días de poder sexenal para cobrarle facturas
al ex representante del gobierno de Sonora en el DF, Luis Fernando Rodríguez.
Todo
parece indicar que se trata de lo segundo. Porque en los últimos años, no hay
día en que a ambos personajes del cerradísimo círculo del padrecismo dejen de
endilgárseles todos los epítetos del amplio repertorio que se fueron encargando
de construir en el imaginario colectivo sonorense: corruptos, rateros,
gandallas, abusivos, ineptos, nepotistas, traficantes de influencias…
Luis
Fernando Rodríguez ni siquiera les dijo la mitad de esos calificativos. Es más,
ni siquiera aludió directamente a ellos, sino que en un video hecho circular en
redes sociales admitió que la ciudadanía les cobró a los malos gobiernos con
votos y los echó del poder, al mismo tiempo que se ponía a las órdenes de
Ricardo Anaya, el nuevo dirigente nacional del PAN, que por cierto hizo del
discurso anticorrupción su lema de campaña.
Eso
fue suficiente para que Rodríguez y Romero, a quienes posteriormente acusó
ahora sí directamente, ‘le pidieron la bola’ a condición de que se retractara
de lo expuesto en el video de marras. El joven Rodríguez, a quien se le conoce
mejor como ‘El Sardinitas’, se sostuvo en sus dichos y prefirió presentarle su
renuncia al gobernador, con quien asegura, no ha tenido oportunidad de hablar
después de este affaire.
Lo
cierto es que este parece el primero de muchos deslindes que se verán en lo
sucesivo, sobre todo después del 13 de septiembre, cuando ya sin el peso del
compromiso de la chamba, muchos ‘panistas de nómina’ comiencen a pintar su
raya, sobre todo si en ello les va su futuro político o la eventualidad de
pisar bote, frente a lo que se viene.
Y
lo que se viene no parece ser un cuento de hadas, sino quizá la peor historia
de terror para varios que, trepados en el ladrillo sexenal, realmente pensaron
que allí se quedarían por siempre. Ya ven lo que dice el dicho, ese de que el
poder marea a los inteligentes, pero a los tontos los apendeja. Y muchos de
estos especímenes no se caracterizan precisamente por poseer un IQ superior al
de cualquier roedor.
En
este contexto se inscribe la advertencia hecha por el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a instancias de una solicitud hecha por
el diputado federal electo Abel Murrieta Gutiérrez, para que el gobierno
federal se comprometiera a llamar a cuentas a los responsables del mega atraco
presupuestal en Sonora.
Osorio
Chong aseguró que el gobierno federal no será obstáculo para que se haga
justicia y se finquen responsabilidades. El propio Abel Murrieta sostuvo que en
la agenda de la próxima legislatura federal, el tema de lo ocurrido en Sonora
sería prioridad.
Claro,
existe escepticismo al respecto, sobre todo considerando que hasta hoy, el
gobierno de Padrés ha podido pactar impunidades a pasto pero –aquí hay un
‘pero’ que vale la pena tomar en cuenta: las condiciones después del 13 de
septiembre no serán las mismas para Padrés y su banda.
Comenzando
por el hecho de que no es lo mismo ser gobernador en funciones, que ex
gobernador en fuga. Y por como pintan las cosas, Padrés se perfila como la
antítesis de aquel que llegó a Palacio de la mano de su familia y actores
disfrazados de ‘ciudadanos’ (enfermera, obrero, maestro, empresaria, etc) en
una imagen que anticipaba un sexenio de mentiras. Hoy, lo más seguro es que
Padrés abandone el Palacio por la puerta trasera y en las penumbras.
De
hecho, crece la versión de que ni siquiera asistirá al acto protocolario de
cambio de poderes, frente al temor a la rechifla popular, lo cual sería otro
más de los hechos históricos e inéditos a los que nos acostumbró el actual
gobierno de Sonora, sobre todo en lo que a corrupción y saqueo se refiere.
Insisto,
salvo los llamados ‘Memozombies’, defensores a ultranza de un gobierno que
falló por todos lados, muchos advertimos que la figura de Guillermo Padrés se
desgastó desde los primeros años, al grado que en su primer referéndum (las
elecciones de 2012) apenas pudo conservar una precaria mayoría en el Congreso
local, y eso porque el dinero le alcanzó para cooptar a un diputado del PANAL y
una del PRD. Precaria, pero le alcanzó para sacar adelante temas bastante
escabrosos como el COMUN, el nombramiento del presidente del Supremo Tribunal
de Justicia; para bloquear investigaciones sobre presuntos desvíos de recursos
y demás. Temas que hoy están a punto de reventarle en la cara.
Con
todo y que en ese periodo que va de 2012 a 2015 a Padrés le siguió alcanzando
incluso para pactar con el PRI sonorense algunos temas importantes, llegó un
momento en que los priistas se tuvieron que ‘destetar’ de plano, porque el
saqueo era de tales dimensiones que corrían el riesgo de ser arrastrados a la
debacle junto con los padrecistas.
No
se alcanzaron a ‘destetar’ del todo, y por eso entregaron algunas plazas en
Ayuntamientos y distritos locales y federales al PAN, si no, la elección 2015
en Sonora hubiera sido lo más cercano al ‘carro completo’ que estilaba el PRI
hasta antes de los 90.
Sin
embargo, y vale la pena volver sobre esto: el sistema político mexicano está
diseñado para entronizar imbéciles que, en ejercicio del poder, tienen
facultades plenipotenciarias y metaconstitucionales; pero también está diseñado
para triturar liderazgos que en su momento se pensaron inamovibles, intocables.
Elba
Esther Gordillo y la negativa judicial para concederle que cumpla su sentencia
en arraigo domiciliario es el ejemplo más a la mano, pero no es el único.
¿Hasta
dónde le va a alcanzar a Padrés para negociar impunidades para él y los suyos?
¿Hasta dónde el PRI está dispuesto a pasar como cómplice? ¿Cuáles son las
cartas que Padrés tiene bajo la manga para negociar, en las actuales
condiciones?
Esas
son preguntas que se responderán en los meses por venir.
Coincido
con quienes sostienen que la llegada de Ricardo Anaya a la dirigencia nacional
del PAN es una extensión del concertacesionismo cupular de Gustavo Madero. La
coordinación de diputados federales panistas en la persona de Marko Cortez,
hijo putativo de Madero, apunta en el mismo sentido.
Enfrente
tienen a Manlio Fabio Beltrones, que le entiende y muy bien a ese tema. Llegado
el momento, y si se mantiene la tendencia a nivel nacional, donde apareció de
nuevo Andrés Manuel López Obrador como el precandidato presidencial mejor
posicionado (en Sonora eso parece un despropósito, pero Sonora es el 0.5% del
electorado nacional), la moneda de cambio de los panistas podría ser esa: un
nuevo cierre de filas con el PRI para meterle una nueva zancadilla al Peje.
Los
Maderistas-Anayistas bien podrían venderle a Manlio caro su amor, aventureras,
rumbo al 2018, que se mira lejos, pero no tanto. Quizá por allí sea la ruta de
escape de Padrés. Espero estar muy, pero muy equivocado.
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(DOSSIER
POLITICO/ Arturo Soto Munguía/ 2015-08-24)
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