Los tres
trabajadores de Blueberry que fueron enviados vía aérea a Guadalajara, tuvieron
que ser establizados pues de acuerdo a especialistas estaban en condiciones
poco propicias para viajar.
Carlos Salinas
Trevilla, uno de los médicos supervisores del traslado, explicó que uno de los
pacientes registraba una temperatura corporal de 33 grados centígrados.
Dijo que la normal
para que viaje un lesionado con quemaduras oscila entre los 38 y los 40 grados.
“Una quemadura, y
más una quemadura interna, por la inhalación de humo y tóxicos extremadamente
calientes, es a nivel celular un síndrome progresivo y mortal, muy
complicado", dijo
"Estos
pacientes tenían que haberse ido a una unidad especializada de quemados el
mismo día del accidente”, subrayó.
“Este paciente -dijo
sin especificar el nombre- estaba en condiciones de hipotermia”.
Salinas Trevilla es
uno de los sólo 15 médicos aerotransportistas especializados que hay en México.
Sólo en el Condado
de Miami-Dade, en Florida, Estados Unidos, operan ocho especialistas de este
tipo.
Esto se debió,
agregó, a que el aire acondicionado en las habitaciones de terapia intensiva
–donde eran atendidos desde el jueves– “estaba muy frío, factor que complica la
coagulación de la sangre, aumenta la deshidratación y permite que el calor
corporal se fugue”.
Precisó que durante
el traslado aéreo los paramédicos apenas pudieron subir la temperatura del
lesionado a 36 grados.
“Por más que lo
calentamos –y eso que la tripulación viajó a casi 40 centígrados de temperatura
ambiente, sudando–, subimos su temperatura sólo tres grados en dos horas y
media. Lo recibimos con 33 grados (Centígrados) en Juárez y lo entregamos en
Guadalajara con 36, en condiciones de hipotermia. Estable, pero muy crítico por
presentar quemaduras en el 50 por ciento del cuerpo”, amplió.
“Encontrar a un
paciente en condiciones frías es común a pesar de que los médicos que inician
el tratamiento saben, o al menos tienen nociones, de que no es prudente
tenerlos a temperaturas bajas. Por eso debimos estabilizarlos antes. A veces
los doctores no entienden que esos pacientes no deben tener el aire
acondicionado, deben estar cálidos, incluso rodeados de guantes con agua
caliente y hasta lámparas. Cuando estás quemado pierdes la piel, pierdes agua y
pierdes la temperatura”, detalló.
Indicó que para los
traslados aéreos han encontrado pacientes quemados en hospitales en México
“fríos, deshidratados y llenos de pomada”, situación que debe revertirse con un
aseo quirúrgico, secado; y envolverlos hasta la cabeza en sábanas limpias y
sábanas térmicas –similares a un traje espacial–.
Posteriormente viene
la recuperación de líquidos que impulsa la recuperación de temperatura.
Salinas Trevilla
destacó que de acuerdo a su experiencia en casos de pacientes quemados en
explosiones, y sobre todo en explosiones en espacios cerrados, el traslado a
unidades especializadas debe hacerse incluso el mismo día en el que sucede el
accidente, pues aparentemente el lesionado se encuentra estable, pero se va
agravando poco a poco en un principio, y después muy rápido.
“Por eso debe ser
muy agresiva la atención desde el arribo al hospital, para evitar que llegues a
deteriorarte tanto. A veces el médico se va con la finta cuando el quemado
llega hasta caminando al hospital, pero en la mayoría de los casos el paciente
termina con procesos de insuficiencia renal, hepática, pulmonar y la muerte”.
Salinas Trevilla
cuenta con estudios en California y Texas. Desde 1994 forma parte de una
tripulación que opera en México con tres aeronaves tipo Lear Jet modelos 25 y
35, de la empresa Jet Rescue, con sede en Guadalajara.
Es pionero en México
en aerotransporte de personas quemadas. Arrancó con la Fundación “Michu y Mao”,
que traslada niños quemados de escasos recursos para terapias y tratamiento a
hospitales especializados en Galveston, Texas. (Antonio Rebolledo/El Diario)
(El Diario /Antonio
Rebolledo /2013-10-26 | 23:29)
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