En 20 años aumentaron 80%; rinoplastias, lipoescultura e implante mamario,
los más solicitados
Muchas madres llevan a sus hijas adolescentes a las clínicas porque las ven
como
inversión
Ariane Díaz/ La Jornada
Procedimientos para aumentar el busto, cirugías de nariz
(rinoplastías), liposucciones y otros tratamientos cosméticos son cada vez más
socorridos por mujeres de todas las edades que sueñan con ver en el espejo una
imagen diferente de sí mismas que les permita incluso acceder a un mejor nivel
de vida.
Las cirugías plásticas, antes un
artículo de lujoo mero capricho de la vanidad, aumentaron 80 por ciento en los recientes 20 años, en razón de 20 a 25 por ciento por cada lustro, según estimaciones de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (Amcper).
A su vez, la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica y Estética (Isaps,
por sus siglas en inglés) señala que México ocupa el quinto lugar a escala
mundial por el número de intervenciones cosméticas, detrás de Estados Unidos,
China, Brasil e India.
Elsa Muñiz, antropóloga y experta en el estudio del cuerpo y la belleza,
asegura que este boom de intervenciones se debe sobre todo a la
comercialización de la figura.
Para conseguir empleo y hasta marido
En el competido mundo de hoy –dice,
hombres y mujeres ya no tenemos poder sobre algo más que nuestro cuerpo. Es el único espacio que nos queda para decidir; y esto, aunado a la falta de oportunidades en todos los sentidos, hace que el físico se convierta en mercancía para conseguir empleo y hasta marido.
También investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en el
posgrado de Estudios de la Mujer, afirma que incluso son las propias madres de
muchas jóvenes quienes las llevan al cirujano o a las clínicas de belleza porque
llegan a considerar a sus hijas como una
inversión.
Van a que les inyecten las piernas o les hagan cualquier otro procedimiento estético con la idea de que su belleza sea una forma de obtener cosas, desde un buen empleo hasta matrimonio.
Judith Muñoz, cirujana con especialidad en mesoterapia y responsable de una
clínica de belleza, asegura que ha recibido señoras que “llevan a niñas de 14
años para que les modele la cintura, reciban terapia celular para que les crezca
la pompa, les aplique la vacuna contra el acné –aunque tengan sólo un barrito– o
les haga peeling (exfoliación química para rejuvenecer la piel) a esa
edad. Lo dicen abiertamente: ‘es una inversión para que te cases bien’”.
Sin embargo, cirujanos plásticos de la Secretaría de Salud (Ssa) y la Amcper
afirman que la recurrencia a estos métodos de embellecimiento aún no constituye
un problema de salud pública ni se presenta en un porcentaje
alarmante, si bien reconocen que hay en México una creciente demanda.
De acuerdo con Giovanni Betti, vocero de la Amcper, del universo de pacientes
que acude a la cirugía estética, 80 por ciento son mujeres, y de ellas, entre 12
y 15 por ciento aún son adolescentes.
Otros cálculos de esa agrupación médica apuntan a la realización de más de
400 mil procedimientos cada año, tanto de cirugía plástica como reconstructiva,
en tanto que la Ssa lleva a cabo sólo entre 2 mil y 2 mil 500.
El aumento de busto, la rinoplastía (cirugía de nariz), la lipoescultura o
liposucción y la cirugía de orejas son los procedimientos con mayor demanda,
coinciden cirujanos consultados.
Ni la Ssa ni la Amcper permiten una cirugía estética en menores de edad sin
el consentimiento de los padres, y se llevan a cabo sólo cuando la salud o la
autoestima del paciente se está viendo afectadas debido a alguna deformación o
crecimiento anormal.
Silvia Espinosa, jefa del servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva del
Hospital General de México, dice que para practicarse una cirugía estética el
paciente
debe tener un carácter formado, una personalidad y ser dueño de sus opiniones.
Explica que aunque una adolescente de 15 años demande una intervención
cosmética,
hay que esperar a que termine su desarrollo físico y que madure mentalmente para saber qué quiere. Lo importante es que no se vea forzada por la mamá.
Señala que los requisitos médicos incluyen la maduración física completa, que
se alcanza después de los 20 años, pero sobre todo que la o el paciente tenga
madurez sicológica para decidir sobre su cuerpo.
Incluso –advierte–, los cirujanos plásticos deben estar alertas y mantener
principios éticos sólidos para detectar el trastorno corporal dismórfico –gran
preocupación por un defecto imaginario de la apariencia o ansiedad exagerada
ante la presencia de un defecto ligero–, el cual puede llevar a una persona al
quirófano en reiteradas ocasiones, porque nunca se muestra conforme con su
apariencia.
¿Pacto con el diablo o redención?
Elsa Muñiz afirma que, en muchos casos, más que elevar la
autoestima, la cirugía plástica produce el efecto contrario:
la gente termina fijándose más en sus defectos y cada vez se encuentra más. Se vuelve un pacto con el diablo.
Silvia, quien ya cumplió 50 años, ha entrado al quirófano 17 veces:
lifting facial (para rejuvenecimiento), blefaroplastia (extracción de
grasa y exceso de piel en párpados), cirugía de nariz, aumento de busto,
abdominoplastia (quitar grasa y piel del abdomen y dejarlo plano),
liposucciones, implante de gemelo (aumento de pantorrillas) y lifting
de brazos, procedimientos que ha repetido en dos o más ocasiones.
Alejandra Buggs, directora del Centro de Salud Mental y Género de México,
señala que las cirugías estéticas pueden llevar a una persona a entrar y salir
de los quirófanos por el resto de su vida.
En el caso de los implantes (silicones o de solución salina), hay que cambiarlos cada ocho o 10 años, lo que significa que si una chica se opera a los 16 años, deberá pasar de nuevo por ese proceso a los 24 años, luego a los 32 y después a los 40.
Con las rinoplastias, la región nasal se vuelve mucho más frágil y hasta una
gripa mal cuidada puede degradar el cartílago, lo que requeriría volver a
operar.
La terapeuta apunta que una constante en las consultas sicológicas y talleres
que llevan a cabo en ese centro es la angustia de las mujeres por el rechazo a
su cuerpo.
Las mujeres estamos expuestas a trampas corporales, es decir, a buscar el modelo de belleza creado por una visión patriarcal y occidental, y al tratar de alcanzarlo nos exponemos a un sinfín de situaciones riesgosas, como esos procedimientos quirúrgicos.
La doctora Espinosa considera que los efectos de una cirugía estética son
generalmente positivos. Estrene figura a meses sin intereses.
Los especialistas consultados afirman que México se ha convertido en destino
del llamado
turismo médico, e incluso podría hablarse de un
turismo plástico, junto a países como Colombia, Venezuela y Brasil.
En Guadalajara y Tijuana ya hay paquetes que incluyen boleto de avión (viaje redondo), cirugía y enfermera para cuidados posoperatorios en el hospital o el hotel durante tres días, dice Judith Muñoz.
La boyante industria de la cirugía plástica está al alcance de casi todos los
bolsillos, pues hoy las clínicas cuentan con la posibilidad de pagar con tarjeta
de crédito a seis o 12 meses.
Éstas también ofrecen créditos para cirugía plástica con una baja tasa de
interés mensual.
En contraste, la extracción de un quiste en hospitales privados puede oscilar
entre 35 mil y 75 mil pesos, y un trasplante de riñón podría alcanzar el medio
millón.
En la Ssa los costos dependen del resultado del estudio socioeconómico
que se realiza al paciente.
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