La ONU considera que el matrimonio
infantil –sea formal o informal– es una grave violación a los derechos de los
menos; pero en México esta práctica no está penada y en algunas entidades
federativas aún es legal. Las parejas de niñas y adolescentes, en su mayoría,
son hombres hasta 30 años mayores que ellas.
Muchas mujeres, incluso, son obligadas a
casarse porque a los padres se les paga una dote, una “tradición cultural” en
algunos pueblos indígenas. Además, más de la mitad de la población de cero a 18
años vive en situación de pobreza, lo que implica carencias en muchos de sus
derechos, orillando a muchas menores a “elegir” casarse.
Nancy Flores
Ciudad de México, 7 de enero
(RT/SinEmbargo).- Itzel tiene 15 años de edad y uno viviendo en concubinato; su
pareja tiene 17 años. Las presiones económicas, sociales, culturales o de las
profundas inequidades de género que persisten en nuestro país la orilló a
“elegir” casarse, igual que Nadia, quien tiene apenas 14 años de edad y ya es
esposa de un adulto de 23 años, además de ser madre.
Las actividades diarias de
Itzel– narradas por ella misma a la organización Save the Children– consisten
en hacer la limpieza en casa y preparar la comida para su pareja, quien se
dedica al campo. Es todo.
Para Nancy la vida es un poco
similar: “mi principal preocupación es cuidar a mi bebé, atender a mi esposo y
cuidar la casa”. Para esta niña, terminar la educación secundaria es impensable
aunque, dice, quisiera seguir estudiando.
Como Itzel y Nadia, en México
más de 6 millones 800 mil mujeres de entre 12 y 17 años de edad han contraído
matrimonio o viven en concubinato, indican estadísticas elaboradas por Save the
Children a partir de censos y encuestas oficiales.
El capítulo mexicano de esa
organización internacional acompaña el caso de “Nadia” y de otros menores que
viven en uniones tempranas; un problema que afecta principalmente al género
femenino: en promedio, se casan 60 veces más mujeres menores de 15 años que
hombres.
Además, las parejas de niñas
y adolescentes, en su mayoría, son hombres hasta 30 años mayores que ellas,
advierte Ivonne Piedras, oficial de Comunicación e Incidencia de Save the
Children.
Por el contrario, explica,
solo el 14 por ciento de los niños menores de 15 años se casa con mujeres u
hombres de entre 18 y 29 años. Y en el caso de los hombres de 15 a 17 años, más
del 60 por ciento se une a personas de su mismo rango de edad.
En algunas comunidades indígenas, muchas
menores son obligadas a casarse porque a los padres se les paga una dote. Foto:
Cuartoscuro
GRAVE VIOLACIÓN A LOS DDHH
La ONU considera que el
matrimonio infantil –sea formal o informal– es una grave violación a los
derechos de la infancia; pero en México esta práctica no está penada y en
algunas entidades federativas aún es legal.
Lo más importante es inhibir
y desestimular esta nociva tradición, no solo a través de una norma más
estricta, sino también de un cambio cultural, indica Juan Martín Pérez,
director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), que junto
a Save de Children lucha contra el problema.
“Las leyes solo son marcos de
actuación, por eso es muy importante avanzar en la batalla cultural para reconocer
a las niñas como ciudadanas de pleno derecho, que pueden decidir sobre su
cuerpo y su vida. Y esto pasa por los derechos sexuales y reproductivos: no
solo es frenar las uniones tempranas, sino también reconocer que ellas deben
decidir sobre sus cuerpos”, señala.
A los 13 años de edad,
“Nadia” “eligió” casarse: “No me gustaba que en la casa de mis papás viviéramos
tantas personas; era un cuartito, y a veces tenía que cuidar a mis hermanos”.
Radicada en Villa Juárez, en el estado de Sinaloa, la niña conoció a su marido
mientras ambos trabajaban como jornaleros.
Para ampliar los horizontes
de las menores de edad, y que el matrimonio no sea su única opción o la
imposición de su entorno comunitario, es necesario que el Estado desarrolle
políticas públicas, dice Pérez. Y es que en el país, terceros –como padres,
tutores y hasta autoridades– deciden por ellas.
Muchas mujeres, incluso, son
obligadas a casarse porque a los padres se les paga una dote. Algo que se
dispensa como “tradición cultural”, sobre todo en algunos pueblos indígenas.
Para ello, la miseria es un
factor determinante. La mitad de la población de cero a 18 años vive en
situación de pobreza, lo que implica carencias en muchos de sus derechos, y en
Save the Children nos preocupa demasiado esta problemática y ese contexto en el
que se desarrollan niñas, niños y adolescentes, señala Ivonne Piedras.
DERECHOS VULNERADOS
Las uniones precoces
violentan tres derechos fundamentales –a la educación, a la salud y a una vida
libre de violencia–, sobre todo en el género femenino.
“Al casarse, muchos menores
dejan la escuela. La mayoría de hombres, para incorporarse al mercado laboral
en condiciones precarias o informales; y las niñas, para dedicarse a labores
del hogar o debido a embarazos prematuros”, indica Piedras.
Estar preñadas vulnera su
derecho a la salud, además de que, por esa situación, muchas son obligadas a
unirse o casarse. “Una niña o adolescente no se encuentra física ni mentalmente
preparada para ser madre: está en riesgo de sufrir muerte materna”.
Según la OCDE, México es el
país con más gravidez adolescente: una de cada cinco embarazadas es menor de
edad. Para Piedras, esto se debe a la falta de políticas públicas y garantías a
los derechos sexuales de la infancia.
Respecto de la tercera
vulneración, indica: las mujeres que se casaron antes de los 18 años de edad
viven 57 por ciento más violencia física, 61 por ciento más violencia sexual,
23 por ciento más violencia económica y 11% más violencia emocional en
comparación con aquellas que lo hicieron después de los 18 años.
VIOLENCIA, PRINCIPAL PREOCUPACIÓN
El matrimonio infantil es un
elemento importante pero muy pequeño en proporción a las grandes afectaciones a
la niñez, señala el director de la Redim. Para el activista, el foco mayor está
en la violencia.
“Ahora mismo, siete de cada
diez infantes no pueden salir a la calle por miedo a la inseguridad; está
normalizado que los menores sean golpeados, y que los padres decidan sobre los
cuerpos de sus hijos. Si atacamos eso, expresiones como el matrimonio infantil
van a desaparecer”, asegura Pérez.
Desde el 2014 a la fecha, 26
estados han elevado la edad mínima para casarse; seis aún siguen otorgando
dispensas o establecen una edad entre 14 y 16 años. En su momento, Save the
Children invitó a los gobiernos de Baja California, Guanajuato, Nuevo León,
Querétaro, Tabasco, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Tlaxcala, Zacatecas a
armonizar sus códigos.
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AUTORIZACIÓN EXPRESA DE RT.
(SIN
EMBARGO/ REDACCIÓN / ENERO 7, 2018, 10:30 AM)