QUIRINO ORDAZ. Un Sinaloa a la deriva.
Cien días son suficientes, por eso se han
tomado los primeros de cada administración para hacer un mini balance de sus
potencialidades, qué se hace y qué no, cuál es su rumbo, qué cosas deja atrás y
dónde hay novedades; además de recursos humanos y materiales con los que cuenta
o puede contar, estrategias, programas…
A cien días de haber iniciado
la nueva administración estatal, uno se pregunta dónde está el gobernador,
cuáles son sus propuestas. Cuando dio a conocer su plan de austeridad parecía
que, por fin, alguien gobernaría Sinaloa pensando en los ciudadanos, no en los
intereses del gobernante y de su grupo y sus cuates. Salvo porque concentra en
un cargo casi todas las decisiones administrativas —la Secretaría de
Administración—, la propuesta es aceptable. Pero después de eso, Quirino
presentó su propuesta de reducir el congreso estatal con el ánimo central,
dijo, de reducir el gasto del Gobierno. Lo que el gobernador no calculó es que
la iniciativa se habría de convertir en una especie de búmeran que le
impactaría a él mismo porque algunos partidos le cuestionaron, y no sin razón,
por qué no reducía el poder ejecutivo si tanto le preocupaba el ahorro. Por el
contrario, Quirino había decretado la creación de dos nuevas secretarías —Pesca
y Desarrollo Ambiental—, con lo cual, se supone, engordará aún más la
burocracia.
Después de estas dos
propuestas, el gobernador ha pasado literalmente inadvertido, pálido su
gabinete, sin rumbo su Gobierno, la sociedad inerme ante la violencia, contando
todos los días los ejecutados por los grupos criminales, cuyas cifras empezaron
a crecer desde que Ordaz Coppel asumió el cargo. Los militares, bien gracias.
Patrullando en unidades ajenas, prestadas, rentadas, haciendo bulto,
apantallando a quién sabe quién, pero sin cumplir con el cometido pretendido
que es reducir los índices delictivos, proteger a la sociedad y sobre todo,
contrarrestar las acciones de los grupos criminales. Ahí están decenas de
ejemplos para el que quiera ilustrarse: los policías levantados y
desaparecidos, los agentes asesinados al salir de turno, el comandante
acribillado afuera de las instalaciones de la Policía Municipal el mismo día en
que el secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos, estaba aquí con
el gobernador, analizando “estrategias” de seguridad, las incursiones armadas
en Villa Juárez, el crecimiento de la violencia en Navolato, los 12 ejecutados
del miércoles en Culiacán, el asesinato de una dama que llegaba al Hospital de
la Mujer, el poder imbatible de los narcos.
Quirino Ordaz se la ha pasado
quejando del estado en que el anterior Gobierno dejó la administración, con una
gran deuda, sin recursos, áreas en completo desorden, pero ni aquí ha tomado
decisiones que la sociedad podría agradecerle. Si realmente quisiera hacer un
Gobierno contra la corrupción como lo prometió y lo ha venido diciendo, ya
estuviera preparando acciones legales contra muchos de los que se fueron. Pero
no lo hace porque la campaña por la gubernatura le generó compromisos que ahora
no puede tirar por la borda. Desde el gobierno estatal recibió apoyos
invaluables que ahora tiene que pagar. Por eso la justa percepción de los sinaloenses
de que está protegiendo a Mario López Valdez a pesar de que tiene elementos
para mandarlo a juicio, a él y a varios de sus colaboradores, con papeles en la
mano. Y no con ánimos de venganza porque no tendría razones —por el contrario,
debe estar agradecido—, pero sí como una forma de establecer un “hasta aquí”
cuando de corrupción se habla.
De la obra pública, ni
hablar: simplemente no hay obra pública porque no hay dinero, y si no hay
dinero tampoco se puede hablar de inversión ni de incentivos para generarla. Y
entonces tampoco hay que esperar un incremento en el empleo y en el desarrollo
económico. Y si no hay más seguridad, no mejora la economía, los sectores Salud
y Educación se recibieron devastados, entonces el panorama de Sinaloa es
desolador.
BOLA Y CADENA
UNA DE LAS GRANDES PRUEBAS de
la presente administración en materia de transparencia y combate a la
corrupción será, sin duda, la asignación de los contratos de compras y obras.
Por ahí se ha fugado muy buena parte del presupuesto. Lo hicieron sobre todo
los gobiernos de Jesús Aguilar y de Juan Millán, que generaron verdaderas hornadas
de nuevos ricos. Pero lo que se hizo en la administración de Malova, el
“gobierno del cambio”, fue un abuso descomunal. Y eso no debiera quedar impune.
¿Podrán Quirino Ordaz y su gabinete sustraerse a la tentación del saqueo
ilícito de los dineros públicos? Pronto se sabrá.
SENTIDO CONTRARIO
OTRO QUE ANDA BUSCANDO DINERO
porque le dejaron las arcas vacías es Jesús Valdez, alcalde de Culiacán. No hay
recursos para obras, rubro en el que una administración municipal puede
lucirse. El problema de Jesús es que, de seguro, querrá reelegirse y no tiene
mucho tiempo para demostrar a los que votaron por él que valió la pena darle el
sufragio. Y para convencer a su partido que debe repetir. ¿Y la seguridad?
Notablemente peor.
HUMO NEGRO
SIEMPRE HE DE ARREPENTIRME
MÁS por lo que dejo de hacer que por lo ya hecho. Quería visitar a Gerardo
Urquiza en El Castillo, saber cómo estaba, qué hacía. Pero no lo hice nunca
desde aquellas visitas en la prisión de
Navolato, donde me contó los pormenores de su naufragio extravagante, cuando
estuvo a la deriva 55 días, 39 de ellos con el cuerpo de su compañero muerto y
al cual había prometido no tirar al mar si acaso moría. Gerardo fue levantado
la noche del 7 de octubre pasado cuando se encontraba en su casa y lo encontraron
muerto en un canal al día siguiente. Fui a ver a su familia y me dijeron que se
sentía orgulloso de su “libro”, de la historia. Pero la vida lo arrastró más
que aquellas corrientes y vientos en el Pacífico. Y esta vez no sobrevivió.
(RIODOCE/ COLUMNA “ALTARES Y SÓTANOS” DE
ISMAEL BOJORQUEZ/ 10 abril, 2017)
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