¿Por qué el primogénito del capo de las
drogas más famoso de la historia latina decidió buscar el perdón de las
familias que fueron víctimas de su padre? ‘¡Estamos hartos de la violencia!’,
lo dice Juan Pablo Escobar
La segunda oportunidad del hijo de Pablo
Escobar Foto: Sergio Félix
Juan Pablo Escobar Henao
decidió no vengar el asesinato de su padre Pablo Emilio Escobar Gaviria, el más
famoso narcotraficante y político colombiano.
Se negó también a dirigir el
imperio que construyó con el dinero obtenido del tráfico y la venta de drogas.
Rechazó sustituirlo como el
jefe máximo del Cártel de Medellín.
No quiso repetir la historia…
de odio y sangre.
“El documental Pecados de mi
Padre me abrió la oportunidad cultural y el espacio para pedirle perdón a las
víctimas de mi padre, a los familiares de las víctimas, y a partir de ese
momento, comencé como un camino en la búsqueda de la paz y, sobre todo, con mi
compromiso de transmitir ese mensaje, las lecciones aprendidas de estas
historias”, confiesa.
“Tuve la oportunidad de
poderle comunicar a los jóvenes todas esas experiencias para invitarlos a que
se hagan conscientes a que no repitan estas historias”.
Con el asesinato del narco
más famoso de la historia latina, Pablo Escobar, el 2 de diciembre de 1993, en
Medellín, a Juan Pablo, a su madre Victoria Henao y hermana Emanuela, los
sentenciaron a muerte.
“Después de la muerte de mi
padre una jauría de criminales exterminaron todo lo que tuviera el sello de
Pablo Escobar… Estábamos sentenciados a muerte si nos atrevíamos a guardar así
fuera una sola moneda para subsistir”, detalla en su último libro Pablo
Escobar, In Fraganti.
Luego de entregar la fortuna
familiar al líder del entonces Cártel de Cali y otros narcos más, huyó de
Colombia y, después, estableció su residencia en Buenos Aires, Argentina.
Para escapar de la guerra que
él no declaró, fue obligado abandonar el apellido Escobar y adoptó la identidad
de Juan Sebastián Marroquín Santos.
Ahora, contrario a lo que
usualmente hacen los primogénitos de los capos de las drogas, el colombiano
pide perdón a las familias de las víctimas de su padre, a quienes amenazó y
asesinó.
PIDE PERDÓN EN EL NOMBRE DE SU PADRE.
Es arquitecto y diseñador
industrial, es padre de familia, pero también es un mensajero de la
reconciliación y la paz.
Busca la verdad, dice, por
eso realizó el documental Pecados de mi Padre; y luego, publicó los libros
Pablo Escobar, Mi Padre; y Pablo Escobar, In Fraganti.
Ahora está de visita en
Culiacán, zona de guerra del Cártel de Sinaloa porque los grupos internos
disputan el liderazgo: los hijos de otro narcotraficante famoso, Joaquín “El
Chapo” Guzmán, contra el grupo de Dámaso López Núñez.
“No ha sido fácil salir de
las sombra a la que los pecados de mi padre me confinaron, pero mis ganas de
vivir siempre han superado el miedo”, confiesa, en su último libro.
‘¡ESTAMOS HARTOS DE LA VIOLENCIA!’
Juan Pablo Escobar renunció a
la fortuna que heredó de su padre: a los millones de dólares, a las fincas, a
los aviones, a la Hacienda Nápoles donde creció con un zoológico privado.
Lo hizo para no repetir la
historia sanguinaria que le enseñó su padre.
Esta tarde, el colombiano se
percibe amable, conversador y serio.
Aunque se guarda las
sonrisas, es generoso porque busca el perdón en nombre de su padre.
-¿Cómo es pedir perdón a una
sociedad que se siente dolida?, ¿cómo hacerlo?
Me he encontrado con la grata
sorpresa que aquellas personas que más han sufrido en la violencia y todo esto,
han sido las que más predispuestas están a perdonar, a dialogar y a reflexionar.
Porque creo, y ellos también así lo creen, no deseamos que otras familias
sufran la misma violencia que vivimos.
-¿Sí se puede lograr (el
perdón)?
Tengo muchísimas experiencias
del perdón y creo que este libro también Pablo Escobar, In Fraganti, refleja
muchas de esas evidencias de que es posible perdonar. Como el caso de Aaron
Seal, el hijo de Barry Seal (piloto de Escobar y después informante de la DEA);
como el caso de William Rodríguez Abadía (hijo de Miguel Rodríguez Orejuela,
uno de los principales enemigos de Escobar) o Ramón Isaza; o incluso el M19, el
grupo guerrillero. Entonces, yo creo que sí. No es una teoría, es una cosa que
es absolutamente real.
Estamos todos hartos de la
violencia que nos destruyó a todos en el pasado! Y los que quedamos con vida no
queremos perpetuar esa violencia y ese dolor.
-…¿Cree que es posible que
las personas que ya están dentro del narcotráfico puedan salir de él y hacer
una vida nueva?
Yo sí creo que tenemos la
posibilidad de elegir, reinventarnos como personas, pero también el Estado
tiene que acompañar en esos procesos.
-¿Cómo acompañar?
Tiene que haber una especie
de salida, piensa por la vía de la regularización, de la legalización, de la
negociación, pero estos casos de negociación con los narcotraficantes en
algunos países de latinoamericanos se ven como escandalosos, pero en Estados
Unidos eso es moneda corriente.
Los narcos allá entre más
dinero tienen, más rápido salen de la cárcel y salen en cinco minutos. La
cuestión no es de cuántos crimines cometieron, sino, cuánto dinero tienen para
pagar por ellos… Si los que más prohíben, son los que más negocian y los que
más rápido dejan ir a los narcos, ¿por qué nosotros los latinoamericanos vamos
a tener que seguir sufriendo semejante violencia? Si podemos encontrar
alternativas de paz para solucionar estos problemas.
El arquitecto asegura que sí
es posible vivir fuera del narcotráfico y que conoce a otros hijos de capos que
lo han logrado.
Que tampoco repitieron la
historia.
“Por lo conscientes que somos
de las consecuencias que sufrimos por esa violencia”, expresa.
¿Pablo Escobar fue un héroe?
Juan Pablo Escobar, quien
convivió con su padre en la intimidad, que jugó con él en la Hacienda Nápoles,
entre animales exóticos y vehículos de lujo, rechaza que su padre fuera el
héroe que describen en las novelas y series de televisión.
“Mi padre indiscutiblemente
fue un líder en muchas cosas, muy cuestionado por miles de sus acciones
violentas, muy poco recordado por las buenas acciones que realizó; pero esto no
nos puede confundir porque en la manera cómo se le ha retratado a él en estas
series se da esa sensación de que se trata de un héroe y, por eso, ese mensaje
termina por confundir a la juventud”, dice.
“Y en virtud de esa manera en
cómo se lo muestra, yo comienzo a recibir mensajes de ellos: ‘yo quiero ser
como Pablo Escobar’. Y yo decirles que yo sí tuve la oportunidad, pero no lo
elegí”.
-¿Cómo ves esta industria que
se ha creado del narcotráfico, estas series…?
…Es el reflejo de lo que
estamos viviendo como sociedad, si estas culturas están es por algo, y es
porque hemos hecho o no hemos hecho ningún avance en ese aspecto. Lo que sí
creo es que se pudiera utilizar esa misma cultura para educar a la juventud,
para evitar que esas historias continúen repitiéndose…
-¿Cómo describirías a tu
padre?
Como el mejor padre del siglo
pasado y el bandido más peligroso.
DECLARAR LA PAZ A LAS DROGAS
El colombiano piensa que la
paz es posible cuando se despenalice el consumo y venta de las drogas.
Pero, si la criminalización
al mercado de narcóticos que deja millonarias ganancias continúa, la guerra
derramará más sangre en las calles.
“Hay que declararle la paz a
las drogas, definitivamente, si es que queremos vivir en paz. Si queremos más
guerra, si queremos más terrorismo, más corrupción, más venta de armas, más
violencia, más muertos, el camino correcto es el de la prohibición”, advierte.
-Para usted, vería la
viabilidad de la legalización de las drogas.
Para mí, las drogas ya están
legalizadas porque si nosotros pedimos drogas aquí, en este hotel, nos las
traen. Esa cadena de la prohibición está rota, no hay una prohibición efectiva
que impida que accedamos a las drogas, con lo cual hay que regularizar esas
sustancias y es el Estado a mi juicio el que debe tener el control de esas
situaciones, como en el caso de Uruguay o de Holanda, o de Portugal, o de los
estados norteamericanos, que han legalizado la mariguana con algunos con fines
medicinales, otros recreativos, creo que el ejemplo de Colorado que tiene un
billón de dólares a disposición después de haber agregado un impuesto a la
mariguana es preferible que ese dinero esté en manos de los gobiernos que
pueden invertir eso en educación, en prevención y también en acompañar a estas
familias que han sufrido del abuso de estas sustancias para poder tener un
control más efectivo.
Pero, sobre todo, creo que es
lo principal y nos olvidamos: la paz. Lo que propone la prohibición es la
guerra, eso es clave. Y hay quienes buscan declararle la paz a las drogas… Y
los consumidores van a seguir existiendo, pero si se les trata como criminales,
los resultados están a la vista.
-¿Cree que es posible la
amnistía en México, o el camino hacia a la paz, como incluso ha buscado
Colombia?, ¿cree que existan las condiciones en México y Latinoamérica?
…Es momento de que se revisen
las políticas prohibicionistas porque los resultados son más historias como las
de mi padre.
Mi padre hace 23 años que
falleció y en el día de hoy tenemos idénticas historias de violencia del capo
del narcotráfico y demás, y eso quiere decir que no hemos logrado por la vía de
la prohibición y del ataque frontal ningún resultado.
Al contrario, las
organizaciones han estado más poderosas... Esto no es exclusiva de un país,
esto es unas políticas internacionales que terminan exportando la violencia a
diferentes sectores de la sociedad. Indistinto de las culturas en las que nos
encontremos.
¿Quién es Juan Pablo Escobar?
Ahora, Juan Sebastián Marroquín
Santos.
Nació en Medellín en 1977.
Arquitecto y diseñador
industrial.
Protagonizó el siete veces
galardonado documental Pecados de mi Padre proyectado por la ONU en la
Celebración del Día Internacional de la Paz.
Como pacifista concretó el diálogo,
la reconciliación y el perdón con hijos de las victimas de la violencia
narcoterrorista ejercida por su padre en los 80 y 90. Conferencista e hijo del
narcotraficante más conocido de la historia.
Fuente: Información obtenida del libro
Pablo Escobar, In Fraganti.
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