FOTOS: cortesía
De las 18 jóvenes llevadas para mantener
relaciones sexuales con estadounidenses en Los Cabos en marzo, una era menor de
edad. Conforme avanza el proceso penal contra los cinco detenidos poco se sabe
de los cabecillas de la red de prostitución. A cada una se le prometió cinco
mil pesos por ser damas de compañía en una fiesta; “escuché que si teníamos
relaciones con los gringos nos iban a dar más dinero”, declaró una de ellas
San José del Cabo, B.C.S.-
Para una fiesta de cumpleaños en Los Cabos, un grupo de hombres estadounidenses
hizo un pedido muy específico: 30 chicas menores de edad, en específico de 15 y
16 años de edad.
Las jóvenes serían
trasladadas hasta una casa localizada en el fraccionamiento Costa Azul de San
José del Cabo, el sábado 12 de marzo por la noche. La vivienda contaba con
varias recámaras, alberca, área de bungalós y palapas.
Sin embargo, esa noche
llegaron 18 mujeres entre 16 y 30 años de edad, quienes viajaron desde Cabo San
Lucas y La Paz. A menos de diez minutos de iniciada la fiesta, elementos de la
Policía Federal ingresaron al inmueble.
“Nos dijeron que nos
tiráramos al suelo”, explica una de las asistentes en su testimonio, dentro del
expediente FED/BCS/CSL/0000097/2016 abierto por la Procuraduría General de la
República (PGR) por el delito de trata de personas.
Se trataba de un operativo de
elementos federales, quienes sospechaban se realizaba una fiesta donde menores
de edad eran explotadas sexualmente.
Una vez que entrevistaron a
las víctimas y a una de las presuntas culpables, éstas manifestaron que habían
acudido como damas de compañía, con la opción de mantener relaciones sexuales
con la posibilidad de cobrar una cuota extra.
El expediente pasó a manos de
la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) por el delito de lenocinio,
así como por trata de personas en su modalidad de explotación sexual en contra
de Ramón Corral Vizcarra, Israel Martínez Román, Cristian Alonso Delgado
Ramírez y Regina Esmeralda Ruíz Maya.
Los cinco detenidos ese día
fueron los únicos presentados ante el Ministerio Público por el delito. Algunos
fungieron como choferes de los vehículos en donde viajaron las mujeres y otros
como contacto.
A pesar de que según
testimonios de los presentes se encontraban tres mujeres en la casa donde se
desarrollaría la fiesta, quienes tomaron sus pertenencias y un grupo de 30
extranjeros, así como enganchadores en Cabo San Lucas, la autoridad federal no
reportó más detenidos.
ESTUDIANTES Y MASAJISTAS
Con base en las declaraciones
recabadas por la PGJE de Baja California Sur, en el expediente
CSL/005/HOM/2016, a las cuales ZETA tuvo acceso, se sabe que el delito se
configuró en agravio de Jaquelin M. Gerardo, Melina D. Mendoza, Yazmín A.
López, Lizeth Cruz, Gloria M. Palma, Yanet S. Martínez, Mayra O. Covarrubias y
la menor Yamilet.
Las jóvenes declararon en el
lugar de los hechos y después ante la Procuraduría la forma en que fueron
contactadas, citadas, trasladadas y recibidas en la fiesta.
A partir de sus
testimoniales, se forma este reportaje, así como de pruebas ofrecidas por la
Procuraduría y el parte policial que informa de las detenciones.
El grupo de mujeres estaba
conformado por jóvenes universitarias de 18 años de edad, a quienes la presunta
culpable Regina Esmeralda Ruíz Maya, días antes, ofreció cinco mil pesos por
acudir a una fiesta con extranjeros.
Por otro lado, también
acudieron masajistas, bailarinas y meseras, quienes reconocieron a Ramón Corral
Vizcarra como la persona que acudió hasta sus lugares de trabajo para
ofrecerles acudir a la fiesta a cambio de 3 mil pesos.
Otras víctimas ofrecieron
otros nombres como Daniel, Samuel “El Michoacano” y Jaime, quien trabaja en el
table dance Iguanas Ranas, como quienes les ofrecieron dinero por acudir como
damas de compañía a la fiesta.
“Si nos portábamos bien, nos darían una
propina” Entre los principales testimonios está el de Yamilet, la única menor
de edad encontrada en el lugar.
La joven de 16 años de edad,
quien dijo trabajar como mesera, explicó que el sábado 12 de marzo, a las 16:30
horas, acudió a un lugar de masajes, frente al Hotel Tesoro de Cabo San Lucas,
para ver a sus amigas Lizeth y Jacqueline.
“Me comenzaron a platicar de una fiesta, ellas
ya se estaban arreglando para ir. Su patrón, de nombre Ulises, les había
comentado que había ido otro señor que dijo que le decían “Rey” (Ramón Corral
Izcarra), si iban mujeres jóvenes a una fiesta les darían cinco mil pesos, solo
por asistir, me invitaron y yo accedí”, declaró ante el ministerio público,
acompañada de su madre.
La joven explica que una vez
en la camioneta tipo van, color blanco, reconoció a varias mujeres que se
encontraban ahí porque trabajan en diferentes spas.
“Me pude percatar que el
señor Rey habló por teléfono con alguien a quien le decía que no completaba las
30 chicas que se habían pedido y nos dijo que si preguntaban dijera que
teníamos entre 15 y 16 años”, continuó su relato.
Las jóvenes coinciden en que
los vehículos en que fueron trasladadas hicieron varias paradas.
La primera en Plaza Puerto
Paraíso, donde se encontraban el grupo de estudiantes invitadas por Esmeralda
Ruíz, también el estacionamiento de un restaurante McDonald’s, después City
Club y por último el centro comercial de la tienda Mega Comercial Mexicana en
Cabo San Lucas.
Además, las seguía un
vehículo blanco tripulado por dos mujeres más, quienes también fueron invitadas
a la fiesta.
“Nos empezó a inquietar que
cada vez que Rey hablaba por teléfono, le insistían que tenían que ser 30 las
muchachas que tenían que ir a la fiesta. Unas de las muchachas se querían bajar
a fumar, pero no se los permitieron ni tampoco abrir las ventanas”.
Una vez en la tienda Mega
Comercial Mexicana, llegó un hombre identificado Víctor de la Cruz –quien se
encuentra detenido– acompañado de un grupo de aproximadamente ocho
norteamericanos, coinciden las víctimas en sus declaraciones.
“Primero nos saludaron y ya
después se acercaron para vernos más detenidamente”, detalló Yamilet.
Una vez que la camioneta
ingresó a la residencia de lujo, la cual estaba marcada con cartulinas que
anunciaban una fiesta de cumpleaños de María, a manera de engaño concluyen los
investigadores, las jóvenes fueron formadas en filas mientras un hombre, con
una lámpara, revisaba sus bolsas.
Las víctimas también
observaron a tres mujeres, mayores de 40 años de edad, una de ellas extranjera,
quienes les pidieron dejaran sus bolsas en la palapa.
“Ahí nos empezaron a separar. A las que se
miraban más grandes nos empezaron a separar y seleccionaron a mi amiga Lizeth,
las tres mujeres nos insistían que tomáramos aguas y dulces”, describió la
menor.
También dijo que al llegar a
la fiesta, “Rey nos preguntó si quién era la virgencita, refiriéndose que si
quién de las muchachas no había tenido relaciones sexuales y se acercó una de
las muchachas que son estudiantes de prepa y empezó a hablar con ella, recuerdo
que era chaparrita, morena clara, gordita, pelo lacio, largo”.
La narración de la joven
continúa, “cuando nos empezaron separar recuerdo que llegó uno de los
norteamericanos y tomó de las manos a dos de las muchachas y se las llevó para
la recámara de la casa”.
La menor también testificó
que cuando el vehículo se detuvo en City Club, todavía en Cabo San Lucas,
escuchó a Ramón Corral hablar por teléfono, “dijo que estaban más chicas a un
tal Diego desde adentro”.
Su amiga, Jaquelin M. Gerardo,
de 21 años de edad, quien dijo ser masajista, también reconoció a Ramón Corral
Vizcarra como “quien me ofreció cinco mil pesos por asistir a una fiesta por
una lapso de tres horas. Si nos portábamos bien, nos darían una propina”, quien
acudió a su lugar de trabajo en la colonia Centro.
Por su parte, Lizeth Cruz,
otra de las mujeres mencionadas en el testimonio de Yamilet, ofreció la misma
versión.
La mujer de 28 años dijo
trabajar en el spa “Lemanja” y que recibiría cinco mil pesos por tres horas, “pero
que no íbamos a tener relaciones”.
Dijo estar acompañada de su
hermana, Yesenia Cruz, quien también acudió a la fiesta.
DE UNIVERSITARIAS A DAMAS DE COMPAÑÍA
Entre el grupo de las
universitarias reclutadas por Esmeralda Ruíz, está Melina D. Mendoza, de 18
años de edad. Dijo conocer a la detenida desde que estudiaban juntas la
preparatoria.
Su amiga le ofreció también
cinco mil pesos por tres horas de asistir a una fiesta “en la cual iban a haber
gringos”. La mitad del dinero se la darían al llegar a la fiesta y el resto al
terminar.
“Esmeralda agregó mi número telefónico a un
grupo de WhatsApp…nos dio instrucciones cómo debíamos ir vestidas, pidiéndonos
que también le mandáramos una foto de nosotras. Nos dijo que trajéramos traje
de baño”, continuó su relato la joven.
“Le dije a mi mamá que iba a
ir a playa con unas amigas, pero en realidad me fui a Puerto Paraíso para irme
a la fiesta”, declaró Melina, quien viajó en una camioneta Yukon guinda
manejada por Víctor de la Cruz.
“Esmeralda me dijo que solo
si queríamos tener relaciones sexuales nos pagarían más, pero que si no
queríamos, no lo hacíamos. Yazmín dijo que Esmeralda le había dicho que ella ya
lo había hecho antes, por lo que me dio más duda y ya no comenté nada”,
continuó.
Al igual que Yamilet, Melina
declaró “nos formaron en hileras y dijeron que nos iban a escoger unos gringos,
por lo que me puse muy nerviosa cuando vi que estaban escogiéndonos unos y
otros tomaban fotos, en eso llegó la Policía Federal y nos gritó que nos
tiráramos al suelo”.
Yazmín A. López, también de
18 años, explicó que su amiga Karen le envió un mensaje de texto para invitarla
“a un barco, que me iban a pagar cinco mil pesos, que solo consistía en asistir
como dama de compañía y que solo era por tres horas”.
Al igual que Melina, fue
agregada a un grupo de WhatsApp, “donde todas se encontraban invitadas por
Esmeralda. Nos pusimos de acuerdo para vernos en la plaza Puerto Paraíso”.
Una vez en la fiesta, “nos
empezaron a escoger para ir con un americano. Yo fui la cuarta en ser escogida,
me presentaron con el gringo, me preguntó mi edad, mi nombre, me abrazó y en
eso llegó la Policía Federal”, declaró.
La joven añadió que “una de
las chicas invitadas me comentó que ella ya había trabajado algunas veces con
los muchachos con los que veníamos y que era seguro, que nunca había pasado
nada y que a ella le iban a pagar por tener relaciones sexuales”.
Una más de las
universitarias, de nombre Mayra O. Covarrubias, de 19 años de edad, declaró en
la Procuraduría que Víctor de la Cruz “iba diciendo que dijéramos que éramos
menores de edad y que estudiábamos juntas la preparatoria porque querían a
puras menores”.
Acerca de su presencia en la
fiesta, aseguró “dadas las circunstancias, yo sé que es imposible que los
gringos solo quisieran compañía por tanto dinero. A este lugar nos trajeron a
base de engaños ya que primero nos dijeron que veníamos a una fiesta a
divertirnos, sin embargo, el propósito era tener relaciones sexuales con unos
gringos”.
“UN GRINGO NOS TOMABA FOTOS DE CUERPO Y CARA”
Otra de las víctimas, Kenia
S. Martínez, de 25 años de edad, declaró trabajar como masajista en el
establecimiento “Marena”, aunque fue su amigo Daniel quien la invitó a la
fiesta a cambio de “tres mil pesos por tres horas, por ir únicamente a acompañar
a unos gringos”.
Explicó que dos semanas antes
de la fiesta, Ramón Corral llegó a su trabajo y le dio su número de teléfono
porque “había escuchado que iba a haber una fiesta así con gringos”.
Esmeralda, compañera desde la
preparatoria de victimas (izq) Coincidió con otras víctimas en que no se les
permitió bajar de los vehículos en los puntos donde se detenían.
“Nos comenzaron a regañar,
que no nos bajáramos, que estábamos haciendo mucha placa”.
Una vez en la fiesta, según
detalló, “un gringo nos tomaba fotos de cuerpo y cara diciéndonos que diéramos
una vuelta y otro tomando video…escuché que si teníamos relaciones con los
gringos nos iban a dar más dinero. Yo únicamente fui a la fiesta porque nos
iban a pagar, pero no se miraba que iba a ser una fiesta porque no se miraba ni
comida ni alcohol”.
Su amiga, Gloria M. Palma de
30 años de edad, dijo haber sido invitada por Kenia, es la única que reconoció
a Esmeralda Ruíz Maya como cuñada de Víctor Cruz.
“El chofer (Ramón Corral)
preguntó que quién era la cuñada de Víctor, por lo que una muchacha levanta la
mano y dijo que ella, así que se ponen a platicar”, es parte de su testimonio.
“ANI”, LA SUPUESTA LÍDER
De las mujeres que viajaban
en un vehículo por separado –propiedad de Anaid Venegas Hernández– una es
identificada por sus iniciales A.H.M. en las primeras declaraciones recogidas
por la PGR.
Dijo dedicarse a la venta de
productos y que su amiga Mónica la invitó a una fiesta, donde le pagarían 400
dólares por estar como dama de compañía, por lo que aceptó para obtener un
ingreso extra.
Acerca de Anaid Venegas
Hernández, a quien los cuatro hombres detenidos ese día identificaron como
cabecilla de la banda, bajo el nombre “Ani” y como quien los contrató como
chóferes, la mujer identificada como A.H.M. dijo ser amiga de ella.
“Ani, quien es la dueña del
coche que traigo ahorita, salgo de antro por lo regular una vez a la semana,
acostumbro visitar ‘El Mandala’ o algún restaurante…los fines de semana me
gusta salir con Conchita y Ani a comer o de antro”, declaró.
CABOS SUELTOS, INVOLUCRADOS SIN IDENTIFICAR
De las primeras declaraciones
levantadas por el Ministerio Público Federal a las asistentes a las fiestas, se
desprenden nombres, la mayoría sin apellidos o incluso solo apodos, de quienes
engancharon a las mujeres y les exigieron una comisión de lo que cobrarían como
escorts o por prostituirse.
Está el caso de una
masajista, identificada solo como D.S.R., quien dijo le pagarían 3 mil pesos
por acudir a la fiesta y “podía realizar el sexo servicio con un costo
adicional”, ya que les pagarían 4 mil y 5 mil pesos por tener relaciones
sexuales con norteamericanos, pero les quitarían dinero producto de una
comisión.
Mientras que otra víctima,
con las iniciales A.K.M.Z. dijo que recibiría 5 mil pesos por acompañar a los
extranjeros, “bailar con ellos y divertirse”.
Sobre Esmeralda Ruíz, aseguró
que la joven recibiría la cantidad de mil pesos por llevar a cada víctima y que
a ellas les daría 500 pesos.
Una de las víctimas que más
información proporcionó fue J.M.G., quien dijo que su jefe inmediato, en el
lugar de masajes, le dijo que de los 5 mil pesos que recibiría por acudir a la
fiesta, tendría que entregarle mil pesos.
También explicó que ya en la fiesta, a ella y
su amiga de nombre Elizabeth M., Christian Alfonso Delgado Ramírez le ofreció
200 dólares “por estar en traje de baño en una fiesta y en caso de que el
cliente quisiera tener relaciones sexuales, costaría más de lo acordado”.
Además dijo ver que en una de las mesas de la
fiesta, había billetes de 500 pesos.
“A Víctor de la Cruz Moyrón,
le entregaron dos personas extranjeros unos sobres con dinero. El sujeto que
recibió el dinero de los clientes por llevar a las mujeres a la fiesta es
Israel Martínez Román”, quien viajó como copiloto en el carro que conducía
Víctor.
Por su parte, una mujer
identificada como M.P.P.P refirió que el 11 de marzo, su cuñado de nombre
Mauricio la llevó con un hombre, de quien desconoce su nombre, “para que la
viera y a ver si las aceptaban para un trabajo, ya que estaban contratando a
jóvenes de 17 años de edad”.
Está también el caso de
V.G.V.C., quien dijo que el chófer del vehículo donde viajaba hacia la fiesta,
les dijo “que si los gringos querían que tuvieran relaciones sexuales con ellos
que lo hicieran porque les darían una paga extra y si se quedaban toda la
noche, les pagarían más”.
La joven reconoció a uno de los detenidos,
Christian Alfonso Delgado Ramírez “porque juega billar al lado de su casa, es
guardaespaldas de un abogado en materia penal”.
Por último, K.G.S. de 21 años
de edad, dijo trabajar como masajista, pero también ofrecer servicios sexuales
a clientes por 150 o 200 dólares en efectivo, de los cuales 30 dólares son
retenidos por el dueño del establecimiento.
La joven declaró que Samuel
“El Michoacano” y Jaime, quien trabaja en el Table Dance Iguanas Ranas, le
comentaron de una fiesta con extranjeros y le dijeron recibiría 200 dólares por
tres horas a cambio de “agarrar cura, es decir fiesta y estar en traje de baño
en la alberca y si el cliente quiere algo más, se pagaba extra ya dependiendo
de lo que yo quiera cobrar, él cobra 400 dólares y se queda con la mitad”.
DETENIDA DICE SER VÍCTIMA
Regina Esmeralda Ruíz Maya es
estudiante de segundo semestre de la carrera de Turismo Alternativo en la
Universidad Autónoma de Baja California (UABCS) en Cabo San Lucas. La joven de
18 años es la única detenida que declaró ante el Ministerio Público cuando fue
presentada.
Según su versión, el 10 de
marzo recibió un mensaje de WhatsApp de parte de un hombre que conoce como “Nelson”,
quien vende actividades turísticas en la Marina, a quien conoció dentro de la
empresa Ace Tours, para decirle “que iba a haber una fiesta en un barco en el
transcurso de la mañana del 12 de marzo y que ocupaban muchachas para hacer
desmadre ya que era cumpleaños de un gringo”.
Nelson le dijo que les
pagarían “cinco mil pesos si íbamos por tres horas y estar acompañando a los
que iban en el barco”, días después la hora y ubicación de la fiesta cambió.
La detenida, quien no cuenta
con antecedentes penales y presentó certificados de estudios de la UABCS para
demostrar que su ocupación es exclusivamente de estudiante, declaró “Ramón me
preguntó que si quiénes eran las que iban de parte de Nelson y me preguntó que
si yo era virgen y yo le dije que no, que a nosotros nomás nos dijeron que
íbamos ir como damas de compañía”.
La joven dijo haber observado
en la fiesta a “veinte gringos, entre ellos hombres adultos y jóvenes, y cuatro
mujeres que al parecer iban con los gringos…entonces las muchachas que ya estaban
ahí nos agarraban y ya nos llevaban con los gringos.
Saúl Sepúlveda Collins, su
abogado defensor, argumentó que su defendida “también es una víctima de un
engaño, como sus demás amigas”, quienes “voluntariamente acudieron, ya que
todas ellas son mayores de edad y aceptaron acudir sin que nadie las
presionara, ya que tuvieron la oportunidad en todo momento de no acudir, mi
defendida solo realizó una invitación a una fiesta”.
Solicitó la nulidad de
actuaciones, puesto que expuso que la detención se realizó de manera ilegal
porque la Policía Federal no contaba con una orden de cateo para ingresar al
domicilio.
Sin embargo, el Juzgado de
Primera Instancia del Ramo Penal en Cabo San Luchas, donde radica este proceso
penal, de número 46/2016 por los delitos de trata de personas, calificó de
legal la detención por considerar que se realizó en flagrancia.
LA VERSIÓN OFICIAL: CONTRADICCIONES
El operativo de la Policía
Federal fue explicado, en un primer momento, como un trabajo de inteligencia
para desmantelar una banda de trata y rescatar a víctimas.
Después, cuando la
investigación penal pasó de la PGR a la PGJE y se supo que las mujeres habían
acudido por voluntad propia como damas de compañía y no a mantener relaciones
sexuales, públicamente el caso perdió fuerza.
Sin embargo, de acuerdo con
el parte policial 0555/2016 suscrito por los agentes adscritos a la División de
Gendarmería de la Policía Federal, Luis Alberto Aburto Hernández, Víctor Ortiz
Pérez, Alejandro Buenrostro Cardeña, Dulce Azucena Hidalgo Tinajero y Marco
Antonio Rosales Esperilla, el 12 de marzo, recibieron una denuncia ciudadana
con número de folio A1812100.
La denuncia venía de una
empleada doméstica, quien contactó a la Policía Federal para “denunciar a un grupo de personas las cuales
se dedican a la explotación sexual de menores aquí en Los Cabos, lo sé porque
cada que estos sujetos van a tener una reunión o una fiesta, como ellos la
llaman, me contratan para limpiar y acomodar la casa en donde llegan personas
extranjeras o de México y después de un rato llega una camioneta negra, de la
cual bajan a jovencitas de entre 13 y 16 años”.
Según el parte entregado por
la Policía Federal, la mujer dijo que las jóvenes reciben órdenes de un hombre
llamado Víctor, de aproximadamente 28 años de edad, a quien en ocasiones le vio
un arma fajada en la cintura.
“Este sujeto siempre va
acompañado por otros dos… son las que cuidan a las chicas. En una ocasión me
dijeron que si me quería ganar una lana extra y les dije que sí, me dijeron que
tenía que servir vino, cervezas, refresco o lo que pidieran los invitados,
dándome cuenta que Víctor sacó una bolas con polvo blanco y gritó “ahora sí la
fiesta se va a poner bien buena y vi cómo obligaban a las chicas para que
también consumieran ese polvo”, es parte del parte remitido a la Procuraduría.
Según el informe policial,
elementos investigadores de la corporación federal localizaron el domicilio y
realizaron diversos recorridos en diversos horarios.
“A las 21:00 horas se
percataron que a las afueras del mismo se encontraban dos sujetos, los cuales
estaban jaloneando de los brazos a dos personas del sexo femenino, quienes
llevaban vestidos cortos, pegados y escotados, obligándolas a ingresar al
domicilio antes mencionado”, detalla el reporte.
Los agentes testificaron que
al notar su presencia, las mujeres “comenzaron a hacerles señas con sus manos,
gritando que las ayudáramos, por lo que inmediatamente ambos sujetos las
jalonearon más fuerte, introduciéndolas a la fuerza al citado domicilio, motivo
por el cual procedieron a descender de las unidades, e ingresar al domicilio,
con la única finalidad de salvaguardar a las mujeres que pidieron ayudar”.
Sin embargo, ninguna de las
declaraciones rendidas por las víctimas coincide con esta versión. De entrada
porque ingresaron en vehículo hasta el interior de la vivienda y porque ninguna
manifestó intentar huir o expresar su intención de retirarse de la fiesta.
Tampoco relataron que hayan sido tratadas con
violencia física por parte de los detenidos.
De acuerdo con el parte de la
Policía Federal, encontraron a 18 mujeres. Algunas de ellas, aseguraron los
elementos, dijeron haber sido llevadas “mediante el engaño con la finalidad de
que mantuvieran relaciones sexuales con diversas personas”.
Los agentes reportaron
“inclusive, los hoy indiciados ya habían recibido dinero en dólares y pesos
mexicanos, por haber conseguido a las víctimas”.
Además de los cuatro
vehículos decomisados, la camioneta tipo van blanca, la camioneta Yukon color
vino, el automóvil Malibu blanco y un automóvil Toyota Lancer, los agentes
reportaron el hallazgo de teléfonos celulares y dinero en efectivo en posesión
de los detenidos.
Por ejemplo, un iPhone que
tenía Víctor de la Cruz Moyron Colunga en la bolsa frontal derecha de su
pantalón y un teléfono Nokia que tenía consigo Christian Alfonso Delgado
Ramírez en la bolsa trasera derecha de su pantalón.
Así como un teléfono celular
de color azul “Nix” que Ramón Corral tenía en la mano derecha, un teléfono
celular azul que tenía Israel Martínez Román en la bolsa izquierda de su
pantalón y un teléfono rojo “Verykool” que tenía Regina Esmeralda Ruíz Maya en
sus manos.
Además de un fajo de
billetes, de mil 230 dólares, que tenía Víctor de la Cruz Moyron Colunga en la
bolsa frontal izquierda de su pantalón, así como un sobre de papel de color
blanco en con 100 billetes de 500 pesos que tenía Israel Martínez Román en la
bolsa frontal derecha de su pantalón.
Los cuatro hombres detenidos
son representados por el abogado defensor Luis Alonso Contreras Contreras y
todos se reservaron su derecho a declarar ante el Ministerio Público en un
primer momento.
Víctor de la Cruz Moyrón de
31 años de edad y Christian Alfonso Delgado Ramírez de 25 años de edad viajaban
en un mismo vehículo, donde trasladaron a las jóvenes.
Por su parte, Ramón Corral
Vizcarra, de 57 años de edad y originario de Tijuana, dijo ser promotor y
utilizar ‘cristal’, conducía otro de los vehículos. Mientras que Israel
Martínez Román, de 34 años de edad y quien dijo ser comerciante, además de
consumir cocaína, fue identificado por algunas de las víctimas como uno de los
hombres que se encontraba en la casa junto con los extranjeros.
Los cinco imputados fueron
detenidos por el delito de trata, el cual se describe en el artículo 12,
párrafo primero de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los
Delitos en Materia de Trata de Personas como “al que se beneficie de la
explotación de una o más personas a través de la prostitución o cualquier otra
actividad sexual remunerada mediante el engaño, aprovechándose de una situación
de vulnerabilidad o tratándose de personas menores de edad, no se requerirá la
comprobación de los medios a que hace referencia el presente artículo”.
(SEMANARIO ZETA/Inés García Ramos /
Martes, 12 julio, 2016 12:00 PM)