"El jefe de sicarios Felipe
Rodríguez Salgado, El Cepillo, admitió en una entrevista videograbada que
recibió en Loma del Coyote a los 43 estudiantes"
México.- El jefe de sicarios
Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo, admitió en una entrevista videograbada
que recibió en Loma del Coyote a los 43 estudiantes de la normal rural “Isidro
Burgos” y que los condujo al basurero de Cocula, sitio en el que dio la orden
de asesinarlos.
Rodríguez Salgado fue
sometido a una entrevista sicológica —poco después de su captura, en enero de
2015— por un perito en sicología enviada por el ministerio público.
—¿Acepta esta entrevista? —le
preguntó la mujer.
—Ok —respondió El Cepillo.
—¿Por qué está aceptando esta
entrevista? —inquirió la perito.
—Mmm. Para aclarar las cosas.
—Es importante que aclaremos
que esta entrevista está siendo videograbada y que usted está aceptando estas
condiciones. ¿Estamos de acuerdo?
—Ok —dijo nuevamente El
Cepillo.
El video al que tuve acceso
dura más de 50 minutos. Es la primera vez que el contenido de este documento se
da a conocer. Haré en este espacio la transcripción de los momentos más
significativos de la entrevista.
—Ese día estaba en mi casa
tomando con unos amigos, que eran Chequel, El Wereke, El Wasa y yo. Los cuatro
estábamos pisteando. Recibo una llamada y me dicen que estaban atacando Iguala,
que se estaban metiendo Los Rojos.
—¿Quién le llama?
—Un tal Fercho. Que están
atacando Iguala y que necesitaban apoyo de volada… Le pregunté: “quieren que me
vaya con armas largas o cortas”. Entonces él me dijo: “Tráete puras cortas”. Le
marco a El Pato (Jonathan Osorio Cortés, jefe de halcones de Guerreros Unidos)
y le digo: “Mira, necesito que te vayas con los otros porque está atacando la
contra, vamos a apoyar”. Entonces me hablan y me dicen que nos encontramos en
los Coyotes. Entonces llegó ahí.
—¿Cómo llega?
—Con una camioneta blanca
Nissan y una camioneta verde.
—¿Cuántos llegan de ustedes?
—Éramos como ocho. El Wereke,
El Pato, El Jona, El Wasa, El Duvalín y yo. De ahí me dicen que me vaya para
los Coyotes, que me meta y que me van a entregar tres “paquetes”.
—¿Usted sabe qué era tres
“paquetes”?
—Son tres muchachos, pues,
tres sicarios… Ya ahí me hablan y me dicen que ahí espere, que ahorita va a
llegar la camioneta de tres toneladas, que ahí nos van a dejar más chavos, más
“paquetes” de estos. Entonces yo espero, y había un chavo que le dicen
Pimientillo con otro que le dicen El Peluco. Como a los cinco minutos llegan
unas patrullas de Iguala, ahí los comienzan a bajar a los chavos y nosotros los
comenzamos a subir a la camioneta.
—¿Cuántas patrullas llegan?
—Como siete u ocho.
—¿Con quién se dirigían
ellos?
Santiago Mazari Hernández,
alias 'El Carrete'. Foto: Posta.
—Ahí en la camioneta,
conmigo.
—¿Qué le dicen?
—“Ya traemos a los contras”.
Se suben dos y comienzan a subirlos y los van acomodando así pues, como
costales. Y acomodan así a todos, más o menos calculo unos 38.
—¿Había mujeres?
—No, puro hombre… Cuando se
acaban de subir todos… ya me regreso para Cocula.
—Le hago una pregunta.
¿Cuándo están subiendo estas personas usted qué escucha de ellos, qué ve, cómo
están estas personas?
—No se quejaban nada, nomás
como si nada estos chavos. Unos iban medio golpeados, pero no decían nada,
ellos solitos se subían. Entonces en el transcurso del camino yo me subo, me
subí a la camioneta. Ya a medio camino me topo a El Pato, y le digo: “Súbete
güey, para que me ayudes a llevar a estos allá abajo”. Dice: “Ok”.
Entonces ya nos vamos, vamos
al basurero… Ya subiendo para el basurero le pego así a uno, y le digo: “A ver,
tú, cocho, quién te mandó”. Y no me dice nada. Y le digo: “Te estoy hablando,
cocho. ¿Quién te mandó?”.
Y me dice que El Carrete. “¿Y
ese de dónde es?”. “De Cuernavaca”. Y entonces le digo a uno de los chavos,
(que) llevaba un aerosol, y le digo: “A ver, pásamelo”, y que lo marco con una
equis y le digo:
“Este ahorita cuando
lleguemos me lo pones aparte para sacarle información”.
Entonces llegamos, yo me
bajé, y a ese de la equis lo jalo y le comienzo a preguntar que quién lo había
mandado, por qué, qué tenían que hacer.
Él me dijo que los había
mandado El Carrete, que les había pagado dinero, y le dije que de dónde era él,
me dijo que era de Cuernavaca, y también me dijo que El Carrete le había dado
dinero al director de los “ayotzinapos”, que él les había dado un billete…”.
Le hablé a El Pato y le dije que mataran a los
estudiantes —confiesa el jefe de sicarios Felipe Rodríguez Salgado, El Cepillo,
en un video de 50 minutos al que tuve acceso y cuyo contenido no había sido
dado a conocer.
En enero de 2015, El Cepillo
fue entrevistado por una perito en Sicología. En la entrevista, que fue
videograbada, Rodríguez Salgado reveló que había ordenado asesinar a los
estudiantes luego de que uno de ellos admitiera que los normalistas habían
llegado a Iguala por órdenes del jefe de Los Rojos, Santiago Mazari Miranda, El
Carrete.
Según Rodríguez Salgado, su
compañero El Pato le había dicho, además, “que los chavos no traían
identificación, que no llevaban nada”.
—Le pregunté que qué más les
había sacado y decía que nada, que nomás unos cuantos le decían que sí, que
eran sicarios —relató.
—¿Dijeron eso los
estudiantes? —preguntó la sicóloga.
—Sí.
—¿Eso lo oye de El Pato?
—Sí. Y también me lo dijo el
(alumno) que yo había marcado con una equis.
—A ver, vuélvame a repetir
qué le dijo el alumno.
—Yo le pregunté quién lo
había mandado, y me dijo que El Carrete.
—Y entonces qué más le dice.
—Me dice eso, que El Carrete
les dio dinero a ellos y le había dado dinero al director de los “ayotzinapos”.
—¿Para qué?
—Pues para tumbar la plaza de
Iguala. Y de ahí le pregunté: ‘¿Y tú qué?’. Y me dijo que él también era
sicario.
Rodríguez Salgado calcula
cada palabra. Se ve especialmente empeñado en ocultar la identidad de El Gil,
uno de los jefes de Guerreros Unidos, a quien dice conocer “nomás de vista” —y
que por esos días aún no era aprehendido—, y de relacionar a Los Rojos con el
caso Iguala, tal como el propio Gil había ordenado a sus subordinados en un
mensaje de texto al que me referí en esta columna el pasado 16 de noviembre.
—¿Qué otra información le da
El Pato? —interroga la sicóloga.
—Nada más eso. Porque le digo
que ellos ya llegaron asfixiados, se habían asfixiado, ya nomás eran como 15, y
a los 15 los comenzó a matar El Pato. Cuando yo me iba para Iguala (le habían
ordenado que se dirigiera a la casa de El Gil, ese que conocía “nomás de
vista”), vi que El Pato le pegó cuatro balazos a cuatro chavos, aquí en la
nuca.
—Cuando usted da la
instrucción de que maten a las personas, ¿qué les dice, cómo tenían que
matarlos?
—Pues ahora sí que, como
quien dice, El Pato era el que se encargaba de eso. Era el que se encargaba de
todo eso.
—O sea, usted daba la
indicación y él…
—Nada más le daba la
indicación, y ya él.
—¿Exactamente qué le dice a
El Pato?
—Que les diera piso, pues.
—¿Así le dijo?
—Sí, que porque eran contras,
pues.
—¿Qué más le dice? ¿Qué otras
instrucciones le da?
—Nada más. Darles piso y que
no quede nada de eso pues, que quemara los teléfonos y ya.
—¿Y entonces usted se va a la
casa de… me dijo?
—De Gil.
—¿Cómo es ese señor Gil?
—No, a él ya no lo conocí yo.
—Va a su casa y el señor Gil
no está.
—No está.
—¿Entonces quién está?
—Estaba Nava (el subdirector
de la policía de Iguala) y a lo que alcancé a ver, estaba Aceves.
—¿Quién era Aceves?
—Era su segundo.
—¿Cómo sabe usted a qué casa
tiene que llegar?
—Porque ahí… este… yo había
cuidado gallos… Ahí llegué y ya sabía más o menos el camino, pues.
—¿Quién le dice que se vaya
para allá?
—El Fercho.
—¿Qué puesto tenía él en ese
grupo?
—Pues podría decir que él
también me da órdenes a mí.
—Están esas dos personas,
Nava y Aceves. Exactamente qué le dicen.
—Yo cuando llegué vi a Nava y
le dije: “Oiga, Nava, comencé a interrogar a uno de los chavos y me dijo que lo
había mandado El Carrete, como de Cuernavaca”. Yo me volteo y escucho que Nava
le dice a Aceves: “¿Te acuerdas del enfrentamiento que tuvieron allá los de
Carrizalillo con Los Rojos, el que murió con esos chavos?”. Le dice: “Sí”. “Ah,
porque hay un chavo que viene en las Urvan con los estudiantes, ahí mismo, y es
su hermano (del que murió)”.
—¿Después de eso qué pasa?
—Me dormí, me paré y me fui a
ver a los chavos para allá…
—¿Usted sabía qué estaba
pasando ahí en el basurero?
—Sí, porque me dijeron ellos.
—¿Qué le contaron?
—Que los estaban quemando.
—¿Quién le contó?
—El Pato.
—¿Cómo hacían esto?
—No sabría decirle porque yo
nunca lo hice.
—Usted cuando llega, ¿qué ve
en el basurero?
—Ya no había nada. Ya nada
más estaba ceniza y unos cuantos (¿fuegos?) prendidos. De ahí recibo mensaje,
que juntara las cenizas.
—¿Quién lo manda?
—El Fercho. Me dice que
juntara las cenizas y las llevara a tirar…
(EL DEBATE/ REDACCION/ 30 DE NOVIEMBRE
2016)