viernes, 16 de septiembre de 2016

GRITO EN TIJUANA: DESAIRAN A SU ALCALDE


Foto:Isaí Lara

A 45 minutos de que el presidente municipal diera el “Grito de Independencia”, el lugar que se reservó para funcionarios, amigos e invitados VIP, dolía de solitario.

Sitiados por vallas de metal y un muro de policías y guardaespaldas, el alcalde Jorge Astiazarán y sus invitados cómodamente sentados en una de las esquinas de El Centro Cultural Tijuana.

Las sillas blancas vacías bien pudieron representar el blanco de una bandera mexicana.

Mientras la clase importante cenaba ensaladas y antojitos gourmet, allá, en las calles que rodearon el monumento “Las Tijeras” esperaban ansiosamente un repertorio de animadores y cantantes.

En la gala del alcalde, vino tinto en copas de cristal; afuera, cerveza caliente en vasos de plástico.

El menú para los protegidos: flautas milimétricas, pero de banquete, quesadillas apenas embarradas de queso y burritos de machaca o frijoles con queso. Para embriagarse, o bien, degustar botellas de Buchanan’s, tequila Herradura y vino bajacaliforniano.

Para el pueblo, vasitos de elote, fritangas y bebidas de todo tipo, ésas sí, pagadas por sus propios consumidores. Las familias de regidores y funcionarios, aplauden desde la distancia, las familias de la clase trabajadora un poco apretujadas de pie y a la espera de Cristian Castro.

Ya de noche, y pensando en retrospectiva, el caos generado por el tráfico y las calles cerradas por la Policía Municipal, pueden ponerse en duda si valieron la pena.

Pues la poca convocatoria no alcanzó para llenar las calles alrededor del evento. Sin dificultad, cualquiera pudiera caminar entre la gente y sus chiquillos tirándose espuma blanca, pintados con los colores de la bandera o comiendo churros azucarados.

Un tiempo de mariachi amenizó los acurrucos del primer edil y la primera dama. Que de pie y de cerca, se hablaban románticamente. Él, en traje la cubría con sus brazos, ella con vestido mexicano dulcemente reposó sus manos en el pecho del alcalde y ahí “juntitos los dos cerquita de Dios…” de todos se olvidaron.

Primero, el animador, al micrófono presumió lo que a simple vista era falso “está atiburrado” luego compartió otra percepción: “esto ya se está empezando a llenar”.

Eso fue faltando 15 minutos para que Astiazarán tomara con una mano la campana y con otra la bandera en el Grito de Independencia.

Minutos antes, el hallazgo de restos humanos de un hombre metidos en una bolsa de plástico y acompañado de un narcomensaje quitaba la tranquilidad de la Delegación Sánchez Taboada.

Entre los pocos funcionarios que se encontraron en el área reservada del evento, están los regidores Martha Rubio, José Cañada y Felipe Ledezma; la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Melba Olvera marida en un traje rosa mexicano; el secretario general de gobierno, Carlos Mejía con bebida en mano, el ex secretario de Desarrollo Económico, Xavier Peniche; el delegado del Centro, Karim Chalita y el director del SIMPATT, Rodrigo Bustamante.

En el escenario se instaló un escenario en breves minutos tipo colonial para el presidente y el ciudadano doctor Jorge Enrique Astiazarán Orcí y el general de la Segunda Zona Militar, José Ricardo Bárcena Rosiles.

El presidente municipal simulando al cura Miguel Hidalgo y leyendo un acordeón nombró algunos de los personales históricos y pidió un “viva” para Tijuana “tierra de migrantes”.

El resto ya se conoce: banda de guerra, la bandera ondeando, el viva para los héroes que “nos dieron patria”, el himno nacional y los fuegos artificiales que, tratándose de Tijuana y sus tiempos de violencia, bien pudieron confundirse con una balacera.


(SEMANARIO ZETA/ Isaí Lara Bermúdez/ Jueves, 15 septiembre, 2016 10:35 PM)

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