La comunidad de El Embarcadero está
desierta: todos huyeron tras la masacre de ocho personas cuyos cuerpos fueron
abandonados en Alto Lucero. El pueblo fue uno de los puntos en el que el convoy
de sicarios entró a saquear, plagiar y asesinar a tres de sus habitantes. Ahora
el lugar quedó al cuidado de una sola persona quien desde el anonimato relata
la muerte de Claudia Montero: “[El asesino] llevaba un marro, mi amigo, le puedo
decir que con ese mató por lo menos a dos personas, una de ellas fue la
muchacha”.
Claudia Montero Zavaleta, víctima. Foto:
BlogExpediente
Miguel Ángel León Carmona
Ciudad de México/Actopan 28
de Agosto (SinEmbargo/BlogExpediente).- La gente del municipio de Actopan,
Veracruz, recordará un pueblo llamado El Embarcadero, que alguna vez fue el
único sitio en la costa veracruzana donde los ganaderos pesaban sus animales
antes de exportarlos. Hoy la comunidad está desierta: todos huyeron
despavoridos tras la masacre de ocho personas.
Se trata de un paraje
turístico con árboles frondosos, clima tropical y un arroyo de aguas
cristalinas donde los niños solían lanzar barcos de papel y bañarse. Allí las
vacas producían la mejor leche en la región. Todo se perdió con la llegada de
presuntos sicarios y la muerte de tres personas, una de ellas, Claudia Montero
Zavaleta.
La historia de aquel viernes
lúgubre 19 de agosto es relatada por un vaquero solitario que ahora es el
encargado de cuidar las reses hasta que alguien puje por los animales en
remate.
“Los dueños de las casas
empacaron sus pertenencias, echaron candado a todo y se fueron. La verdad no
creo que regresen después de aquel desmadre”, dice.
El hombre que mira para todos
lados acepta narrar los hechos trágicos desde el anonimato. La tarde que un
artefacto provocó más temor que todo el arsenal de calibres de guerra; un marro
con mango de madera y cabeza de acero, herramienta que los verdugos de capucha
cimbraron sobre las sienes de sus víctimas.
“LE DESTROZARON EL ROSTRO”
Los sucesos se registraron a
las 16 horas, aproximadamente. El convoy de 15 vehículos se desvió de la
carretera federal Costera del Golfo, para estacionarse en el primer poblado de
la ruta adyacente, a escasos 500 metros de distancia, en El Embarcadero,
Actopan, Veracruz.
La comunidad, de no más de 25
habitantes, atestiguó la entrada de los gatilleros. Disparos al aire largaron
la calma y una voz del supuesto mando gritó el nombre de Claudia Montero
Zavaleta, anotado en una lista de futuras víctimas. Se trataba de la sobrina
del dueño de la quesería “Mis Viveros”.
El entrevistado cuenta con la
piel erizada que el más corpulento de los pistoleros descendió de una camioneta
cerrada: “Llevaba un marro, mi amigo, le puedo decir que con ese mató por lo
menos a dos personas, una de ellas fue la muchacha. A uno le daba coraje, pero
qué podía hacer. Dos queseros trataron de meterse, pero nada más les tocó una
golpiza y después se llevaron a los tres”.
Una escena que pareciera
asemejarse a la cinta de ficción Bastardos sin Gloria, de Quentin Tarantino,
donde muestran cómo soldados americanos privaban la vida a militares nazis,
hincándolos, antes de ser golpeados con un bate hasta arrebatarles la
existencia.
Versión siniestra que apoyan
los habitantes del Ojital, Alto Lucero, la segunda parada de los agresores.
“Era el más gordo de todos
esos hombres, traía un marro y lo llevaba a todos lados, decía que con eso les
iba a cargar la chingada a todos. Uno se imagina lo que puede provocar ese
garrote y lo deja sin palabras”, relata uno de ellos.
De acuerdo con el
entrevistado, el reporte de la muerte de Claudia Montero, entregado a los
familiares, fue por impactos en la nuca y en el rostro con la presunta
herramienta de acero. En las fotografías de los hechos a la hoy finada se le ve
de rodillas, con el rostro clavado a la tierra.
“Fue mejor que las
fotografías no enseñaron a la muchacha, la verdad todos decimos que fue la que
más sufrió de los ocho difuntos”, opina el entrevistado, quien tras 20 minutos
de plática se dispensa y se retira a terminar lo más pronto con sus labores,
pues asegura, “es mejor guardarse tempranito, esa gente anda suelta y uno ya ni
sabe”.
El Embarcadero, pueblo baleado: Foto:
BlogExpediente.
“EL EMBARCADERO, PUEBLO MALDITO”
La gente de los alrededores
asegura que por la ubicación de El Embarcadero, la lista de víctimas con
nombres todavía pendientes y una veintena de gatilleros prófugos vuelven al
sitio un pueblo maldito. “En cualquier momento la desgracia puede repetirse.
Entendemos a la gente que prefirió escapar”.
Un silencio fúnebre que
desencanta al pequeño paraíso no mayor a los 500 metros de extensión. Con
terrenos fértiles par sembradíos de jitomate y donde, además, la ganadería
resultaba redituable.
La comunidad está compuesta
de cinco viviendas, con techos de lámina y muros sólidos, terrenos rodeados por
cerros de follajes verdes; con el monte por el frente y la costa a las
espaldas. Allí la pesca y el turismo también solía generar ingresos por temporadas.
Sin embargo, la gente ha decidido marcharse y probar suerte desde cero en
sitios menos peligrosos.
De acuerdo con los catálogos
municipales de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), el grado de
marginación era bajo, ubicado en mejor situación económica que la media del
municipio de Actopan; allí ninguna persona era analfabeta, ni mucho menos
estaba desempleada. Con todo lo mencionado la decisión fue unánime: huir.
Si bien no se trata de un
fenómeno extraordinario en el gobierno de Javier Duarte, al ser Veracruz, de
los estados con mayores índices de migración a nivel nacional, según cifras del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hoy quedará en el
sexenio del priista la historia de El Embarcadero, un pueblo prodigioso que se
volvió maldito; donde la inseguridad corrió a todos sus habitantes.
(SINEMBARGO.MX/ REDACCIÓN / AGOSTO 28,
2016 - 9:58 AM)
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