Aseguran que en el mundo del
narcotráfico no es bien vista la actitud que tienen estos
"narcojuniors" al presumir sus lujos
Jorge Fernández Menéndez
México.- El secuestro en
Vallarta de Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, los dos hijos del
Chapo Guzmán, no puede desligarse de lo sucedido el 11 de junio pasado en el
poblado La Tuna, en Badiraguato, Sinaloa, la tierra natal del Chapo, donde
residen su madre y parte de su familia.
Ese sábado 11 de junio, un
comando de 150 hombres, encapuchados, uniformados y fuertemente armados, ocupó
La Tuna, luego de un recorrido que burló, algo inédito, los controles de
seguridad del propio cártel de Sinaloa en torno a esa comunidad, en busca del
hermano mayor del Chapo Guzmán: Aureliano Guzmán Loera, El Guano.
La casa de la madre de El Chapo. Foto:
El Universal
Se aseguró que fue una
expedición enviada por los Beltrán Leyva para vengar la muerte de un medio
hermano del Chapo, Ernesto Guzmán Hidalgo, ordenada por El Guano. Aureliano no
estaba ese día en el pueblo pero sí varios de sus principales operadores, que
fueron ejecutados. La casa de la madre de Guzmán Loera, Consuelo, también fue
tomada, y los sicarios se llevaron cuatrimotos, enseres y objetos de valor,
pero ella no fue agredida.
Como respuesta, los Guzmán
enviaron 200 hombres, traídos de distintas partes del país, para que
enfrentaran a los invasores y recuperaran La Tuna. Pero los invasores se
retiraron antes, rumbo a Culiacán. Las fuerzas de seguridad llegaron casi una
semana después cuando se enteraron de lo sucedido por los desplazados de las
comunidades de Arroyo Seco, La Palma y La Tuna, quienes huyeron de sus hogares.
Lo sucedido en La Tuna era,
para los parámetros del mundo del narcotráfico, inconcebible. Se dijo que había
sido una incursión de los Beltrán Leyva porque así se presentaron los sicarios,
e incluso que éstos se habían reagrupado en torno a Rafael Caro Quintero, para
disputarle el control a Guzmán Loera.
El propio Caro Quintero, en
una entrevista que no fue tal, sólo el envío de un mensaje para los propios
cárteles, dijo que él no tenía nada que ver y que era amigo tanto de Chapo como
del Mayo Zambada. No sé si son amigos, pero fue lo único aparentemente
convincente que dijo Caro Quintero en aquella publicación.
Luego vino el secuestro de
los hijos del Chapo, en una operación demasiado limpia. Hay datos que hacen a
ese hecho, como al ataque a La Tuna, inconcebible: ¿es verdad que los dos hijos
del Chapo, que son jefes de parte del cártel de Sinaloa, estaban cenando sin
ningún operativo de seguridad cercano y perimetral que los protegiera? ¿Que
pudieron ser secuestrados sin violencia, sin que nadie los defendiera, sin que
aparecieran fuerzas de seguridad en un lugar tan público?
No suena lógico: lo
presumible es que haya existido, como debe haber ocurrido en La Tuna, una
traición interna, alguien ordenó desprotegerlos, los entregaron, como alguien
había desprotegido y entregado el poblado donde viven la madre y el hermano
mayor del Chapo.
Caro Quintero: Foto: Proceso
Los Chapitos han sido
liberados luego de una negociación con su padre y sus operadores cercanos. La
filtración de las imágenes y videos del secuestro muy probablemente tuvo como
razón de ser demostrar que se los llevaban sin violencia extrema, que no buscaban
matarlos (podrían haberlo hecho sin problema) pero también mostrar lo
desprotegidos que estaban. Se divulgaron porque fue un instrumento de
negociación.
Es probable que los
secuestradores hayan sido, como se dijo, del cártel Jalisco Nueva Generación, pero
lo importante es el mensaje que se enviaba. Se asegura que el negociador para
la liberación de los jóvenes fue el Mayo Zambada: es lógico, es quien ha
manejado el cártel durante los años en que el Chapo estuvo prófugo y más aún
desde que fue detenido.
Ataque a los hijos de El Chapo. Foto: El
Universal
A El Mayo, dicen fuentes de inteligencia, no le gustó cómo actuó el Chapo y su afán de protagonismo luego de la fuga, incluyendo todo el tema de Kate del Castillo, Sean Penn, la película, la entrevista. Iván y Alfredo tienen cuentas en redes sociales donde exhiben carros, mujeres, armas, amenazan, son públicos. No es casual que del celular de Alfredo sólo se haya divulgado su foto con Kate.
Nunca el exhibicionismo fue
redituable en el mundo del narcotráfico. Amado Carrillo fue asesinado por su
propio cártel cuando comenzó a salir en medios, a darse a conocer en La Habana
y Buenos Aires, cuando dejó de ser útil.
Me temo que algo similar está
sucediendo con el Chapo, quizás con la diferencia de que el Mayo y otros mandos
del cártel no quieren terminar de romper con él, pero tampoco aceptan que
intente seguir mandando desde la cárcel y mucho menos que sus hijos, unos
recién llegados desde la óptica de los viejos jefes, quieran presentarse como
sus sucesores.
Uno de los más importantes
hombres de la inteligencia mexicana me decía hace años que no era verdad que no
se dialogaba con los cárteles o que éstos no lo hacían entre ellos. Lo que
sucede, explicaba, es que ese diálogo se realiza por medio de acciones, gestos,
decisiones, públicas o privadas, todo tiene una lectura y todo es un mensaje.
La Tuna y el secuestro de los Chapitos, son, en ese sentido, mensajes claros y
contundentes.
Los excesos de los
"narojuniors". Foto: Excélsior
EL DEBATE/ REDACCION/ 23/08/2016 - 07:00
HS)
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