FOTO: RASHIDE FRIAS / CUARTOSCURO.COM
BADIRAGUATO, SINALOA.- Elementos de la
Marina Armada de México, así como, agentes de diferentes corporaciones
policiacas, implementaron un operativo en los poblados de la Tuna, San José y
La Palma pertenecientes al municipio de Badiraguato, ya que en días pasados se
suscitaron un enfrentamiento entre grupos armados de diferentes carteles
rivales con saldo de dos personas asesinadas, durante el recorrido se
observaron automóviles dañados por arma de fuego, una casa incendiada. Se
mencionaba de manera extraoficial que la casa de Consuelo Loera, mamá del
narcotraficante Joaquin ¨El chapo¨ Guzmán, había sido saqueada sin embargo, no
se presentan daños en dicho inmueble. Los poblados antes mencionados se
encuentran deshabitados, las personas se desplazaron a la cabecera municipal
por seguridad.
Una de las expresiones
sorprendentes que escuchamos en medio de la actual escalada de violencia fue la
del Gobernador, cuando salió a informar que debido a las movilizaciones
magisteriales que están ocurriendo en Oaxaca y Chiapas, una parte de las
fuerzas federales que habían venido a combatir la violencia del narco, habían
abandonado el estado para dirigirse a disolver los bloqueos de las carreteras y
casetas de cobro oaxaqueñas y chiapanecas.
Y es que basta tener un poco
de sentido común para entender que las movilizaciones de la CNTE reclaman,
antes que más fuerzas de seguridad pública, un acercamiento para una
negociación política en materia educativa. Los voceros de la CNTE lo han dicho
contundentemente: estamos abiertos a la negociación “para evitar un baño de
sangre en todo el país”. Y la violencia criminal a pesar de su don de la
ubicuidad y el alto costo económico y social, no puede ni debe reducirse en
aras de la amenaza destemplada que lanzó Osorio Chong el fin de semana pasado y
que sin duda mina sus posibilidades de mantenerse como presidenciable.
Pero ante la evidencia que
trasciende lentamente, lo que los sinaloenses vemos es que ante el
enfrentamiento entre miembros de “dos familias de narcotráfico”, las fuerzas de
seguridad han pecado de ausencia. La violencia se ve en un municipio y también
en otro. En más de medio estado. Y la presencia de las fuerzas estatales y
federales no ha significado mayor eficacia, pues siguen rodando cabezas y la
información oficial es escasa de lo que está ocurriendo en la Sierra Madre
Occidental.
En ese tejido intrincado de
cientos de pueblos y caseríos, cuántas, pregunto, han sido las bajas de uno y
otro grupo. Cuál el tamaño de los llamados daños colaterales. Qué ánimo se
percibe entre los que no abandonaron sus viviendas y bienes para poner a buen
resguardo sus familias. Vamos ¿han sido identificadas algunas de las camionetas
que trasladaban a los aproximadamente 150 sujetos armados hacia los pueblos
badiraguatenses de La Tuna, San José del Barranco y Arroyo Seco?
No hay nada. Es un pleito
entre familias y en esos enfrentamientos, la experiencia recomienda no meterse,
para no salir golpeado. Es la clave de la presencia-ausencia de las fuerzas de
seguridad. Una regla no escrita que recomienda la prudencia y la lejanía de las
áreas de choque. Donde se oyen las ráfagas de las metralletas. Pero no vale
para la autoridad que debe actuar, para la institución que detenta la llamada
violencia legítima.
Más aun cuando el problema de
la violencia ya bajó a los centros urbanos con su estela de muertes. Las
muertes que en los últimos días en Mazatlán tienen el sello de que se está
desmontando una red para montar una nueva y de otro dueño. O sea, no es una
simple desavenencia familiar, el pago de un agravio o una deuda de honor. Es
algo más pernicioso que se produce a golpe de la metralla.
Por los indicios, todo indica
que está en juego el negocio menudo de las drogas y no se quiere competencia. Y
hay resistencia en ese cambio de agente de distribución. Así como en política
no hay vacíos, tampoco en este tipo de negocios. La detención del Chapo Guzmán
no sólo mostró el final de un personaje legendario, sino es muy probable una
estructura de negocios de drogas. Al parecer el relevo generacional no es tan
eficaz para sostener en su lugar las piezas. Hay quien se quiere aprovechar de
ello y es por eso que van con todo. No los detiene el coto de La Tuna y tampoco
la madre religiosa del Chapo Guzmán
Y en ese sentido, la
declaración del gobernador López Valdez tiene, además de interpretaciones, un
efecto directo sobre la lucha contra las drogas y es el que estamos viendo en
la serie de crímenes en los grandes centros de distribución de drogas en el
estado. Es el reconocimiento de que existe y seguirá existiendo como actividad
pública. Con los llamados arreglos que permiten aceitar una maquinaria
subterránea nociva para la salud pública. Que opera las 24 horas del día y
genera mucho dinero. Con absoluta impunidad. Es una pieza del balance de este
sexenio que inició como esperanza y terminará dejando un gran malestar social.
En fin, como muchas cosas, todo es negocio.
(RIODOCE/ ERNESTO HERNÁNDEZ NORZAGARAY/
10 JULIO, 2016)
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