martes, 12 de julio de 2016

CUATRO EMPLEADOS DE BANCO AZTECA, ACUSADOS DE ROBO, ENFRENTAN LA MAQUINARIA DE SALINAS PLIEGO Y LE GANAN


Cuatro empleados de Banco Azteca de San Francisco del Rincón y León, fueron obligados a viajar a la Ciudad de México supuestamente para tomar unos cursos. Al llegar a la capital, personal de la empresa los despojó de sus dispositivos móviles para después entregarlos a policías acusándolos de un fraude de 4 millones de pesos. En un lapso de 11 horas, los cuatro fueron recluidos por “robo calificado en pandilla”, las víctimas ni siquiera se conocían. A los familiares no les fue notificado el arresto, por lo que comenzaron a buscar a sus hijos. Las autoridades de Guanajuato, tanto la Procuraduría como la Comisión de Derechos Humanos, se negaron a atraer el caso a pesar de que el supuesto fraude se cometió en ese estado. De acuerdo con los afectados, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tiene conocimiento de casos similares en los que la empresa de Ricardo Salinas Pliego involucra a sus empleados para cobrar un seguro por robo.



La empresa de Ricardo Salinas Pliego involucra a sus empleados para cobrar un seguro por robo. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 12 de julio (SinEmbargo/Zona Franca).- Tras pasar por un calvario de año y medio en prisión, parte de la cual transcurrió en la Ciudad de México, cuatro jóvenes empleados bancarios de Guanajuato acusados falsamente de un desfalco de 4 millones de pesos, lograron derrotar a una maquinaria legal y empresarial encabezada por los abogados del Grupo Salinas y de la que formaron parte las procuradurías capitalina y de Guanajuato, así como el Poder Judicial de la Ciudad de México.

Hoy, tras haber logrado ganar su caso en todas las instancias legales y con la certeza de que han limpiado su nombre, estas víctimas de las deficiencias que persisten en nuestro sistema de justicia y del influyentismo de los poderes fácticos, se deciden a hacer pública su historia.

En una entrevista de una hora que se transmitirá a partir de hoy en el noticiero Revista de la Una de Zona Franca, se dan a conocer los entretelones de una historia que llegó a un final distinto del que se preveía, gracias a una muestra de imparcialidad por parte del Poder Judicial de Guanajuato.

LA MAQUINACIÓN

Cuatro empleados guanajuatenses del Banco Azteca fueron retenidos y detenidos en la Ciudad de México de manera ilegal tras una supuesta capacitación que terminó en una acusación por el delito de “robo calificado en pandilla” en julio de 2013. Los hechos derivaron en un viacrucis para detenidos y familiares de un año y medio en prisión, de los cuales fueron tres meses en la capital del país y 15 meses en Guanajuato.

De la detención, sus familias ni siquiera fueron informadas, al no permitirle a los detenidos hacer llamadas telefónicas. Tras denunciar su desaparición y luego de una búsqueda intensa, la madre de uno de los jóvenes, María del Refugio Alamilla, logró encontrar información de que su hijo estaba detenido, de forma casual en una bitácora del Ministerio Público de Coyoacán.


La madre de uno de los afectados, María del Refugio Alamilla. Foto: Zona Franca.

Lo que a la postre se evidenció como una maniobra legal de la empresa propiedad de Ricardo Salinas Pliego, uno de los empresarios más poderosos de México, y un abuso de poder de las autoridades ministeriales y judiciales de la Ciudad de México, así como de la Procuraduría de Guanajuato, fue derrotado por la tenacidad de las víctimas, sus familias y el asesor legal que los acompañó a lo largo del proceso. Hoy han sido exonerados por el Poder Judicial de la entidad.

La arbitrariedad y las vicisitudes que pasaron en un principio por la acusación de un delito que nunca cometieron, fue frenada en forma parcial por la intervención de la Comisión de los Derechos Humanos capitalina (CDHDF). Sin embargo, la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guanajuato nunca accedió a intervenir.

Los hechos por los que fueron culpados ocurrieron el 20 de junio de 2013 en la sucursal San Francisco del Rincón de Banco Azteca. La detención fue el 3 de julio del mismo año en la Ciudad de México y afectó a dos empleados de la oficina donde ocurrió el presunto desfalco de 4 millones de pesos y dos más de la sucursal en León, que ni siquiera conocían a sus colegas del Rincón.

El caso de estas cuatro personas no es el único en el que Banco Azteca ha involucrado a sus trabajadores, pues también hay casos similares en otros estados del país, según cuentan los afectados, quienes tuvieron acceso a estas investigaciones mientras estuvieron detenidos en la Ciudad de México. De acuerdo con el abogado que los asesoró, las acusaciones se producen con la finalidad de que la institución financiera cobre el seguro por robo, sin importar involucrar a posibles inocentes.

Los implicados en el caso señalan particularmente la saña del apoderado legal de Banco Azteca, Oscar Gustavo Pérez Villegas, quien fue el artífice de la detención en la Ciudad de México, mientras acudían a un curso de capacitación. Tampoco olvidan al Juez Trigésimo Segundo Penal del Tribunal Superior de Justicia de la capital, Jesús Ubando López, quien dictó la formal prisión para luego declararse incompetente por haber ocurrido el delito fuera de su jurisdicción. Los policías Erick Geovanni Rodríguez Huerta, Mario Galicia Galán, Antelmo Guillén Amescua y Jessica Rodríguez Juárez fueron quienes se prestaron a simular una detención como si hubiese sido in fragantti.

“La intención de Banco Azteca era agravar lo más que se pudiera, no iban por la figura del fraude y en el momento que consignan fue tan exprés que cometieron exceso de irregularidades que era para que el juez que conoció de la causa de inmediato los hubiera liberado”, aseveró el abogado del caso,  José Asunción Granados.

“SI NO VAS DATE POR DESPEDIDO”

Los nombres de los testigos se utilizarán de la siguiente manera: Brenda “N” víctima; la señora María Refugio Alamilla, madre de Jesús , uno de los afectados; Carla Coronel, víctima de la sucursal de León, y el abogado José Asunción Granados.


Carla Coronel, ex empleada de Banco Azteca acusada de fraude. Foto: Zona Franca.

Carla:

Desde el 2 de julio de 2013, el gerente Daniel –también involucrado–se acercó a ella y le dijo que tenía que ir a una convocatoria de México para una capacitación con la finalidad de conocer la nueva forma de pago. Aunque ella argumentó que ya sabía esto, le enseñó un correo en el que decía que tenían que viajar el día 3 de julio para el 4 recibir la capacitación.

Únicamente le mencionó que irían otras 11 personas.

Brenda:

De igual manera, le mandaron a hablar el día 2 de julio. “[El] gerente me llamó por teléfono y me dijo que había un correo y que tenía que asistir a una capacitación que supuestamente era para gerentes y para los de préstamos”. Ella era subgerente.

“Si no vas te corren, tienes que ir”, le aseguraron.

Jesús:

Le dijeron que si no iba lo podrían a correr. Él tenía que cubrir un evento el día de su descanso por el cual no quería asistir a la capacitación e incluso, momentos antes irse, él estaba renuente, pero le dijeron: “Si no vas, date por despedido”.

Carla:

El 4 de julio pasaron por ellos en dos camionetas particulares para llevarlos a Elektra Luna–empresa de Grupo Salinas–sin saber qué destino les depararía.

“Llega un joven, nunca se identificó, delgado, cabello chino, y dijo ‘chicos, ¿ustedes son los que vienen a la capacitación? Pásense de este lado’. Nos hace que salgamos por una puerta lateral de Elektra Luna, cruzamos un estacionamiento y está el edificio del Grupo Salinas. Nos piden identificación, toman foto y nos toman nuestras huellas, nos hacen pasar por un detector de metal…las maletas las hace pasar el guardia por un lado, nos llevan por las oficinas, nos instalan…”

Ese joven, junto con otro, dijo que serían ellos quienes darían la capacitación, pero al momento en que ella estaba escribiendo en su tableta uno de ellos le dice que si podía guardar su aparato. En ese momento les pidió los celulares y les dijo que los guardaran todos en una caja.

Posteriormente los llevó a su hora para comer. Hasta ahí todo habían sido temas de capacitación, pero no les entregaban los celulares.

“Nos pasan nuevamente al área de capacitación y llegan unas 10 personas de traje y nos empiezan a amenazar, llega una que se dice pasar por el apoderado legal nos avienta una libreta, nos nombra a nosotros cuatro (dos hombres y dos mujeres) y les dijo a los demás que ya se podían retirar, porque la capacitación ya había dado por terminada”.

Después de eso, cuestionó a un hombre y les dijo a los cuatro: “Ustedes se quedan porque están implicados en un fraude” y los amedrentaron.

“Mi shock fue temblar. Brenda se puso muy alterada lloraba y decía que ella tenía un hijo chiquito que no entendía qué estaba pasando”.

Brenda:

“Yo vivía de mi trabajo, yo sacaba adelante a mi hijo de mi trabajo, entonces yo cuidaba mi trabajo…cuando ellos nos hacen esto yo rogaba y suplicaba que por favor no me hicieran esto que yo juraba por mi hijo [que] jamás había hecho eso… ellos más nos gritaban y amedrentaban, nos tenían documentos y a mí me detenían la mano para firmar documentos [la renuncia] pero con la presión nosotros jamás supimos qué firmamos, yo realmente no hice la firma por la presión”.

Refirió que a uno de los hombres lo forzaban con su familia, que si no se declaraba culpable del fraude se irían contra su familia porque sabían dónde vivían. Le dijeron dónde estaban ubicados en ese momento.

Cuando los hicieron firmar la renuncia forzadamente llegó una oficial y esposó a las mujeres y las subió a una patrulla

“Desde ahí dónde están nuestros derechos, porque nunca había una orden de aprehensión”, reiteró Brenda.

Ninguno tuvo un abogado ni particular ni de oficio, les pusieron a una persona de confianza de Banco Azteca.

EL PROCESO

El 5 de julio, la mamá Julio “N” salió a México para buscar a su hijo porque estaba desaparecido. En Banco Azteca no le daban informes, entonces le dijo a la persona que le contestó el teléfono: “Yo ya voy para la Ciudad de México, si usted no me dice dónde está mi hijo, yo voy a meter una denuncia por secuestro y voy a acusar a la empresa por secuestro”.

En el Ministerio Público le dijeron que ahí no estaban, pero de pronto en una pantalla salieron los nombres de los muchachos, pero le señalaron que ya estaban en el reclusorio.



El abogado de las víctimas, José Granados. Foto: Zona Franca.

El abogado refirió que son 48 horas lo que dura la averiguación, sin embargo, ellos entraron a las 19:00 horas al Ministerio y de pronto las mujeres ya estaban a las 5:00 de la mañana en Santa Martha Acatitla.

Una vez que la señora María Refugio fue a la la Suprema Corte de Justicia, quien la atendió fue la persona que le dio el valor para levantar las denuncias porque cuando mencionó la empresa Banco Azteca, le dijo: “Salinas Pliego otra vez”, dándole a entender que ya sabía de más casos similares a los de su hijo.

Pese a que el expediente fue enviado a Guanajuato, ellos seguían detenidos en la Ciudad de México. El supuesto delito se cometió en esa entidad.

El abogado señaló que en la Procuraduría del estado insistieron en la acusación a tal grado que se fueron hasta la apelación.

Los que nunca se presentaron ante Derechos Humanos y al juzgado fueron los policías capitalinos.

De la CDHDF los mandaron a la Procuraduría de Derechos Humanos en Guanajuato, donde no les dieron seguimiento al caso.

Actualmente el caso ya está resuelto con libertad absolutoria.

DAÑOS COLATERALES

Las afectaciones para los cuatro ex empleados de Banco Azteca fueron tanto económicos como psicológicos y emocionales

“Tú como persona sabes que eres inocente, pero hay personas muy crueles que suelen dañarte no a ti directamente pero sí a tus hijos” expresó Brenda, quien aseguró que después de casi dos años su hijo todavía no lo ha podido superar pese a estar en terapia. Dijo que su hijo recibió burlas y maltratos de sus compañeros, por lo que tuvo que cambiarlo a otra escuela porque era “mucho el sufrimiento”.

Por su parte, Carla actualmente tiene un trabajo, pero no es el sueldo que ella estaba acostumbrada a ganar, sus hijas de estar en escuelas particulares ahora están en escuelas públicas y aseveró que no le alcanza para sus gastos.

“Rehacer lo que dejamos atrás, pero al 100 por ciento no se puede, un daño colateral que no sólo te daña a ti, sino a quienes te rodean”, reiteró Carla.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE Zona Franca.


(SIN EMBARGO.MX/ REDACCIÓN / JULIO 12, 2016 - 8:39 AM)

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